Robar o follar

Un hombre que se dedica a entrar por la noche a las viviendas, cuando los propietarios duermen, para robar objetos que le permitan comer. Pero esta vez, no todos dormían.

He viajado a Barcelona en busca de trabajo. Llevo un tiempo yendo de un sitio a otro y no consigo ninguno. Me he quedado sin dinero y sin ayudas, desesperado, al borde de la locura, empiezo a robar pequeños objetos para venderlos y poder comer.

Aprovecho el calor del verano para entrar en las viviendas por la noche, cuando los dueños duermen, dejando las ventanas abiertas.

He entrado en tu casa, estoy inspeccionándola para ver que puedo llevarme. Escucho un sonido de fondo, bajo, continuado. Me acerco guiándome por el oído.

Con sigilo, abro la puerta. Te veo sobre la cama, durmiendo desnuda, las manos cubriéndote pudorosamente el pubis, las piernas cruzadas una sobre la otra. Me excitas, llevo tanto tiempo sin sexo... ¿robar o follar? ¿qué hago? me acerco a ti, veo el sudor en tu piel. Mueves la pelvis lentamente, me fijo en tus manos y veo que están empujando ¡un vibrador! La duda se resolvió, tocarán las dos cosas, robar pero primero follar.

Acerco la mano izquierda a tus manos y la derecha a tu boca. Bajo las dos a la vez, con fuerza, inmovilizándote. Abres los ojos, asustada. Quieres gritar, pero no puedes.

  • Silencio. Quédate callada y no pasará nada, no te lastimaré. ¿Has entendido? ¿Vas a obedecer?

Tienes los ojos abiertos como platos, asientes con la cabeza.

  • Bien. Pórtate bien y nos ayudaremos mutuamente.

Dejo tu boca libre. También tus manos.

  • Qué caliente estás, nena. Hoy vas a disfrutar con el juguete y con una polla de verdad.

Te giras y me pegas en los testículos.

  • Ahhhh ¡puta!.

Me has hecho enojar. Te doy unas tortas en la cara, con la mano abierta. Se te caen lágrimas.

  • Te dije que colaboraras, hija puta.

Te agarro de los pelos y tiro hacia arriba para que te sientes. Saco del bolsillo una cinta adhesiva.

  • Pon las manos a la espalda.

Paso cinta por las muñecas, uniéndolas. Saco una navaja. Te agarro el pezón izquierdo, lo tomo entre los dedos y apoyo el filo de la navaja sobre el.

  • Vuelve a revelarte y te lo corto.

Asientes repetidamente, ha cambiado la expresión en tu rostro. El pezón se ha endurecido.

  • Ah, ahora tienes miedo, puta. ¿O esto te gusta?

  • Ahhhhh

  • Jajajajaja, ah, ¡así que te gusta el juego!. Bien, putita. ¿Estoy cumpliendo una vieja fantasía? Pues, cuidado; no sea que la fantasía se torne sangrienta.

Para que veas que esto no es un juego, te pongo la navaja en el cuello, y aprieto.

  • Esto me da el control, así que ojo... mucho ojo con lo que haces. Cumplirás la fantasía, depende de ti que sea lo último que hagas.

  • Sí. Me gusta. Haré todo lo que digas.

Me quito el pantalón y el bóxer. Te pongo de lado, en el borde de la cama.

  • Apóyate sobre el codo.

Me agarro la polla y la acerco a tu boca. Con la otra mano, sostengo la navaja contra el pezón derecho.

  • Cómeme.

Empiezas a pasar la lengua, por los lados. Le das besos. Me echas saliva. Con la lengua repartes la saliva. Abres la boca y llevas la saliva hacia atrás. Se me pone dura. La metes adentro, todo lo que puedes, y sales lentamente. Vuelves a hacerlo, te está gustando. La comes toda y sales, así varias veces. Sales completamente y me pasas la lengua por el tajito del glande. Vuelves a comerla.

Dejo la navaja y cojo el vibrador.

  • Abre las piernas.

Lo haces y te lo meto de una estocada, hasta el fondo.

  • Ah. Con cuidado... por favor.

