Revolcado entre el Bosque
Mi esposo vuelve a tener una nueva aventura, pero esta vez entre árboles y sobre la grama de un bello bosque... infidelidad gay.
Revolcado entre el Bosque
Hola, soy yo nuevamente, Laura de Estrada. Hoy quiero contarles otras cosas sobre mi vida junto a mi caliente esposo Kike.
Después de nuestra segunda salida al bar gay, quedamos aun más entusiasmados con nuestra vida sexual. Vimos que las cosas iban bien y que todo prometía. Conseguimos el teléfono de Omar y el de Baldo, así que los encuentros con ambos se iban dando cada vez más con mayor normalidad. Yo, claro, casi siempre solo veía y no participaba. Por supuesto, teníamos que ser muy discretos y buscar siempre los momentos más adecuados, por lo que a veces pasaban algunas temporadas largas antes de que pudiéramos hacer algo.
Aun teníamos varios problemas que resolver, por ejemplo, podíamos hacerlos solo cuando íbamos a la capital de visita o cuando ellos nos iban a visitar. Pero por asuntos de trabajo, ellos no siempre podían, y nosotros no teníamos la oportunidad de ir todas las veces que quisiéramos con ellos, y cuando íbamos, teníamos problemas para deshacernos de nuestras familias. No siempre nos salían las cosas.
Pero poco a poco nos íbamos haciendo más hábiles para planearlo todo, ya habíamos empezado a participar en foros y en páginas gay por la red, pero aun estábamos lejos de consumar algo por ese medio. De todas maneras teníamos varios consoladores y mucha imaginación, así que en nuestra casa nunca nos aburríamos.
Sin embargo, cierto día tuvimos una grata sorpresa
Con Kike acostumbramos salir a pasear en bicicleta por los campos del pueblo. Es un excelente ejercicio, pues tonifica nuestros glúteos (el mayor atractivo de ambos) y es una muy buena manera de compartir en familia. Pues bien, resulta que un jueves vimos pasar a un desconocido que se le quedó viendo descaradamente a mi marido a las nalgas. Se trataba de un hombre alto, se veía fuerte, más o menos de unos 25 años, de pelo algo largo y desaliñado, barba de tres días y piel morena que brillaba con el sol de esa tarde, iba vestido con una camisa y unos pantalones algo desgastados.
El tipo venía en una moto negra, que pasó a nuestro lado rugiendo, como diciendo "mírenme". instintivamente volteé a verle la cara a mi marido, yo sabía que le iba a gustar mucho ese tipo. Y efectivamente así fue, no lo podía disimular en lo más mínimo. En fracción de segundos mi mente había comenzado a imaginar toda una serie de fantasías y me había comenzado a excitar.
Chulito el muchacho, ¿verdad? le dije a Kike riéndome.
¡Ah! si, si bastante me respondió sorprendido, estaba en la luna y no se esperaba mi pregunta.
Continuamos con nuestro camino, el tipo volvió a pasar otras 2 veces más a nuestro lado, eso ya estaba bastante sospechoso y se lo hice ver a el.
Kike, ese tipo quiere con vos.
¿Será?
Si no es a mi a quien está viendo
Qué raro, si siempre sos tu la que les quita el aliento con ese hermoso par de nalgas que te andás echando, je, je, je
Gracias amor, pero las tuyas también son bonitas
Entonces guardamos silencio, y nos quedamos mirándonos a los ojos. Sus hermosos ojitos azules, que brillaban como estrellas. No necesitamos más, lo habíamos decidido, Kike se iba a coger a ese hombre.
A nuestra derecha se hallaba el terreno de un señor amigo nuestro, era grande y a veces paseábamos por allí. Yo me fui a el, y me puse a avanzar a una distancia lejana a Kike, pero lo suficientemente cerca para poder qué pasaba. Y nuevamente volvió a pasar el tipo, y esta vez, si paró a la orilla del camino. Abordó a mi esposo con la excusa de que si tenía fuego para el cigarrillo que quería fumarse, Kike le contestó que no, el no fuma. Luego le preguntó acerca del pueblo para seguirle sacando plática y Kike le respondía muy amable. ¡Me enoja tanto no poder ver a mi esposo en acción!, el no lo acepta, pero es muy, muy bueno para seducir.
