Rocío y Don Carlos, parte 6 aclaraciones.
El viejo verde.
Un saludo para todos.
Quería agradecer la gran acogida que ha tenido la saga de Rocío y Don Carlos, a los lectores que habéis perdido vuestro precioso tiempo, a los que os habéis tomado la molestia de valorar y hacer comentarios, y a los que habéis contactado conmigo por correo electrónico.
Estoy abrumado por la cantidad de correos recibidos haciéndome todo tipo de sugerencias sobre la saga, siento no poder contestaros de forma individual, por eso, con esta sexta parte quiero aclarar muchas de las preguntas planteadas, y sobre todo que hay de verdad en esta saga.
Os advierto mis queridos lectores que esta última entrega no contiene escenas de sexo.
Lo primero comentar que todos y cada uno de los capítulos, antes de ser publicados, fueron remitidos a Rocío, la cual, me hizo apreciaciones muy valiosas.
PRIMERO: Rocío existe, es cierto que una lectora que dice llamarse Rocío contactó conmigo, no se si este es su verdadero nombre o no, tampoco me importa.
Su descripción física es la que aparece en el capítulo primero, aunque se me olvidó mencionar que es rubia y larga melena.
Es titulada universitaria, pero no licenciada en farmacia, el ser farmacéutica es una licencia que me tomé ya que me daba la excusa perfecta para que la protagonista fuese a casa de Don Carlos con cierta asiduidad.
Existe su novio, Rocío me insistió reiteradamente que utilizase la expresión "mi chico", su chico, actualmente su marido, también posee un título universitario. Rocío nunca me facilitó un nombre, es el amor de su vida, están casados y tienen dos hijos, aunque ninguno se llama Carlos.
SEGUNDO: Una de las cuestiones sobre la que más me habéis preguntado es la de si los hechos narrados en los cinco capítulos son ciertos.
Antes de contestar debo decir que Rocío llamó mi atención desde el primer correo que me remitió, en él aparte de describirse físicamente, me expuso los hechos que narro en el primer capítulo, es decir, es cierto que Rocío, por motivos que desconozco estuvo una vez en casa de un octogenario y que a cambio de dinero (desconozco la cantidad), se quito el jersey dejándose puesto el sujetador y se subió la falda mostrando y exhibiendo sus piernas, muslos y su ropa íntima, su tanguita.
Es más, en su correo también me contaba Rocío que a instancias del octogenario se giró para que el viejo verde (como siempre lo ha calificado) le viese las nalgas.
Igualmente, el anciano se masturbó hasta correrse delante Rocío mirando su cuerpo.
Rocío me comentó que cuando ocurrieron los hechos todavía no salía con su chico, y que para ella no fue una experiencia agradable, pero en ningún caso fue algo traumático. Con el paso del tiempo le provoca morbo pensar en ello,en ningún caso fue obligada mediante la fuerza por el viejo a exhibirse.
Desde que la protagonista me contó esta experiencia me percaté que había material para hacer una saga entre una joven y un viejo verde, de hecho, en el primer capítulo Rocío no muestra sus nalgas - aunque en la realidad sí lo hizo- porque ya tenía su permiso para redactar más capítulos,se las muestra en el segundo.
Hay otras escenas que también son ciertas:
-En el capítulo segundo, Rocío está en un bar muy nerviosa tomando café mientras decide si llama a Don Carlos para subir a su casa, en otra mesa hay dos adolescentes tomando unos refrescos, Rocío tiene las piernas cruzadas y los chavales intentan ver más de la cuenta.
Según me comentó la protagonista, un día tomando café con otras madres del colegio se dió cuenta que unos jóvenes intentaban verle la braguita.
-En el capítulo cinco, Rocío va sentada en el autobús mirando por el cristal, lleva un vestido corto y al cruzar las piernas mostró sin darse cuenta más de lo debido, a través del reflejo del cristal se dio cuenta que dos trabajadores de una obra se daban un festín.
Rocío me contó que se avergonzó muchísimo y al percatarse adoptó una postura más decorosa descruzando las piernas.
-En el capítulo tercero, Rocío come en casa del viejo verde, al abrir la nevera y agacharse a coger el postre se le escurre el pantalón mostrando al pervertido sus nalgas y el tanga de color lila (no recuerdo exactamente ahora el color), según Rocío está escena le ha pasado alguna vez en casa y su chico, su marido, siempre le dice en tono gracioso: Que se te ve el culete.
TERCERO: Don Carlos, me ha sorprendido que muchos, pero que muchos de los correos recibidos, se interesan más por el viejo verde que por la protagonista.
Según Rocío, Don Carlos existió y hablo en pasado porque según Rocío por su edad probablemente haya fallecido.
Nunca me facilitó su verdadero nombre, sugerí Don Carlos como pudiera haber sugerido cualquier otro nombre y Rocío no puso ningún impedimento.
De Don Carlos escasa información me dió la protagonista, más o menos octogenario, adinerado, bastante gordo y es cierto que tenía problemas de movilidad.
Sentado en su sofá con el batín anudado, amante de las obras de arte, los buenos puros y licores, de las mujeres guapas y de la cocina y no por ese orden precisamente es una licencia que me tomo.
Rocío no ha sido su heredera en el caso que efectivamente haya muerto.
De todas formas, desde el inicio de la saga sabía que Don Carlos fallecería, por eso, siempre intenté presentarlo como un auténtico cabrón, como un vividor, como un viejo verde pervertido que se aprovecha de las penurias de Rocío para satisfacer su morbo y deseo (espero haberlo conseguido).
