Rica mañana con amigo de mi hijo
Pato me hace empezar bien el día, mientras mi hijo sale a hacer ejercicio.
Hace unos días vino Pato –el amigo de mi hijo- para llevárselo unos días a la Ciudad de México. Llegó el miércoles y el viernes se irían. Desde que llegó me estuvo provocando, mandándome mensajes cachondos, fotos de su bulto, dándome arrimones y viendo a cada rato mi escote; la verdad yo aceptaba gustosa sus insinuaciones, me excitaba y respondía algunos mensajes e incluso le mandaba algunas fotos. En varias ocasiones hemos tenido sexo en casa mientras está mi hijo, por lo regular aprovechamos cuando Toño –mi hijo- se baña, está en clase o se pone a hacer ejercicio, así que probablemente algo podríamos hacer antes de que se fueran.
El viernes por la mañana en cuanto Toño se fue a hacer ejercicio me mandó mensaje Pato con una foto agarrándose el bulto y decía “Me bajas la calentura, Ingrid? Estoy en el cuarto de tu hijo”. Enseguida me palpitó la conchita y me dirigí al cuarto de Toño: desde que me levanté estaba lista, me puse una playerita rosa de tirantes que me resaltaba las tetas y unos pantalones blancos semi transparentes como de pijama para estar en casa. Desde que entré al cuarto de Toño, Pato estaba acostado en la cama de mi hijo, desnudo y me devoró con la mirada; eso me calentó aún más.
Pato – No mames, Ingrid! Te ves mega buena –me dijo agarrándose el paquete-.
Yo – Te gusta cómo me veo? –me acerqué lentamente a la cama, mis pezones ya se notaban-.
Pato – Puta madre, me encantas! Estás bien buena…súper cogible, Ingrid; ayer me la jalé bien rico pensando en ti, en cómo coges, cómo cogemos.
Yo – Mmmm, qué rico –me subí a la cama y me hinqué a su lado; substituí sus manos por las mías y empecé a jalársela- me encanta que cómo se te pone durísima enseguida –me mordí los labios mostrando cómo se me antojaba y su verga se ponía cada vez más dura y grande, se ponía más gruesa- ay, la tienes deliciosa, Pato –él me agarraba las tetas-.
Pato – Sueño con estas tetas, Ingrid –me las amasaba y pellizcaba un poco los pezones-con estos pezones duritos –yo tenía muchas ganas de mamársela, así que me incliné y se la mamé; las fotos son de eso-.
Yo – Mmmmmmmm…mmmmmmmm…mmmmmmmmmm…-empezó a grabarme con su cel- lo borras, eh...mmmmmmmm…mmmmmmmmm…
Pato – No te preocupes, Ingrid…ay, no chingues qué rico la mamas…me encanta verte las tetotas mientras me la mamas.
Yo – Disfrútalas…mmmmmmmm…mmmmmmmmmmmmm…mmmmmm…
Pato – Cómo me gustaría grabarte cogiendo, conmigo o con otros…puta, me la jalaría diario viendo eso.
Yo – Mmmmmmmmm…quieres ver cómo me cogen? Mmmmmmm…mmmmmm…
Pato – Me encantaría ver cómo te llenan de verga, Ingrid…me cae que hasta pagaría por cogerte con unos amigos o por ver cómo te cogen –me calentó escuchar eso- un día quiero que me la mames igual y quiero venirme en tu boca, me calienta un putamadral verte las tetas mientras me la mamas.
Yo – Pues vente…mmmmmmm…mmmmmmmmmm…
Pato – No, hoy no, quiero metértela, se me antojan tus nalgas.
Yo – Quieres verme empinadita?
Pato – Quiero disfrutar esas nalgotas.
Me quité el pantalón, no traía ropa interior, y lo monté. Me senté sobre su vergota, metiéndomela lentamente y luego empecé a moverme de atrás hacia delante y de arriba hacia abajo. Él me bajó la playerita y me agarraba las tetas –dejó su cel porque quería también agarrarme las nalgas-. Él estaba acostado y disfrutaba ver cómo lo montaba; yo gemía un poco.
Pato – Lo mejor de venir es que además de ver a mi mejor amigo, me cojo a la rica de su mamá…a la puta de su mamá –yo estaba súper hot y a punto de venirme-.
Yo – En serio te gusto?
Pato – Me encantas, Ingrid.
Yo – En serio te gusta cogerme?
Pato – Un chingo!
Yo – Dime por qué te gusta cogerme…qué te gusta de mi? –él también ya estaba muy caliente, sentía cómo su verga palpitaba en mi conchita-.
Pato – Estás súper buena, Ingrid…tienes unas tetas deliciosas, enormes, unos pezones perfectos…tienes unas nalgas riquísimas…eres muy sexy…cachonda…coges poca madre…siempre quieres coger…ponte de perrito, ya no aguanto mucho.
Yo – Me voy a venir, Pato…me vengo…ay, me vengo…qué rico me la metes, Pato
Pato – Ay, sí qué rico, vente, Ingrid –me pellizcó los pezones y me vine deli- qué rico! Ponte de perrito.
Yo – Quieres que me empine?
Pato – Sí, quiero verte bien empinadita…quiero ver ese culazo –me levanté y me puse de perrito en la cama, pero inclinándome para dejar en alto mis nalgas- ay, así, así…no chingues, qué delicia, qué nalgotas tienes, Ingrid.
Yo – Te gustan? –se las moví-.
Pato – Un chingo! –me las acarició y empezaba a tallar su verga en mi conchita-.
Yo – Métemela, Pato…cógeme…mmmm qué rico se siente eso.
Pato –Te gusta?
Yo – Sí…pero ya méteme…-me la metió de una embestida- ay, cabrón!
Pato – Así querías que te la metiera? –empezó a bombearme deli deli- así te gusta?
Yo – Ay, sí, sí, Pato…me la metes bien rico…la tienes deliciosa…durísima!
Pato – Tenía un chingo de ganas de verte así, Ingrid, de cogerte así…pinches nalgas ricas que tienes…y cómo te mojas la panocha, escurres.
Yo – Así me pones, Pato…me calientas mucho…ay, sí, métemela, métemela! -ya estaba muy caliente, así que poco después estaba listo para venirse-.
Pato – Ya me voy a venir, Ingrid…
Yo – En dónde quieres echármelos? En dónde me quieres echar tus mecos, Pato?
Pato – Quiero llenarte las nalgas –me la sacó, se la jaló unos segundos y luego sentí cómo sus mecos caían en mis nalgas; después con su verga me embarró las nalgas y mi conchita con sus mecos- ay, cabrón, qué rico!
Yo – Mmmmmm…me encanta sentir tus mecos en mis, Pato…qué rico.
Enseguida me fui a bañar y escuché cómo minutos después de meterme al baño, llegó mi hijo.