Ricardio IV

La familia siempre vive junta sus momentos de alegría, aun cuando sea una familia de lo más atípica.

relato de Xapel EXCLUSIVO para

www.todorelatos.com

Familia Transgénica

http://www.subirimagenes.com/imagedata.php?url=http://s2.subirimagenes.com/privadas/2311057rikcardio.png

Llevaba ya viviendo desde hace cinco años con Alfredo, Marcelo y los chicos de la pensión-burdel, o Casa de Sentiminentos que le gustaba decir a Marcelo.

Jairo Morente, brasileiro. Cerca de los treinta años, pelo moreno rizado, aunque con alguna cana que se tapaba con tinte. Siempre que sonreía se le formaban dos hoyuelos. Sus ojos marrones brillaban siempre, haciendo que sus gestos parecieran mucho más expresivos. No os puedo decir de su polla, nunca se la he visto. Además mi relación con él nunca fue sexual, pese a que nunca ha dudado en abrazrme con mucha intimidad en mis momentos felices o de dejarme su hombro para llorar los momentos tristes.

Ibrahim, un marroquí con algo de tripa pero un pollón alucinante. No es el típico hombre que te encuentras en un lugar donde pagas por follar, pues es basto, grosero y hay que estar encima de él para su higiene o seguramente olería mal todo el día. Pero es muy trabajador, lucha por lo que quiere y, tras llegar a la pensión, gracias a la recomendación de Marcelo, se integró muy rápido.

Alfredo fue quien me dijo que si quería un polvo con él por mi cumpleaños me lo regalaba, pero yo le dije, sin saber me estaba escuchando, que agradecía la idea prero yo prefería sexo con quien voluntariamente así accediera. Nunca le dije a Alfredo que Ibrahim me dió el mejor sexo de mi joven vida, y que su culo se sintió muy estrecho en torno a mi polla. Su culo que hasta ese día había sido virgen... y que desde ese día me ocupé de limpiar para que no volviera a estar tan sucio de mierda como me lo tuve que encontrar yo.

Se hizo esencial en nuestro grupo este morito guapo, tanto como para poderle considerar familia.

El último es Nestor, un cantante de bodas en horas bajas que llevaba desde los inicios de la pensión, cuando el único negocio que se pensaba hacer era habitaciones de alquiler a huespedes para dormir y un escaso buffet de desayunos. Entró por Alfredo y siempre fue un apoyo mutuo incondicional. Nestor tiene cuarenta años muy bien llevados. Cuerpo machacado en gimnasio, un buen paquete en el pantalón, que solo conocen Alfredo y sus clientas. Gesto taciturno, ojos grises y cabeza rapada.

Cuando le conocí vestía uniformes grises, pero un día se me ocurrió pedirle ir de tiendas, cosa que aceptó a regañadientes, y gasté mi primera paga de camarero en Burguer King en comprarle ropa bonita. Mientras se probaba fue cuando ví lo grande que era su bulto, pero nunca quise forzarle a hacer nada conmigo.

Y otras dos novedades en mi vida. Trabajo, como ya he dicho de camarero de un Burguer King. No es un chollazo que me vaya a hacer rico, pero es algo con lo que saco un dinero. Lo de prostituirme no es que me llame en exceso. Y, por insistencia de Alfredo, retomé mism estudios, aunque es en una academia nocturna.

Si bien es cierto que en la pensión hay más gente, y que mi vida abarca un poco más, podemos decir que en lo esencial, a mis veintidos años esta es mi familia y esta es mi vida. Quien le guste bien, quien no que se aqrroje al Manzanares y se pierda de mi vista.

La parte que os quiero contar es la mañana que me tenían que decir si sería aceptado en la universidad que yo quería, o no. Antes de ser expulsado de mi vieja familia mi camino estaba dirigido a Oxford. Pensé que el ser expulsado me había quitado ese futuro, pero mis resultados siempre se mantuvieron en lo mejor, según me dijo mi profesora de la Academia, quien se buscó las formas de garantizar mi potencial no se despercidiara.

De esta forma llegamos al presente momento, en que en cualquier momento nos podrían notificar mi entrada en Oxford, bueno, más bien el ver la puerta cerrándose en mis narices, como temía yo.

Era mi día libre en el trabajo. Nestor me llamó, que fuera a su cuarto. Había cosas inesperadas, pues nunca dejó entrar a nadie, salvo a Alfredo y las clientas a su cuarto, y el hecho de verlo sonriente. Me besó, con mucha ternura, en la frente, me abrazó. Me sentí muy cercano a él, pudiendo escuchar el firme latido de su corazón tras sus pectorales poderosos. Rompió a llorar.

-Venga, venga, no le montes una escena al chico, que es su momento feliz.

