Riadna

-Me gustaría saber que se siente. -¿Qué se siente? No te entiendo. -Que se siente al tener un orgasmo anal. -Cuando lo tengas me dices que sentiste. La besó en el cuello...

Cuando se recibe una llamada telefónica de una mujer nunca se sabe cómo puede acabar la conversación.

-Hola. ¿Cómo estás?

Kiko reconoció la voz al momento. Era su sobrina Riadna.

-Bien. ¿Dónde estás, preciosa?

La voz de Riadna, al otro lado del teléfono, sonó cómo un sensual susurro cuando le respondió:

-En cama, tomando la siesta. ¿Te puedo hacer una pregunta acerca de tu intimidad?

-Sabes que sí, bonita, pregunta.

Riadna, soltó la bomba.

-¿Cómo follas a tu esposa?

Si Kiko llega a tener a su sobrina a su lado, se abalanza sobre ella cómo un león y devorándola le muestra cómo follaba a su esposa, mas cómo no la tenía, le dijo:

-Hace meses que no follamos, pero depende. A mi esposa, cuando le pica el coño, le gusta que se la meta por todos los orificios... Le gusta mamar, le gusta que se la coma...

Esa tarde, Riadna, no se cortaba un pelo.

-¿Por el culo también le gusta que se la metas?

-Claro. Así se corrió multitud de veces. ¿A ti no te la mete tu pareja por el culo?

-Sí, aunque la última vez no me gustó y le mandé que la sacara.

-¿Usasteis lubricante?

-Sí.

-¿Y te comió el culo bien comido? Ya sabes. ¿Te calentó follándote el ojete con la lengua y eso?

-Sí, pero ni con esas. Me molestaba.

-¿Sabes una cosa?

-¿Qué?

-En este momento te comía el coño hasta que te corrieses en mi boca.

Sintió su risa al otro lado del teléfono.

-Y a mí me gustaría que me lo comieras.

Iba a preguntarle si ya se corriera en la boca de su pareja pero quiso que fuese ella la que llevase el hilo conductor de la conversación, así que le dijo:

-Ojalá estuvieras tu aquí o yo ahí para quedar los dos contentos

-¿Te gustaría comer mi culo?

-Muchísimo.

-¿Y comer juntos coño y culo?

-Aún más. Tu coño de mojado debe ser cómo un pasteito de nata, y el ojete cómo una rosquillita.

Se volvió a reír con ganas.

-¡Qué guarro eres!

-¿Tú no?

Se volvió a reír antes de decir:

-Bobito.

-Pajillero.

Se volvió a reír.

-Eso también lo soy yo.

-En ese caso, pajillera. ¿Y guarrilla no?

-Un poquito... O un muchito, depende de lo cachonda que me ponga.

-Tienes el poder de ponerme malito. ¿Te puedo preguntar algo fuerte? No, mejor, no, mejor no te lo pregunto.

-No me gusta quedar con la curiosidad. ¿Qué pregunta es esa?

-¿La próxima vez que te masturbes puedes hacerme un video? Es para los sábados a la noche, cómo cada quince días duermo solo...

Se seguía riendo.

-Me encanta oír tu risa.

Hubo un silencio, luego le dijo:

-Adivina que te voy a decir.

-¿Que no, que no vas a hacer el video?

No le contestó a la pregunta, le dijo:

-Que me estoy tocando.

Estaba sentado en el sillón del salón y no podía sacar la polla porque su tío estaba en la galería a unos metros de él. Podía subir a la habitación... Pero no, si entraba su tío en casa seguiría tocándose por encima del pantalón.

Empezó a sentir sus dulces gemidos. Su polla se fue poniendo dura. Sentía como Riadna, casi susurrando, decía:

-Ay que riiiiiico.

-Rica si que estás tú, ¡monumento!

-Estoy mojadita, muy mojadita. Lo que me dijiste de mi tía me puso cachonda. ¡Qué riiiiiico, qué riiiiiico!

-En este momento me gustaría que mi polla chapotease en tu coño. ¡Choffff, chofffff, choffff, choffff, coffff, choffff!

-Dime otra vez eso de chofff, chofff, choffff.

-Chofffffff, choffff, choffff, choffffff, chofffff.

-Dime que me quieres romper el coño.

-Te quiero romper el coño, te quiero romper el culo, te quiero comer la boca, te quiero comer las tetas, te quiero comer enterita.

-Estoy empapada. No tardo en correrme. ¡Ay qué riiiiico!

La polla de Kiko empezó a picarle y a latir. Le dijo:

-Yo también me voy a correr, preciosa.

-Ay que riiiiico, ay que riiiiiico, ay que riiiiiiico. ¡Ay qué me voy a correr! Pídeme que me corra.

-Córrete, reina.

Antes que ella se corrió él. Un chorro de leche se encontró con el calzoncillo, y luego otro, y otro, y otro... Ya tenía un tremendo lamparón en el pantalón, cuando Riadna, exclamó:

-¡Me coooooorro!

¡Jooooooder, cómo se corrió!

