Roberto (3)

Adrián y su pandilla se llevan a Robe a celebrarlo.

Sábado al mediodía. Marina y Roberto acaban de estrenarse. La habitación del chico.

Eran ya las 2 y pico y Marina tenía que irse a comer. Les apenó a los dos, estaban muy a gusto en la cama, charlando, besándose. Habrían follado otra vez, pero no tenían más preservativos y Marina no quería llegar tarde a comer.

  • Mañana podrás quedar? –preguntó Roberto mientras le acariciaba la tripa a su chica.
  • Pues no… voy unos días a ver a mi hermana que está sola con los niños
  • Jo… cuantos días?
  • No lo se… -dijo Marina incorporándose para empezar a vestirse- ya te llamare.

Otra vez, cuando la vio cruzar la plaza pero en dirección contraria Roberto grito "ADIOS TIA BUENAAA!" a Marina. Fue directo al frigorífico, tenía un hambre atroz. Mientras comía pasta directamente de un tupper de hacia unos días y veía la tele le hizo una llamada perdida a su hermano Adrián. Se tumbó y se quedó dormido.

Una hora más tarde Adri llegaba en su moto. Subía, abría la puerta y veía a su hermano tumbado en el sofá, sobando a pierna suelta, roncando levemente. Llevaba solo unos calzoncillos que insinuaban su polla flácida tan dormida como él. Le salió una generosa sonrisa y sin miramientos colocó la mano sobre el paquete de su hermano dormido. Se lo acarició como si fuera una mascota, moviéndole la polla hacia los lados y sobando bien los huevos recién descargados.

  • Robeeee, despierta cabróoon!
  • Hmgmnnm –consiguió articular Roberto.
  • Venga folladooor, despierta y cuéntame!
  • Jufffff… déjame dormiiiiir –se quejó con una sonrisa
  • Nada de dormir –dijo Adrián mientras le agarraba la polla por encima del bóxer -cuéntame cómo le metiste ésta a tu nena!! –zarandeándole el rabo.

Se incorporó riéndose y colocándose bien el paquete que su hermano había magreado. Le contó la hazaña. Con detalle. Lo mojada que estaba Marina, lo dura que se le puso, las metidas que le dio, la corrida de los dos. Adri le escuchaba atentamente y al final de la historia le dio una colleja y le dijo:

  • Bien hecho chaval, esto hay que celebrarlo!

Dicho esto sacó su móvil y se fue hacia su habitación. Roberto le oía de lejos. Frases sueltas tipo "hoy la liamos" o "mi hermanito se ha desvirgado" o "hay que hacerle el homenaje"… Roberto no sabía de qué iba, pero cuando su hermano estaba de buenas y le sacaba con sus amigos siempre se lo pasaba muy bien. Con él se emborrachó por primera vez, probó su primer porro, fue a su primera discoteca

Cuando Julia, su madre, llegó, eran cerca de las 9. Vino con Roy, el dominicano, el mulato de dos metros con una larga melena rizada. Hicieron las presentaciones formales y les informó que Roy se quedaría a cenar con ellos. Adrián y Roberto se miraron y se entendieron. "Menudo coñazo". No les apetecía nada conocer a otro novio de su madre, que siempre actuaban igual, intentado hacerse los simpático y haciendo bromas estúpidas.

Cuando dieron las 11, después de pasar cada uno por la ducha y ponerse sus mejores ropas, los hermanos dijeron a su madre que se iban. Ésta, sentada en el sofá al lado del dominicano intentó hacerse valer delante de su nuevo ligue y les dijo que no, que no podían salir.

  • Venga mama, que Robe se viene conmigo!
  • Por eso mismo Adrián. Roberto es muy joven aun. No quiero que se junte con tus amigos.
  • Pero que dices mama, que solo vamos a tomar algo y volvemos –replicó el hermano mayor.

La discusión duró unos minutos, pocos. A Julia en el fondo le venía bien que los chicos se fueran. Así tendría la casa para ella sola.

Los chicos salieron y Roberto preguntó dónde iban. Adri no respondió, solo dijo que ya lo vería. Le dio el casco y se montaron en la moto. Iban cortando las calles, a toda leche. Roberto se apoyaba el depósito de la moto pasando los brazos por los lados del cuerpo de su hermano. Diez minutos más tarde llegaron y se bajaron. Estaban delante de un bar, el típico manolo carajillero español. Entraron los dos, Adrián, que iba el primero, saludó al dueño y le presentó a Roberto, que iba detrás con el casco en la mano. Pasaron por delante de la barra donde solo había dos señores apoyados, con caras de aburridos ante sus ceniceros y sus vasos de vino tinto. Al fondo se oía alboroto. Reconoció un par de voces, colegas de su hermano. Llegaron a un entrante donde quedaban varias mesas un poco apartadas. Había 4 tios, Adrian conocía a 2 de ellos, Martin (pronunciado Mártin) y Kevin, ambos con botellas de cerveza en la mano, que al verlos llegar, empezaron a entonar lo que era tradición:

  • FO! LLA! DOR!! FO-LLA-DOR, FO-LLA-DOR –Gritaban al unisono mientras golpeaban la mesa a cada sílaba.

