Rica Navidad

Salí y me dirigí al baño. “No me voy a ir sin probar su verga”. Pensé. Me quité la ropa que traía.

RESUMEN

En agosto del 2005 conocí y me hice novia de Rafa; fue el primero en todo: mi primer novio, mi primer beso, mi primer faje, y a los 6 meses, en diciembre del 2005, estando segura del amor que nos teníamos, me entregué a él, yo teniendo 15 años y Rafa 18 años.

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Luego de ese día, quedé completamente enamorada de mi novio. Era perfecto. De diciembre del 2005 a agosto del 2006 hice el amor con Rafa unas cuantas veces más.

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Cierto día de septiembre, quise darle una sorpresa pero la sorpresa me la llevé yo cuando lo descubrí haciendo el amor con mi mejor amiga, su prima, Andrea. Me sentí decepcionada y al mismo tiempo excitada. Estaba muy confundida, de alguna manera me había gustado lo que había visto.

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Me alejé de Rafa un par de meses, quería pensar en lo que había pasado. Para responder a mis dudas, le propuse a mi novio que hiciera el amor con su prima frente a mí. No le agradó mucho la idea, pero aceptó con la condición de que fuéramos novios de nuevo. Al verlos coger, se encendió algo en mí. Amaba a Rafa, y sabía que él me amaba. Y no lo iba a perder por culpa del sexo.

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Después de resolver mi duda, acepté que su prima, mi mejor amiga, cogiera cuando quisiera con mi novio Rafa.

DICIEMBRE 2006

Exámenes; No había tenido mucho tiempo para ver a Rafa después de “aquel día”.

La naturaleza de la mujer; La única vez que lo vi, un sábado a finales de noviembre, no pudimos hacer mucho porque mi cuerpo no lo permitió.

Eran los últimos días de clases, andaba muy ocupada. Deseaba tanto tener a Rafa para mí, tenerlo entre mis brazos, besarnos, tocarnos, hacer el amor. Pero no había tiempo, tenía que dedicarle todo a la escuela.

A cada momento me llegaba un pensamiento: Rafa cogiendo con Andrea, su prima, mi mejor amiga. Sabía que Andrea aprovecharía cada momento para tenerlo. Eso lejos de molestarme, me excitaba y me emocionaba más. Anhelaba ver a mi novio, anhelaba tenerlo conmigo para demostrarle mi amor, que sin duda, era más grande que el de Andrea.

Salí de vacaciones, por fin iba a tener a Rafa. Fui a su casa el día que salí.

-Buenas tardes señora, ¿Se encuentra Rafa? –Saludé.

-Hola Julia, adelante. –Entré a la casa. –No está. Todavía no llega de trabajar.

“¿Trabajar?” , pensé. “¿En qué trabaja?” . Me llegó un arrepentimiento enorme. Desde que nos volvimos a hablar, nunca le pregunté sobre su vida. Todo para mi empezó a girar sobre el sexo. La plática con mi suegra no duró mucho. Me fui a mi casa y le hablé por teléfono.

-Hola –Escuché la voz de Rafa.

-Hola amor, ¿Cómo estás? –Respondí emocionada.

-¡Bebé! Justo te iba a hablar. –Me dijo. –Estoy bien, ¿Y tú?

-Muy bien amor. Ya salí de vacaciones…

Escuché una voz…

-Deja te bajo el pantalón para darte una mamadita. Quiero probarla antes de llegar. –Dijo la voz. Andrea.

-¡Hey! ¿En qué quedamos? –Dijo Rafa.

-Solo estoy jugando amor. –Dijo Andrea.

-¿Andrea? –Pregunté.

-Sí. –Respondió Rafa.

-Hola amiga. –Gritó Andrea.

-¿Qué andan haciendo? –Pregunté.

-Andrea viene al gimnasio. Y aprovecha que vengo a trabajar a la escuela para venirse conmigo. –Me dijo Rafa.

-Pásamela. –Pidió Andrea. –Amiga, vamos a venir al gimnasio la próxima semana. Te voy a preparar para una noche inolvidable con Rafa.

-¿Cómo? –Pregunté con duda.

-Te voy a traer para que te pongas más buena y agarres condición porque vas a tener una noche sin descanso con mi primo.

Me explicó todos los detalles.

-En resumen, no vas a ver a Rafa hasta el 24 de diciembre.

No me quedó de otra más que aceptar.