-¡Oyyyyyyyy, oyyyyy, oyyyyyy! ¡Que rico, que rico, que rico! ¡¡Oyyyyyyyyyyyyyy, oyyyyyyyyyyyyy, oyyyyyyyyyyyyy, yyyyyyyyyyyyyy...!! ¡¡¡Oyyyyyyyyy, oyyyyyyyyyy, oyyyyyyyyy...!!!

Tuvo un orgasmo largo, muy largo. Sus gemidos eran tan sensuales que a Kiko le empezaba a latir la polla de nuevo... Cuando Riadna acabó de correrse, se rió con esa risa que lo traía loco, y después le dijo:

-Me corrí rico.

-Y yo. Tengo los calzoncillos empapados.

Se lamentó.

-Lo siento.

-Sentir la sentí yo y te sentí a ti. Daba el resto de mi vida por estar media hora dentro de ti.

-¿Cómo piensas que sería?

-Cómo estar en el cielo.

-Exagerado.

-Para nada... Puede que aún sea mejor que estar en el cielo.

-Mañana la tía se va a las ocho de la mañana, ¿no?

-Sí, se va.

-¿Y el tío tiene que ir a Pontevedra a una revisión?

-Cierto.

-Y tú vas a estar solito en cama. ¿A qué sí?

-¡¡Cooooooooño!! ¿Vas a venir a mi casa?

-Sí. Nos vemos mañana. Un beso. ¡Muac!

-Un beso, maja.

Esa noche no durmió casi nada. Era la primera vez que iba a sentir el calor corporal de su sobrina Riadna

Eran las nueve de la mañana. Llamaron al timbre de la casa. Era Riadna, Kiko, en chandal, le abrió la puerta y al cerrarla se dieron un beso con lengua. A Kiko se le puso dura, Riadna, la sintió en la entrepierna. Rianna, con los brazos rodeando el cuello de su tío, lo miró a los ojos, y le dijo:

-Eres de erección rápida.

-La belleza me pone. Hice café. ¿Te apetece?

-Después. A estas cosas hay que venir desayunados de casa.

-Entonces sígueme.

Estaban en el pasillo. Giraron a la derecha, kiko le enseñó el camino, Riadna, que vestía unos jeans, una cazadora y una blusa blanca, comenzó a subir las quince escaleras que llevaban al piso de arriba. Kiko, muy sonriente, le dijo:

-Bonito culo

-¿No crees que lo tenga muy gordo?

-Perfecto, lo tienes perfecto.

Llegaron a la habitación. Encima de una mesita de noche había una botella de pippermint y una copa. Riadna, la vio, y le preguntó:

-¡¿Bebes alcohol de mañana?!

-No, no acostumbro, era por si llegabas un poquito cohibida, o con frío y te querías calentar... Además, cómo deja la boca con olor a menta...

Riadna, cambió de tema.

-¿Aquí es dónde follas a mi tía?

-Cuando me deja.

Riadna, se quitó la cazadora. Besándola, fue desabrochando los botones de su blusa... Después le quitó su blanco sujetador. kiko vio sus tetas, unas tetas maravillosas, grandes, deliciosas. Nunca pensó que las tendría al alcance de sus manos. Le besó los pezones, y le dijo:

-Son preciosas.

-Gracias.

Riadna, le quitó la parte de arriba del chandal. Kiko, a pecho descubierto, y besándola, le abrió la cremallera de los vaqueros. Riadna, se quitó los zapatos y el pantalón y se metió en cama, Kiko, se quitó las zapatillas y el pantalón del chandal. En pelotas se metió en la cama con ella. Se besaron. Riadna le cogió la polla, Kiko le acarició las tetas. Luego la destapó, Riadna se quitó las bragas y Kiko vio su coño, un coño de labios gruesos y grueso clítoris... Riadna era mucha hembra de Dios. Era un Bombón de chocolate. Era un sueño erótico. Era una diosa que se hiciera mujer. Kiko volvió a buscar su boca. Las lenguas se juntaron y no querían separarse. Después de los besos estaba tan mojada ella cómo él... Las tetas tenían sus pezones duros, erectos, Kiko, los lamió, los chupó y los besó. El coño lo encontró empapado cuando una de sus manos lo visitó. Kiko, Le preguntó:

-¿Quieres correrte en mi boca, linda?

-Sí.

Kiko se metió entre sus piernas, su lengua limpió de crema el pastelito. Se lo folló con la punta de la lengua, y después, con la lengua plana y levantándole el culo con las manos, lamió desde el ojete al clítoris, despacito al principio y acelerando paulatinamente. Poco después. Riadna, cogió a su tío por los pelos, cómo si tuviera miedo a que se le escapase, y movió su pelvis de abajo a arriba y arriba a abajo.

-¡Qué riiiiico, qué riiiiico, que riiiico! Me corro, me corro ¡¡Me coooooorro!!

Le metió la lengua dentro de la vagina y sintió cómo su jugo calentito mojaba su lengua y cómo el coño la apretaba y la soltaba.

