Rocio, mi casera
Hasta donde puede llegar un el juego entre la casera y el inquilino?
Hace unos meses me tuve que trasladar a Madrid por motivos de trabajo, como todo fue tan repentino, y mi estancia no se iba a prolongar mucho en el tiempo, la propia empresa me busco un piso. La dueña del piso era Roció, era conocida de uno de mis jefes y de vez en cuando alquilaba una habitación, cuando se lo pedían
Soy ivan, tengo 30 años, soy alto, rubio y ojos azules. Me gusta practicar deporte, pero no tengo un cuerpo escultural, ya para los treinta años que tengo, me sale un poco de tripa, pero me conservo bien. Al ser alto y ancho de espaldas se disimula bien. No soy una persona guapa, pero si puedo llegar a ser atractivo.
Me acompaño a casa de Roció mi responsable de departamento, y allí estaba ella, nos abrió la puerta una señora pasados los cincuenta años. Después de los correspondientes besos y saludos, mi jefa marcho y allí nos quedamos solos ella y yo. Yo estaba un poco nervioso y un poco apurado, no dejaba de estar en una casa ajena, pero ella acostumbrada a tener inquilinos, hizo que me sintiera a gusto en el piso. Era una persona afable y muy cercana. Me enseño el piso, y me llevo a mi habitación donde deje mis maletas y el portátil, no llevaba mucho mas de equipaje. A la hora de cenar estuvimos charlando un poco de todo, de ella , sobre mi, y las normas de la convivencia.
Habían pasado un par de semanas, y había conseguido una buena relación con ella, yo no le daba mucho trabajo ni problemas, y le ayudaba en lo que podía Ella me hacia la cena todas las noches, aunque no estaba dentro de su obligación, y para corresponderla le solía hacer las compras de la casa, y compartíamos gastos de alimentación. Era muy atenta y casi me trataba como a un familiar.
Roció era una mujer muy exuberante, tenia el cuerpo redondito, proporcionado, con unos pechos que aunque no fuesen muy grandes si se hacían notar por algún kilito de mas que tenia. De cadera ancha y un culo respingon que lo hacia mas atractivo llevando unas bragas para mantenerlo firme, pero lo que mas me llamo la atención fue su tripita que con la edad que tenia no era exageradamente grande, pero si firme, nada caída Pelo liso y moreno con media melena y una tez morena y no muy alta. Estaba divorciada desde que su hija tenia 9 años, de un californiano que volvió a su país Su hija llevaba un par de años estudiando allí y volvía a casa en época estival. Era una mujer atractiva, que con el paso del tiempo fue sintiéndose mas cómoda con mi presencia en el piso, y eso se notaba a la hora de vestirse al estar por casa. Ya no ocultaba tanto su cuerpo con la ropa, ella se sentía cómoda con mi presencia en la casa, a veces me trataba como a un sobrino, por no decir como a un hijo.
Lo que mas me gustaba era su compañía en casa, coincidir con ella, observarla en su que hacer diario en la casa y la ropa que vestía Cuando se despertaba a las mañanas, se solía poner una bata de tela que insinuaba muy bien su figura, no era pegada ni le marcaba, pero si hacia volar la imaginación de como seria ese cuerpo, no era muy larga no llegaba ni a las rodillas, entonces quedaba suelta a los vaivenes de su cadera. Cuando alzaba el brazo para abrir un armario alto, la tela se le adhería al pecho, dandole forma a esa zona del cuerpo. Recién despertada no solía llevar sujetador, solo unas bragas, que solían ser blancas o negras, por lo que se intuía por la tela de la bata. Cuando se agachaba a recoger algo, me gustaba mirar como se le abría la zona del cierre y le quedaban colgando esos dos tetitas. En alguna ocasión tuve ganas de estirar mi mano para tocar una de ellas. Alguna vez llegue a verla con una camiseta y en braguitas saliendo de darse una ducha, eran vistas furtivas, pero que yo las retenía y las metía en mis fantasías De vez en cuando surgía algún roce, sobre todo en la cocina, que no era muy amplia y para movernos y no darnos un choque nos apoyábamos o nos agarrábamos con la mano en el cuerpo del otro para pasar. Lo que me gustaba era cuando subíamos juntos en el ascensor y coincidíamos con mas vecinos que nos apretábamos y siempre solía tenerla cerca mio.