El lunes, temprano, me habló Andrea para lo del gimnasio. Me dijo que ropa me llevara y a qué hora pasaría por mí. A eso de las 4pm pasó y a los 20 minutos llegamos al gimnasio. Nos bajamos.

-A las 7pm paso por ustedes. –Nos dijo la mamá de Andrea y se fue.

Nos quedamos fuera del gimnasio un rato. Andrea estaba más espectacular que nunca, su cuerpo era increíble. Pasaban mujeres y casi ninguna era comparable con mi amiga. Hombres entraban y salían y a todos les robaba un suspiro. Autos también pasaban, unos tocaban el claxon, otros nos decían que nos llevaban a nuestra casa. A todos ignorábamos.

-¿Qué estamos esperando? –Pregunté. Me sentía un poco incomoda por todo lo que nos rodeaba.

-Espera.

Seguían pasando autos y personas que no nos quitaban la mirada. Se detuvo un auto y se bajó un tipo sin camisa, andaba en puro short. Su cuerpo estaba muy bien trabajado.

-Hola. –Saludó.

-Hola. –Respondió Andrea con una sonrisa. Se acercó al tipo y se saludaron. -Vente. –Me gritó Andrea.

Le hice una seña que ni yo entendí pero dando a entender que viniera y que no me iba a subir. Caminó Andrea hacia mí.

-¿Qué pasa? –Me preguntó

-Íbamos a ir al gimnasio, no a… … … subirnos con el primero que nos gustara. –Le reclamé.

Tiró la carcajada.

-¿Crees que…? –Rió nuevamente. –Marcos, ven. –Le habló al tipo. Llegó con nosotras. Viéndolo más de cerca, no era feo.

-Así que, ¿Esta es la perra? –Dijo el tal Marcos.

-Ya te dije que no le digas así. –Regañó Andrea al tipo. –Pero si, ella es.

“¿Es gay?” , pensé.

-July, él es Marcos, amiga de la escuela. –Nos presentó. –Como ya te diste cuenta, es gay. Me ayuda con mis ejercicios, en su casa. Sabe de esto.

-Tú debes ser la novia de Rafa, Andy me ha hablado mucho de ti. –Dijo Marcos. –Bueno, vámonos que se hace tarde.

No me dieron muchas opciones, subimos al auto y nos fuimos.

Llegamos a su casa. Durante más o menos 40 minutos estuvimos haciendo ejercicios en una pelota. Marcos me estuvo tocando mi cuerpo cada que quería; mis nalgas, mis pechos, mis piernas. Excusando que me estaba ayudando a hacerlo bien. Cuando terminamos, nos fue a dejar al gimnasio. A los 20 minutos llegaron por nosotras. Fuimos a la casa de Andrea para bañarnos y cambiarnos y después me iba a dejar a mi casa.

Tomé primero el baño. Luego ella.

-¿Qué tal te cayó Marcos? –Me preguntó mientras de vestía.

Estábamos en su cuarto. No era muy grande; la cama en el centro, dos burós a lado de la cama con lámparas. A un lado un ropero, al otro lado una cómoda con un espejo. En frente la tele y a lado una computadora de escritorio.

-Medio grosero pero bien. –Le respondí.

-A Marcos le gusta Rafa. Un día se lo presenté y me dijo que quería que Rafa le diera. –Me dijo Andrea y se rió.

-¿En serio? –Pregunté incrédula.

-Sí. De hecho me dijo que lo convenciera, que solo una vez.

Reí como tenía mucho que no lo hacía.

-¿Y ya le dijiste? –Pregunté.

-Es tu hombre. –Me dijo. –Tú decide si quieres compartirlo.

No dije nada. “¿Rafa con un hombre?” , volví a reír.

-Mira lo que me regaló Marcos. –Sacó algo de un cajón y me lo aventó.

A primera vista no supe que era, pero mientras lo fui examinando, mi mente lo aclaró: Era un pene de plástico rojo, amarrado con algo.

-¿Qué es? –La pregunta que hice era real, no sabía que era.

-Un consolador de 20 cm. Y esto es un arnés. –Se lo puso. Parecía que tenía un pene. –Lo usan mucho las lesbianas, aunque una lo puede utilizar para masturbarse. –Empezó a saltar. Se movía el pene de arriba-abajo y le colgaba. –Me lo regaló para utilizarlo cuando Rafa me rompiera el corazón.

