Rhut

Encuentro mi lado oscuro y dominante al ver a una mujer que sin duda le gustaba mandar.

Esa noche no había salido a nada en especial, la verdad solo los azares del destino me hicieron llegar allí a ese momento ese instante donde esa parte oculta de mi al mundo empezó a tomar control sobre mí, pero dejadme antes contaros bien como sucedió todo quizás así podáis ver como el destino aunque a veces cruel otras nos pone el dulce y la miel juntas en los labios.

Mi nombre no es tan importante como mi apodo, Podéis conocerme como H si ya se os recordara al más puro estilo 3 metros sobre el cielo, pero nada más lejos de la verdad, simplemente es la inicial de un nombre de difícil pronunciación.

Tengo 21 años y  no soy un sex simbol pelo castaño claro con unos ojos marrones claros, mido 1,77, y me encanta vestir colores oscuros, tengo una personalidad tranquila pero fuerte, y con el tiempo y las experiencias he ido adquiriendo seguridad en mí mismo, eso sí sin perder ni un ápice de mi sentido del humor.

Una vez vuestra mente se a echo una imagen que no se acercara a la realidad por más datos que dé, me dispongo a relatos como fue que sucedió todo aquella noche.

Me encontraba en mi casa echando alguna partida en el ordenador tras haber leído algunos relatos, cuando sin previo aviso mi amigo Luis decide interrumpirme al teléfono, al tener las manos ocupadas, me dispuse a poner el manos libres:

-“ H no me pongas en el manos libre que me duplica la voz y no me gusta”

- Luis, tú me llamas y te pongo en el manos libres si me da la gana tu llamada no es tan importante a no ser que me invites a ir de putas en cuyo caso todo se hablaría -dije con mis típicas bromas ya comunes en una relación de amistad de hace tantos años.

-“Menudo mamon estas echo, no a putas no pero algunos amigos y yo vamos a ir a un garito de alhendin llamado paraíso donde ponen bachata entre otra música a tomarnos algo y de caza”- Luis no era tonto había juntado en una  oración 2 cosas que sabía que me atraerían, copas y caza, lo que llamamos caza es ir a ver a las mujeres y competir por llevarnos a una sola entre todos, haber quien lo conseguía como Luis me gano la última vez, estaba en su auge para retarme de nuevo e intentar alejarse de nuestra competición y eso yo no podía permitirlo, ya que ni pierdo ni empato, yo siempre Gano.

Sin quitar el manos libres me dispuse a decirle:

- Pasa por mí en una hora -sin esperar respuesta colgué el teléfono y acabe mi partida en el ordenador, para ducharme y vestirme con un pantalón vaquero y una camisa  negra con la bandera de Francia en el lado del corazón, dejando un botón abierto, me eche gomina en el pelo para ponérmelo de punta.

Puntual como cada vez que salíamos, ahí estaba Luis con su  Hyundai Cupe rojo, nos saludamos cuando entre al coche y nos dispusimos a ir.

La conversación que mantuvimos de camino no fue una conversación lo bastante importante y os sacaría de la verdadera historia contándola, por lo que solo diré que hablando lleguemos a la discoteca.

Aparcamos donde hubo hueco y entremos a la discoteca donde ya nos esperaban otros amigos en común, fijemos como caza a una mujer de melena morena, de ojos marrones, con un bonito cuerpo, pero no lo bastante como para cometer tonterías, sabíamos el objetivo, y empecemos el juego.

Como me gustan los retos suelo ser el último para que la chica este ya  a la defensiva y si alguno consigue quedársela antes demostrar mi superioridad levantándosela.

En este caso y por azares del destino me puso en mi camino  una competición directa con Luis.

La chica iba acompañada de unas amigas menos agraciadas que ella, y según iban mis competidores intentándolo iba ella poniéndose más a la defensiva, hasta que le toco a Luis claro Luis es muy bueno y como tiene ese pico de oro no le costó, dejar mal a todos los demás diciéndole a la joven que había muchos buitres por allí, sabia su técnica sabia su paso y su movimiento, primero la endulzaba y luego la alejaba de las demás, pero eso no iba a pasar.

Dándole el último trago a mi copa la pose en la mesa les sonreí a todos y me acerque al grupo, pero no a el objetivo fui directo a la menos agraciada, y dándole la espalda a Luis y al objetivo empecé a conversar con ella.

Le alague sus ojos marrones, su pelo rizado y castaño su cuerpo no tan sifilítico, esto último en alto dicho, lo que yo sabía que ya había captado la atención del objetivo, y Luis también lo sabía por lo que intento apremiar su jugada de llevársela y ahí cometió el error de hablarle mientras ella estaba pendiente a mí, lo que hizo que volviera a ser un buitre como los demás.