¿Querés que te lleve a algún lado? Le preguntó muy solícitamente.
Pueeeeesssss ¿y qué hago con la bici? sin quererlo, Kike arruinó la intentona del pobre hombre, que era bastante tosco y malo para convencer a base de labia, pero lo arregló rápidamente a menos que me querrás llevar a otro lado no muy lejano
Está claro que no podía escuchar lo que hablaban, todo eso me lo comentó luego Kike, pero si pude ver la gran cara de sorpresa que puso el tipo, se quedó pálido y me dio ganas de reírme. Obviamente no se hizo de rogar, a sus 24 años, mi esposo era un hombre muy guapo (lo sigue siendo aun). Es de piel blanca y ojos azules, cabello castaño claro y cara de niño con rasgos finitos. Delgado, pero de complexión atlética, con los músculos bien marcados por el ejercicio que hace en la finca. Mide 1.68, tiene un pene de 16 cm y impresionante trasero, redondo y muy grande y duro, incluso mejor que el mío, que soy una culona.
El hombre ese entró con su moto al terreno, seguido de Kike. Me contó que se llamaba David, emanaba un olor a tabaco y a sudor que lejos de desagradarlo, lo calentaba. Yo no podía dejar de verlos y trataba de encontrar el mejor sitio para el efecto.
Sin más preámbulos, David se acercó a mi esposo, lo tomó de la cara con suavidad y lo besó con pasión. No había nada más que decirse, Kike tan solo le preguntó si tenía condones, y el le mostró un paquetito de 3.
Inmediatamente Kike se le acercó y lo volvió a besar, con lengua y todo, despacio, sin prisas. Poco a poco bajó a su paquete y le abrió la cremallera, David no llevaba calzoncillos y mi esposo le sacó una hermosa verga oscura, con un glande un poco más claro. La empezó a chupar con deseo, endureciéndola a base de lengüetazos largos y lentos. David gemía de gusto y de placer, y mientras mi esposo hacía, vi como ese hermoso falo alcanzaba tranquilamente casi los 20 cm, lástima que no fuera muy grueso.
Kike seguía chupando y le lamía los huevos peludos y su negra mata de pelo en el pubis. Ese ilustre desconocido se agachó un poco y lo agarró por la cabeza moviéndolo fuertemente para que chupara más y más rápido, a la vez que le metía un dedo entre el culo, mi esposo llevaba pants deportivos por lo que no le fue difícil.
A pesar de estar un poco lejos, logré darme cuenta de la tremenda excitación de David, que respiraba profundamente y con agitación. Levantó a Kike con fuerza, ansioso y desesperado, y los sentó sobre sus piernas en el suelo, recostado sobre un árbol. Mi marido se quitó la playera que tenía y se bajó por completo el pants y su calzoncillo. Se acomodó y empezó a meterse la verga morena poco a poco, después que su amante se hubiese puesto un condón.
David era una persona tranquila, no uno de esos bruscos sementales a los que mi Kike estaba acostumbrado. Se hablaban en voz baja y se susurraban al oído, David le decía que se relajara, Kike que lo hiciera suave (tenía ganas de probar ternura y delicadeza), y yo no podía ni relajarme y ni masturbarme suavemente, ¡estaba ardiendo!
Kike se terminó de meter toda esa viga en su interior, y yo pude ver con total claridad el inmenso placer que mi esposo sentía, expresada en la inclinación de su cabeza hacía atrás, su mueca suprema de gozo y el lento pero constante acelere de sus movimientos de émbolo. A ese placer se sumaba el producido por la emoción de estar cogiendo en un sitio en el que podían ser fácilmente vistos, prácticamente cualquier transeúnte los podía ver.