Lo giro con violencia, lo muevo hacia un lado y hacia el opuesto, sin cuidado alguno. Quiero hacerte doler para que no se te ocurra revelarte.

  • ¿Te duele, puta?

  • Síii.

  • Y más que te va a doler si no me complaces. Sigue chupando.

Vuelves a la labor, te noto entusiasmada. La estimulación positiva parece haber dado resultado, eso o que te has relajado y solo piensas en disfrutar. Sea como sea, me gusta como lo haces ahora. Yo también me relajo, pero solo un poco, no se en que momento me vas a querer hacer otra putada. Dejo la navaja abierta en la mesilla, para poder cogerla rápidamente si tienes alguna mala idea.

Apoyo mis manos en tu cabeza. Te acaricio el casco de la cabeza, como peinándote con la palma de la mano. Lo noto un poco áspero. Me gusta más cuando está suave, sedoso, cuidado. Acerco la nariz y noto que huele bien. Se ve que te gusta tener el cabello así, no es falta de cuidado. Repentinamente dejas de chuparme la polla;  te cojo del cabello y tiro para atrás.

  • ¿Qué haces, perra? ¿Quién te ha dicho que dejes de chupar?

  • Quiero comerte los huevos

  • Vale. Con cuidado. Ni se te ocurra volver a hacerme doler, porque te corto. ¿Entendiste, pedazo de puta?

  • Sí. No voy a hacerle daño, señor -Lo dices poniendo en tu rostro una expresión de colegiala inocente-.

  • Ah, ahora eres una niñita. Vale.

Me pasa la lengua por el testículo derecho, luego por el izquierdo, Pegas la nariz al nacimiento inferior de la polla y aspiras cerrando los ojos.

  • ¿Te gusta como huele, bonita?

  • mmmmm, síiii, mucho. Suélteme las manos, señor. Así puedo darle más placer.

Pareces sincera, pero no me fío. Puedes estar tramando algún ardid. Cojo la navaja. La paso por tu rostro, con el filo rozando tu piel, hundiéndose al pasar. Paso el lateral de la hoja por las orejas, bajo por el cuello, tocándotelo con la punta.

  • ¿Segura que vas a portarte bien? ¿O es una artimaña?

Apoyo el filo de la hoja  en la línea entre el ombligo y el canalillo.

  • ¿Quieres tener una cicatriz para lucir en la playa?

  • ¡NO! Por favor, no, no me hagas daño.

  • Quédate quieta.

Corto la cinta que ataba tus muñecas.

  • Ahhh, gracias…

  • Te dije que estés quieta.

  • Sí.

Apago el vibrador y lo retiro. Está caliente. Te toco el coño, lo tienes chorreando. Acerco el vibrador a mi nariz.

  • Qué rico olor, nena -Pongo el vibrador sobre tus labios-. Chúpalo, une el sabor de mi polla y de tu coño.

Paso la navaja por tu vello pubico, tiro hacia arriba cortándote unos pelillos. Te quejas. Apoyo la hoja en la vulva, entre los labios. Te estremeces.

  • Atrévete a hacerme daño y te quedará una cicatriz en la raja.

  • No voy a hacerle nada. Quiero complacerlo. No me lastime, por favor.

La navaja la he apoyado con el filo hacia afuera, para no lastimarte. Pero como no lo sabes, da el mismo resultado.

Me acaricias el muslo con una mano mientras juegas con la lengua sobre los testículos. Me besas la polla por los lados, moviéndola a derecha y a izquierda, La engulles entre tus labios, qué placer. Me acaricias los testículos mientras me la comes. Miro lo duros que tienes los pezones. Los toco y los aprieto para comprobar como se sienten al tacto. Te pellizco y chupas con más ansia. Se ve que te gusta. Ay, puta, como me gustaría aparcar la navaja y poder disfrutar relajado. Pero no debo. Paso las uñas por tu espalda, te la araño para que recuerdes que puedo hacerte daño.

Sigues chupando, la tengo cada vez más dura.