Creo que entre nosotros surgió un juego, todo esto no lo hablábamos pero había complicidad, cuando yo me despertaba solía ir con un pantalón de pijama y una camiseta. Me despertaba casi todos los días con la clásica media erección matutina, la cual no intentaba disimularla, de la ducha solía salir solo con la toalla a la cintura y sin secarme mucho, que el agua todavía estuviese por mi cuerpo. Intentaba ir lomas ligero de ropa posible, pero que no hubiese ninguna situación violenta. Me gustaba ir descalzo, si no llevaba el pantalón de pijama utilizaba uno corto y a veces fui con unos calzoncillos de pata, no muy pegados, y se que también me observaba.
Una tarde fui a entrar al váter, salí de mi habitación y pensando que ella estaba en la sala abrí la puerta para ir a mear. Allí me la encuentro sentada en la taza con la bata entre abierta y subida hasta la cintura, mostrando me las piernas y con las braguitas por el tobillo, tuve una de las imágenes mas eróticas ante mi. Me asuste y avergonzado, solo pude decir "perdón" entre dientes, ella con una sonrisa y quitandole hierro al asunto dijo "ocupado", a lo cual seguidamente cerré la puerta y nervioso me fui a la cocina, no se a que. Justo en ese momento llamaron al teléfono preguntando por Roció, antes que pudiese decir nada ella salia del váter atándose la bata, ya que estaba esperando la llamada. Empezó hablar con una antigua amistad y viendo que estaba entre risas por el teléfono fui al váter, ya que parecía que iba para largo la conversación Al entrar lo primero que vi fueron sus braguitas, cerré la puerta y coji ese trozo de tela, con una mano en cada extremo las abrí para admirarlas, las palpe con la yema de los dedos, quería saber como eran al tacto. Las di la vuelta y busque la doble tela donde se acomoda el sexo, su sexo, el sexo de Roció Yo ya estaba excitado con una erección que iba a mas, estaba apoyado contra el lavamanos lo que hacia contacto con mi pene, el cual iba creciendo, estaba nervioso y excitado. La braga aun siendo negra, podía ver algún bello púbico suelto y estaba mojada unas manchitas blanquecinas, casi ocres. Las toque con la yema de los dedos, todavía estaban húmedas y viscosas!!!, no me resistí a la tentación de olerlas, la primera vez fue embriagador me desato un deseo irrefrenable de sexo desatado. Estaba oliendo sus fluidos, su sexo era delicioso y guarro, lo que me ponía mas. Con una mano me acariciaba el pene y con la otra respiraba de esos jugos, hasta que oí como la conversación telefónica de Roció iba llegando a su fin, deje las braguitas donde las había encontrado, y salí del váter con mi erección intentando disimularla, pero ella estaba por el pasillo dirección al váter No es que saliese corriendo ni deprisa, pero no fue muy natural, y al cruzarnos la mirada, solo se me ocurrió decirle "ya termine" en referencia que estaba el váter libre. Yo fui directo a mi habitación y ella entro al váter a recuperar su prenda intima, desde mi habitación pude oír como tiraba de la cadena, "mierda" pensé, ella había salido deprisa sin dar a la bomba, con el tiempo justo de limpiarse y dejar el característico trozo de papel higiénico doblado de una mujer. Se habrá dado cuenta? Una persona que entra al váter y no a a meado y esta un buen rato puede resultar sospechoso. Ahí quedo, no le di mas vueltas, pero en mi cabeza estaba esa mujer, mas que nunca, para mi era inalcanzable, yo no seria capaz de intentar nada con ella así por las buenas. Si fuese una desconocida en una discoteca o en un bar no me importaba, pero viviendo juntos bajo el mismo techo...ufff....podía ser muy dura la situación Y ella, yo creo que si le apetecía pensaría lo mismo.
