Revivir un corazón muerto
La bese y ella correspondió a mi beso de manera tierna, luchaba con el vestido para quitármelo, lo logro me tenía para ella en ropa interior, me besaba de una manera que hacía que se fueran todos mis miedos y mis inseguridades
Me desperté sobresaltada por un sonido, pensé que había sido mi reloj despertador pero no, me di cuenta que el sonido provenía de mi corazón, latía tan fuerte que podía escucharlo. No sé por qué, apenas desperté tuve un presentimiento de que algo iba mal, sentí una especie de angustia en mi estómago. Busque mi celular de manera automática, siempre al despertarme reviso si tengo algún mensaje; cuando la luz del aparato se encendió comprendí que la sensación que me invadía era tristeza, era el primer 29 de febrero desde ese día…
Esa mañana mientras me lavaba el rostro recordé ese primer encuentro con ella hace casi 7 años.
Pasado 7 años atrás
Seguía a mi hermano Héctor, se dirigía a la azotea del bachillerato, mientras el resto de la escuela estaba en el auditorio en una especie de exposición de arte.
-¿Qué haces aquí?- pregunte a Héctor.
Y él, sobresaltado me grito.- ¡MALDICION! Raven lárgate no me sigas.
-Si no quieres que te siga no actúes como un idiota.- le espete, mientras él encendía un cigarrillo. -¿Qué haces? Apaga eso.
-¡LARGATE!- me grito de nuevo.
-Si te ven con eso te expulsaran, y ahora si nadie podrá salvarte. – le rugí.
En ese momento escuchamos unos pasos y corrí a quitarte el cigarrillo de las manos y llevármelo a la boca. –Es la última vez que te ayudo.-le susurre.
Él sonrió.- ¡Gracias Raven! Te amo.
Cuando voltee estaba una mujer muy atractiva mirándonos, no la conocía, pero supuse que era una nueva profesora o algo así.
-¿Qué hacen aquí?- pregunto. –Se supone que deberían estar en otra parte con el resto de la escuela. –dijo mirándonos, y yo aún seguía con el cigarrillo de Héctor en los labios.
-emm, yo solo trataba de hacer volver a mi hermanita al auditorio, pero ella insiste en consumir esa porquería. –balbuceo Héctor sínicamente, mientras yo lo fulminaba con la mirada.
Ella nos miraba con el ceño fruncido y dijo de manera muy autoritaria.-joven baje al auditorio y usted señorita tendremos una conversación.
Mi hermano se fue sin voltear y mostrarme un poco de agradecimiento o un poco de compasión por el lio en que me había metido ayudándolo.
La mujer se acercó a mí y me quito el cigarrillo de los labios, yo estaba paraliza supongo que era el miedo por el problema en el que estaba.
-Tu hermano y tu son muy malos actores- dijo mientras examinaba el cigarrillo.
Solo la observaba sin decir una sola palabra, mientras maldecía para mis adentros a Héctor.
-Definitivamente la actuación no es una opción para ustedes. –dijo mientras reía.
-No entiendo lo que quiere decir. –logre decir al fin.
-Nena, quiero decir que sé quién es el hermano problemático, los reconozco muy bien después de todo yo también soy uno de ellos. –dijo con una gran sonrisa que mostraba todos sus dientes blancos y perfectos.
-¿Quién es usted?- pregunte.
-Háblame de tu o no te responderé.
-¿Quién eres tú? -Reformule mi pregunta.
-Me llamo Tylor, y en este momento están exponiendo algunas de mis pinturas allá abajo. ¿Cómo te llamas tu hermosa?
-Raven. –respondí.
-¡Que nombre tan raro! –exclamo. –pero sabes algo me encanta es muy original.
-¿Por qué no estás en tu exposición? –pregunte.
-Esas pinturas me aburren- dijo.-las he visto mil veces y no necesito escuchar una vez más la técnica que use ni nada de eso, así que preferí seguir a la chica desconocida y hermosa, tal vez podrías ser mi musa.
-¿Estoy en problemas por fumar dentro de la escuela?- pregunte.
-¡Que tierna eres! Princesa tu hermano está en problemas ya que era quien fumaba no tú. -Me respondió mientras aspiraba el cigarrillo.
-¡Por favor no lo delates! –le suplique mientras miraba el humo que salía de sus labios.