Se hizo el silencio.

-Bueno. –Dijo Andrea. –Aquí es donde van a estar tú y Rafa el 24. Habrá ajustes para que sea inolvidable. ¿Qué te parece? Por cierto. –No me dejó responder. –Vamos a ir a comprar ropa para ese día.

Sacó ropa de su ropero un poco atrevida. Me la mostró, me dijo que se la había comprado Rafa para “esas” ocasiones. Seguimos hablando. Me llevó a mi casa.

Fuimos todos los días siguientes al gimnasio, también a comprar ropa. Hasta que llegó el 24 de diciembre.

24 DE DICIEMBRE DEL 2006

Desperté ese día. No dormí bien. Estaba nerviosa, ansiosa.

Todo estaba listo; La excusa era que yo iba a estar un rato en la casa de Rafa con su familia. Rafa por el contrario, iba a pasar un rato en mi casa. Mentira. Nos íbamos a ir a la casa de su prima Andrea, que iba a estar sola, y donde ya iban a tener todo preparado.

El día pasaba lento. Mediodía. 1pm. 2pm. A las 4pm era la cita. Me bañé y me vestí. 3pm. A las 3:30pm me llegó un mensaje. Era de Rafa: “Amor, ya voy por ti. Te amo”.

Ya había pedido permiso a mis papás así que todo estaba listo. Andaba vestida con ropa casual. A los 20 minutos llegó Rafa. Vi que venía también Andrea. Abrí la puerta y corrí hacia donde estaba Rafa, le di un beso en la mejilla y lo abracé.

-Hola, bebé. –Me dijo.

-Hola, amor. –Respondí. –Hola Andy.

-Hola July. ¿Lista? –Me pregunto.

Con pena respondí.

-Sí.

Rafa pasó a saludar a mis papás. Quedó en traerme a las 7pm. Subimos al auto y nos fuimos. Nadie habló en el camino. Yo no quería hablar, estaba muy nerviosa. En ocasiones hablaba Andrea y me preguntaba cosas. Yo le respondía de manera automática con un sí o un no. Llegamos a la casa de mi amiga. Había llegado el momento.

Entramos los 3 a la casa:

-July, pasa al baño. No puedes entrar al cuarto. Ahorita te llevo la ropa, espérame.

Me dirigí al baño. El corazón me latía de prisa. De pronto me imaginé cogiendo con Rafa. Sentí caliente en mi cuerpo, me mojé. Me dieron ganas de masturbarme ahí mismo pero no podía, en cualquier momento podía entrar Andrea y me miraría.

A los 10 minutos tocan la puerta:

-July, ya vine. Abre. –Dijo Andrea.

Traía un montón de ropa.

-Te dejo esto. Traigo lo último, regreso.

A los 5 minutos regresó con más ropa.

-Es lo último. ¿Cómo estás? –Preguntó.

-Bien. –Respondí. –Ansiosa. Un poco nerviosa.

-No te preocupes. Piensa un poco en el amor. Se van a amar. Es lo más natural. –Dijo Andrea.

Me imaginé acostada, boca arriba, con las piernas arriba y Rafa clavándome su verga, bombeando despacio, luego rápido. Me imaginé metiendo a mi boca su verga, probando por primera vez una verga. Sentí mucho más calor del que ya sentía. Andrea lo notó, se rió.

-Esa es la actitud.

-¿Cuál? –Me hice la que no sabía que había pasado.

Se acercó coquetamente hacia mí. Me puso sus manos en mi cintura.

-Te habrás imaginado a Rafa contigo, y te calentaste. ¿Me equivoco? –Me preguntó.

Bajé mi cabeza, me dio pena.

-Como dije antes, no te preocupes, es lo más natural.

Con una mano, me tomó de la barbilla y me levantó la cabeza. Cuando la vi ya estaba demasiado cerca de mí que no me dio tiempo de reaccionar. Sus labios tocaron lo míos. Instintivamente cerré los míos y abrí los ojos. Estaba sorprendida, pero no me moví. Sentí sus labios moviéndose, su lengua tocando mis labios. El beso duró un minuto. Se separó. Me dijo:

-Espero que te gusté el sabor de la verga. Un consejo, a Rafa le gusta que le hablen sucio. Cuando me dijo, me empezó a gustar. Es muy excitante. Estaré en la sala, vigilando. –Y salió el baño.