Pero bajo esa apariencia de mala persona, también intento que el personaje tenga un punto de humanidad, cuando no hay sexo por medio trata a Rocío con dulzura, la dice mi chiquilla, querida Rocío, mi niña..., (para mí ha sido lo más difícil de la saga).
En el último capítulo ante el estado de Rocío se preocupa por élla, la abraza mientras llora desesperada para consolarla, como un abuelo abraza a su querida nieta, y conmovido ofrece al chico de Rocío la posibilidad de encontrar un buen trabajo aunque ello conlleve que el anciano renuncie a Rocío, nunca más podrá deleitarse con élla
Por eso, Don Carlos se despide diciendo que es tarde, tiene que hacer unas llamadas (a su único amigo para que dé trabajo al chico de Rocío) y acudir a una cita (al notario para hacer testamento).
No quiero parecer vanidoso, de la saga lo que redacté con más cariño es cuando el anciano le dice a Rocío: si tu chico vale la décima parte de lo que vales tú mañana estará trabajando.
CUARTO : Personajes secundarios.
-Guillermo, según Rocío tuvo un compañero de trabajo con ese nombre, que debía ser muy simpático.
-El jefe, la protagonista en su primer trabajo en prácticas tuvo un jefe que era "algo cariñoso", algunos roces casuales. La escena del capítulo quinto cuando Rocío tiene noticia de la muerte la noche anterior de Don Carlos y su jefe la abraza "para consolarla" haciendo sentir la verga en el vientre de la protagonista mientras su mano se desliza peligrosamente por su espalda, es de mi total invención.
-La vieja cotilla, Rocío la mencionó de forma anecdótica cuando ya se había publicado creo que la tercera parte, ahora no lo recuerdo, al parecer cuando los padres de la protagonista no estaban por lo que fuese en casa iba con su novio a acostarse (todos lo hemos hecho), según me confesó Rocío es muy gritona en la cama (supongo que con los niños ahora lo será menos) y algunas veces al irse los dos de casa se encontraban con esta señora que les miraba con gesto, y son palabras de Rocío, de complicidad. Era una vecina de las de toda la vida, de las que ha visto a los niños del edificio crecer, muy buena persona, por desgracia ya fallecida.
QUINTO: Muchos lectores me sugirieron posibilidades para que la saga continuase, una escena lésbica con una puta contratada por Don Carlos para su deleite.
También un trío con el vejete pervertido y su amigo el jefe, que su chico viese como el degenerado se follaba a su novia, una escena con sexo anal donde Don Carlos desvirgaba a Rocío, y la más sugerida y demandada por los lectores: Don Carlos embaraza a Rocío.
Este abanico de posibilidades se las trasladé a nuestra protagonista, rechazándolas argumentando que en la saga los personajes principales debían ser ellos dos, el sexo anal le horroriza y lo del embarazo su respuesta fue un rotundo NO.
Reconozco que si hubiese habido una escena de sexo anal hubiese dedicado un único capítulo a ello, siendo entonces el último episodio la escena con penetración vaginal.
Y en este momento me asaltó el gran dilema, tenía muy claro que en el último capítulo, fuese el número de entrega que fuese, Don Carlos debía poseer y hacer suya a Rocío, es decir, vulgarmente tenía que penetrarla.
Mi duda surgió redactando la escena, ¿consuma Don Carlos la penetración?, o por el contrario, ¿el grado de excitación del viejo es tal que se corre al rozar su glande los labios vaginales de Rocío?, de tal forma que entrecomillas Rocío no traiciona del todo a su chico.
Lo comenté con nuestra protagonista y ya sabéis cual fue su decisión.
SEXTO: EPÍLOGO FINAL DEL ÚLTIMO CAPÍTULO.
Sabiendo que Rocío nunca quedaría embarazada de Don Carlos, tenía el epílogo facilón, el que aparece en la última entrega, fueron felices y comieron perdices.
Tenía otro epílogo redactado pero a Rocío no le gustó, era el siguiente.
El dinero no trae la felicidad. Las cosas no iban bien entre nosotros, mi chico estaba muy raro, a todas horas insistía preguntándome porque Don Carlos me había nombrado su heredera.
Me atosigó tanto que una noche exploté, se lo conté todo. A medida que hablaba su rostro palidecía, al acabar me insultó llamándome puta y zorra. Ni siquiera intenté justificarme, le crucé la cara con dos tortazos.
Metí mis cosas en dos maletas y me fui de casa a un hotel. Pedí los dos días de fiesta que me quedaban en la farmacia y llamé muchísimas veces a mi chico pero no me cogió, le puse muchos mensajes que nunca contestó.
El tercer día, sorprendenteme me levanté descansada y lúcida, desayuné como una reina, liquidé la cuenta del hotel y dos horas tarde llegué a la farmacia. De forma altiva y soberbia, ante la sorpresa de mis compañeros, crucé el pasillo entrando en el despacho del jefe. Le dije cuatro verdades y ahí lo dejé.
Acudí al colegio de farmacéuticos donde me facilitaron un listado de todas las farmacias a la venta, una me gustó en especial en una pequeña capital de provincia, concerté una cita al día siguiente.
Acabé comprándola, bastante cara ni negocié el precio, por dinero iba a ser.
Estos hechos ocurrieron hace mucho tiempo, en la actualidad estoy casada con un hombre fantástico y tengo dos maravillosos hijos, uno de ellos llamado Carlos.
FINAL
Reitero mis agradecimientos a los lectores, y en especial a Rocío, gracias por la confianza depositada.