Robert el cazador (2)
Presiento que el universo quiere matar a mi fuerza de voluntad...
Parte 3: sin el por qué
No culparé al amor, o al alcohol… tampoco a la emoción del momento, el hecho de que yo me acostara con un hombre mayor no era la primera y tal vez ni siquiera la última, y tampoco voy a negar que esa mañana mientras comía mis waffles con café y platicaba con Robert de cosas triviales, a mi mente se venían los flashbacks de su competencia sexual y todo el resto. En mi ranking de mejores amantes había derrotado al menos los 5 primeros lugares él es increíble en muchas formas. Conviviendo con él me di cuenta, es inteligente y un hombre que nunca golpearía a una mujer, pertenecía a la clase que yo le llamo “cazador”, un hombre seductor, dominante, de esos que yo suelo evitar precisamente por el padecimiento de piernas que había sufrido antenoche. Habiendo analizado esto no pensaba tomármelo en serio, solo una persona saldría mal parada si me enamoraba, y esa sería yo, así que terminé mi café para despedirme como lo había hecho la primera vez que pisé ese departamento.
_ Nos vemos en la escuela Robert – dije atravesando la sala para salir, en eso alguien entró sin llamar a la puerta… La maestra Olga, ella tenía llaves, no me extrañaba que fueran algo, eso me confirmó mi convicción de tomarlo como un polvo más y protegernos de rumores, tomé unos libros que estaban en el sofá sin pensarlo, y dije en voz alta…
_ Gracias por ayudarme con Speaking Profe… nos vemos en la escuela…
A penas Olga pudo hablar, salí saludando normal, para caminar hasta mi casa con el mismo pensamiento en la mente… ¿debía contarle a Tovar?... es bien sabido, no le cuentes tu mayor secreto ni a tu mejor amigo, no podrás pedirle discreción su tú mismo no la has tenido.
Por primera vez en mi vida empecé a tener dificultades para ser cínica, aunque no pude evadir a Robert en las clases, traté de ser más como antes de conocerle, aprovechaba que los alumnos se le acercaban al final de la clase para escabullirme entre la avalancha de gente entrando y saliendo de la siguiente clase. Estúpidamente pensaba que mis intenciones de camuflarme estaban funcionando, hasta que se descompusieron los baños principales, entonces tuve que ir a “los baños rusos” conocidos así por estar en el área del Alemán y Ruso… áreas con pocos estudiantes, por lo que el baño en sí es solitario, además de que pocos saben que hay unos baños allí irónicamente y muy a pesar del apodo impuesto al lugar, hay que llegar allí a través un largo pasillo que colinda con una pared de piedra, a penas caven dos personas en ese pasillo y es poco conocido ya que no colinda con alguna ventana, no pretendía esconderme o algo así, solo quería un camino corto para la salida regresando del baño, pero fui sorprendida por Robert que me sometió y aprisionó entre él y la pared…
_ ¿Estás evitándome?...
Claro que lo estaba evitando, podía comerme si lo veía frente a frente, justo como ahora…
_ No… solo actúo normal…
_ ¿no te interesa saber que pienso de aquella noche?
¿Qué pretendía?, aún tenía un poco de orgullo, y por fortuna algo de ingenio…
_ Si tú quieres decirme, pero ahora no puedo quedarme…
Se rió maquiavélicamente... creo que sabía que mi voluntad se quebrantaba a cada momento que lo tenía cerca, recordaba su piel desnuda bajo las sábanas… esto no estaba bien.
_ ¿Pretendes jugar conmigo? – me forzó metiendo su rodilla entre mis piernas, estaba montando su pierna, me rosaba un poco el clítoris, Sentí como una de sus manos me tomaba violentamente por el mentón y me besaba, o más bien me devoraba, después de robarme la voluntad con ese beso comenzó a morder y resoplar en mi cuello, su otra mano estaba colándose bajo mi blusa, estaba frío, ya era Diciembre, estaba en finales, y sobre todo estaba cansada por los exámenes y las entregas, quizá por eso mis brazos no tenían la fuerza de quitármelo de encima. De repente se detuvo mientras se separaba de mí decía.
_ creo que es más confiable preguntarle a tu cuerpo – se apartó de mí, y mientras se alejaba me dijo – Cuando quieras hablar de esto visítame.
La risa que había en su rostro y la humedad entre mis piernas, era por demás una muestra de su poder sobre mí, ante esta situación me pude reponer pronto… solo me quedaba pensar, ¿qué hago?
