Rocío, la madre de mi amigo.
Siempre me había gustado la madre de mi amigo, y ahora la he empezado a conocer
Hola buenas, me llamo Roberto, soy de Madrid y tengo 22 años. Este año no tenía ningún plan para irme de vacaciones con mi pandilla y me temía que me iba a pasar todo el verano en casa sin salir. Entonces, mi mejor amigo, se iba al pueblo a finales de junio y me invito a que fuese con él, así que acepte sin pensármelo un segundo.
Nos íbamos a ir su madre, que se llama Rocío y nosotros dos solos, ya que el padre no tenía vacaciones hasta agosto y no iría hasta esa fecha.
Rocío, tiene 45 años, y aunque no es ninguna belleza, es guapa, pero lo que más destaca de ella son sus enormes pechos, que son enormes y muy bien puestos para el cuerpo que tiene, que esta rellenita, pero para nada gorda.
Cuando llego el día, cargamos las maletas en el coche y nos fuimos los tres para su pueblo. No estaba muy lejos y en menos de dos horas ya estábamos instalados en la casa, que era la típica casa de pueblo con dos plantas y jardín en la parte trasera. Mi colega y yo compartíamos habitación y su madre se instaló en la otra.
La rutina que hacíamos los primeros días era irnos mi colega y yo a pasar las mañanas en el monte para hacer rutas y ver cuevas de la zona, después pegarnos una siesta de más de dos horas mientras su madre veía los programas de cotilleo y ya por la noche, salir por los bares del pueblo hasta las tantas. Con su madre casi ni coincidíamos, quitando la hora de comer y un café que se tomaba por la noche con nosotros en el primer bar que parábamos.
Pero un día, a principios de este mes de Julio, después de darnos una paliza andando durante toda la mañana, después de comer era incapaz de dormirme la siesta. Daba vueltas de un lado a otro intentando coger un trozo de cama más fresca, ya que el calor era insoportable. Mi colega estaba como un tronco, así que le deje dormir y baje a la nevera a beber algo fresco. Me extraño ver la televisión apagada y no ver a Rocío en el salón, así que después de echar un montón de hielos en el refresco, salí al jardín buscando un poco de aire.
Al abrir la puerta, me quede pasmado al ver a Rocío en una tumbona, en tetas, tomando el sol. Estaba aparentemente dormida y no se dio cuenta de mi presencia, con lo que pude observar sus tremendos pechos a escasos dos metros de distancia. A los pocos segundos, con los ojos cerrados todavía, Rocío levanto la mano para coger algo de la mesa. Entonces, me moví como si estuviese entrando en ese momento y no parecer un pasmarote salido. Al notar mi presencia, abrió los ojos y soltó un leve grito, tapándose inmediatamente las tetas con los brazos a la vez que se sentaba de un respingo.
- Perdona Rocío, no sabía que estabas aquí – me intente disculpar bastante cortado.
- No tranquilo, perdona tu por el grito, estaba en mi mundo jajaja
Enseguida se relajó y dándome la espalda, se puso la parte de arriba del bikini y se volvió a tumbar como si no hubiese pasado nada.
- ¿No puedes dormir con este calor no? – me dijo con una sonrisa.
- Que va, es imposible, y eso que tengo un sueño que no veas
- Ya, es que vinisteis muy tarde ayer. Pues imagínate el calor que tiene que estar haciendo en Madrid.
- Ya jajaja
Estuvimos hablando un rato de cosas banales de que, si me gustaba el pueblo y cosas asi, hasta que después de un rato, se cogió la toalla y se fue al salón.
Desde ese momento, no paraba de pensar en las tetas de Rocío y si se había dado cuenta de que las había visto. Estuve así un par de días, pensando continuamente en masturbarme tranquilamente con aquella visión, hasta que llego el viernes. salimos los tres al bar que siempre íbamos primero mi colega y yo para empezar a beber y me sorprendió verla a ella más arreglada que de costumbre, con una falda y una camisa de tirantes blanca que le hacía resaltar el moreno que había conseguido en los ratos de la siesta.