-Está bien no lo delatare, solo si tú te unes a mi taller de pintura. –me prometió mientras sonreía descaradamente.
-Soborno, es tu forma de conseguir que asistan a tu taller. –bufe.
Media sonrisa ilumino su rostro y me rectifico. –Soborno, es mi forma de asegurarme de verte nuevamente.
Presente
Se me hizo tarde para llegar al trabajo, mientras corría a tomar un taxi, recordaba lo mucho que me gusto Tylor ese día en la azotea, aunque en ese instante no me di cuenta; quizás por mi falta de experiencia estaba por cumplir los 15 años y pensaba que me gustaría ser como ella cuando tuviera su edad. En la azotea estaba hermosa con su cabello suelto y largo hasta la cintura, lo tenía liso como la seda y rojo como la sangre, rojo como sus labios; su piel era muy pálida casi transparente, sus ojos negros y achinados estaban decorados por unas pestañas largas como la noche; vestía con unos jean desteñidos, una franela blanca y una chaqueta de cuero. Su estilo era muy desaliñado y desprolijo, y aun así la hacía lucir simplemente perfecta y despreocupada.
Llegue al trabajo con media hora de retraso, a pesar de que me desperté más temprano que lo de costumbre, entre rápidamente y le di los buenos días a María la recepcionista.
Hoy no tenía mucho que hacer, cosa que lamentaba por que hoy más que nunca necesitaba mantener mi mente ocupada para evitar que los recuerdos llegaran a mi mente. Mientras le sacaba unas fotocopias a unos documentos no pude evitar viajar al pasado por segunda vez ese día.
Pasado estudio de Tylor
Llegue a las 3:00pm a un estudio muy lindo, ya estaba acostumbrada a ese lugar me sentía realmente cómoda ahí, cuando entre estaba vacío, supuse que Tylor estaba en el baño así prepare mis cosas para empezar con la clase; no se para que seguía la verdad no servía para trabajar con pinceles ni nada de eso.
-Que puntual. –dijo Tylor mientras entraba al estudio.
-Hola. –La salude tímidamente.
-Hoy no trabajaremos con pinturas, me rindo no es lo tuyo, trataremos con carboncillo hoy.
-Ok, pero pienso que pierdes tu tiempo, nunca aprenderé no nací para esto. –dije volteando los ojos. –si no me hubieses extorsionado para estar aquí no tendrías por qué perder tu tiempo conmigo.
-No quieres estar aquí. –me pregunto con los ojitos de cachorrito triste.
-claro que si quiero no seas tonta. –recordé la invitación que estaba en mi bolso. –Tylor tengo algo para darte.
Su cara se llenó de curiosidad.- a ver que tienes para mí. –me pregunto mientras yo revisaba mi cartera.
-me da un poco de vergüenza. –Admití.
- tienes algo perverso en esa cartera.-me dijo tratando de ver lo que tenía en mis manos.
-En realidad es una invitación a mi fiesta de 15 años.
-Ohh, quieres que te vea bailar con un tonto que después que todos estén bien borrachos te lleve al baño para…
-Hey no digas eso porque no es verdad.-la interrumpí.
-No me digas que tú nunca has…
-Nunca. –admití. –la verdad es que no he tenido novio nunca, no es que no me lo pidieron nunca, solo que ninguno de ellos me intereso.
-¿Por qué? –pregunto
-No sé, supongo que no ha llegado la persona, aun soy joven, muy joven ¿pero qué esperas tú? déjame decirte que se te está pasando el tiempo no serás de 23 para siempre. -Bromee.
-No pareces de tu edad. –suspiro.
-Lo sé.
-No quiero asustarte ni nada por el estilo, pero a mí no me gustan los chicos.
-Eso ya lo sabía. –dije poniendo los ojos en blanco.
-¿Cómo?
-No sé, lo sabía y ya.
-Y no saliste huyendo interesante.-dijo acariciándose la barbilla.
-Y bueno alguna chica que te haga suspirar habrá por ahí.
-Sin comentarios. –dijo mientras se reía.
-¿iras? –pregunte.
-¿A dónde?
Puse los ojos en blanco. –A la luna. –bufe. –pues a mí fiesta a donde más.