Era un juego peligroso que al parecer solo le hacía gracia a él, mi delicada situación ante Robert era demasiado estresante, como quien estúpidamente se pasó del precipicio para recoger una roca, ya ahora no hallaba que hacer con ella… Así de estúpida me sentía ante mi falta de cautela, habría preferido seguir toda la vida en bares a la media noche contándole mi filosofía a las vistas de la ciudad, fingiéndome loba solitaria y escuchando a Tovar cuando lo dejaba su estúpido novio.
Parte 4: las explicaciones inútiles y la fuerza de voluntad se va de vacasiones
No tuve mucho tiempo de pensar más en Robert, buscaba nuevo departamento, y mi vida cada vez estaba más en l ruina. Esta baja de suerte no se la atribuía a Robert, u otra cosa, simplemente es común quedarse sin trabajo de vez en cuando, Tovar tuvo una verdadera discusión, mejor dicho había roto por completo con Alex y estaba tan depresivo que no estaba trabajando, y yo dejé mi trabajo de medio tiempo debido a los exámenes finales.
Una tarde que estaba más que hambrienta durante la clase de inglés mi estómago gruñó tan fuerte que mis compañeros re rieron, siendo honestos a mí también me dio risa, una risa irónica para variar, no tenía dinero para comer algo, y pepe estaba tan quebrado que no me regalaría muffins. Como ya se había hecho costumbre me escabullí al final de la clase, solo que esta vez escuché un “Claudia, espérame en la dirección después de clase”… Robert era estricto como maestro, pensé que sería algo sobre mis faltas del último mes, o sobre mi segundo parcial reprobado, entré en su oficina, me indicó que me sentara, era una oficina ordenada, con todo el aire de un maestro, sentí raro ver ese lado de él después de haber hecho cosas tan eróticas.
_ Estas bajando de peso, tus calificaciones están bajando, y no te concentras en las clases…
_ No vengo solamente a inglés profe – dije con una cara de pocos amigos.
_ Entiendo eso, ¿tienes problemas? – Dijo mientras ponía frente a mí una hoja, era una solicitud de beca – sabes que no necesitas sacrificarte a ese grado…
¿Qué era eso?, ¿acaso estaba preocupado?... no quería deberle más cosas, o mejor dicho no quería seguirme comprometiendo con él, además…
_ No tengo el promedio para recibir beca Robert – me levanté, me sentí estúpida, como un juguete roto o algo así, definitivamente era una estúpida creyéndome suficiente mujer como para lidiar con un hombre de esa talla.
A penas logré llegar a la puerta sentí el brazo de Robert en mi hombro…
_ Esperame – obvio solo lo vi volver a entrar para seguir mi camino por un callejón esperando que no me alcanzara, desafortunadamente me atrapó unas calles después, bajó de su moto roja, una Harley, realmente era una broma del destino, o definitivamente mis expectativas de él eran demasiado altas y ahora la desilusión me hacía pensar que era de esos tipos que no saben cerrar ciclos.
_ Sube – dijo.
_ No gracias, puedo caminar – me crucé de brazos como una niña chiqueada.
Bajó de su moto y me tomó de los hombros, no supe cómo me subió a la moto y me puso el casco, antes de que pudiera reaccionar estaba arrancando, yo estaba furiosa pero afortunadamente no había perdido el juicio, al menos no lo suficiente como para saltar de una moto en movimiento.
A las afueras de la ciudad de Guanajuato hay un pueblo llamado Santa Rosa, es el lugar que da la bienvenida a la sierra, están entre las montañas y es famoso por sus manzanas, duraznos, chabacanos, mísperos y sobretodo, por sus restaurantes, uno como estudiante no puede darse esos lujos, y menos llegar a conocer ese lugar a menos que vayas de viaje de prácticas en fotografía, pero Robert me llevó a un restaurante, pidió dos comidas completas y como nunca antes había sentido en mi vida, una sensación que solo quienes por poco mueren de hambre, al mirar el plato mi boca se hiso agua, y bueno, los mexicanos decimos, el hambre es el hambre, comencé a comer casi con un nudo en la garganta por ver mi orgullo deshecho.
_ ¿Ahora si me vas a contar lo que está pasando? – Ahora me miraba como una niña que le acaba de dar un algodón de azúcar – tienes varios días faltando a clases y bueno, tus calificaciones no eran perfectas pero mantenías un perfil aceptable.
Tenía la boca llena pero eso no me impidió hacer un gesto de disgusto al escuchar su voz de maestro….
_ además – continuó – ya no hablamos sobre lo que pasó aquella noche.
Alcancé a pasar a fuerza un bocado para decirle…
_ ¿quieres saberlo tú o tu novia Olga? – la comida me estaba dando fuerzas para mirarle a la cara, aunque me llevé la sorpresa de que su rostro era de un inocente incriminado.
