Rica infidelidad
Cuando tu exnovia se presenta de nuevo todo puede suceder.
Les contaré una historia real, que me sucedió hace poco.
Hace unos seis meses, salí con una chica muy linda, llamada Erika, es bajita, medio llenita, de cara bonita, muy agradable, tuvimos una relación de cuento, hasta que llegó nuevamente a mi vida una ex novia, bajita, delgada, morenita, esta vez ofreciéndome una actividad sexual tal a mis gustos, y entonces como buen hombre...dejé a Erika, y me fui con Julieta.
Los primeros meses fue de pasión y ternura, después Julieta comenzó a tomar los consejos y comentarios de sus amigas, y todo cambio. Sigo enamorado de July, pero sin embargo cuando estoy harto de algo, pues no me dejo.
Sucede que después de una pelea con July, me fui a la biblioteca de la escuela y me encontré con Erika, salimos a tomar un café y arreglamos lo que quedó pendiente, fue ahí cuando sin esperármelo de ella, me asaltó con un ardiente comentario:
-- Me sigues gustando mucho, no sabes cuantas veces me he masturbado recordando nuestras tardes de pasión.
Me quedé con el ojo cuadrado, y con la verga parada por el comentario.
-- Vamos directo al grano, yo sé que andas con Julieta, y no me interesa en este momento, de verdad te extraño..¿Qué dices?
La verdad es que con las brocas con July, y lo caliente que estaba, pues dije que si.
Fuimos a mi recinto sexual, y en mi habitación la fiera que había contenida en Erika salió a flote, me tomó por la cintura mientras me besaba el cuello, sus pechos se paseaban por mi tórax, su pierna por mi entrepierna, y sin más me desabrochó la camisa, me bajó el pantalón, y comenzó a chupar mi pene como nunca lo había hecho antes, al mismo tiempo me quitó los zapatos y calcetines, me desnudó por completo, yo estaba a su merced, me pidió que me recostara boca abajo y ni tarda ni perezosa empezó a besar mi cuello, mi nuca, con suaves mordidas bajo por toda mi espalda hasta mis nalgas, las cuales experimentaron unos cálidos y cachondos besos, mi ano se estremeció al sentir su lenguja que curiosa jugueteaba con él.
Sus manos pequeñas paseaban por mis piernas, su boca siguió después llegó hasta mis talones que fueron punto clave del placer, me volteó y comenzó a desnudarse rápidamente, le pedí que se acostara y comenzamos a hacer un rico 69, su boca expertamente mamaba, mi lengua cachonda recorrió toda su vulva y se detuvo en el clítoris, erecto, indefenso ante mi boca, su orgasmo llegó, me levante y me coloqué un condón, y ahí estaba ella abierta de piernas en espera de la lucha sexual, entré poco a poco en esa cálida y conocida vagina, el acto sexual se realizaba acompasada con nuestra agitada respiración, al ritmo del hip-hop que escuchaban los vecinos, sin planearlo, los dos experimentamos un largo orgasmo que no detuvo el deseo, me quitó el condón, me chupaba mientras yo buscaba el otro condón, ya colocado, ella me ofreció sus nalgas, lamí entonces desde el clítoris hasta el ano, volví a penetrar esa rica vagina, y nuevamente me sentí totalmente aceptado, entrando y saliendo de ese cuerpo, los orgasmos venían y se iban, el clímax era excelso, y antes de venirme, coloqué mi pene en el ano, el cual sin ningún reproche se abrió complaciente y suave y apretadito hizo que mi semen llegará e inundara el recipiente de latex, atrapado en ese tramo de complaciente intestino.
Nos quedamos abrazados, besándonos, acariciándonos, sin palabras.
Después de un rato de descanso, nos vestimos, la acompañé hasta la parada del camión y con un tierno beso nos despedimos.
Esa noche, July llamó...Sus reclamos no me importaron, ni su coraje, ni sus caprichos. Esa noche...dormí en el mejor de los sueños.