-¿Quieres que valla? –me pregunto, con esos ojitos tan tiernos que tenía, me dejo sin aliento por un momento.
-Ehhh, este… yo… -balbucee mientras ordenaba mis pensamientos. –Claro que te quiero allá, de lo contrario no te habría invitado.
Tylor se quedó estudiando mi rostro por unos momentos y encontró algo en el que le gusto porque sonrió y me dijo. –ahí estaré es una promesa.
Sonreí y le dije. –Sera mejor que empecemos con la nueva tortura si quieres que aprenda aun que lo dudo.
-¿Por qué eres tan negativa?
-Solo soy realista. –dije.
Y transcurrió el resto de la clase, para mi sorpresa no era tan complicado y me gusto aunque era algo que nunca admitiría frente a ella, luego no la soportaría.
-Vamos a dejarlo hasta aquí. –me dijo.
-si gracias ya termino la tortura. –dije y reí para mis adentros.
-Raven no te muevas. –me dijo Tylor y le obedecí pensé que había una especie de animal en mi ropa o algo, se acercó lentamente a mí y yo estaba aterrada me imaginaba una araña gigante en mi hombro o algo, pero lo que ocurrió fue lo que verdaderamente me paralizo.
Tylor se acercó tanto a mi rostro que sentí su respiración, mi corazón empezó a acelerarse como si estuviese en un maratón de 10 kilómetros, tuve la sensación de que me explotaría, cerré mis ojos y sentí como la mujer que estaba frente a mí me besaba muy lentamente y me acariciaba el cuello, y las mejillas; sentía que se me erizaba la piel, no podía controlar mi cuerpo que devolvía un tímido beso, después de unos momentos nos separamos y nos miramos la una a la otra recogí mis cosas y hui sin dejarla hablar o yo decir una palabra.
Presente
-¡Maldición! Deja de pensar en ella. –me dije.
Pero era imposible los recuerdos llegaban a mi mente como una película.
Pasado fiesta de Raven
Era el día de mi fiesta y la realidad era que ya no estaba tan emocionada como antes, si hubiese estado en mis manos habría escapado ya.
Estaba de mal humor porque no había visto a Tylor desde nuestro beso, -pero que estúpida es ¿por qué tuvo que arruinarlo besándome? – pensé.
Había llegado la hora de hacer mi entrada, mi papá me cambio los zapatos siguiendo la tradición, baile el vals con todos los hombres de mi familia, todo iba muy bien pero no me sentía cómoda con el vestido, los zapatos, el peinado, la tiara y todo. Cuando terminaron los bailes todos se acercaron a abrazarme y desearme feliz cumpleaños, yo solo sonreía, pero la verdad es que no escuchaba lo que me decían, ni siquiera sabía a quién abrazaba mi mente estaba en otro lado.
Creí que ya había abrazado y saludados a todos, pero sentí que alguien me abrazo a mis espaldas.
-Estas muy bella, tal y como una princesa. -Me dijeron, al instante reconocí la voz y mi corazón empezó a latir desbocado y me voltee para mirarla.
-¡Viniste! –Dije me sorprendió la emoción de mi voz.
-Te lo prometí recuerdas. –me dijo mirándome a los ojos. Yo solo le sonreí.
-Tengo algo para ti. -Me dijo mientras revisaba su cartera, saco una pequeña cajita blanca y me la dio.
Cuando abrí la cajita había una pulserita dorada, supuse que era de oro, tenía un dije en forma de rompecabezas y tenía una piedrita pequeñita azul. –Esta hermosa me encanto. –dije y me lance a sus brazos para abrazarla.
-Es un zafiro. –dijo. –lo escogí porque sé que tu color favorito es el azul.
-Gracias, me ayudas. -le dije y estire mi brazo para que me lo colocara lo hizo y luego beso mi muñeca, cosa que me avergonzó un poco.
-Mira, tengo el mismo dije. –comento. –se entrelazan perfectamente. –dijo y me mostraba su pulserita.
-¿Por qué tienes esa cara no estas emocionada por tu fiesta? –Me pregunto.
-Es que me siento abrumada, ahogada. –respondí.
-Sal y toma un poco de aire luego congelas una sonrisa en tu rostro y finges que la pasas de maravilla.
-Acompáñame a fuera. –le pedí.
