Rodrigo, el hetero

Entro con paso firme en aquel antro, sabia que los 180 centímetros de estatura de su musculoso cuerpo de 25 años atraerían las miradas.

CAPITULO I

Rodrigo entro con paso firme en aquel antro, sabia que los 180 centímetros de estatura de su musculoso cuerpo de 25 años atraerían las miradas. Siempre era así, en la calle, en el centro comercial, el gym, en la oficina, ya estaba acostumbrado, lo esperaba y también lo deseaba.

No había estado antes en ese lugar, pero escucho hablar del mismo a unos compas en una platica intrascendente. Rodrigo tenia novia, nunca siquiera se había cuestionado sobre su heterosexualidad, aunque hacia mucho tiempo que dirigía miradas furtivas a ciertos hombres y cuando estos le devolvían la mirada, sentía que su corazón se aceleraba, pero inmediatamente se reponía y apartaba la mirada.

Se dirigió a la barra y pidió una cerveza, mientras de reojo evaluaba aquellos que lo miraban. Unos muy femeninos, unos demasiado arreglados para su gusto, uno que otro musculoso con camiseta sin mangas lo miraba receloso, sabiendo que Rodrigo era mucha competencia.

Dando la espalda a la barra se recargo con la cerveza en la mano, con aire suficiente y arrogante. Paseo la mirada por aquel lugar hasta que se encontró con unos ojos que le miraban indiferente. -¿Qué se habrá creído el guey ese? –Pensó-, -estas asqueroso, te haría bien bajar la panza-, -dijo para sus adentros, mientras desviaba la mirada. -¿Pero porque me mira así?-, - y sin poder evitarlo volvió a verle a sus ojos, solo para encontrarse aquella mirada fría, quizás hasta podría decirse que lo miraba con desprecio.

Trato de pensar en ese hombre y empezó a coquetear con varios a la vez, le mandaron una, dos, hasta tres cerveza, pero no acepto ninguna. Le encantaba estar ahí, ser el centro de atención, pero, -ese cabrón que se trae? -, volvía a pensar, mientras despistadoramente le miraba de nuevo-.

Se propuso seducirlo, solo como un juego, claro, el no era gay como esta bola de putos que lo rodeaba. –Solo para ver que cara pone-, se dijo.

Así empezó a dedicarle sonrisas, pero cada vez, aquel tipo lo ignoraba, incluso paso casi junto a el, camino del baño, y hasta involuntariamente movió mas sus carnosas nalgas, aunque cuando se dio cuenta, apenado empezó a caminar muy erguido. Pero aquel hombre ni lo siguió al baño, ni le dedico una sola sonrisa, es mas, ni siquiera correspondió a un brindis que le hizo con la cerveza.

Rodrigo mientras mas pasaba el tiempo estaba cada vez más desconcertado, cuando de repente el hombre se levanto y al pasar cerca de el simplemente murmuro, -sígueme-. Volteando para todos lados, Rodrigo lentamente puso la cerveza sobre la barra y camino detrás de el, hacia la salida.

CAPITULO II

El tipo camino sin esperar a Rodrigo y este nervioso titubeo antes de decidirse a seguirle. Camino hasta un estacionamiento y abordo un auto nuevo, y sin más abrió la puerta y con un gesto le indico a Rodrigo que subiera.

Arranco el auto y al salir del estacionamiento, sin voltear a verle simplemente dijo, -¿tienes mucho buscando macho?-, Rodrigo, paso saliva, antes de contestar, no sabia que decir, -no, no-, solo murmuro. Pero, ¿como explicar que estaba en ese antro y que se había subido a un auto con un desconocido?, Rodrigo le miro el hombre tenia unos 40 años, vestía sencillo, aunque la ropa se veía cara, tenia barriga, y pelo entrecano, rostro serio, manos grandes y dedos velludos. Cuando se dio cuenta Rodrigo, el auto se había detenido para entrar a una cochera de una casa en un buen barrio de la ciudad.

-Bájate putito-, le dijo el hombre, -yo no soy puto, soy hombre, y – sus pensamientos fueron cortados por el hombre que volvió a decir, esta vez con tono más fuerte –que te bajes, putito-. Rodrigo se bajo y lo siguió adentro de la casa. Una vez adentro el hombre lo condujo hasta la sala y ahí le dijo –desnúdate, quiero verte-, ¿Por qué lo hizo?, Rodrigo nunca lo sabría explicar, simplemente le obedeció, y al quitarse la playera, sintió una mezcla de orgullo por mostrar su cuerpo y de pudor de estar desnudándose frente a este hombre. El hombre camino hasta el, y extendiendo sus dos manos l tomo las tetillas y las apretó fuertemente, -ayyyy- Gimió Rodrigo, mientas una sensación le recorría todo el cuerpo hasta la punta de los pies. –ah, te gusta no?- le dijo el hombre y volvió a apretar. – Contesta cuando te hablo putito-, le dijo mientras le daba una cachetada, Rodrigo aun sentía el ardor en la cara y en las tetillas cuando dijo –si señor-. - Quítate toda la ropa, - le dijo- y lentamente se fue despojando de su ropa, primero los zapatos, después los calcetines, sintió la agradable superficie de la alfombra bajo sus plantas antes de quitarse el pantalón y quedarse en calzones, con un gesto, le indico el hombre que también se los quitara, los bajo, y con un pie los hizo a un lado, irguiéndose ante aquel hombre que estaba más bajo que el.

El hombre lo volteo, y le dijo ponte en cuatro sobre el sofá, quiero ver ese culito, apenas estaba subiendo las piernas al sofá cuando sintió la primer nalgada, lo tomo desprevenido y un lamento salio del fondo de su alma, pero al momento sintió como su verga se endurecía. Después de varias nalgadas el hombre le dijo, ábrete las nalgas. Rodrigo dirigió sus manos a sus nalgas y tirando de estas le mostró el ojo de su culo. Sintió un dedo hurgando, presionando su esfínter, le dolió, pero temía quejarse y recibir otras nalgadas. El hombre llevo su mano hasta la boca de Rodrigo y le a la boca el dedo que acaba de empujar en su culo. Sin pensarlo empezó a chuparlo con ansia y de repente se lo saco de la boca y sintió que algo le faltaba ya. Volvió a empujar el dedo en su culo, y poco a poco fue aflojando su esfínter, luego metió otro y luego metió ojo, Rodrigo ya jadeaba sin control, de repente los saco con brusquedad y por primera vez Rodrigo como su culo se abría para alojar el miembro de un hombre. Simplemente cerró los ojos y fue suyo.

Continuara….. vsiempre@yahoo.com