Esta vez ella paso del café y empezó a beber alcohol con nosotros, con el bar con mucha más gente que los días atrás. Estuvimos juntos hasta que a la media hora o por ahí, Rocío se marchó a hablar con un matrimonio amigo del pueblo y nosotros aprovechamos para irnos a los garitos de la zona. Durante la noche, con el alcohol y el deseo de masturbarme pensando en sus tetas era ya inaguantable, estando toda la noche empalmado. Entonces, a la hora o así, entraron unos amigos de la infancia de mi colega y después de presentarnos, pedimos una ronda para todos. No se les veía mala gente, pero entre que hablaban de sus cosas de años atrás y con el pensamiento de hacerme una paja sin quitarse de mi cabeza, me empezaba a aburrir un poco. Una hora después, decidieron ir al pueblo de al lado en coche a seguir la marcha.
Justo cuando íbamos a salir, entro Rocío con dos tíos, que no había visto estos días por el pueblo, pero que estaba claro que si eran conocidos para ella y por mi amigo. Estaba bastante contenta ya por lo que había bebido y no paraba de reírse de todo y al vernos, nos preguntó.
- ¿A dónde vais?
- Vamos al pueblo de al lado con estos – contesto mi amigo.
- Bueno, tened cuidado con los coches eh
Mi colega le dio un beso en la mejilla y salimos todos del garito. Fue haberla visto y la polla se me puso más dura todavía, así que viendo que me aburría un poco, le pedí las llaves para irme a casa. Intentaron unos minutos convencerme de que me fuese con ellos, pero mi idea la tenía muy clara en mi cabeza. Mi colega se enfadó un poco, pero me dio las llaves después de que le mintiese diciendo que no me encontraba del todo bien.
Enseguida llegue a casa, subí a la habitación, me tumbe y empecé a pajearme tranquilamente pensando en esas estupendas tetas. De repente, cuando solo habían pasado cinco minutos, oí como se abría la puerta de la calle y empecé a oír risas y voces. Al principio creí que era mi colega y sus amigos que habían cambiado de opinión y venían a seguir la fiesta en casa, pero como no subía a buscarme, me extraño. Entonces me subí el pantalón y me asomé sin bajar al salón a la escalera. Vi como los tíos del garito que vi con Rocío, estaban sentados en el sillón riéndose sin parar. A ella se la oía decir algo desde la cocina, pero no lograba entenderla ya que se oía ruido de como estar cogiendo vasos y hielo. Enseguida entro en el salón y le dio una copa a cada uno. Justo cuando iba a bajar a presentarme, Rocío, que se la veía un poco bebida dijo.
- Tenemos tiempo de sobra chicos.
Los dos tíos empezaron a gritar y aplaudir mientras Rocío, empezó a hacer un strip-tease delante de ellos, que bebían y chocaban las manos de alegría. Primero se deshizo de los zapatos, después se quitó muy despacio la camisa y cuando termino, se la tiro al más alto de los tíos. Después hizo lo propio con la falda, que se la lanzo al más bajito quedándose en bragas y sujetador. Siguió haciendo un torpe baile, mientras el más alto, pego un trago enorme de la copa y después de dejarla en la mesilla del salón, se levantó del sillón, le cogió por la cintura y la sentó con fuerza poniéndola entre los dos a la vez que decía.
- Que buena estas cabrona.
Roció, sonrió por el cumplido, pero cuando iba a decir algo, este le metió la lengua en la boca y comenzó a morrearla mientras le tocaba una de las tetas por encima del sujetador. El otro tío mientras riéndose a carcajada limpia, dejo el cubata en el suelo y empezó a desnudarse. Cuando termino, cogió nuevamente la copa y empezó a beber otra vez, con la polla todavía sin estar morcillona, mientras veía como el otro seguía besando y estrujando las tetas con fuerza ya por debajo del sujetador. A Rocío también se la veía muy excitada, ya que le correspondía el morreo y encima mientras le tocaba el paquete por encima de pantalón con bastante ansia. Cuando se terminó la copa, el bajito se arrodillo enfrente de mi madre, con suavidad le quito las bragas y después de abrirle las piernas, se quedó mirando el coño unos segundos.