-Claro hermosa vamos. -dijo y me tomo de la mano guiándome a la salida del salón.
-Se siente mucho mejor aquí afuera. –comente y estiraba mis brazos y levantaba mi rostro al cielo con los ojos cerrados. Cuando estaba disfrutando de la luna le pregunte a Tylor si venia en su auto y me respondió que sí.
-Sácame de aquí. –rogué.
-Te meterás en problemas.
-Mi hermano siempre hace lo que quiere y nadie le dice nada ¿por qué yo no puedo hacer lo mismo?
Me miro y sonrió. ¿A dónde quieres ir? –pregunto. - El cielo es el límite.
-Sorpréndeme. –dije sonriendo pícaramente.
Fuimos a su casa pero no entre me pidió que me quedara en el carro que solo buscaría unas cosas, al cabo de unos minutos regreso con unas cobijas y muchos chocolates y otra gran variedad de golosinas.
-¿A dónde vamos? –pregunte con curiosidad.
-Ya verás no te desesperes.
-Ok. Antes de llegar a donde sea que vamos podríamos ir por algo para comer me muero de hambre. –dije haciendo un puchero.
-Así o más tierna. -Dijo Tylor sonriendo. -Ya sé por aquí cerca hay una pizzería si quieres llegamos a comer.
Cuando llegamos a la pizzería me abrió la puerta del auto y me tomo de la mano y entramos todos se nos quedaron mirando.
-Creo que debí haberte prestado algo de ropa. –dijo.
-No te preocupes. –le sonreí todos nos observaban y me estaba alterando un poco. ¿QUE NUNCA HAN VISTO UNA QUINCEAÑERA? –gruñí.
-eres tan graciosa. -Me dijo riendo.
-Qué bueno que te divierta, es mi misión en esta vida. -Dije un poco molesta.
-Ya no te molestes a ver dame una sonrisita.
Y como no hacerlo era imposible tenía un aura que llenaba a todos, era hermosa y lograba poner una sonrisa en los labios de cualquiera que se le acercara a menos de 10 metros.
Terminamos de comer, y viajamos como 2 horas más en el carro y llegamos a una casa muy grande olía a sal. – ¿Hay una playa cerca de aquí? –pregunte.
-Estamos en una, es la casa de la playa de mis abuelos, seguro está llena de polvo hace mucho que nadie viene, pero no importa igual no entraremos en la casa. -Dijo guiñándome el ojo.
-A no y donde nos quedaremos. -Pregunte.
-Ya verás.
Entramos y caminamos alrededor de la casa hasta llegar a un lugar donde había como una especie de escaleras que no se veían muy seguras me hace señas de que suba y la mire un tanto preocupada. Me toma por los hombros y se me acerco tanto que cuando su respiración rozo mis oídos sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo.
-Relájate nena, que no dejare que te caigas.- Dijo y me toco el cuello con sus labios.
Sin decir una palabra empecé a subir las escaleras hasta el techo de la casa con cuidado me trate de subir pero con un vestido de 5 kilos no era muy fácil. Cuando lo logre ella en un segundo estaba a mi lado me tomo de la mano y me dijo. –Mira. - señalando el mar.
Era realmente hermoso se reflejaba la luna en él y se veía todas las luces de la ciudad a la lejanía, si mirabas al cielo estaba despejado y podías observar todas las estrellas. –Woow. Fue lo único que articule.
-Es mi lugar favorito en el mundo. -Dijo Tylor.
-Es una vista hermosa.
-Eres la primera persona que traigo a este lugar. –Dijo. –Espérame aquí iré por las cosas al auto.
Me quede observando el mar y preguntándome qué demonios hacia ahí, debería estar en mi fiesta, aunque en realidad no me importaba el estúpido cumpleaños, estaba donde quería estar.
-¿En qué piensas? –pregunto Tylor.
-Me asustaste no te escuche llegar, en nada solo el lio que me espera.
-Si quieres volvemos. –dijo abajando el rostro.
-No quiero estar en otro lugar que no sea este. -Le susurre levantando su rostro y mirándola a los ojos.
-Te he dicho que eres hermosa. –Murmuro.
Sonreí y mirándola lo supe la quería a ella ahora no me importaba los problemas que eso me causara.
-Me gustas y mucho. -dije avergonzada.