El alboroto fue increíble, y todos empezaron a darle manotazos a Adrián, que, rojo como un tomate, se reía a carcajadas.

  • Cerveza para el follador!!! –gritó Martin cogiendo a Adrian por los hombros con un solo brazo y metiendo la mano entre sus piernas. Cuando Adri sintió los dedos gordos y negros de mecánico de Martin pellizcarle amistosamente el rabo se sobresaltó y forcejeó riéndose.

Así pasaron un par de horas, entre risas, gritos, elogios al recién estrenado y mucha cerveza. Después de dejar las mesas llenas de basura se levantaron y se largaron.

  • Venga, dónde vamos!? –preguntó alguien
  • Al Fénix!! –dijo alguien más

Adrián iba bastante tocado, estaba muy animado y pasándolo bien. Sintiéndose protagonista y recibiendo halagos a su "maravillosa polla rompe-bragas l", se dejaba tocar el paquete por los muchachos y hasta en un par de ocasiones alguien le bajó de un tirón el pantalón y los calzoncillos, a lo que reaccionó arqueando el cuerpo atrás para mostrar orgulloso su pene al mundo.

El Fénix era una discoteca de las afueras del extrarradio de un suburbio. Música trance a tal volumen que hacia vibrar las entrañas de Adri, que, feliz, bebía y bebía. Hasta media ralla de coca le dio su hermano. "Pero solo hoy, cabrón!!" le gritó al oído para poder ser oído. De vez en cuando se juntaban los 6 en círculo enlazando los brazos y volvían a gritar lo de follador.

La ultima "canción" sonó cuando los fluorescentes de la sala se prendieron y dejaron ver por primera vez los caretos demacrados de los asistentes. Vendrían a ser las 7, y entre que se acababan la última, se daban los últimos abrazos de borrachera y comentaban algun par de tetas que habían visto, Adrian y Roberto llegaron a casa pasadas las 8 media.

En la mesa de la cocina había una nota:

"Estais castigados. Llamadme al llegar."

Les importó bien poco, sabían en qué consistían los castigos de su poco autoritaria madre. Roberto se sentó en una silla de la cocina y Adri cogió la nota y mientras la intentaba leer se pasó la mano por debajo del cinturón de cuero negro que sujetaba un pantalón vaquero gris hasta llegar a agarrarse bien la polla. Se la manoseaba y Adri soltó una carcajada mientras gritaba, imitando el FO-LLA-DOR de antes pero diciendo PA! JO! TE! PA! JO! TE!

  • Eso quieres chaval? –dijo Adrian riéndose mientras se desabrochaba el cinturón, metia la mano en su calzoncillo blanco y se sacaba la polla.
  • Hazme una mamada como el otro dia Adriiii!! –dijo Roberto levantándose e imitando a su hermano mayor.

El cielo dejaba de ser negro. La luz del domingo empezaba a entrar por la ventana del comedor. El hermano mayor no dijo nada, solo se reía y se meneaba la polla, aun flácida, echándose el pellejo atrás y pajeandosela con la mano entera. A Roberto enseguida se le puso dura y preso del alcohol y para animar a Adrián a repetir lo del otro día, se acerco y se la cogió él mismo. El mayor puso una mano en el hombro de su hermano mientras le miraba pajear las dos pollas, ya duras, a buen ritmo. Ya se les empezaban a humedecer los capullos cuando Adri apretó el brazo que tenía en el hombro de su hermano y le acercó de un empujón acercando sus labios y dándole un morreo.

  • Quita joder –Balbuceó Roberto sin dejar las pajas

Pero después de apartarse repitió la operación y le dio otro morreo. Con el acercamiento Roberto aprovechó para coger las dos pollas con una sola mano. Adri empezó a mover las caderas y a masturbarse él mismo rozando su polla contra la mano y el rabo de su hermano.

"Venga hoy te toca a ti" dijo Adrian poniendo una mano en la nuca de su hermano pequeño y empujándole levemente la cabeza hacia abajo. "venga, no jodas…" respondió Roberto, aunque sin mucha voluntad y cediendo a la mano de su hermano, que le dirigió la cabeza hacia su polla haciéndole doblar la espalda.

