Rocío (II) Mi primer paso hacia el infierno.

Si la primera vez Chío me llevó a coger sin que yo me lo esperase... era mi turno de devolverle el favor.

A partir de que estuvimos juntos en aquel cine, el maldito morbo había despertado en mí.

Después de más un año, en junio del 2014, con motivo de invitar a comer a Rocío una pizza, nos quedamos de ver en el palacio de Bellas Artes. Ella llegó toda inocente y yo llegué todo nervioso porque no sabía cómo decirle que ahora era yo quien quería llevarmela a estar a solas.

Acudimos por la pizza, fuimos al tianguis de El Chopo caminando. Como nos dio sed, acudimos a un oxxo que está cerca de Buenavista y al salir del OXXO ella me preguntó:

- ¿Y ahora qué quieres hacer?

Yo tomando todo el aire posible para tomar valor le dije:

- La verdad, quiero estar contigo a solas. No sé qué opines.

Ella de inmediato se puso nerviosa, no sabía qué contestar y me dijo... "Vamos".

Por esa misma calle del OXXO caminamos con dirección al Kiosco Morisco. Yo ya conocía que ahí había un hotel puesto que ahí acudía con una novia que tuve varios años atrás. Yo me encontraba nervioso... muy nervioso. Este era la primera vez que yo iba a ser infiel no por circunstancia, sino por decisión... Pagué la habitación y nos metimos a la habitación.

Estando dentro, ella apagó todas las luces. Sentía vergüenza. Nos recostamos sobre la cama yo boca arriba y ella boca abajo. Uno al lado del otro. Nos pusimos a platicar acerca la comida, acerca de las cosas que hemos visto en la calle, acerca de las caricaturas que veíamos... éramos un par de niños grandes.

Hasta que finalmente ella fue la que tomó la iniciativa. Mientras platicaba conmigo empezó a quitarme el cinturón, a desabrochar mi pantalón... bajo mi cierre y comenzó a masturbarme. ¡Madre santísima! Recuerdo esa escena y me prendo muchísimo. Sin decir una sola palabra, se incorporó e inició con el sexo oral. Yo recostado en la cama boca arriba mientras ella me la chupaba y gemía, señal de que le estaba gustando. Me empezó a echar mucha saliva en el pene... Solamente sentía cómo su saliva escurría por mis testículos.

Lo estaba haciendo tan pero tan también, que estuve apunto de acabar en su boca y le pedí que parara.

Con mucho cuidado le quité la blusa que llevaba. Le desabotoné su brasier. En esta ocasión, como ella iba no sabía a lo que iba, acudió con un brasier común y corriente. Le bajé los pantalones y apareció ante mí ese grandisimo par de nalgas que me encantan. Ese olor penetrante a una mujer llegó a mi nariz al bajarle los pantalones. Llevaba un calzón cachetero. Estaba puesta en 4 con los pantalones en las rodillas. Empecé a amasarle las nalgas suavemente.

Le baje su pantaleta un poco y pude ver su ano sonrosado y tierno. Nunca he vuelto a ver un ano así...

Desde mi inexperiencia, no sabía qué más hacer. Tomé un condón de mi chamarra, me lo puse y empecé a penetrarla poco a poquito. ¡Por Dios, qué caliente que mojada estaba! Sobretodo, qué apretado. Quizás esa es la fantasía que voy a cumplir cuando sea mayor: estar y enseñar a jovencitas por lo apretadas que tienen sus vaginas.

Empecé a penetrarla y nuevamente llegan a mi mente esos pequeños gemidos de niña que soltaba pidiendome:

- ¡Métela más, Métela más! Pero suavecito hasta que llegue hasta dentro... Me gusta tu verga, porque no es como la de mi novio...

Estando así sin moverme le pregunté:

- ¿Cómo es la de tu novio?

- Esta curveada, pero la tuya está bien derecha y me toca donde nunca me habían tocado.

Lentamente empecé a sacar y meter mi pene de ella y sentía lo caliente que estaba por dentro. Soltaba pequeños gemidos y me pedía más.

De verdad si alguien aquí está leyendo esto, no me pueden negar lo hermoso que es estar con una pequeña mujer, tierna... Cuando tú eres el guiía, cuando tú eres el que manda, cuando tú llevas el control de todo y la chica solamente se deja hacer... esa dominación a mí me encanta.

Estuvimos cerca de 10 minutos así, dándole de perrito. La intensidad nunca fue fuerte, todo tierno, todo fue calmado. Mirar hacia abajo y ver ese grandioso par de nalgas, llegando hasta a mi nariz ese olor a hembra. Ver su espalda completamente lisa, bien cuidada. Y sobre todo, el morbo... el morbo de que ni siquiera se quitara la ropa completa. El que tuviera los pantalones y los calzoncillos hasta las rodillas.

Escuché que soltó pequeña grititos y eso me dio señal de que estaba teniendo un orgasmo, pero se estaba conteniendo. Empezó a apretar sus músculos vaginales y ya no pude más... nuevamente eyaculé dentro del condón estando dentro de ella. No fue la mejor venida que tenido, pero me llena de mucha satisfacción el haber estado con una mujer así.

Nuevamente tomé el condón con las manos y fui sacándolo poco a poco.

Ella de inmediato aventó su cuerpo contra la cama, para estar boca abajo y se tapó la cara. Parecía que sentía mucha vergüenza y estaba sintiendo mucha culpa "porque su novio no se merecía eso". Fue tanta tanta su culpa que fue al baño a vomitar.

Yo, en cambio, estaba completamente feliz. Yo quería el segundo round pero ella se negó, sentía mucha culpa. Al salir del hotel buscó cualquier pretexto para separarse de mí... Le escribía mensajes, la trataba de buscar pero ella siempre se negaba. Desde ese momento empezó a ser muy fría conmigo y dejó de hablarme, dejó de responderme; sino hasta hace una semana que fue ella la que me buscó a mí nuevamente...

Yo no sé si en el futuro voy a volver a verla. Hoy en día, ya está casada. Tiene una pequeña niña de unos 3 ó 4 años. Lo lindo es que ahora yo tengo mucha más experiencia y tengo cámaras ocultas, cámaras espías con los que podré documentar todo lo que vivo...