La coges por la base con una mano y chupas frenéticamente, Entras y sales con velocidad, Me estás follando con la boca. Recorro con la vista la habitación, buscando algo para poder inmovilizarte. Veo un jarrón, con unas cañas de bambú, gruesitas. Eso servirá.

  • Para.

No reaccionas, estás ensimismada, Te tiro del cabello hacia atrás.

-Qué pares te dije -Je, ahora sí has escuchado-.

  • Perdón.

  • Ve a buscar una caña de ese jarrón.

Te levantas de la cama yendo hacia el jarrón. Te acomodas el cabello mientras caminas. Estás sudada. Qué buena que estás, Transpiras sensualidad al andar.

  • ¿Esta está bien?

  • Sí, tráela.

Estoy de pie al costado de la cama.

  • Dámela. Ponte aquí, Delante de mí -doy un paso hacia atrás-. Retrocede hasta tocar la cama con las piernas. Muy bien, ahora acuéstate.

Lo haces y te contemplo. Es un espectáculo verte.

  • Lleva los brazos hacia arriba. No tanto, deja las palmas de las manos a la altura del cuello.

  • ¿Así?

  • Sí. Apoya los talones en el borde de la cama. Abre las piernas.

Me acerco ubicándome entre tus piernas. Apoyo la caña sobre tu cuello y manos, sin apretar demasiado, para que puedas respirar.

Pongo mi rostro sobre el tuyo, observándote bien de cerca. Te lamo la nariz, apoyo los dientes y te doy un mordisco suave. Miro la marca que dejaron los dientes, es un instante, desaparece enseguida. Te beso el rostro, mientras siento tu vientre contra mi polla. Bajo a tus pechos, los recorro con los labios y la lengua. Me gusta el tamaño que tienen. También me gusta el color y el tamaño de las areolas. Aunque ahora están más oscuras que antes. Te cubro la areola izquierda con la boca, succiono y apoyo los dientes sobre el pezón. Lo acaricio con la lengua mientras lo tengo atrapado entre mis dientes. Hago lo mismo en el otro pecho. Uff, qué buena que estás. Acomodo la polla para deslizarla por la vulva, rozártela contra el clítoris. Te noto empapada. Qué lindo como resbala, como se desliza entre tanto líquido. Mueves la pelvis buscando clavártela. Ufff, sí, entró. Juego con el glande, entro solo el largo del glande, entro y salgo, lubricándote más. Ahora entro un poco más, pero sin meterla del todo. Quiero hacerte desear. Levantas más la pelvis, ya no sabes como hacer para sentirla toda dentro.

  • Más, más. Más adentro.

Te complazco, la meto hasta el fondo. Me muevo lentamente, disfrutando de cada milímetro que sale y entra. No tengo prisa en correrme. Noto como cambia el ritmo de tu respiración, no se quien está disfrutando más.

Ahora acelero el ritmo, haciéndolo cada vez con más fuerza.

  • Dame duro, me gusta.

  • Cuéntalos

Te doy 25 embestidas.

Me detengo

  • No pares

La saco. Me miras interrogándome con los ojos. Apoyo el glande en tu entrada. Lo deslizo hacia adentro, y continúo entrando, despacio, mirándote a los ojos, queriendo leértelos. Mi pubis choca con el tuyo. Te veo morderte el labio inferior. Retrocedo rápidamente, sin sacarla completamente y vuelvo a entrar, lentamente.

Sigo haciendo ese movimiento, entrando lento y saliendo rápido durante 9 veces. En la décima se acaba la lentitud y solo hay velocidad, ímpetu, entrando y saliendo, durante tres veces. Hago una pausa.

Vuelvo a jugar con el lento - rápido, durante 8 veces y luego 4 veces, violentas, Me quedo quieto.

Otra vez, ahora 7 lentas y 5 enérgicas. Cuando me detengo mueves la pelvis buscando lo que deseas.

  • Quédate quieta! -para reafirmar lo que digo, te doy un cachete en el pecho derecho-.

Continúo. Esta vez son 6 y 6. Noto como disfrutas cada una.

De nuevo, 5 con calma, 7 como una tormenta.

  • No te corras -te advierto-.

4 despacio; 8 veloces

3 en cámara lenta, 9 vehementes.