El primer sabor le repugnó, le pareció demasiado asqueroso cuando le rodeo media polla con la boca a su hermano y se intentó levantar. Pero Adrián le sujeto y le metió la polla en la boca otra vez. La verdad, a la tercera chupada tragó saliva y con ella se fue el sabor desagradable. Ahora solo sabía a carne, a veces salado cuando salían unas gotas de líquido por el agujero del capullo. Cogió rápido el movimiento. Al principio no seguía el ritmo que le daba su hermano con la mano y lo hacia desacompasado, pero después de un par de roces con las muelas y las broncas de su hermano, siguió bien su primera mamada. Después de dar caderazos un rato, Adrián puso la mano en la frente de Roberto y se la sacó de la boca. Agarrándosela y dando unos cuantos meneos más empezó a soltar leche contra los azulejos color marrón crema de la cocina. 4, 5 chorros de lecha espesa quedaron pegados.

Roberto estaba aturdido. Y cachondo. Su polla le delataba. Erguida y temblorosa, brillante, enrojecida. Su hermano le agarro del nabo y tiró de él, conduciéndole a su habitación. "Hoy en la mía" dijo Adrián, que al llegar a la habitación se quito la camiseta blanca que llevaba, las zapatillas negras, los calcetines, los pantalones y los calzoncillos. Se arrodilló en la cama, inclinó su cuerpo adelante y apoyó las manos en el colchón.

  • Ahora te estrenaras de verdad
  • P… perooo… -alucinó Roberto, que se masajeaba la polla y dejaba caer el pantalón vaquero azul.
  • Fóllame. –sentenció su hermano mayor

Se desnudó muy rápido y se acercó a su hermano. No se atrevía, no sabía qué hacer. Adrián, a 4 patas y mirando hacia atrás, se moria de ganas de que le volvieran a dar por el culo. Se echó un escupitajo en la mano y mientras se acercaba a la polla de su hermano se pasó los dedos por el agujero. Se masajeó lentamente el culo y empezó a ensalivar la polla de Roberto. Éste no pudo retener un par de gemidos y echar la cabeza atrás al sentir la lengua y el paladar de su hermano pasándole por la punta de la polla.

  • Mámate un dedo y tócame –dijo Adrián sacándose un momento la polla de la boca

Así lo hizo, y enseguida le estaba metiendo el dedo índice a su hermano, que parecía ni inmutarse y seguía concentrado en chupar. Al poco Roberto escupió sobre el culo de Adri y deslizaba un segundo dedo, le daba asco chuparse el dedo que le había metido en el culo. Adri dejó la amada por miedo a hacerle acabar y alargó un brazo hacia un cajón.

  • Has usado mis condones con tu novia, cabrón –dijo el mayor mirando a Roberto
  • Hostia, sí.
  • Bueno, a mi no me embarazaras, hermanito –respondió sonriente Adrian.

Pero siguió rebuscando en el cajón. Sacó un sobrecito, como una muestra de perfume y se la dio a su hermano.

  • Ponme esto y fóllame ya.

Roberto hacia caso a todo. Rompió el sobre de lubricante y lo echó sobre el agujero ya algo dilatado de Adri. "Ponte en la polla, también" añadió mas tarde.

A partir de ahí Roberto ya sabía más o menos lo que tenía que hacer. Se agarró la polla y colocó la punta sobre el agujero. Empujó un poco. No fue difícil. Hasta menos que con Marina.

Era diferente. Su hermano mayor también era suave y caliente por dentro. Su polla entraba bastante bien con su lento empuje. Tras algún pequeño gemido de Adri paraba y no se movía un rato, pero enseguida seguía penetrando hasta llegar al fondo, acercando el pecho a la espalda de su hermano. Sentía la polla apretada, caliente, resbaladiza, acariciada por la carne de Adri que parecía agradecer las metidas cada vez más frecuentes. Sentía algo más, en su boca, en su lengua. Quería sentir algo comiéndole los labios, la lengua, los dientes. Así se apoyó en su hermano y entre metidas le buscó la boca. Se comieron, casi literalmente. Roberto empezaba a emitir un sonido extraño, un gemido grave y constante, salteado por las clavadas que iba haciendo. Le cogió la polla a su hermano, dura otra vez y mojada de su corrida de la cocina. Le pajeó, lento al principio, pero tuvo que igualar el ritmo que seguía con su polla. Tras varios minutos ambos eran frenéticos y los dos chicos amenazaban con correrse.

  • Dentro no, eh… -gimió Adrián

Y dicho esto Roberto la sacó justo a tiempo para echar nueve chorros de leche sobre el ano, nalgas y espalda de su hermano, que a su momento llenaba las sábanas con lo que le quedaba en los huevos. Roberto tuvo que apoyar un brazo sobre la espalda de Adri y encima de éste su cabeza. Creía desmayarse de gusto.

Fueron derrumbándose lentamente, uno encima del otro, buscando comodidad y ya casi empezando a cerrar los ojos.

  • Definitivamente ya no eres virgen, Robe.