_ ¿Olga?... ella se estuvo quedando en mi departamento por que tuvo problemas en su casa – ¿estás celosa?
_ Su expresión al verme allí parecía que ustedes tuvieron algo que ver – estaba molesta en verdad si no me contenía iba a hacer una escena – si me hubiera avisado que ella estaba allí no habría pasado esta vergüenza… ¿qué eres idiota?
_ Espera, ella solo se quedó dos días
_ No te estoy pidiendo explicaciones… no somos nada – ahora se me estaba quitando el apetito - ¿quieres saber qué pienso de esto? – miré a la ventana, me gravé los arboles verdes y el cielo nublado – no fue nada serio, estábamos borrachos y excitados por lo que había pasado…
_ ¿solo fue sexo?... ¿sin más? – me dijo con una expresión que no me resolvió la duda si era de alivio o de decepción.
_ Robert… ¿puede ser que siendo yo la niña en esta relación sea la única que ha pensado en las consecuencias de esto?
_ Claro que no – ahora el miraba los árboles y yo a él – sin duda uno de los dos terminará mal en esta relación, pero aún…
_ Yo soy quien tiene más que perder y lo sabes ¿verdad? – Me levanté para interrumpirle – por eso no debes preocuparte, no le diré a nadie… solo eres un buen maestro que se preocupa por su alumna “la pobre” y me invitó una comida.
Sé lo que van a pensar, en el más prudente de los casos yo saldría del restaurant y pediría instrucciones para poder bajar hasta la ciudad y mantener mi distancia de Robert hasta el próximo mes que terminaba el curso… pues olvidan una cosa muy importante, no tenía dinero, mi fallido intento por hacer una salida triunfal y madura se vio ensombrecido por mi precaria situación económica, y peor aún, seguí dependiendo de Robert, y no termina todo allí, cuando me dejó en la puerta de mi casa me encontré con la buena nueva de que mis cosas estaban en la calle con un intuitivo letrero de “desalojo”.
_ Hay un cuarto libre en mi casa – Dijo Robert
_ Imposible – dije con la mirada perdida.
_ Solo serás un inquilino y además no tienes otro lado a dónde ir…
_ No puedo pagar la renta de un sitio como ese Robert… no me jodas y lárgate, me quedaré con un amigo por hoy…
Parte 5: diez años son nada en el universo.
Claro que terminé yendo a la casa de Robert, Pepe tenía un desastre en su casa y además estaban todos los cuartos rentados, Edgardo estaba en mal momento con su novia, el solo dirigirme la palabra desbordaba los celos de esa mujer, mis compañeros de clase me odiaban y no conocía a nadie en un radio de 36 mil kilómetros a la redonda…
Y si, También tuvimos relaciones muchas veces después de eso. Quería resistirme los primeros días fue una competencia por ver quien se dormía primero, y ponía seguro a mi puerta, me metía a bañar cuando él no estaba, parecía una frígida paranoica, pero trabajar demasiado me pone Horni, cuando me estreso necesito un polvo para relajarme, y olvidaban que yo estaba en exámenes finales, y también estaba pintando nada más y nada menos que a Robert contra luz como la primera noche que lo hicimos, me estaba esmerando, si se exponía esa pintura y se vendía yo podría salir de ese departamento. A veces me desaparecía del mapa, y mis amigos cercanos ya sabían que eso pasaba de vez en cuando, pero esta desaparición histórica se debía a que necesitaba terminar mi pintura, y también que me costaba trabajo salir sin que nadie me viera, mi convicción de no tener relaciones sexuales con él se rompió una madrugada en la que estaba decidida a terminar la pintura, aun que faltaban dos semanas más para la entrega, pero el óleo seca lento y además, quería buscar un cuarto barato para dejar a Robert… mi concentración me llevó a las 3 am con el radio prendido, impregnando el departamento a aguarrás, no me di cuenta que Robert había entrado a mi cuarto para pedirme que apagara la música.
Se vio a sí mismo en el lienzo y lanzo una expresión de asombro…
_ Sabía que estabas en Artes, pero no sabía que eras tan buena…
Yo seguí un poco concentrada en mi trabajo por eso sin mirarlo me estiré y suspiré, luego descansé un poco mis manos.
_ ¿en serio crees que soy buena? – Me sobé el cuello – díselo a mi maestra para que pueda vender este cuadro y salga de mi pobreza…
_ Sí que eres una sorpresa, cuando te vi entrar a mi salón la primera vez parecías una niña desaliñada y sombría, pero viéndote tomar y divertirte, luego te veía en distintos bares con un hombre diferente cada vez…
Cierto, estaba hablando con Robert, voltee a verlo mientras le quería decir algo cortante…
_ A caso estabas espiándome - ¡demonios, lo primero que vi fue su abdomen de lavadero! – ¿por qué lo haces?