Me quedé en shock. No entendí nada. Reaccioné. Me desvestí y quedé en ropa interior. Tomé un vestido largo color negro y me puse unos zapatos de tacón. Decidí empezar vistiendo algo elegante. Salí y me dirigí al cuarto. Debo decir que el beso y mi imaginación, me hicieron perder los nervios. Iba decidida.

Abrí la puerta del cuarto. Estaba totalmente oscuro. El cuarto solo estaba iluminado por un par de velas a lado de la cama, que desprendían un olor a vainilla. También había una botella y un par de copas. En el suelo había un camino de rosas y en la cama también había rosas. Acostado, estaba Rafa, con un traje puesto.

-Estas hermosa, bebé. –Me dijo. –Demasiado.

Me gustó que me halagara. Sonreí.

-Y soy toda tuya. –Le dije. Seguí el camino de rosas que llevaba a un lado de Rafa.

Se puso de pie y me extendió la mano. Le di mi mano. Me jaló hacia él y me tomó de la cintura, yo le rodeé el cuello con mis manos. Nos besamos. Fue un beso hermoso, nuestras lenguas jugaban con desesperación. Las manos de Rafa acariciaban mi espalda, y las mías empezaron a alborotar su cabello. No quería que terminara el beso.

-¿Quieres un poco de vino? –Me ofreció.

-Sí. –Acepté.

Me cargó en sus brazos. No era muy difícil de levantar. Me acostó en la cama y me dio un beso. Sirvió vino en las dos copas. Me dio una.

-Brindo por nosotros. Por nuestro amor. Porque dure y va a durar para siempre. –Dijo Rafa, levantando la copa. Lo imité. Bebió un poco de vino, hice lo mismo.

Se acostó a mi lado y nos besamos de nuevo. Bebimos otro sorbo de vino. Rafa agarró las dos copas y las puso a un lado.

-Por fin estamos solos. Había deseado tanto este momento, sin interrupciones, sin prisas. Solos, tu y yo, amándonos. –Me dijo.

-Yo también había deseado tanto este momento. Ser solo tuya, que me tomes, tomarte. –Le agarré su pene. –Que me des esto. –Recordé las palabras de Andrea. Con un poco de pena. –Que me des tú verga, sentirla dentro de mí.

Y le di un beso, sin soltarle la verga, erecta. La sentía encima de su pantalón. Puso sus manos alrededor de mí y me cargó, para ponerme encima de él. Solté su verga y puse mis manos en su rostro. Seguíamos unidos por nuestras bocas. Rafa tenía sus manos en mi espalda, la acariciaba toda. Poco a poco, las fue bajando hasta mis nalgas, las empezó a acariciar; hacia círculos, me las apretaba. Situó sus manos en mis piernas y me las flexionó, de manera que la entrada de mi vagina, quedara en la punta de su verga.

Me levantó y me dijo:

-Realmente eres hermosa, bebé.

Levantó sus manos y tomó mis pechos. Me mojé. Qué rica sensación me llegó. Los masajeó, luego se levantó y acercó su cara, su boca, a tomar mis pechos, por encima del vestido. Yo rodeé su cabeza con mis manos y lo apreté hacia mí, con fuerza. No quería que se separara. Gemía mucho.

Se separó y sonrió.

-Tranquila, tenemos mucho tiempo. –Nos besamos.

-Tengo muchas ganas. –Le dije con un tono infantil. En realidad era de pena.

-De aquí no te vas a ir sin que te las quite.

Me acostó en la cama. Besó mi cuello, mi pecho. Bajó por mi vientre, se quedó ahí un rato, sus manos estaban en mi cintura. Me acariciaba. Despacio, fue subiendo mi vestido. Sabía lo que se venía. Pensaba miles de cosas, pero solo una era clara: “Ya mete tu lengua, en mi.” Arqueé mi espalda y solté un gemido.

-Que rico gemiste, debió ser un orgasmo delicioso. –Me dijo.

No le respondí. Yo seguía agitada. Disfrutando de la rica sensación. Mis piernas se mojaron. Delicioso. Me perdí.

Sentí como puso sus manos en mi entrepierna, y tocó la entrada de mi vagina por encima de mi ropa interior. Luego pasó su mano por mis piernas.

-Mojaste mucho. Te voy a limpiar con mi lengua.