- Vaya lujo de coño tío- dijo riéndose a carcajada limpia
Rocío dejo de besar al alto, que se le veía más nervioso y excitado y miro con dulzura al que estaba en el suelo con una sonrisa. Este enseguida se acercó y comenzó a chuparle el coño con suavidad, mientras Rocío arqueaba el cuerpo y soltaba un suspiro mientras le ponía las manos en la cabeza. El alto se levantó rápidamente y empezó a quitarse los pantalones y los calzoncillos, dejando al aire la polla, que, a diferencia del otro, este si la tenía totalmente empalmada Al verle así, Rocío se rio y empezó a aplaudir. En ese momento supe el nombre del alto
- ¿Carlos, eso es para mí? – dijo ella haciéndose la sorprendida.
- Pues claro, veras como te gusta.
Después de decir eso, se volvió a sentar donde estaba y después de sacudírsela un par de veces, cogió a Rocío por detrás de la cabeza y la acerco hacia su polla con fuerza. Esta soltó un grito ante la acción de este y con un gesto airado, se soltó de Carlos y se le quedo mirando con cara de mala leche. Pero este, lejos de echarse atrás, la volvió a poner la mano detrás de la nuca y agarrándose la polla con la otra, la obligo a ir hacia su polla, esta vez con más fuerza. Esta vez Rocío sucumbió y empezó a chupársela.
- Venga Rocío, traga - gritaba Carlos mientras le obligaba a metérsela entera
Mientras el otro seguía chupándole el coño mientras se pajeaba, haciendo que esta soltase algún que otro gemido. Yo mientras tanto estaba súper cachondo, intentando no hacer nada de ruido para que no me viesen y refugiado en la planta de arriba. En el tiempo que estuvieron así, Carlos pareció relajarse y dejo de ejercer presión en la cabeza de Rocío y chupaba a su antojo, disfrutando como el otro le iba metiendo de vez en cuando los dedos por el coño a la vez que lo chupaba.
De repente, pasados unos minutos, Carlos se quitó de encima suya a Rocío y puso de pie
- Ya no aguanto más – dijo gritando Carlos – quiero follarte.
El otro tío, choco la mano con él y se sentó en el sillón, ya con la polla totalmente tiesa, mientras Carlos levantaba a Rocío con brusquedad cogiéndole del brazo. La dio un fuerte morreo y la puso de pie mirando al otro de un brusco movimiento. Le quito el sujetador en plan bestia y después la hizo inclinar el tronco y le dijo con muy malas maneras.
- Venga, chúpasela ahora a Antonio zorra.
- ¿de verdad quieres que te la chupe? – pregunto ella haciéndose la graciosilla
Antonio, que aquí supe su nombre, que se le veía bastante más perjudicado que Carlos y solo pudo asentir con la cabeza mientras veía como Rocío se empezó a arrodillar delante suyo.
- No, de pie, no te arrodilles, te quiero follar bien fuerte para que me sientas
Ella le hizo caso y después de poner las manos sobre los muslos de Antonio, empezó a chuparle la polla, poniendo el cuerpo a 90 grados y ofreciendo sus agujeros. Antonio, al sentir su polla en la boca, soltó un leve suspiro y pego un grito con los ojos cerrados.
- ¡¡¡¡siiiiiiiiiiiiii!!!!!
Carlos, por su parte, tardo unos cuantos segundos en encarar su polla en el coño, y cuando lo hizo, se la metió despacio. Una vez dentro, dio un pequeño cachete en una nalga y le dijo en plan chulo
- ¿estas preparada?
- Si cielo – contesto ella sin sacarse la polla de la boca de su compañero
Al oír la respuesta, Carlos sonrió y después de poner sus manos en las caderas de Rocío, empezó a follarla. Las primeras embestidas eran suaves, provocando que ella gimiese, pero sin sacarse en ningún momento el rabo de Antonio. Pero la calma tardo poco en quedarse, porque Carlos pareció que le hubiese dado un cortocircuito y empezó a follarla de una manera salvaje. De repente, el ruido que se formo era increíble, con Rocío gritando como si la estuviesen matando, Carlos, gimiendo por el esfuerzo y haciendo chocar su cuerpo en el de ella, Antonio que se empezó a reír a carcajada limpia mientras miraba desde su sillón, la cara de sufrimiento de Rocío, que evidentemente dejo de chupársela ya que se irguió un poco. Fueron solo unos segundos, pero cuando paro, este cayo rendida sobre Antonio.
- ¿Te gusta si verdad puta? – miro a Rocío que solo pudo asentir con la cabeza.
