Rocío, la hermanita de mi esposa (3)

una sorpresa me espera en penumbras... Al verlas ahí, como dos regalos envueltos solo para mí, me entro el morbo y mi verga se puso dura al instante.

Los tres quedamos quietos, cansados, llenos de sudor. Así como estábamos, nos abrazamos y dejamos que el tiempo nos guiara a lo que seguía

Y a por la noche, Rocío se durmió en su cuarto para descansar. Habíamos hecho el amor un par de veces más por la tarde y luego, ya cansados, decidimos bañarnos, cenar y descansar cada quien en su propia recamara. Mientras nos preparábamos para dormir, pregunte a mi esposa:

Estabas planeado todo esto con Rocío? Tú estas tan calmada.

Claro que estaba planeado. Hace unas semanas platique con Rocío y le pedí que viniera a vivir con nosotros. En parte para que me ayudara cuando nazca el bebe, pero también para que te brindara un poco de satisfacción. Yo se que hace tiempo que no hacías el amor ‘a tu gusto.’

Pero, como es que pudiste pedir esto de Rocío? Me sorprende que ella haya accedido.

Bueno, es que ella ya tiene un par de años pidiéndome consejos sobre el sexo. Cuando hablamos por teléfono, hemos compartido tantas historias. Ella se intereso en los chicos después de cumplir los 16 y desde entonces me ha confiado sus secretos y pedido mi ayuda en lo que al sexo se relaciona.

Pues, le has ensenado demasiado bien. Ella es toda una experta.

Yo también estoy sorprendida. Es toda una putilla!

La mañana siguiente me levante temprano y me fui a trabajar. Texteamos todo el día mi mujer y yo y me entere que habían ido de compras. Rocío había encontrado varias faldas, vestidos, blusas y demás. Según mi esposa, estaba emocionado por mostrarme todo lo que habían comprado. Según ella, esperarían mi regreso con ansiedad.

Al llegar a casa, note que la planta baja estaba toda oscura. Subí las escaleras y me dirigí a la recamara. Entre y note que estaba también oscura con la excepción de una velas que estaban encendidas; estas esparcidas por la habitación. En la cama estaban las dos. Sentadas en la cabecera y vistiendo unos trajecitos baby doll que, seguramente, habían comprado hoy. Mi esposa vestía uno color rosa. Con su gran barriga se veía divina. Podía apreciar sus tetas crecidas, y sus grandes areolas y pezones erguidos. Rocío lucia uno color blanco. Desde mi ángulo, podía ver su panochita depilada, ya que no usaba panty. Sus tetas redondas se veían bajo la transparencia de la tela y sus pezones, pequeños a comparación de los de mi mujer, empujaban la tela como invitándome a tocarlos.

Al verlas ahí, como dos regalos envueltos solo para mí, me entro el morbo y mi verga se puso dura al instante. Fue mi mujer la que hablo primero:

Te hemos estado esperando. Quítate la ropa

No tarde nada en quedarme en pelotas. Mi verga, ya parada, apuntaba en su dirección.

Mmmm. Dijo Rocío. Se ve deliciosa.

Po que no empiezan ustedes? A que eran profesionales y que hacían un show solo para mi

Buena idea, dijo Rocío sonriendo. Buena idea

Con eso, se dio la vuelta y coloco su cabeza entre las piernas de mi mujer. Levanto el baby doll y los dos pudimos preciar los grandes labios de la panocha. Estaban brillosos por la excitación que ya sentía mi esposa. Comenzó a lamer la raja de mi mujer y yo la miraba fascinado. Rocío se estaba convirtiendo en toda una experta. Al mover su lengua por toda la panocha de mi mujer, esta gemía con placer.

Ahhh… Ahhh… Así, así, así. Mmmm. Qué bien Rocío, que bien!

Es un placer, hermanita. Estas tan deliciosa.

