Road To Mandalay

El deseo sobre el amor....

Road To Mandalay

El tiempo pasa y cada vez que escucho aquella canción estrello con lo que no quiero ver aun sabiendo que fui la que enamore, ilusione, maltrate y desilusione un hermoso corazón, que al final quiso vengarse del mío, sin poder lograrlo, te recuerdo cada día, cada noche, pero en mi corazón, sólo queda el intento de lo que pudo ser y no fue.

Tú princesa del norte, que con 22 años te conocí y te robe el corazón, pero que no sabias que mi constante caída por la ruta de la infidelidad, no me dejaría ser feliz contigo, en ocasiones evocaba las palabras de mi excelente amiga, quien me reprochaba y recalcaba que algún día quedaría sola por no valorar el amor sincero que me brindaban, (que puedo decir, soy mujeriega, amo a las mujeres, amo su belleza, amo lo que ofrecen sin pedirlo, amo su piel cuando se estrella con el sol, amo su boca cuando se abre deseosa por un beso, amor el brillo de sus labios cuando los beso y quedan con deseos de más, amo sus cabellos cuando los tomo en mis manos y mechones se deslizan entre mis dedos, amo sus cuerpos que se contorsionan con las caricias pasionales, amo mirarlas tras la sombra y ver que son tan delicadas que si duran mucho tiempo en mis manos puedo romperlas, pero no porque quiera, es sólo algo dentro de mi alma y mi corazón que no me deja amarlas de verdad, o por lo menos amar a una sola con todo lo que mis oídos escuchan de corazones enamorados, las cosquillas en el estomago, la ilusión, el romanticismo, desaíra poder sentir todo esto y saber que es llegar y mirar a esa mujer que roba tus sentidos con sólo pensar en su nombre).

Contigo lo intente, me deje llenar de tus cariños, de tus detalles, de tus besos, tus caricias, de tu cuerpo, “que hermoso cuerpo”  más de una o uno pagarían por tenerte,  pero tu solo lo dejabas para mi, retorcías de placer cuando mis manos recorrían tus senos, tu vientre, tus piernas, tu sexo, adorabas que tirara a la pared y saboreara tu cuello, tu espalda,  que mis manos se fundieran en tu falda y buscaran el placer que causaba el solo roce de mi pelvis en tus nalgas, tomar tus senos en suaves caricias, para escuchar de tu boca que lo hiciera más fuerte, gemidos de tu boca pidiendo más y así tomarte por la cintura y llevarte hasta el sofá y allí desprenderme de tu ropa cuando ya la ansiedad y el deseo era incontrolable y necesitaba sentir tu piel en contacto con la mía, esa sensación de fuego, tu sudor enredándose con el mío, tu mirada diciéndome que me pertenecías, tus gestos de placer envueltos en dolor, tu pelvis en contracción por el orgasmo continuo que sentía en mi, como adoraba sentir el placer echo miel en mi piel, en ese momento deseaba amarte, deseaba entregarme a ti de corazón.

Pero algo siempre me detenía y entre copas y baile encontraba alguna mujer que despertaba mi instinto salvaje y extraño de poseerla, en la barra del bar mientras hablaba a su oído, mi mano se  perdía por su entre pierna terminando en la parte que ella quería fuera tocado, su cremallera y botón abajo, mi mano dentro y mis dedos jugando, mientras la música suena, la gente distraída y ella disfrutando de un momento de placer, nadie se percata que esta a punto de llenar mi mano de placer y ella de exhalar un gemido, que con el ruido no va ser perceptible ni siquiera por aquel chico que a nuestro lado pide un trago, sigue moviéndose y yo sigo evitando que me toque, me hace feliz dar placer, pero pocas tienen la dicha de verme en estado de éxtasis… sólo tu lograbas verme débil cuando poseías mi cuerpo con la inocencia y la experiencia que habías adquirido, cuando dejabas caer tu cuerpo sobre el mio y te deslizabas en un vaivén suave y fuerte cuando sabias que lo necesitaba, cuando tus dedos entraban y salían y yo pedía más de ti, tu lengua buscando mi clítoris, con masajes suaves le dabas el placer de sentir el desvanecimiento de no aguantar más, aun así seguías y disfrutabas de ver como agarraba la sabana mientras te frotabas contra mi pierna, contra mi sexo, contra mi cuerpo, como caía de cansancio sobre tu pecho….

Pasaron dos años y al saber mis infidelidades, reventaste en odio y desesperación, llamadas, mensajes, besos en público con tus conquistas, hasta encontrarte en cama de tu amiga, todo por causarme el dolor que sentías, sin saber que hacer, porque no tenia argumentos para recuperarte, simplemente me aleje, porque sabia que te estaba rompiendo en pedazos y que lo estaba lamentando.

Ahora frente a la ventana de mi apartamento puedo entender que quizás si te quise más de lo que creía, que te extraño entera y que aún sin vergüenza, puedo decirte que frecuento más mujeres, pero que TU me diste la esperanza de creer o tan siquiera saber que era el amor.

“Todo error ha sido ensayado y repetido”  Road To Mandalay - Robbie Williams

Rachel-Angie.