-Porque te apenas, no debes avergonzarte también me gustas desde ese día en la azotea me gustaste, y no puedo evitarlo.
-Enserio pero si soy solo una niñita y tú puedes estar con quien quieras, alguien mayor, mas lin…
-Shh calla. - dijo poniendo un dedo en mis labios. -Si no te has visto en un espejo ya no eres una niña, quiero estar contigo, no me importa tu edad y más linda que tú no encontrare a nadie.
-¿Puedo besarte? –pregunte.
- Pero antes de hacerlo tienes que saber que no te conviene relacionarte conmigo te lo advierto.
-Shh calla. –dije besándola. Me desconocía a mí misma nunca había hecho ese tipo de cosas.
Empezó a besarme muy despacio y delicadamente como si yo fuera algo muy frágil, me beso la frente y me miro a los ojos.
-Me encanta que seas tú quien me diera mi primer beso. –Dije.
-Que hare contigo muchachita. - dijo al momento que rozaba su nariz con la mía.
Extendimos las cobijas en el suelo y nos acostamos abrazadas sobre ellas, mirando las estrellas y hablando.
-Hueles muy rico. -Dije.
-tú también. -dijo besándome el cuello.
Empecé a sentir algo raro pero me gustaba, quería besarla y tocarla desenfrenadamente. -Aprendes muy rápido -me dijo al oído mientras mordía suavemente mi oreja. Sentí como se ponía rígido mi cuerpo.
-No te avergüences tontita, solo déjate llevar.
-Tengo miedo. -Dije.
-No te preocupes lo haremos cuando estés lista. -Me prometió sonriendo.
-Tengo miedo de que no te guste por que no sé qué hacer ni cómo hacerlo. –Confesé apenada.
-Hey no tienes que apenarte ni sentir miedo no te preocupes por mi, tú me gustas, me gustas inocente, inexperta, tal cual eres no necesitas demostrar nada, sabes creo que te amo, desde que te conocí tengo está loca sensación de protegerte, cuidarte, besarte, amarte y no lo puedo detener.
La bese y ella correspondió a mi beso de manera tierna, luchaba con el vestido para quitármelo, lo logro me tenía para ella en ropa interior, me besaba de una manera que hacía que se fueran todos mis miedos y mis inseguridades. Poco a poco se deshizo de su ropa ahora ambas estábamos en igualdad de condiciones.
-No te asustes solo relájate y disfruta. -Dijo mientras me sacaba mi brasier.
Yo respiraba profundamente, con mis ojos cerrados y sentía como ella besaba mi pecho y se adueñaba de ellos, en ese momento supe que era de ella y ella era mía.
Presente
Salí del trabajo temprano y me fui directo a mi casa, no tenía ganas de ver a nadie quería que se acabara el día ya, fui a la cocina tome un poco de agua, lave algunos platos que estaban sucios, coloque música, pero nada de eso mantenía mi mente ocupada.
Decidí que sería mejor bañarme y salir a caminar o algo, eso necesitaba una ducha renegadora, el agua estaba fría, mucho mejor tal vez me congele mis recuerdos pro ellos aparecían fugaz mente.
Pasado 6 años atrás
Tratare de estar linda para Tylor quiero que me vea hermosa. –pensaba mientras me arreglaba.
Cuando llegue a su casa estaba todo tirado creo que esta borracha me mira y se burla de mí. -¿Qué es eso que traes puesto? Esta horrible, deberías botarlo; y amor deberías dejar de comer tanto estás bien gorda y a mí me gustan las delgaditas.
Horas después estaba el vestido destrozado en la papelera de mi baño y yo estaba vomitando no quería que me dejara de querer por ser una gorda o porque no le gusta mi ropa.
Presente
En el taxi camino al bar, estaba enojada conmigo por dejar que mis recuerdos me atormentaran necesitaba encontrar la manera de detener el flujo de mis pensamientos, no podía permitirme estar lastimada de nuevo por algo que no tiene vuelta atrás.
Pasado 5 años atrás
Ese día Tylor estaba drogada trataba de sacarla de este inmundo lugar y llevarla a su casa. Pero no quería salir la miraba y no podía creer que fuera la misma persona que estuvo conmigo en mi cumpleaños la que me llevo a esa casa en la playa, y aun así no podía evitar sentir ese amor tan grande por ella.