Rocío se deleito en comer los jugos que producía mi esposa mientras ella se dedicaba a jugar con sus tetas. Se las masajeaba y apretaba los pezones que, en su estado, eran grandes. Luego, jugaba con el pelo de Rocío y sus manos acariciaban la espalda de esta.

Rocío, ven acá. Quiero comerte a ti también

Rocío se acostó a lo largo de la cama y mi esposa se acomodo como pudo. Metió su cabeza entre los muslos de su hermanita y también disfruto de la panochita joven. Su lengua viajaba por todos los rincones de la panocha y se deleitaba jugando con el culo de Rocío. El placer era evidente. Gemían las dos rumbo a un orgasmo simultáneo. Fue entonces que Rocío hablo

Cuñadito, vas a seguir de bobo o quieres complacerme?

Ni tarde ni perezoso me coloque tras de Rocío. Mientras ella comía la panocha de mi mujer, levanto su culo de forma que yo podía apreciarlo perfectamente, al igual que su panochita depilada. No tarde en sacar mi lengua y comencé a lamer todo aquello. Jugué con sus agujeros y tome de sus jugos. Con mis manos, apretaba sus tetas, su pezones y si clítoris. Era tan sensible que gemía como loca al tiempo que chupaba a mi mujer.

Mmmm. Mmmm. Mmmm, decia.

Me acomode como pude tras ella, tome mi verga en mano y apunte a la entrada de su vagina. La metí de poco a poco hasta sentir que topaba en ella. Era como estar en la gloria. Parecía que a Rocío le faltara el aire al sentirme todo dentro de ella. Note que mi mujer miraba como yo penetraba a su hermanita. Sus ojos me decían que ella no tardaría mucho en correrse. Agarre a Rocío de las caderas y empecé a penetrarla tan profundo como fuese posible. Rocío lanzaba sus caderas hacia atrás para encontrarse con mis embestidas.

Mi mujer le agarraba las tetas a su hermana y las amasaba y apretaba. Con sus dedos, pichaba los pezones duros. Rocío estaba cachonda por fuera y ardiendo por dentro. Ya había dejado de mamar a mi mujer al tratar de disfrutar plenamente de mi cogida. Se movía como animal en celo. Apretaba mi verga con los músculos de su panocha. Mi mujer se limitaba a observarnos y a meter un dedo propio en su agujero para disfrutar también. Fue entonces que Rocío anuncio:

Ayyy, me corro. Lléname de tu leche cuñadito, lle… na… me

Los musculos de su panocha apretaron contra mi verga una vez más y ya no aguante. Un chorro de mi leche salió como disparado por un canon. Luego siguieron varios más. Rocío seguía en la misma posición y así se quedo por un minuto, mas o menos. Saque mi verga de su agujero y vi como mi leche salía también, escurriendo por sus muslos.

Mi mujer seguía viéndonos terminar juntos y sonreía, satisfecha que su hermanita y yo estábamos llenos de placer y satisfacción.

Me encanta que estés satisfecho amor. Tu también hermanita

Claro que si, dijo Rocío. Tu hombre es todo y más de lo que me platicabas. Los adoro.

Mi amor, ven acá, déjame limpiar tu verga.

Me hinque frente a ella. Tomo mi palo entre sus manos y se la metió en la boca. Con su lengua, recorría todo lo largo de i verga y limpiaba los jugos mesclados de su hermana y mi corrida. Comenzó a chupar con más fuerza y mi verga empezó a endurecerse. Con sus manos masajeaba mis huevos que también se excitaban con placer.

Rocío, al verse sola, regreso a chupar la panocha de su hermana. Como ya estaba a medias, mi mujer gemía al sentir el placer que Rocío le brindaba.

Mmmm. Mmmm. Mmmm. Decia.

Sus gemidos subían de volumen y su frecuencia aumentaba. No dejaba de chupar mi verga, pero su corrida gano.

Ahhhh. Me corro. Chúpame todo, hermanita, cómeme! Ahhh.