Sentí su lengua fría, tocar mis muslos. Gemí de nuevo, fue un gemido de sorpresa. Instintivamente, puse mis manos en la cabeza de mi novio. Rafa seguía moviendo su lengua, una pierna, luego otra. Se quitó, yo seguía agitada. Tomó mi ropa interior y me la quitó.

“Ahí viene.”

Abrió mis piernas y metió su cabeza. Al primer contacto de su lengua con mi vagina, arqueé de nuevo mi espalda y me llegó otro orgasmo.

-Qué rica panochita tienes. –Me dijo.

Entre gemidos alcancé a decirle:

-Sigue comiéndotela.

Metió un dedo en mi panochita. Empezó un mete y saca rápido. Puso su lengua, su boca, arriba de la entrada de mi panochita. Me volvía loca.

-Más, más, más.

No dejaba de soltar líquidos. Flexioné mis piernas para más comodidad. Puse mis manos en su cabeza y lo apreté contra mí y yo empecé a moverme. Ya no gemía, gritaba. Otro orgasmo.

-Te amo Rafa. Mas. Mas. Mas.

Solté otro orgasmo. Rafa se separó de mí y se acostó a mi lado.

Terminé agotada. Reí, como podía. Soltaba los últimos chorros. Agitada. Feliz.

-¿Qué te pareció? –Me preguntó.

No le respondí. No podía. Sentí como Rafa se agachó. Volteó y sacó una caja. De la caja, sacó un… dulce. No pensaba bien. Abrió el dulce y sacó un plástico. “Un condón.”

Escuché el sonido de un zipper. De reojo vi como saltó su verga. Se puso el condón. Yo seguía agitada. “¿Qué? ¿Mas?” . Se levantó y se puso frente a mí. Abrió mis piernas.

-Espera. –Alcancé a decir, pero no se entendía por mis gemidos. –Espera.

De un golpe me la clavó. Sentí como la primera vez. Y me llegó otro orgasmo. Empezó a bombear. Despacio, rápido.

-¿Me espero? –Me preguntó.

Moviendo la cabeza, le dije que no. Sentía como pegaba su cuerpo con el mío. Lo escuchaba gemir.

-Más rápido, más fuerte. –Le decía.

Se movía lo más rápido que podía. Dos minutos; me levantaba las piernas, me clavaba hasta el fondo. Yo estaba como poseída. Dos orgasmos más. A los 5 minutos:

-Me vengo, bebé. –Me dijo.

Tuve otro orgasmo. Y a los 20 segundos, Rafa soltó un grito. Empujó una vez… gemido. Dos veces… gemido. Tres veces… gemido. Una cuarta vez. Se dejó caer encima de mí. Silencio total. Solo se escuchaban nuestros gemidos, nuestra respiración agitada.

Descansamos 10 minutos. Vi como la verga de Rafa se puso flácida.

-Espérame. –Le dije.

Salí y me dirigí al baño. “No me voy a ir sin probar su verga” . Pensé. Me quité la ropa que traía. Me limpié. Saqué ropa interior de color rojo. Me puse una minifalda a media pierna y nada arriba. Me vi en el espejo, me di una vuelta, mi minifalda se levantaba dejando al descubierto mi ropa interior. Mis pechos eran grandes. “Estoy segura que le gustarán mis pechos así” .

Regresé al cuarto. Ahí estaba Rafa, sin pantalón. Me vio.

-¡Wow! –Se sorprendió Rafa. –Estás increíble.

Sonreí coquetamente. Me di una vuelta rápida.

-¿Te gustó lo que viste? ¿Lo que te vas a comer? ¿Lo que es tuyo? –Le pregunté con un tono infantil.

Se levantó de la cama y me jaló hasta la orilla. Me tomó de la cintura y nos besamos.

-Acuéstate. –Le dije. –Ahora es mi turno de complacer.

Me subí a la cama y me acerqué a mi novio gateando. Recorrí sus piernas con mi boca. Las besé. Su pene seguía flácido. Recordé todas las mamadas que había visto en los videos porno. Recordé cada detalle. Lengua, saliva, mano.

Me acerqué a la verga. Sin usar manos me la metí a la boca. “No sabe a nada” . Pensé. Sin moverme, empecé a chuparla. A los 30 segundos sentí como empezó a tomar tamaño. De pronto, ya la tenía hasta la garganta. Me la saqué. La tomé con mis manos y empecé a masturbarlo. Rafa gimió.