Nada más correrse, la besó y quiso cumplir un sueño, le metió la polla en el coño y besándola la fue follando despacito... Un cuarto de hora después, la polla, al llegar al fondo del coño, bañada en jugos, hacía:

-!Choffffff, chofffff, chofffffff. choffff. chofffff, chofffff...!

Las manos de Riadna cogían el culo de su tío y lo atraían hacia su ardiente cuerpo... Unos minutos más tarde se le empezaron a entornar los ojos. Su tío se los besó. Riadna, susurró:

-Me voy a correr, tío.

-Mírame a los ojos cuando te corra, bonita.

Lo miró a los ojos.

-¡Ay que me corro!

Kiko vio cómo los ojos de su sobrina luchaban por mirar para él, pero sus pupilas y el iris desaparecían bajo sus párpados y aparecía el blanco de la esclerótica. Con los ojos entornados, volvían a aparecer iris y pupilas para perderse de nuevo bajo los párpados. Viendo su rostro de gozo y sintiendo sus gemidos, no pudo aguantar más. Se iba a correr dentro de ella. No podía hacerle eso. La sacó y se corrió en su vientre. Ahora fueron sus ojos los que perdieron la visión.

Riadna, mientras kiko se corría acarició su cabello, y le preguntó:

-¿Fue tan hermoso estar dentro de mí cómo pensabas?

-Infinitamente más bello.

-Adulador.

-No te adulo, te digo lo que siento.

Riadna, se echó boca abajo.

-Me gustaría saber que se siente.

-¿Qué se siente? No te entiendo,

-Que se siente al tener un orgasmo anal.

-Cuando lo tengas me dices que sentiste.

La besó en el cuello. Con las uñas de su mano derecha le rascó la espalda. Luego lamió su columna vertebral desde debajo de la nuca hasta el coxis. Después le metió dos dedos en el coño y buscó su boca. Riadna levanto el culo, giró la cabeza y se besaron mientras la masturbaba. Acto seguido le empezó a lamer el ojete... Después quitó los dedos del coño y lamió desde el coño al ojete. Riadna se puso a cuatro patas. Le separó las nalgas con las dos manos, le folló el coño con la punta de la lengua y después el ojete... Y así estuvo largo rato, follando coño ojete, ojete coño... Los gemidos de Riadna hacían que la polla de Kiko subiese y bajase cómo si estuviese levantando pesas invisibles... Metió dos dedos en el coño y uno el ojete, después le metió dos en cada orificio... Le quitó los del coño, la nalgueó, le metió tres dedos en el ano y se lo folló... Luego, Riadna, le cogió la polla y la puso en la entrada del ojete. Empujó con su culo hacia atrás y metió el glande dentro. Kiko se la metió despacito hasta el fondo, y comenzó a follarla mientras la seguía nalgueando. Unos veinte minutos más tarde, con la polla metida hasta el fondo, acariciando sus tetas y lamiendo su espalda, Riadna, entre gemidos, le dijo:

-Creo que sí.

-¿A que te refieres?

-A que creo que me voy a correr así.

Se derrumbó sobre la cama. Kiko se echó sobre ella. La polla entraba y salía de su culo, lentamente, cómo si fuera un caracol entrando y saliendo de su caparazón. Riadna giró la cabeza, y le dijo:

-Fóllame el culo más fuerte y más rápido. Siento que está ahí.

-No seas impaciente, bonita.

La besó y la siguió follando despacito.

No sé el tiempo que pasó, ya que cada vez que la besaba el tiempo para Kiko se detenía, lo que sí se es que sintió cómo las contracciones de su ano se aceleraron. Riadna dejó de besarlo. Se aferró a la almohada con las manos. Sus dientes mordieron la sábana, y temblando, comenzó a correrse. Sus gemidos murieron en la sábana. La leche de la polla de Kiko regó su culo.

Cuando Riadna acabó de correrse, la sábana estaba rota, lo mismo que la funda de la almohada. Kiko vio un mirlo en el alféizar de la ventana. Juraría que estaba asombrado de lo que viera, ya que tenía el pico abierto. Al ver que lo miraba, el "pájaro" emprendió el vuelo.

Se quitó de encima de ella. Riadna se dio la vuelta. Respiró hondo, y después le dijo:

-Ya se que se siente al tener un orgasmo anal.

-¿Qué se siente?

-Es algo... No se puede explicar con palabras, hay que sentirlo para saberlo.

Kiko le miró para el coño. Estaba entreabierto y cómo lo tenía depilado se veía empapado por dentro y por fuera. La humedad brillaba en su piel morena. Estaba para comerlo. Sin decir palabra, se metió entre sus piernas. Metió el coño entero en la boca y le clavó la lengua en la vagina. Riadna, exclamó:

-¡Que riiiiiiiico!

Kiko le sacó la legua de la vagina, y le dijo:

-Si que está rico, sí.

Volvió a meter todo el coño en la boca. Riadna, le preguntó:

-¿Seguirás comiendo mi coño hasta que me corra otra vez en tu boca?

¿Qué creéis que hizo?

Se agradecen los comentarios buenos y malos.

Quique.