Y se corrió, soltando mi verga dura, con su cuerpo que se arqueaba lo más posible. Era una hermosura ver como estaba allí, con su gran barriga, disfrutando del sexo a solo unas semanas de dar a luz. Me acerque a ella, tome su cara entre mis manos, y la bese. Tiernamente al principio y, dejando que ella guiara a donde iría este beso, deje que nuestras lenguas se encontraran y jugaran entre si. Al final, simplemente la abrace y le susurre que la quería mucho.

Rocío nos veía en este abrazo y note como su rostro tenía una lagrima que rodaba por su cachete. Me aleje de mi mujer para abrazar a esta pequeña. Con su cabeza en mi pecho, sobaba su espalda y sentía sus pezones contra mi cuerpo.

Que tienes, Rocío? Tambien a ti te quiero. Eres una maravilla

Gracias, cuñadito. Es que verlos así, enamorados, me emociona. Quisiera que alguien me quisiera igual

Los dos te queremos mucho, dije.

Mi esposa asintió con un movimiento de su cabeza. Tome el rostro de Rocío y le di un beso. Ella correspondió. Nuestras lenguas comenzaron a entrelazarse y yo chupaba la de ella a cada oportunidad. Nuestras manos ya exploraban nuestros cuerpos con las mías llegando a sus tetas que tanto me gustaban. Las manos de ellas apretaban mis nalgas, subían por mi espalda y allí sentía sus unas que rascaban con fuerza brindando una mezcla de placer y dolor. Mi esposa se acerco y también nos abrazo.

Amor, dijo mi esposa, Rocío quería pedirte un favor

Ah, sí, Rocío? Lo que quieras mi pequeña

Cuñadito, quisiera que me ensenes lo que es follar por el culo

Me sorprendió la respuesta. Mire a mi esposa y en silencio, me guiño un ojo en aceptación.

Ya sé que puede doler mucho pero, Mi hermana me asegura que tú lo harás con mucho cuidado. Quiero sentir lo que tú le das a ella. Mi hermana dice que ella lo disfruta mucho y que tu también.

Pues sí, Rocío, me encanta sentir las estrechas paredes de su culo y será un placer el estar en el tuyo también. Ven acá.

La levante y la recosté en el borde de la cama. Abrí sus piernas y metí mi cabeza entre ellas. Mi lengua encontró su raja y comenzó a jugar con ella desde su clítoris que estaba hinchado aun, hasta el agujero apretadito de su culo. Cuando llegaba allí, jugaba con él, tratando de introducir mi lengua en el. Rocío ya sentía el placer de sentir su culo agasajado.

Dentro de un minuto, tome un dedo y lo moje con mi saliva. Lo lleve al culo de Rocío y empecé a empujar despacito hasta que introduje la punta. Rocío gemía.

Ayyyy. Cuidado, cuñadito. Se siente bien, pero duele

Si Rocío, vas a sentir una mezcla de dolor y placer. Al final, el placer vencerá.

Bien, si así es, sigue

Chupe su raja y jugué con su clítoris para quitar su concentración en el dedo que ya entraba y salía por su culo con más facilidad. Rocío comenzaba a gemir de placer, el dolor ya no aparecía. Metí otro dedo en su culo para acostumbrarlo a lo que seguía. Ella movía sus caderas tratando de disfrutar al máximo este nuevo sentimiento.

Ya, cuñado, ya cógeme por atrás. Quiero sentir tu verga, no tus dedos. Ya estoy lista.

Me levante, y la voltee para que su cara quedara en la cama y su culo en pompa. Me coloque tras de ella y escupí en su culo para facilitar mi entrada. Mi mujer estaba emocionada al ver que su hermanita estaría enculada en cuestión de segundos. Se masajeaba las tetas al tiempo que jugaba con su clítoris. Con solo vernos, ella también disfrutaba.

Apunte mi verga en la entrada de su culo y comencé a empujar. Mi cabeza entro y me detuve allí.