-Tylor estás mal, vamos a casa ya. -Le rogaba.
Cuando logre sacarla de ese lugar y llevarla a su casa se puso como loca a gritar porque quería seguir consumiendo lo que sea que se metía. Trataba de calmarla pero tenía mucha más fuerza que yo y me empujo y caí sobre una mesa de vidrio que me corto el hombro.
Al verme llena de sangre, corrió donde estaba y me pidió que la perdonara, que no quería hacerme daño, que me amaba.
-No pasa nada es una cortadita. –dije.
-Debiste escuchar cuando dije que era problemática, que no te convenía relacionarte conmigo, mira solo te hago daño. -decía mientras la acostaba en su cama.
-Cállate yo sin ti no tengo vida, si me llegaras a faltar tendría mi cuerpo funcionando pero con el corazón muerto. Te amo, que no entiendes eso, te amo tal y como eres. -Dije besándola en la nariz.
Presente
Llegue al bar y fui a la barra, solo quería embriagarme y perder la conciencia.
-¿Tomara algo señorita? – pregunto el barman.
-Tráeme un whisky. –respondí. –Sabes que mejor que sean dos.
-Un mal día. –dijo.
-No tienes idea. –respondí.
-¿Puedo hacer algo por ti? –me pregunto un hombre en la barra.
-Tal vez tragarte la lengua y desaparecer. –sugerí.
-Eres muy grosera para ser tan linda. -Dijo.
-Al parecer tú eres sordo, desaparece de mi vista.
Ya era mi cuarto trago y aun no perdía la conciencia.
Pasado 29 de febrero hace 4 años
Mi teléfono sonaba y mire la pantalla era Tylor, que lindo era recibir una llamada de ella.
-Hola.
-Amor eres tú, mira en media hora paso por ti, ponte linda para mi ¿sí?. -Me dijo y después colgó.
-Que loquita esta. –pensé y corrí a bañarme y alistarme.
Cuando llego yo estaba esperándola fuera de mi casa, me subí al auto y me dio un beso muy apasionado.
-Te amo.
-Yo te amo mucho más. –respondí.
-¿Por qué me amas? –pregunto.
-Porque eres hermosa, me encanta que seas la única capaz de iluminarme el día, porque eres la única con la que quisiera estar el resto de mi vida.
-El resto de tu vida.
-Claro que si para siempre y por siempre quiero estar junto a ti.
-Quiero que vengas a vivir conmigo. –dijo. -Hoy mismo.
-¿Hablas en serio?
-Muy enserio. –Dijo.
-Amor tenemos que esperar que yo cumpla la mayoría de edad, aún estoy bajo la tutela de mis padres. -Dije emocionada por su propuesta.
-¿No quieres vivir conmigo porque soy una drogadicta? -pregunto un poco alterada.
-Mi vida que dices claro que no, quiero estar contigo por siempre es lo que más deseo.
Sonrió y dijo. –Hoy es 29 de febrero es un día para hacer cosas únicas, te prometo que estaremos juntas para siempre después de esto y que nadie podrá sepáranos.
Acelero el auto, la velocidad era tan alta que me producía ganas de vomitar.
-Después de esto estaremos juntas para siempre, te amo. –fueron sus últimas palabras y chocó contra un muro de contención.
Presente
-¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué tonta horita estuviera aquí? ¿Por qué no morí contigo? ¿De qué me sirve vivir si no estás conmigo?
No podía detener mis lágrimas, sabía que si dejaba fluir libremente todos mis recuerdos lo lamentaría, me sentía destrozada por dentro. El dolor era tan fuerte como hace 4 años o si es posible era más fuerte. Sentía que me ahogaba, necesitaba salir de ese bar solo quería tenerla conmigo para sentirme viva de nuevo, no tengo vida como le dije hace tantos años, si me llegaba a faltar mi corazón moriría, y efectivamente murió hace 4 años con ella.
Corrí del bar, deje mi cartera en la barra con mi dinero, mi celular, mis documentos, pero no me importo; solo quería detener el dolor.
Me pare en la calle a llorar estaba desorientada, y a lo lejos escuche el grito de alguien y el sonido de una bocina de automóvil, voltee y una luz me cegó.