Rivalidad entre mujeres

A punto de casarme, quiero al hombre de mi madre.

Rivalidad entre mujeres.

Historia de Zulma 3. Ver La apuesta y Siete lecciones de sexo.

"Me voy a casar. Fabián me ha pedido que me case con él"

"Pero si sos una niña"- exclama Antonio.

"Estás loca, si es muy mayor. Podría ser tu padre"- casi me grita mi madre.

Por eso me apetece, pienso, mirando a su marido, mi padrastro, porque me gustaría que Fabián fuera él .


Siempre he rivalizado con mi madre, bueno quizás esa no sea la palabra exacta, la he tenido envidia y celos. Es difícil tener una madre joven, que te lleva 19 años, y además preciosa, esa mujer que todos los hombres desean. Rubia, ojos azules, con cara de ángel y un cuerpo espectacular, que dos años atrás había retocado mejorando las lolas y dejándose un culito respingón. Frente a eso, yo había pasado la infancia, adolescencia como un patito feo, enamorada de su marido: Antonio.

Mi madre se había quedado viuda, prácticamente recién casada, mi padre se mató en un accidente de moto, yo fui hija póstuma. Apenas pasados tres años, conoció a su marido , y en seis meses volvió a pasar por la vicaría. Y yo me encontré con un padrastro: Antonio. Siempre me ha tratado como su propia hija, ha sido cariñoso y dulce conmigo, he sido "su

niña", "su princesita" toda la vida, y ahí empezó mi tormento.

Creo que me enamoré de él al cumplir los 11 años, mis amigas me hicieron ver lo atractivo que era, al principio no quería pensar en ello, era casi una niña. Cuando empecé a tocarme,( mi amiga Clara me dijo como), y mi mano acariciaba mi vulva buscando el botoncito rosado , mi mente vagaba con Darín, Laport y Dicaprio que me abrazaban y me besaban. Hasta que un día descubrí que era él el objeto de mis fantasías.

Comencé a espiarle cuando estaba con mi madre, podría decir cómo cogían, lo que le gustaba a mi madre ( ponerse encima), y a él, que primero ella se la chupara arrodillada, y luego se pusiera como una perra, para que le clavara su pija con fuerza, mientras la daba azotes en las nalgas.

Me gustaba verle desnudo, y aprovechaba cualquier oportunidad para mirarle la verga que me volvía loca. Entonces me parecía enorme ( hoy sé que es normal) y cuando se ponía dura, todo mi deseo era lamerla como lamía los helados de dulce de leche, pues ese es el color de su glande.

Cuando tuve 14 años, y los chicos y algunos mayores comenzaron a fijarse en mí, pensé que también le ocurriría a él. Me exhibía, le daba mimos un poco atrevidos, pegando mis lolas contra él, cuando le besaba en la mejilla, y al hacerlo, de manera tonta, le rozaba la comisura de los labios. Me dejé ver desnuda varias veces, en fin todo lo que se me ocurría para que dejara de verme como una niña, "su princesita" y se diera cuenta que era una mujer. Misión imposible, sólo tenía ojos para mi madre. Ella lo encendía, lo excitaba, le volvía loco de deseo, y cogían como posesos, ante mis ojos, que no perdían detalle.

Debuté con casi 16 años, en verano, con un chileno mayor que yo, de 19 que estaba de vacaciones en Punta del Este. Me gustó, pero cuando lo hacía pensaba en Antonio, con el que me hubiera gustado perder mi virginidad. Tuve relaciones con algunos chicos, pocos, apenas tres, cuando me di cuenta que mi aspecto de lolita perversa volvía locos a los hombre mayores.

Así empezó otra etapa de mi vida, por la que pasaron mi ortodoncista, el padre de Juan (compañero de clase y amante en mi época de chicos de mi edad), José , ejecutivo brillante , que conocí en Palermo . Me enseñaron, me hicieron gozar, y todos me hicieron regalos, la mayoría dinero, pues aunque les gustaba llevarme a boutiques para comprarme ropa, que luego querían verme quitar, les convencía que mejor era que me dieran los pesos, para que les diera la sorpresa cuando me vieran la vez siguiente. Como no sabían que existían los otros, un vestido servía para los tres.

Fabián fue algo especial, cuando vino a casa, se quedó atontado nada más verme, mi madre para él no existía. Nunca me había ocurrido algo así, los hombres sólo tenían ojos para ella.

Por eso cuando me lo pidió salí encantada con él. La apuesta que le gané, y el aceptar estar en una orgía con él, fueron los pasos que le llevaron a pedirme en matrimonio.

Fijada la boda para un mes más tarde, todo ha cambiado en mi vida. Mi madre me mira con envidia y poco de rabia, Fabián es muy atractivo y además es un buen partido, y por otro lado el pensar que la puedo hacer abuela la angustia. No podrá presumir de joven, un nieto la envejecerá.