-Así, así. –Me dijo.

Pasé mi lengua por toda la verga, de arriba-abajo, y viceversa. Luego me la metí y me movía de arriba-abajo, lento, despacio, luego rápido. Me detuve en la punta y sin sacarla, jugué con su cabeza con mi lengua. Pasaba mi lengua alrededor de su cabeza, luego movía me lengua arriba-abajo. Me llegó un sabor medio agrio.

Me la saqué. “¿Que fue ese sabor? ¿Semen?”. Pensé. Lo masturbé. Me puse a ver la cara que tenia Rafa. Estaba vuelto loco. Me dirigí a sus testículos. Tomé uno con mi boca.

-¡Auch! –Soltó un grito Rafa. –Amor, las bolas son un poco delicadas. Trátalas con cuidado.

-Sí. –Y volví a posarme en las bolas de mi novio. Pasé mi lengua por una, luego por otra, mientras lo masturbaba. De nuevo regresé a la verga y continué mamando.

En ese momento me di cuenta que me gustaba mamar verga. No quería dejar de hacerlo y parecía que lo hacía bien. Pasaron unos 15 minutos, fueron 15 minutos divinos, mágicos. Increíbles. Me llegó un orgasmo solo mamando verga. Gemí.

-Detente amor, vas a hacer que me venga. –Dijo Rafa.

¿Qué importaba que se viniera? No quería soltar su verga. Sin embargo, me detuve. Sabía que se venía una cogida increíble.

Bajé de la cama, me puse de espaldas a Rafa y lentamente me quité mi ropa interior. Mi novio sin duda se estaba llevando un espectáculo, viendo como bajaba mi ropa interior y como quedaban al descubierto mis nalgas.

Volteé a verlo y le sonreí coquetamente. Vi como se estaba poniendo el condón.

-Ven, súbete aquí. –Me dijo apuntando a su verga.

-Con mucho gusto.

Apenas me iba a clavar cuando escuché la voz de unos niños.

-¿Qué es eso? –Pregunté asustada. Me bajé de la cama.

-Son los niños de los vecinos que andan jugando. Es navidad, reunión de familias. –Me dijo.

Me acerqué a la ventana, moví un poco las cortinas, lo suficiente para ver con un ojo. Los vi, eran niños entre 10-15 años, quizá alguno de mi edad. Se me hizo un nudo en el estomago. “Y pensar que hace un par de años yo andaba ahí jugando y ahora estoy aquí, cogiendo” , pensé. “Algunos son casi de mi edad y desconocen totalmente el sexo”.

Sentí como unas manos se posaron en mis nalgas, separaron un poquito mis piernas y me levantaron. No alcancé a decir nada, de una Rafa me la metió. Solté un gemido, casi un grito. Me llegó un orgasmo. Mi novio me tomó de la cintura y empezó a bombear. Me movía rápido. Se escuchaban las risas de los niños, se escuchaba el golpe de mis nalgas con las piernas de Rafa, se escuchaban los gemidos de Rafa, y sobre todo, se escuchaban los míos. Al minuto me llegó otro orgasmo seguido de:

-Me vengo. –Gritó Rafa.

Me la sacó, yo estaba agotada, me temblaban las piernas. No podía quedarme parada. Rafa me tomó de la cintura, me volteó y me puso en la cama, boca arriba. Se acercó y apuntó su verga a mis pechos, ya sin condón. Yo estaba muy cansada, cerré los ojos. No sabía lo que iba a hacer.

A los 5 segundos sentí calientito en mis pechos. Abrí mis ojos y vi como Rafa se estaba masturbando, gemía como loco y miraba hacia el techo. Vi mis pechos y estaban llenos de semen. De nuevo cerré mis ojos. Sentí que Rafa se acostó a mi lado igual de agitado.

-Te amo. –Le dije mientras descansaba.

-Te amo.

Nos besamos.

-Vamos a vestirnos. Ya pasó más de una hora. –Me dijo.

Había disfrutado tanto que perdí la noción del tiempo. Me levanté, entré al baño, me limpié y me vestí. Salí y ya me estaban esperando en la sala Andrea y Rafa. Estaban sentados, abrazados. Nos levantamos a limpiar y en menos de 10 minutos terminamos. Nadie dijo nada en ese rato.

Salimos y nos fuimos. Vi a los niños jugando. “No saben lo que se pierden” .