Paras cuando me gire para hacerme un selfi con la muchacha llamada rebeca, el objetivo se preguntaba cómo me podía fijar en su amiga estando ahí ella.

Hice un gesto con la cabeza analizando al objetivo como si no lo hubiera visto nunca y cuando atisbe esa sonrisa de seguridad en que me iría tras ella ahora que la había visto, la mire y en mi tono más serio le dije:

- Bonitos zapatos, acabo de ver unos iguales a una muchacha que se acaba de ir -igual no lo comprenderéis, pero cuando una mujer está a la defensiva y con amigas, les gusta sentirse más son arrogantes les gusta llevar el control y en el momento que ese control desaparece, dejan de verte como uno más y empiezas a ser el que les quito el control y para recuperarlo harán que caigas a sus pies, ahí se inicia el juego de verdad cuando tienes que tramar tu red donde tú eres el hombre de sus sueños.

La noche transcurrió con los dos grupos juntos por lo que ninguno se quedó mirando, pero todos sabían que yo había ganado, con un roce a tiempo un susurro en el oído, volviendo a alejarme y hablando con otra, picándola con su pelo su falda, no tardo en caer en la red entrañada, ella había sido mía desde que había sido objetivo y ella ni sabía a qué juego estábamos jugando.

Si la noche hubiera seguido así, ella habría acabado en mi cama, pero el destino es caprichoso y a la discoteca entro una muchacha  con un pelo por los hombres justo por encima castaño, unos ojos que parecían zafiros y un cuerpo no diría que se le notasen los huesos pero tampoco que estaba mal, estaba perfecta y orgullosa de ser así, en el instante que nuestros ojos se juntaron pude apreciarlo, ella era dominante, no perdía, no conocía ese significado, los hombres en sus manos eran como decirlo juguetes, podía alzarte al séptimo cielo, como podía hundirte en los siente infiernos, era el verdadero poder de una mujer y como ya dije me gustan los retos y mi parte más oscura salió a la luz, ¿qué parte es esa? Os preguntareis todos.

Aunque siempre me había atraído este mundo no había optado hasta ese momento por dominar a una mujer, en ese instante, comprendí que ella sería la primera, que ella tenía que serlo.

Me levante con paso firme y me acerque a ella, mis trucos de seducción no iban na funcionar y lo supe en cuanto la vi moverse, le gustaba el sexo, no le importaría acostarse conmigo, pero eso no es lo que quería, debía pensar en algo.

Pero toda mujer tiene su debilidad, cuando me hube acercado a ella, tire la cuerda, debía de hacerla pensar que era un pelele más a quien dominaría sin problema, para ello me presente:

- Mi nombre es H, diminutivo de mi nombre completo -ella me miro y sonrió, ya había caído ya pensaba que esto iba a ser un juego suyo más.

-“ el mío es Rhut (En ese momento no se llamaba así pero lo haría pues así yo la bautizaría de nuevo)”-su tono dejaba una muestra clara de un interés en que no me fuera.

- Podría sacarte a bailar una bachata Rhut -no le habría pedido permiso a nadie más necesitaba que creyera que ella controlaba todo.

Ella asintió y bailo, sus movimientos eran gráciles los míos torpes, sus manos seguras las mías danzaban por su espalda como tímido por tocarla y apurado.

Así transcurrió dos horas en las que el tiempo fue haciendo mella en ella y fue sintiéndose más fuerte, al final me acompaño a casa en un taxi.

Allí mismo en la puerta la invite a pasar, cuando cruzo el umbral mi cara cambio, ya no era ese joven torpe y nervioso de la noche y el trayecto ese joven que fui hace tanto tiempo, volví a adoptar quien era de verdad, mi mirada dejo de moverse esquivando sus ojos azules, y empezaron  a no moverse de los suyos propios.

Ya no le pregunte siquiera, si quería tomar algo, le serví una copa de ginebra con esa de limón, mientras yo me serbia un vaso de wiski con dos hielos, tras ponerlos en la mesa uno frente a otro la mire fija sin dudarlo y le dije en un tono fuerte y autoritario:

-Siéntate -sus ojos ya no estaban seguros se había roto, no había hombre con el que jugar, no había lugar en el que pudiera sentirse segura, pero tampoco podía irse algo en su cabeza le indicaba que se quedara, esa excitación de ser ordenada, la superaba.

