Reynaldo me entusiasma a tener sexo con manuel

Reynaldo me metio en la cabeza a tener sexo con nuestros amigos, Esther y Manuel

Hola, nuevamente soy Esperanza, voy a relatarles una confesión más de mi vida íntima.

Como recordaran por el comportamiento de mi marido, me entregue a mi segundo hombre en mi vida. Mi marido no sabe nada de esto, después de un tiempo, mi marido comenzó a inquietarme con tener relaciones con otro macho, es lo que yo quería, seguir probando verga, aunque debería disimular mi pasado con mi segundo plátano saboreado.

Al principio rehuí su proposición,…..como crees, nunca lo haría con otro, tú eres mi macho, tú eres y serás mi único hombre. Interiormente pensaba…..”Sigue, cabroncito, sigue, no sabes que ya fui de otro y deseo probar otro pito, …..tú si dándote gusto probando otras mujeres y mientras yo aquí caliente en la cama, esperando que me hagas tuya, pero ya verás cómo te hago sufrir un rato, quiero que me ruegues, es lo que más deseo”. En las noches que me dedicaba, insistía. Pera, anda, di que sí, Sabes? Quiero verte coger con otro, quiero que pruebes otra verga, otras manos que te acaricien, otra boca que bese con pasión todo tu cuerpo ardiente………acaso no lo has pensado? Ya te he dicho que no….no insistas. Enseguida me separaba y me hacia la enojada, le daba la espalda o a veces lo mandaba a dormir a la sala. Mientras yo me quedaba sola en mi cama y me daba una masturbada a mi cosita imaginando a Ernesto haciéndome cochinadas. Total mi mente ya solo pensaba y soñaba con ese hombre sin rostro, cogiéndome apasionadamente.

Una noche que no salió, me dio una sorpresa, merendamos e inmediatamente mando a mis hijas a dormir: Perita, Lupita, vayan a descansar a su recamara, mama y yo vamos salir un rato a divertirnos. Ellas obedecieron, nos despedimos con un beso de ellas y salimos a la calle. Para esto me había puesto un blusa blanca, con un brassier del mismo color, una falda de color negro de amplio vuelo, cubriendo mi cosita un bikini color negro, el cual contrastaba con mi piel blanca, unas pantimedia del mismo color, unas zapatillas de aguja las cuales hacían juego. Me coloque un perfume que le gusta mucho. Sentía una alegría de salir otra vez como cuando éramos novios. El con ropa casual, con saco sport. Estaba muy guapo y gentil.

Nos subimos al auto y enfilamos hacia un restaurant bar, el cual cuenta con música en vivo y pista de baile. Llegamos, entramos, el mesero nos indicó una mesa en un rinconcito íntimo y agradable. Nos sentamos y pidió una botella de tequila, después de un rato llego la botella con vasos y refresco de toronja, limones y hielo. Así es como acostumbramos a tomar, tomamos la primer copa y platicamos de cosas, tanto de su trabajo, como de mis quehaceres hogareños, de las niñas, etc.; con la plática amena, seguimos tomando 2, 3 copas más….yo me sentía alegre y contenta, en eso comenzó a la música y salimos a bailar.

Pera, que hermosa estas, ahora me doy cuenta de mi error de dejarte sola por las noches, perdón, por esto. Luces hermosa, además alegre, con ese brillo de tus ojos cafes, como aquellas noches de novios en las cuales la pasión desbordaba nuestros sentidos, para luego dar rienda suelta a caricias y besos que culminaban calcinando nuestros cuerpos. Reynaldo, yo también recuerdo aquellas noches, pero sigue bailando, bailemos…….me sentía caliente. Después de algunas melodías, regresamos a nuestra mesa a descansar un poco y a refrescarnos tomando una copa más, para esto ya la botella estaba a la mitad.

Voy a al tocador, ahorita vengo……..si amor ve. Al ir al baño, con el contoneo de mi cadera, al pasar junto a las mesas cercanas, alguno que otro hombre me lanzo piropos, esto hizo que mi puchita palpitara. Después de retocarme el maquillaje. Regrese con mi marido, ya me estaba esperando con una copa más. Toma amor brindemos por los viejos tiempos y por esta noche. Tome la copa apresuradamente,  estaba muy cargada pero no me importo. Amor esta noche te deseo mucho…..yo también, conteste. Me dio un beso apasionadamente incrustando su lengua en mi boca, nos tomamos el aliento ambos, sentí una mano hurgar entre mi piernas, amor nos pueden ver estate quieto, no hizo caso a mi suplica. Subió mas la mano hasta posarse en mi intimidad por encima del bikini, Pera, estas mojada……si Reynaldo estoy mojada, caliente……entonces lo abrace pegándolo a mi cuerpo. Una melodía romántica oímos y salimos a bailar nuevamente no sin antes tomarnos otra copa más………..con esta mi cabeza se nublo, pero seguí a mi marido a la pista.