A partir de ese día, solía mirar en el cesto de la ropa sucia, y no siempre encontraba sus braguitas. Pero las veces que las veía, estaban encima de toda la ropa y siempre estaban húmedas o con un fuerte olor, como si las hubiese mojado para mi. He de decir que hasta la fecha nunca las dejaba a la vista, y yo lo vi como una invitación A lo cual yo me masturbaba con ellas, intentando no mancharlas. Las olía y las restregaba sobre mi pene disfrutando al maximo y fantaseando como seria comerme ese sexo, una de las veces, Roció recién duchada me dejo las braguitas a la vista, eran blancas y todavía estaban húmedas y caliente, fue lo máximo Tuve una eyaculacion tremenda e incontrolable, manche parte del lavamanos, de mis calzoncillos y de sus braguitas, intente limpiar todo y derrepente se me ocurrió dejarle yo otro "regalito", le deje mi bóxer totalmente manchado allí, en el cesto de la ropa sucia junto con sus braguitas. Roció al rato entro al váter, para terminar de arreglarse. Pasados unos minutos me acerque al puerta y sigilosamente intentaba oír lo que pasaba dentro. Mi imaginación volaba y fantaseaba con lo que estaba haciendo, en una de estas me pareció oír una respiración entrecortada y un gemido, me empece a excitar y a tocarme. Con solo pensar que estaba oliendo mi semen y disfrutando de el, me volvía loco, tuve que volver a la habitación para terminar de masturbarme. Asi era nuestro juego, no íbamos mas allá, estábamos ha echos consumados, no lo hablábamos y llego a resultar algo habitual.
Roció llevaba unos días quejándose que le dolían los hombros, que los tenia cargados. Una noche viendo la tele, los dos sentados en el sofá, se lamentaba que a esas horas cuando se relajaba era cuando mas le dolía, que iba a ir a un masajista. Yo le pregunte si tanto le dolía ¿como iba a trabajar? Ella respondió que a la noche era cuando mas le molestaba y que los tenia muy cargados. "Mira toca" y con las dos manos bajo un poco la bata, dejando sus hombros al descubierto, yo dude pero con la cabeza girada y sonriendo me dijo "no seas tonto", a lo cual yo extendí el brazo y con unos dedos toque esa piel, me gusto ese contacto con su piel desnuda, "si es verdad, yo creo que se te han formado unos nudos", y con las dos manos empece a explorar por esos hombros. Pasamos así un minuto y ella me dijo "¿por que no me das un masajito, a ver si se me calma?", yo accedí gustosamente. Me acomode en el sofá y abrí mis piernas para que ella se sentara enfrente de mi dándome la espalda, justo en el borde. Se levanto y puso su culo respingon enfrente de mi paquete lo suficiente para que hubiese un leve roce. Puso la espalda recta y bajo su bata hasta media espalda, no llevaba sujetador, yo actué con diligencia y empece a masajearla por los hombros y con la yema de los dedos bajaba por su espalda, a ella le gustaba decía que tenia unas manos fabulosas. En una de estas acerque mi nariz a su cuello con intención de impregnarme de su olor corporal ella no puso objeción y se dejaba. Tenia ganas de bajar mis manos y abrazar esas tetas que vagamente podía ver, pero no me atrevía, viendo que le gustaba el contacto de mi respiración con su piel le bese los hombros a lo que ella respondía con unos leves movimientos de cabeza y dejándome hacer. "Ya estoy algo mejor, gracias", se termino, se subió la bata a los hombros se dio media vuelta y con una caricia en mi mejilla me dijo "mañana compro una crema para dar masajes y me das otro, ¿vale?", yo asentí con una sonrisa.
Pase el día con la imagen de la noche anterior, en el trabajo no me concentraba y los pensamientos me turbaban, las horas se me hacían larguísimas y no llegaba la hora de ir a casa. ¡¡Por fin!!, se acabo el trabajo, nervioso me diriji a casa, no sabia lo que me esperaba, le había dado muchas vueltas a la cabeza. Entre en casa y dije un "hola", "¿Roció?", oí abrirse la puerta del váter "hola Ivan, acabo de ducharme, y he comprado la crema, ahora voy a la salita, ponte cómodo", esto era una invitación, fui a mi cuarto y me puse un pantalón de pijama muy fino, lo suficiente para que pudiera sentir mi pene. No me había dado cuenta pero en la sala hacia calor, justo entro ella por la puerta con su bata negra muy ligera, la veía mas sensual que nunca, en las manos venia con un bote de aceite corporal, "he puesto la calefacción un poco alta, es para no enfriarnos, ¿me das un masaje como el de ayer?", "si, claro" espete. Roció lo tenia todo preparado, eso me tranquilizo, parece que había cogido ella la iniciativa. Tiro un edredón en mitad de la salita y se acerco un cojín, "si, tienes calor puedes quitarte la camiseta" yo que estaba de rodillas frente a ella que estaba de pies, accedí sin decir nada. Mi mirada estaba centrada en su cintura, ella me observaba. La tenia a menos de un metro, se desabrocho el lazo de la bata y con un gesto sutil y sensual la dejo caer.