Pero lo mejor ha sido como está Antonio, me mira como mujer, y veo como me espía, ahora todas mis artimañas, que dejo caer con cuentagotas, le producen una reacción, el plátano se le pone duro. Poco a poco, como una araña a una mosca voy atrapándolo en mi red.

Ni mi madre ni Fabián sospechan nada, es más, les encanta lo bien que nos llevamos mi padrastro y yo, que aprovecho para mimosearle y encenderle.

He elegido el momento de acabar de seducirle, y ya ha llegado.

Tres días antes de la boda, a mi madre le toca ir a la prueba del vestido , quiere ir la más guapa, eclipsándome, así es mamá. Sé que tengo tres horas.

Antonio está en el salón , viendo la tele, yo le llamo.

"Papi, ¡prepárate que voy!"- y con un TATACHÁN , bajo las escaleras vestida de novia.

" ¿ Estoy guapa?"-se queda atontado, el vestido blanco, de enorme escote, que deja ver el canal de mis senos y mi espalda al descubierto casi hasta el inicio de las nalgas. El velo me llega a los pies, calzados con unos zapatos de taco alto que me estiliza la figura.

"¿ No es un poco atrevido?"- pregunta mientras sus ojos parecen saltar de las órbitas cuando se fijan en mi carne desnuda.

" Para la iglesia llevaré una capelina, pero así entraré en la suite nupcial. ¿ Le pondré a tono a Fabián?"

"Niña, así se la paras a un muerto"- se le escapa en un murmullo. Ese niña no se parece a los que me decía unos meses atrás.

" Espera, que todavía queda"- me suelto el cierre de la cintura y con un movimiento de hombros dejo caer el vestido al suelo.

Se levanta, está como un animal en celo, y no es para menos con lo que ve. Llevo un corpiño blanco, de nido de abeja con aros, que apenas ocultan mis senos, y que destacan mis pezones erectos. Un culotte del mismo tejido que transparenta mi vulva. El liguero en la cintura sujeta con cuatro tiras las medias blancas a medio muslo.

Saco la lengua que paso por mis labios humedeciéndolos, mis ojos bajan a su bragueta, que está a punto de estallar. Salgo del vestido, caído en el suelo, me acerco a él. Resopla, noto su respiración agitada. Me arrodillo y mirando sus ojos, le desabrocho la bragueta. Meto los dedos buscando su verga, se alza cuando lo libero de la tela.

Lo he deseado tanto que quiero disfrutarlo. Retiro el prepucio, el glande como una ciruela está ante mí. Paso la lengua saboreando las pequeñas gotas que su excitación ha dejado en la piel. Después lamo su arma hasta la empuñadura, al volver hasta la cabezota, me detengo en su inicio, justo donde la piel que lo cubría hace unas pequeñas arrugas, muerdo muy suave.

" Chúpala, no puedo más"- me ruega gimiendo.

La meto en la boca, le masturbo el tronco con la mano , y le mamo la pija.

Me quita el velo que cubre mi cabeza, y agarrándola quiere imprimir mayor celeridad en la chupada.

"No, quiero ser tuya."- digo sacando me la de la boca.- " Espera"

Me giro, apoyo mis manos en el suelo, quedo expuesta como una perrita, mi vulva mojada espera su ataque.

Se arrodilla tras de mí, y siento la cabeza de su pene tanteando la entrada de mi vagina. La mete de un golpe, está ardiendo como yo. Sus embestidas son rápidas, profundas, me llegan hasta lo más hondo de mi cuerpo, no va a poder aguantar mucho, yo tampoco, quiero acabar cuando me inunde su semen. Me agarra fuerte de las caderas, y su ritmo se vuelve enfebrecido cuando las oleadas del orgasmo me invaden, mientras siento su leche que se descarga en mi cuerpo.

"Perdona princesita, pero me has vuelto loco. Nunca he gozado tanto."

Apoyo mi cabeza en su hombro, mimosa le mordisqueo los pezones entre el vello del pecho.

" No lo volveré a hacer más. Estate tranquila, ha pasado hoy pero nunca lo repetiré"

" ¿ Por qué no?. Creo que nos han quedado muchos juegos para practicar. Si te la chupo de nuevo, ¿ querrás metérmela en el orto?"

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La boda fue un éxito, papá contento me llevó al altar, sabía que íbamos a seguir cogiendo. Fabián orgulloso de la jovencita que se llevaba, era la envidia de sus coetáneos. Mamá disimulando, nunca le gustó no ser la vedette, y además mi marido era el jefe del suyo.

Y yo, feliz de saber que había hecho realidad mis sueños, y que la vida iba a ser un camino de placer y sexo.