Reynaldo me siento mareada………no tengas miedo aquí estoy contigo para cuidarte, contesto. Me tomo por la cintura pegándome a su cuerpo. Sentí algo muy duro en mi cosita. Reynaldo la tienes muy dura,…si Pera esta dura para ti. Pera, que has pensado de mi proposición? Pregunto. Rey, no insistas….que me harás caer en la tentación. Creo que mi contestación fue un si para él, pues a partir de ese momento con la penumbra de la pista me calentó más, hasta que le pedí sácame de aquí por favor, vámonos. Está bien Pera, pero vamos a la mesa a tomarnos la última copa. Nos tomamos la última, la cual estaba igual de cargada que las ultimas 2, ya Rey, vámonos. Si amor vámonos.

Salimos, subimos al auto y enfilamos a casa. En cuanto arranco el auto me agache, corrí el cierre de su pantalón, saque su pito, ese pito que me hizo mujer, gordo, grueso,……Pera, Pera….mama, mama, chupa mi verga, es tuya, tuya……si es mía, mía, ….le di una mamada sensacional, que cuando estaba por terminar me detuvo: detente Pera, ya llegamos….espera que lleguemos a la cama y veras que cogida voy a darte. Metió el carro a la cochera, bajamos y subimos a nuestra recamara. Ve a ver a las niñas, a ver como están y diles que ya llegamos. Me dejo y fue a verlas…mientras, me senté en la orilla de la cama, toda mareada. Llego y dijo: ya estuvo, y me abrazo, besándome con pasión, sus manos fueron despojándome de mi ropa. Recostándome boca arriba, desnuda, acaricio y beso mi cuerpo, deteniéndose en mis pechos y pucha, tomo mis jugos que salían de mi pucha…..Reynaldo, mi vida, mi amor, cuanto te quiero a pesar de todo, me enloqueces, mámame, chupa mi pucha, te gusto? Si Pera, me gustas mucho, eres inconfundible con ese aroma delicioso, que despide tu panocha. Nos dimos besos ardientes, nuestras lenguas se enroscaban, después me voltio y mi trasero quedo a su merced. Lo lleno de besos y caricias, colmando mi chiquito de pasión……Reynaldo hazme tuya, hazme tuya ya, méteme tu verga, me tienes muy caliente, quiero sentir tu verga caliente ……..Pera, quiero verte coger con otro, quiero que pruebes otra verga………….no conteste……..que me respondes? Acaso no has pensado como se ha de sentir con otras manos acariciar tu cuerpo ardiente, sentir otro pito, picoteando tu pucha, tu trasero, tus pechos……mi pucha al oír esto reacciono y destilo miel la cual fue succionada por la lengua de Reynaldo…….ya vez, hasta te viniste más por oír mis palabras. Si Reynaldo, sí, me vine tan solo de pensar que otro que estaba comiéndose mi cuerpo………..está bien, tienes a ese macho que quieres que me coja? Si, contesto. Quién es? Es Manuel. Quien Manuel? Nuestro amigo el esposo de Esther. ¡Reynaldo! Pero Esther es mi amiga, cómo crees?

He visto cómo te mira Manuel, además a mí me gusta Esther. ¡Ah! Ya salió el peine, te quieres coger a Esther. Está bien, déjame pensarlo un poquito, no quiero problemas con Esther. Manuel y Esther nos visitaban a menudo, los fines de semana, tomábamos la copa y jugábamos domino para pasarla bien, muchas de las veces nos embriagábamos quedándose en nuestra casa. Algunas veces Manuel se repegaba a mi cuerpo, yo lo retiraba disimuladamente, no quería problemas con mi amiga.

Después de esta confesión y posibilidad hecha prácticamente realidad, me tomo de mis piernas, las coloco en sus hombros, bombeándome como loco y yo moviendo mi cadera a su encuentro, aprisionándolo con mis piernas, hasta que gritando ambos nos vinimos. Mi hija Perita desperto, preguntando: que pasa? Nada, nada, un alacrán, iba a  picarme, pero ya tu papa, lo mato, conteste. Tengan cuidado, si Perita, gracias. Cuando se retiró, reímos, comentando lo sucedido quedándonos dormidos y esperando el momento de hacerlo realidad.