Ante mi estaba ese cuerpo maduro, con unas braguitas negras, su redondita tripa y unos pechitos que colgaban, unos pezones no muy grandes pero con unas aureolas hermosas. Extendío su mano y me acaricio el pelo, dubitativo toque sus muslos y los empece acariciar, subí mis manos y recorría su abdomen, ella seguí de pies y yo de rodillas. Mi manos bajaron a la tela que cubría su entre pierna, ella con las dos manos me acariciaba la cabeza e hizo un leve movimiento de fuerza hacia ella, me estaba guiando. Acerque mi cabeza a su sexo oculto, ella separo un poco las piernas, era una invitación mas, besaba su vulva escondida e intentaba oler aquello. Con mis dedos jugaba con la goma de las bragas, bajándolas poco a poco, viendo como asomaban esos pelitos. Baje lo justo para poder ver todo su sexo con el bello bien recortado, retire mi cabeza y puse una de sus manos en su propio coño y le invite a tocarse. Se toco suavemente, se metía un dedo y luego se acariciaba por fuera, con un leve movimiento de caderas. Le baje las bragas completamente y con un leve gesto le di la vuelta, poniendo su culo frente a mi, empece a manosearlo, acariciarlo a besarlo. Ella seguía con las piernas separas, yo con mis dedos buscaba su ano, ella de pies ponía el culo en pompa y yo de rodillas ante ese exuberante culo, le acariciaba el ano, jugaba con mis dedos y lo besaba y le pasaba mi lengua, mientras con la palma de mi mano la posaba en su sexo, estaba caliente y muy mojado. Esos jugos vaginales los pasaba con la yema de los dedos a su culo y los chupaba, ella con una respiración entrecortada y con movimientos de cadera se dejaba llevar, tenia yo el control.
Así estuvimos un rato, yo me levante me desprendí de mi pantalón de pijama y desnudo por detrás empece a besarla en el cuello mientras le sobaba las tetas por detrás, mientras había acomodado mi pija en su coño, estaba caliente y húmedo Le sobaba por todas partes, mientras una de mis manos le acariciaba su sexo la otra le sobaba las tetas y le chupaba el cuello. Le metí un dedo y lo saque, mientras no dejaba de sobarla me lo metí a la boca para saborearlo, mmm que rico, ella gemía, le metí otro dedo y sacando algo de sus jugos se lo ofrecí en la boca. Roció estaba ya muy excitada, se metió mi dedo el dedo en la boca y jugaba con su lengua.
Hizo un gesto de parar, yo la solté se dio media vuelta y me beso, un beso apasionado , de sexo. Se separo de mi, se tumbo en el suelo y se abrió de piernas enseñándome todo su sexo, yo admiraba aquella imagen, se abría los labios se tocaba, levantaba las piernas y juntaba los pies enseñándomelo todo. Me agache y lo primero que hice fue olerle y pasar la lengua para probar esos jugos, estaban riquísimos, y con un deseo irrefrenable le comí ese coño que tanto había deseado. Mientras le chupaba con mis manos le apretaba las tetas, ella se movía y jadeaba, me agarraba de la cabeza y la aplastaba en su sexo. Entre mi saliba y su lubricación la boca se me llenaba de líquidos viscosos, me incorporaba y la besaba le metía la lengua para que los probase. La situación era incontrolable Rocío cada vez gemía mas y eso me ponía mas loco, todo acabo con un orgasmo de mi casera, que no paraba de decir mi nombre, tuvo unos temblores y chillaba, yo no paraba... Cuando termino estaba con la cara roja había un olor a sexo impregnado en toda la salita, me beso y me susurro al oído "vamos a mi cama, que te quiero comer esa polla y que me folles a cuatro patas", me cojio de la mano y me llevo hacia su cuarto. No pude aguantar mi deseo irrefrenable, "te voy a follar aquí mismo" la agarre del pelo y la puse a cuatro patas en mitad del pasillo... a partir de ahí fue una tarde de sexo desenfrenada, con Rocío descubrí el verdadero sexo y la lujuria...
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