Pero no cedió no tan fácil tenía que luchar contra todo y siguió de pie con una sonrisa contestándome:

- No tranquilo me encuentro bien de pie -Mis ojos no iba a mostrarle que tuviera opción pero no era una experta en interpretar, por lo que bebiendo un trago de mi wiski lo deje sobre la mesa y colocándome a su lado le di el vaso de ginebra, el cual cogió instante que aproveche para ponerme a sus espaldas y actuar.

cole mi mano por su pelo castaño claro y lo agarre con fuerza mientras mi otra mano tomo posesión de su cuello y con un tono duro y sin error le dije:

- Yo no doy opción, yo no doy segundas oportunidades puedes soltar el vaso llamar un taxi y largarte o puedes sentarte en esa silla como te he ordenado- algo en ella pareció, romperse y vi que no me equivoque en ningún momento cuando se mordió un labio y tomo asiento en la silla.

Sonreí sin que ella lo ver y sentándome frente a ella le dije:

- Te lo voy a plantear así, hoy tocaras el cielo conmigo, mañana por la mañana me levantare y tendrás dos opciones o serás mía hasta que yo diga y te comportaras en todos los aspectos como yo diga o te largaras sin pensarlo, pero si decides quedarte solo debes tener en cuenta una cosa. Serás mía, tan mía como lo es el vaso que tengo entre las manos, tan mía que tu opinión y decisión ante mí no será nada -una vez todo estuvo todo expuesto empezó el juego de esa noche.

Apremie el vaso de wiski al igual que ella el de ginebra, según se puso a caminar buscando mi cuarto sonreí, y la puse con fuerza contra la pared:

-No busques aun el cuarto, no llegaras al vestida-le dije al oído tras eso mordí su lóbulo, ella soltó un gemido que penetro mis oídos y me incito a seguir hacia delante.

Le subí el vestido hasta quitárselo mientras besaba su cuello con lentitud, y déjame mi marca poco a poco en ella.

Mi esencia recorría todo su cuerpo y ella lo sentía plenamente, mientras luchaba por mantener esa posición de dominar ella.

Moví mi mano para colarla en su fina tanga negra, comprobando un coño depilado, y húmedo y haciéndola estremecerse desde los pies al cuello, desabroche su sujetador y retire las manos de su cuerpo, para girarla poner sus ojos frente a mí y empujarla hacia abajo, cuando quedo arrodillada ante mí, me desabrocho con ímpetu el pantalón, donde la pare y le dije:

-Soy yo quien marca el ritmo, quien dice que sí y que no lo olvides.

Me miro como pidiéndome permiso y cuando asentí, saco mi miembro y comenzó a devorarlo, podía notar como era una autentica experta, no era la primera vez que lo hacía desde luego.

Según fui dejando que  siguiera fue tomando confianza, y la verdad me costó no acabar en ese momento pero conseguí contenerme, la hice parar y la lleve al dormitorio.

Empuje su cuerpo contra la cama y ella abrió sus piernas, me acerque a ella pero no la penetre, le mordí el cuello, y le mordí los pezones y con la botella de wiski de la mesita de noche hice un camino desde sus senos hasta su coño inundándolo al llegar a él.

Mi lengua la recorrió todo el alcohol bebiéndolo a sorbos, para cuando llegue a su  vientre estaba con los ojos llenos de deseo, le introduje la botella por la boca en el coño y soltó un gemido, muy cercano al orgasmo.

Empecé a llenar su interior de wiski lo suficiente como para un vaso corto, sin dejar que saliera nada y aun con las piernas en vertical como se las puse para esta operación saque la botella y  le baje las piernas colocando su sexo en mi boca donde empezó a salir todo ese alcohol de dentro de ella.

Mientras yo bebía de su sexo ella bebía de la botella que yo le daba a chorro, el alcohol el sexo el sudor inundaba mi habitación, ella no podía dejar de gemir, y sin que se vaciara del todo, la penetre de golpe y con fuerza, en ese instante llego a su primer orgasmo, sus manos agarraron la colcha su sexo se contrajo y su cuerpo empezó a temblar.

Yo seguí sin para hasta que fui sintiendo que me  venía y como no había necesidad de correrme en su interior, la saque la puse de rodillas y acabe en su cara y sus senos, y ahí la tenía delante de mi cubierta de alcohol sudor y semen, sonriendo como una autentica mujer después de un polvo que la ata a alguien.

Me tumbe en la cama, y ella se tumbó a mi lado y así como estábamos nos rendimos ambos en un sueño, que nos recuperaría para el día siguiente en el que si hacia lo que pensaba que haría sería muy ajetreado