_ ¿Hacer qué? – dijo sin más.
_ ¿soy la única que está estresada porque nos descubran?
_ ¿estamos haciendo algo malo?
_ Soy una alumna viviendo de gorra en la casa de un maestro… por donde lo veas esto…
_ Relájate, no es que quiera trabajar para siempre allí, además ¿tienes una mejor opción?
Me percaté que estaba en pijama sin bra, y toda llena de pintura… él me comía con la mirada…
_ Deja de hacer eso…
_ ¿de hacer qué?
_ De mirarme como si quisieras comerme…
_ quiero comerte – me puse a la defensiva - ¿sabes que eso lo hace más excitante?
Me tocó el hombro con un dedo, él estaba frío...
_ podría decirte que mi hospitalidad no es gratis, y cobrarme con tu cuerpo…
Ciertamente, como ya dije antes, sé cuándo un hombre sobrepasa mis fuerzas, el problema no era su fuerza bruta, el problema era que mi voluntad aunada a mi estrés no servía de nada, deseaba una verga en ese momento, solo mi razón dando patadas de ahogado entre las hormonas de este hombre me dejó decir…
_ ahora resulta que soy de tu propiedad porque me ayudas – yo no me levantaba del banco frente a su pintura pero él estaba muy cerca, tan cerca que podía sentir su aliento en mi piel - ¿qué sigue?, me ofrecerás ser tu amante a sueldo… ¿una scort para Robert?
_ ¿por qué no?... los millonarios feos hacen eso todo el tiempo – me empezó a rodear, se coló debajo de mis brazos, y sentí el cosquilleo de sus palmas en mi cintura – lo bueno es que yo no soy feo y tampoco soy millonario, no te estoy sobornando para que dejes que te toque… ¿por eso no querías entrar a la ducha cuando yo estaba en casa?
Si, ese maquiavélico hombre sabía muchas cosas, o se enteraba de ellas, maldito hombre perverso, si no fuera tan bueno tocándome y excitándome lo lanzaría fuera del cuarto de una patada, le arrojaría el aguarrás en los ojos y lo golpearía, pero por alguna razón me sentía más que relajada en sus brazos, ni siquiera me di cuenta cuando me levantó del banco y me llevó cerca del marco de la puerta contra la pared…
_ Por más que digas que soy tu maestro, no dejo de verte como una mujer… ya deja de verme como un maestro… soy un hombre
Sus manos estaban bajo mi pijama, mi piel suave sentía cosquillas, relajantes cosquillas que me humedecían cada vez más, y cada vez era más difícil dejar de respirar el vapor de su aliento… si, él tenía razón, era un hombre, un guapísimo hombre mayor, que no tenía demasiada prisa para el sexo, se tomaba su tiempo para desenvolverme y era minucioso, en menos de dos meses se había convertido en mi mejor y más infortunado desliz, su enorme verga dolía en mi vientre pero dolía rico, era como cuando sabes que te espera un calvario para crear una obra de arte, cada peldaño de él dolía, pero cada éxtasis, cada calambre de mis piernas, valía la pena en ese pedazo de firmamento al que llegaba cada vez que se corría dentro de mí… terminaba temblando exhausta en sus brazos, y su enorme cuerpo me dejaba con cuidado en la cama y me cubría con las cobijas para mantener su rutina de “un cigarrillo después de follar”…
Me gustaría ser más glamorosa que eso después de haber tenido tantos orgasmos, pero mi cuerpo quedaba sin fuerzas, mientras que su actitud me confundía, se levantaba como si nada después de acaba conmigo, pero quería seguir haciéndolo… y estaba nuestra diferencia de edad, 10 años pueden ser nada en la historia, y dejando de lado las estupideces cursis que dicen “no hay edad para el amor”, veíamos las cosas distintas en muchos aspectos, su mayor preocupación era su trabajo y las cuentas, yo me ahogaba en gastos de la universidad y buscaba un nuevo departamento, y me frustraba por que la maestra de expresión gráfica no me respetaba el estilo…
Aun que jamás tratábamos muchos temas discrepantes en la cama, simplemente hablábamos de la vida, ¿Dónde creciste?, qué nos gustaba de niños, me enteré que se hiso maestro de inglés porque en la universidad estuvo un tiempo en México y le gustó tanto que se quedó, é supo que yo quería ser pintora porque cuando era niña vendí un dibujo y me creí la frase “que bonito, tienes talento para eso”, me dijo que era una estupidez bastante acertada…