Escuché a Alfredo, detrás. Había una tarta, no muy grande pero si bonita. Tenía solo dos velas. No era mi cumpleaños. Leí el texto y no pude evitar un salto por la emoción. "Felicidades, alumno de OXFORD"

Me sentí muy emocionado. No tenía claro como lo pagaría, pero si el hecho de que estaba por las nuebas en cuanto a ánimos. Jairo se me acercó, me abrazó y me dió un largo beso con lengua. Nestor me abrazó por detrás, denado su cuerpo muy pegado al mío, y me besó el cuello, con más ternura que pasión. Este me susurró al oído:

-Has trabajado muy duro para logras esto, no creas que es un regalo ni te ha llavido del cielo. El regalo te lo vamos a dar en unos minutos.

Me puso unas vendas de terciopelo azul cubriéndo los ojos y algo en los oídos para que no pudiera escuchar nada. Lo último que escuché fue a Alfredo decir a su hijo que no se olvidara de coger la tarta.

No veía nada, pero tampoco diré que sea tan idiota para no darme cuenta que salimos de la pensión, subimos a un vehículo, luego sabría era una furgoneta, y fuimos a lo que más tarde sabría era el almacén del mejor amigo de Alfredo, que habían convertido en discoteca pansexual y esperaban poder hacer grandes fiestas con Djs y orgías en la pista de baile.

Cuando me quitaron lo que cubría mis ojos me encontré en una silla totalmente a oscuras. Detrás mía noté una respiración cálida y mentolada, seguramente Alfredfo. Noté otros dos hombres a ambos lados, que me levantaron, me desnudaron y me volvieron a poner en la silla, atándome de piés y manos a esta. Se marcharon. Se encendió un único foco en la sala, en medio del cual estaba Ibrahim, quien solo vestía un ajustadísimo tanga y una serie de velos de colores muy vivos.

Se puso a bailar con una gracilidad que no me esperaba. Era la danza de los velos. Movía su vientre, sus brazos y sus piernas que parecía fuera a hacer ejercicios de contornionista en cualquier momento. Me resultó tremendamente erótico, y a él también pues su polla se puso tan tiesa que se salió del tanga, por lo que optó por arrancárselo.

Cada vez estaba más cerca mío. Y a más cerca se encontraba más intenso podía notar un olor a vainilla y flores. El foco le siguió en todo momento, hasta que estuvo lo bastante cerca para que la luz nos bañara a ambos. Me besó con pasión, lamió mi cuello, mordisqueó mis pezones y siguió bajando hasta engullir mi glande y ponerse a succionar. Nunca, que yo sepa, había succionado glande alguno, a nadie, antes de ese día. Aunque lo que yo no sabía era mucho, pues iba a aprender mucho en muy poco tiempo.

Sin dejar de contonearse llevó sus manos a su trasero y escuché algo caer al suelo. Tras ponerse de nuevo en pie se sentó a orcajadas encima mío, dejándome sentir la tibieza húmeda de su ano. Se me abrazó como una lapa. Su piel olía deliciosa y sus besos parecían saber a chocolate. Subía y bajaba de mi rabo, cada vez a mayor velocidad. Me corrí y le llené. Él no se corrió. Quise decirle algo, pero llevó uno de sus grandes dedos a mis labios haciendome callar.

-Esto era para tu cumpleaños, pero estamos todos muy orgullosos de ti y lo hemos adelantado.

Me besó mientras se ponía en pié, dejando se deslizara en mi boca una onza de chololate que había llevado hasta ese momento dentro, lo que explicaba el sabor de sus besos. Se marchó, tanto él como la luz del foco. Los hombres que me desvistieron reaparecieron, me desataron y me taparon de nuevo los ojos, aunque ahora era con una máscara de cuero. Alzaron mis brazos, poniéndome unas muñequeras que engancharon a lo que parecía una cuerda que se suspendía sobre mi cabeza. De esta colgaban cintas que pusieron en torno a mis brazos, como una doble hélice, y ataron a una especie de brazaletes que me colocaron en ese instante. Me hicieron elevar un pié y después otro, quedando sobre dos pequeñas plataformas. Me pusieron algo qwue inmovilizó mis tobillos, y dejó mis piernas separadas. Más cintas, esta vez desde las piernas, las cuales envolvieron, subieron por mi cuerpo, dejando tanto mis genitales como mi culo al descubierto, y las engancharon a los brazaletes.

Uno se puso detrás, el otro delante. Noté como nos elevávamos y todo comenzaba a oscilar lentamenta hacia atrás y hacia adelante. El macho detrás mia me la clavó de una sola en el ano. Mientras me follaba seguíamos con el baivén, cada vez más rápido, aunque noté llegado un punto no aceleraba.

Estaba muy excitado, tanto como para empalmarme de nuevo, pero el objetivo del segundo hombre no era mi polla. Me alzó ligeramente, pasó su rabo entre mis piernas y entró a mi ano, dándome una de las mejores dobles folladas de mi vida. No sé cuanto estuvimos, pues la realidad se desdibujó en un mar de placer. Los dos machos me llenaron, práticamente al tiempo, y el columpió se fué deteniendo, poco a poco.

Cuando me la sacaron sentí mi ano huerfano de atenciones. Me desataron, me desengancharon y uno de los dos me tomó en brazos, llevándome a lo que parecía una gran cama redonda en donde continuaría la fiesta.

relato de Xapel EXCLUSIVO para

www.todorelatos.com