Al estar de rodillas, Antonio, que el tío no decía nada de nada, acerco su polla para que se la volviese a follar, poniéndose ella de rodillas enfrente de él, mientras Carlos, esta vez también de rodillas tras ella, se la volvió a meter. Aquí follaron más normal, aunque ella gemía bastante alto, con Carlos sobándole las tetas de vez en cuando y Antonio agarrándole la cabeza para que no se sacase la polla.
Después de unos minutos, Carlos, que era claramente el que mandaba, se levantó y riéndose le dijo a Antonio.
- ¿Qué pasa tío? ¿no quieres follarte a esta puta?
- Claro hombre – dijo con voz de estar más allá que para acá
En ese momento, Rocío se levantó a beber de su cubata. Estaba empapada en sudor por el calor que hacía y con la respiración entrecortada.
- Venga tío, levántate y estrenarle el culo esta noche jajaja. – le dijo Carlos a Antonio.
Este le hizo caso y se levantó tambaleándose. El cabron estaba como una cuba, pero la polla no se le bajaba ni a tiros mientras Rocío estaba de pie y esperando indicaciones mientras se recuperaba. Carlos se sentó en el sillón e hizo indicaciones a ella para que se sentase en su polla, mirándole de frente. Esta se la metió enseguida y miro a atrás a ver si hacía lo propio Antonio. Yo me quedé a cuadros, cuando vi como Rocío no ponía ningún impedimento a que le diesen por detrás, y tenía la polla que si me la tocaba iban a salir chorros de leche.
Antonio estuvo bastante hábil y se la metió enseguida, haciéndolo poco a poco mientras veía como Rocío apretaba los dientes, no sé si por eso, o por los chupetones que le estaba dando Carlos en las tetas. Cuando la metió entera, empezó a follarla a un ritmo lento, poniendo sus manos en las caderas y de vez en cuando apretando los cachetes del culo de ella, que gemía más alto que antes pero no tan rápido. A ella se la veía disfrutar como una enana, apretando los ojos con fuerza mientras se agarraba con fuerza a la cabeza de Carlos
- Vaya tetas que tienes tía – decía Carlos metiendo la cabeza entre ellas y chupándoselas
- Esta buenísima la cabrona – contesto Antonio con cara de estar dándolo todo.
- Si, vamos a darla bien duro
Nada más oír eso, Antonio se vino arriba y empezó a follarla más duro, agarrándole las tetas y tirándole del pelo para atrás para chuparle la oreja. Rocío no paraba de gritar, esta vez dejando claro que, aunque algunos gritos eran de placer, otros eran de claro dolor. Así estuvieron solo un minuto o por ahí, hasta que roció empezó a decir que se corría.
- Venga tío – decía Carlos riéndose – vamos a darle más duro.
Yo me acojone por el ruido tan bestial que había en ese momento, con Rocío gritando como una loca y los bufidos de Antonio hasta que de repente esta se desplomo sobre Carlos.
Al verlo, los tíos se empezaron a reír, en plan machotes, con Antonio sacando la polla del culo y poniéndose de pie, mientras Rocío se echaba a un lado de Carlos quedándose medio tumbada en el sillón. Estaba empapada en sudor, gimiendo todavía como una autentica zorra.
- Me habéis destrozado – dijo riéndose y con la respiración entrecortada
- Y lo que te queda todavía jajaja – Contesto Carlos meneándose la polla despacio.
- Antonio cielo, podrías poner unas copas antes de seguir.
Dicho y hecho, Antonio hizo caso a Rocío y fue a la cocina mientras Carlos le empezó a morrear y a chuparle las tetas. Segundos después, el otro trajo la botella de whisky, unos hielos de esos de molde y una botella de cola. Preparo uno para cada uno y se los acerco para que bebiesen, para después sentarse en el sillón dejando a Rocío en medio y con la polla más tiesa que una vara todavía. Ella empezó a beber de su vaso mientras Carlos se le veía impaciente por seguir, tocándole las tetas desde el lateral si cesar.
- Venga, ¿seguimos? – pregunto Carlos impaciente
Rocío le miro con una cara de puta increíble, dando por supuesto de que si después de pegar un buen trago de su copa, la dejo en el suelo.
- Abre las piernas que quiero probar ese coño tuyo – le dijo Antonio riéndose.