El placer de los 2 aumentaba a cada embestida, con Kike en el control (cosa rara e inusual) y marcando el ritmo. David solo veía a mi esposo saltar cada vez más frenéticamente sobre su pene, abrazándolo del cuello y besándolo apasionadamente. Pasaron los minutos, varios, hasta que el empezó a temblar de gusto y alcanzó el dulce clímax dentro de ese delicioso culo, quedaron así, en esa posición, descansando, Kike no se quería sacar esa rica verga.
Por mi parte también rompí en un delicioso orgasmo. Yo no me desnudé, soy bastante más tímida que mi esposo por lo que me dio miedo. Solo me desabroché el sostén debajo de la blusa y me metí una mano. La otra la introduje por debajo de mis pants y atrapé mi clítoris. Como ya sabrán, soy muy multiorgásmica, no tardé mucho en probar las dulces mieles del gozo.
El pícaro vicioso de mi marido le pidió que se lo hiciera de nuevo, obvio, David le dijo que si. Tomándolo de los hombros puso a mi Kike boca arriba sobre la hierva y se la metió hasta el fondo mirándolo fijamente con ojos de vicio. Y mi esposo pedía más y más y más, orgasmeándose sin siquiera tocarse, ¡cómo es de caliente!
David puso de pié a mi marido y lo apoyó contra un árbol, se la metió nuevamente, ahora esta cada vez más y más rápido y duro, tal y como Kike estaba acostumbrado. "Soy un perra ruda" me decía payaseando cuando lo cogía con la tanga/consolador. Kike pegó un fuerte y ronco grito y acabó nuevamente, se derrumbó en el suelo, sobre las hierbas y ramas caídas. David le sacó la paloma del culo y se pajeó en su cara hasta que eyaculó sobre ella. Kike apenas saboreó un poco, pues nunca de toma el semen de un desconocido.
Se quedaron los 2 recostados en la hierva, David boca arriba, con la parte inferior del cuerpo desnuda y fumando un cigarrillo, Kike desnudo a su lado y empiernándolo. Platicaron un largo rato, David dijo que había sido muy emocionante y que quería repetirlo nuevamente algún día. Kike lo besó y solo le dijo que vería qué podía hacer. Intercambiaron números de celular y se despidieron, Kike lo vio alejarse en su moto, mientras el me esperaba con su bici.
¿Te gustó amor?
Si mucho me dijo con mucha ternura, visiblemente conmovido, el no estaba acostumbrado a que un hombre lo tratara con cariño bueno, solo Javier lo había tratado así.
Me di cuenta de ello y lo platiqué con el. Kike me dijo que de vez en cuando era bueno ser revolcado de esa manera, que solamente yo era capaz de tratarlo con dulzura y respeto en la cama, y que, a pesar de que goza cuando es maltratado como una perra, eso le encanta y lo llena mucho. Y yo no pude evitar ponerme celosa de David.
Más adelante tuvieron otros encuentros, se metieron a una relación salvajemente sexual y un nuevo problema nació, David se empezó a enamorar de mi esposo. Lo malo es que a el tampoco le era indiferente. No se enamoró, no, pero si le tomó un profundo cariño con el que tuve que aprender a lidiar. Y con respeto al amor que ese hombre sentía por mi marido, tuvimos que advertirle que eso nunca sería posible, pues el era un hombre casado, con hijos y enamorado de su familia fue duro verlo con el corazón roto, pero fue lo mejor, desde entonces, cuando un encuentro esporádico se transforma en algún otro tipo de relación, decimos siempre la verdad.
Bueno mis amigos, hasta aquí llega esta, mi nueva historia, espero que les haya gustado. Quiero agradecerle sus correos y mensajes, y les recuerdo que, como siempre, me pueden mandar sus comentarios, opiniones, sugerencias y fantasías a mi correo electrónico, me gustaría mucho leerlas. Besos y hasta pronto.
garganta_de_cuero@latinmail.com
Fin.
Garganta de Cuero.