Me enderezo, liberándote de la caña.

  • Ponte en cuatro sobre la cama, como una perrita.

Me agacho para observarte el coño, lo mojado y abierto que lo tienes. Te meto el dedo índice y el corazón, probando a distintas profundidades, rotándolos un cuarto de giro, rozando la pared superior, para hallar el punto G, es como la búsqueda del tesoro.

Acerco la boca a la raja del culo. Dejo caer saliva en la entrada, y con el dedo corazón de la otra mano trato de meterla en el ano. Lo saco y vuelvo a ponerte saliva. Quiero llenarte de saliva el ano. Mientras los dedos siguen recreándose en el tesoro, creo que lo he encontrado.

El corazón ya entra con relativa facilidad, Acompaso los movimientos de los dedos.

Agrego el índice, quiero dilatarte el culo, prepararlo para ponerte la polla.

Quito los dedos de la vagina y los sustituyo por mi pene.

Te acaricio la parte delantera de la pierna derecha con la mano que quedó libre. También el muslo, desde casi la rodilla, hasta la entrepierna.

Te penetro haciendo movimientos circulares, taladrándote, buscando rozarte, golpearte distintas partes de la vagina cada vez que entro. Avanzo y retrocedo 10 veces.

Retiro los dedos y la polla, metiéndola ahora en el culo. Entro el glande. Te doy una nalgada en la derecha.

  • Yo me voy a quedar quieto, muévete tú.

Te cojo por la cintura, una mano en cada lado. Te mueves despacio, con precaución, emites leves quejidos con cada movimiento.

  • Estimúlate el clítoris.

Lo haces y noto que el tono de los quejidos cambia. Cambias de posición sobre la cama, acomodándote mejor.

Ahora te mueves con más agilidad. Estás disfrutando. Se ve que la posición esta te gusta, ¿o será porque te estás estimulando el clítoris?. Como sea, lo que me estás haciendo sentir sobre el pene es... maravilloso, ufff, ojalá este momento durara horas. Ya te mueves con soltura, no hace falta que te diga nada. Te estás clavando tu sola, a un ritmo cada vez mayor.

  • mmmmmm... qué gusto..., qué gusto!... aaaaammmmmmmmmm -dices en un susurro y te quedas quieta-

  • Nena, te dije que no te corrieras -te doy 3 nalgadas en la izquierda-.

Te cojo por el cabello y te hago poner boca arriba. Me subo a horcajadas sobre ti, hasta ubicar mis rodillas debajo de tus brazos, y la polla en tu boca.

  • Cómemela.

  • Hummm, huele... -vences la autoresistencia, te puede el placer de comerla.

La comes con gusto, se nota; me la limpias bien, a conciencia, un trabajo muy bien hecho. Qué boca deliciosa. Nuestras miradas se cruzan y me parece que, aunque con la boca llena, esbozas una sonrisa.

  • Muy bien, perrita -Te acaricio el cabello, como premio por haberla limpiado tan bien.-

Salgo de encima tuyo y me voy hacia atrás, cogiéndote las manos. Me recuesto en la cama.

  • Fóllame. Siéntate sobre mí.

Te noto contenta, como si fuera lo que estabas deseando. Te sientas sobre mí y comienzas a bajar y subir, cada vez más rápido. Pareces saltar sobre mí. Se sale y te la vuelves a meter. Sigues así y veo que estás cerca de un nuevo orgasmo. Yo también estoy, muy cerca. Siento que viene, voy a eyacular en cualquier momento. Quiero aguantar un poco más, solo un poquito.

  • Aaaaaahhhhhhh, qué bueno, nena!

Sentir el esperma dentro, te hace correrte. Te quedas quieta. Y te acuestas sobre mí. Te abrazo. Ya no somos el violador y la victima, somos una pareja unidos después del orgasmo.

Te acaricio la espalda, me gusta sentir el calor de tu cuerpo sobre el mío.

Te quedas quieta... te miro a los ojos y veo que... ¡estás dormida!.

Me quedo tranquilo, disfrutando viéndote dormir; te acaricio el cabello y por un momento sueño, pensando que eres mía.