Ahhh. Si que duele, cuñado. Ahhh. Con cuidado, siento que me desgarras!

Metí mi verga despacito y su culo se acostumbro a la invasión. El dolor se convirtió en placer y sus caderas comenzaron a moverse como tratando de igualar mis movimientos. Mi verga comenzaba a sentir las paredes de este culo virginal y la emoción era tremenda. La velocidad aumento, tanto de mis embestidas como del movimiento de las caderas de Rocío que ya gritaba de alegría.

Ahhh. Ya entiendo. Que rico se siente. Ya entiendo porque te gusta tanto hermanita. Que delicia. Sigue, cuñado, sigue.

Agarrado de sus caderas aumente la velocidad. Note que mi esposa también aumentaba la velocidad de su juego con su clítoris. Estaba por correrse.

Mmmm. Me corro con solo verlos. Es como si me la metieras a mí también. Mmmm. Me corro!

Al oír esto, Rocío, que jugaba con su propio clítoris para sentir el mayor placer posible, apretaba su culo contra mi verga y sentía yo que no duraría mucho mas.

Ayyyy, decía Rocío, Me corro. Me corro. Que placer tu verga en mi culo. Dale, Dale, ya falta poco.

Aumente la velocidad a lo más possible. Mis huevos chocaban contra su panocha en cada embestida, Sus dedos apretaban y jalaban de su clítoris. Mi mujer ya jugaba con las tetas de Rocío y le apretaba los pezones. Rocío gritaba de placer. Yo a punto de correrme dije:

Córrete conmigo Rocío, aquí esta mi leche. Te voy a llenar.

Si, Si, Si, lléname el culo de tu leche. Quiero sentirme llena de ti!

Y me corrí. Sintió que en cada brote de leche, Rocío apretaba su culo para exprimir mi verga. Estaba en la gloria. Un chorro tras otro llego a llenar este culito que se sentía delicioso. Ella también llegaba a donde yo

Ayyyy. Te siento todo cuñadito. Que delicia. Ayyyy. Me corro. Me corro.

Seguí bombeando. Mi esposa continuaba jugando con las tetas de Rocío.

Ya. Ya por favor. Déjenme descansar. Ya. Yap or favor.

Se dejo caer en la cama. Yo me deje caer sobre ella, cubriendo su cuerpo con el mío. Sentí como mi esposa nos acariciaba el pelo y la espalda a los dos. Al relajarnos, fue ella quien hizo un comentario:

Amor, ya que Rocío ha formado parte de nuestra familia, que dices si se queda aquí a terminar sus estudios?

Buena idea. Hay que consultarlo con tu familia.

Hecho. Rocío se queda a terminar su escuela.

Por mi encantada, dijo Rocío. Les prometo que hare lo mejor que pueda.

No lo dudo, conteste. Si te empeñas como lo haces en la cama, saldrás bien premiada.

Gracias cuñadito. Lo hago porque me gustas tanto. A los dos los quiero.

Rocío, nosotros también te queremos, dijo mi esposa. Me encanta que seas tú con quien comparto a mi marido y no cualquier otra mujer.

Es un honor para mí. Pero, confieso que me encanta como hacemos el amor los tres. Espero poder seguir esto mientras esté aquí.

Si Rocío, dije yo… Espero que sea por mucho tiempo!

Las abrace a las dos. Les di un beso a cada una, luego entre los tres buscamos nuestras bocas y las lenguas jugaban entre sí mientras nuestras manos buscaban ya el brindar placer el uno al otro. Mi verga volvía a recobrar su dureza y las mujeres en mi cama subían en calentura. Cuantas aventuras nos esperaban? Nuestro bebe nacería en menos de quince días. Como cambiaria nuestra relación?

Estas respuestas tendrían que esperar. Por ahora, volví a concentrarme en disfrutar del sexo con estas dos mujeres; con mi amor y con Rocío, la hermanita de mi esposa