Dicho y hecho, Rocío se colocó en el sillón y abrió las piernas, esperando a que Antonio se colocase entre ellas. Este enseguida se la metió, haciendo que Rocío arquease el cuerpo para arriba a la vez que soltaba un largo gemido. Con toda dentro, Antonio le junto las tetas agarrándolas con fuerza y empezó a follarla, mientras Carlos se levantaba de donde estaba para metérsela en la boca.
Aquí Roció gemía muy alto con las embestidas secas y duras que le metía Antonio, aunque sus gritos eran tapados con la polla de Carlos, que le obligaba a metérsela casi entera en la boca. Así estuvieron un par de minutos, hasta que Antonio aminoro un poco la follada y dijo.
- Me voy a correr enseguida.
- No te corras dentro de mí – contesto Roció sacándose como pudo la polla de la boca.
Carlos se empezó a reír y se la saco de la boca y se sentó en el sillón para mirar mientras se pajeaba sin cesar. Mientras Antonio puso las piernas de Roció sobre su pecho y empezó a follarla a un ritmo salvaje. Aquí ella gritaba como una loca, cerrando los ojos con fuerza mientras las tetas se movían a un ritmo bestial, hasta que, a los pocos segundos, este la saco del coño, se levantó y poniéndose a la altura de las tetas, se quedó inmóvil unos segundos, mientras Rocío, todavía jadeando, esperaba su premio.
Sin hacer ningún movimiento con la mano, un chorro de lefa bastante grande salió disparado con la cara de Roció, que soltó un grito al no esperárselo. Después le salió unos cuantos más sin fuerza que fueron cayendo por el escote y las tetas. Cuando ya termino de echar hasta la última gota, cayó desplomado en el sillón bastante fatigado.
- Joder Antonio como me has puesto – dijo Rocío riéndose y con la respiración entrecortada. Mientras se limpiaba la cara con la mano y miraba sus tetas empapadas en sudor y lefa.
En ese momento, mientras se extendía la lefa por las tetas, miro a donde estaba yo y me vio. Nunca se me olvidara la cara que puso. Se quedó pálida y asustada y justo cuando se iba a levantar, Carlos se puso entre sus piernas.
- Ahora me toca a mí, puta.
Sin darle ninguna opción, se la metió rápidamente y empezó a follarla a lo bestia, como lo había hecho antes Antonio. Yo me quedé pasmado, pero no me fui ni me escondí en ningún sitio, dispuesto a ver como acababa todo.
Roció volvió a gritar a lo bestia, mientras se agarraba las tetas para que no se moviesen al ritmo de las embestidas de Carlos, que bufaba cada metida que le daba. Pero esta vez, veía como de vez en cuando ella miraba hacia mí. Con tanta fuerza en la follada, yo era incapaz de saber si me miraba con morbo, con vergüenza o simplemente enfadada, pero ni de coña me iba a ir de ahí.
Carlos aguanto más que Antonio dándole a ese ritmo, pero al minuto y medio la saco del coño. Con una velocidad increíble, acerco la polla a la cara de Roció y agarrándole de los pelos, empezó a soltar innumerables chorros pequeños de lefa que iban cayendo sobre la cara y escurriendo hacia sus tetas, mientras ella aguantaba como podía. Cuando termino de correrse, se la metió unos segundos en la boca para después caer rendido en el sillón.
- Joder que polvo hemos echado tío. – dijo Carlos a Antonio, ya recuperado al lado de ella.
En ese momento, Roció volvió a mirar hacia mí. Estaba preciosas toda sudada, empapada en lefa y esta vez sí que la vi que la mirada era de enfado levantándose como un resorte, les dijo a los dos que se fuesen ya.
- Venga, que va a venir mi hijo y su amigo.
- Joder Roció, ¿no nos dejas ni ducharnos? – contesto Carlos un poco extrañado.
- Ya lo haréis en vuestra casa, lo siento.
Mientras ellos se vestían a toda prisa, vi un momento como se limpiaba Roció con la ropa que llevaba antes la lefa y el sudor mientras no dejaba de mirarme, yo en ese momento, decidí irme a mi cuarto, ahora un poco asustado por la posible reacción de ella hacia mí.
Esta fue el inicio de la historia, si os gusta escribiré más.