Revivir un corazón muerto 3

-No importa que ha pasado en tu vida, no sé porque estás sola, o porque nadie se preocupa por ti, pero puedes estar absolutamente segura que nunca más estarás sola, ahora me tienes a mí; y seré para ti lo que necesites. –Dijo, yo solo miraba sus ojos que me llenaban de paz, y beso mi frente.

Me desperté en un lugar extraño, no sabía dónde me encontraba, estaba acostada en el suelo lleno de césped bajo la sombra que proporcionaba un enorme árbol, parecía el inicio de un espeso bosque.

-¿Cómo llegue aquí? ¿Por qué no estoy en casa?- Me preguntaba confundida, debía salir de ese lugar, necesitaba buscar una forma de volver a mi hogar, me puse de pie, y vi a una mujer que corría desesperadamente, no sabía si ella huía o buscaba algo, me parece que era un poco de ambas, su rostro reflejaba que sufría y sentí la imperiosa necesidad de consolarla, la llame y ella corrió hacia mí, luego algo extraño sucedió, cuando estaba por llegar a mi lado desapareció, simplemente se evaporo en el aire, me quede perpleja observando el lugar donde había desaparecido, pero después me di cuenta que ella fue producto de mi imaginación.

Note que aquel lugar donde me encontraba no era común, tenía algo peculiar, parecía hecho de magia, lleve mi mano a una cicatriz que estaba en mi hombro pero no logre sentirla, la busque con mi mirada y efectivamente no estaba, era muy raro, hasta ese momento no me había dado cuenta que por primera vez en cuatro años estaba respirando sin ningún esfuerzo, en ese lugar no sentía ningún tipo de dolor, de hecho sentía una gran felicidad, era más feliz de lo que había sido en mucho tiempo, tan feliz como cuando Tylor estaba a mi lado.

Me concentre en recordar ¿Qué había sucedido la noche anterior?, ¿Cómo llegue aquí? Y llegaron a mi mente unas imágenes borrosas de mí llorando y corriendo por la calle, luego había una luz que me cegaba. ¿Qué significaba todo eso? No lo entendía; me saque los zapatos y descalza me interne en el bosque, sabía que era una locura, me perdería y no encontraría no encontraría la salida, pero la verdad eso no me importaba, hacia lo que sentía.

Estaba realmente cómoda caminando en aquel lugar, no me cansaba, el clima era sencillamente perfecto, el viento al acariciar los arboles producía el más hermoso sonido que acompañaba el cantar de las aves, estaba como en una especie de paraíso.

En la lejanía se escuchaba el sonido del agua caer, había una cascada cerca de ese lugar decidí buscarla, a medida que avanzaba aparecían unas orquídeas en mi camino, perfumando todo con su exquisito olor, esas eran mis flores favoritas, seguí caminando por un largo sendero hasta llegar un lugar donde terminaban los árboles.

Encontré como una especie de claro, decorado con una hermosa laguna donde desembocaba una cascada, observada por un dorado e imponente sol, el agua lucia deliciosa, por lo que decidí quitarme la ropa y nadar un poco, la temperatura del agua era perfecta, no era fría pero tampoco caliente, se adaptaba divinamente a mi piel, nade durante un largo tiempo, era impresionante la sensación de estabilidad que me proporcionaba el agua, cuando decidí salir vi que apareció otra orquídea en la orilla de la laguna.

No entendía de donde salían tantas flores, unas gotas cayeron sobre mi rostro, levante la vista al cielo y había empezado a llover; con la lluvia llego la melodía de una canción y una voz angelical sumamente hermosa cantaba, aunque parecía un ángel torturado, pero aun así, escucharlo me llenaba de paz.

Cerré mis ojos, levante mis brazos y comencé a disfrutar de la lluvia por unos instantes, siempre me ha gustado cuando llueve, porque pienso que son bendiciones que caen desde el cielo para purificar nuestras vidas, ya no podía escuchar al ángel cantar pero la melodía continuo por otros segundos; sentí una especie de cosquillas en mi frente y abrí mis ojos y vi que en la orilla de la laguna había un botecito y junto a él se creó una especie de canal hacia lo desconocido.

En ese momento lo supe, no estaba en un lugar común y corriente, podía tomar la decisión de avanzar a un lugar mejor donde ya no sentiría dolor alguno; y eso era justo lo que quería, ser feliz y dejar el sufrimiento atrás. Cuando estaba por subirme al bote, la misma sensación de cosquilleo de hace unos momentos apareció en mis manos. El sonido de la voz de aquel ángel me dejo petrificada.

-No te vayas, por favor vuelve, regresa, no te vayas. – Decía, el dolor en esa voz era palpable, y cada uno de sus susurros rasgaba mi alma. Cualquier decisión que hubiese tomado antes, en ese momento perdió toda importancia, yo solo quería sanar la pena de ese ángel sin importar cuánto sufrimiento me costara.

Justo en ese momento lo entendí, las orquídeas eran el camino que me llevarían hasta ella, corrí a través del bosque al no poder contener mi impaciencia, ahora no era un cosquilleo lo que me detuvo, fue una sensación de electricidad que se genero en mis labios y despertó cada célula de mi cuerpo.

Abrí mis ojos, me sentía desorientada, no sabía dónde estaba pero parecía ser un hospital, tenía mi cuerpo entumecido y la cabeza me daba vueltas, no comprendía cómo había llegado aquí. En esa habitación estaba una chica junto a mí, lloraba con la mirada en el suelo mientras sostenía mis manos, apreté las suyas suavemente pero ella no pareció notarlo, luego de unos segundos pregunte:

-¿Quién eres tú?- mi voz sonaba diferente, pastosa, como un fantasma de mi voz real.

Aquella chica levanto la mirada, parecía sumamente sorprendida, se limito a observarme y más lagrimas brotaban de sus ojos, mientras ella lloraba sentía que el corazón se me ponía chiquito.

A pesar de que tenía el rostro hinchado por llorar, note que era una mujer muy bella, tenía una cara muy parecida a esos ángeles en las pinturas del renacimiento, su piel era muy pálida y se veía muy frágil, tanto que no parecía brindar protección alguna a su cuerpo; tenia los labios delgados, rojos, húmedos, parecían muy suaves y tenía una pequeña cicatriz en su labio superior, que sorprendentemente se le veía adorable; sus ojos eran grandes y expresivos de un azul muy brillantes, como un par de zafiros. Todo su rostro estaba enmarcado por un cabello negro como el ébano, que caía suavemente sobre sus hombros, tenía un flequillo irregular, todo su cabello era asimétrico, tenía un estilo muy vanguardista, a decir verdad toda ella parecía una estrella de rock salida de una revista de modas.

Había algo en esta chica que me impresionaba y no lograba identificar que era, ella continuaba mirándome y aun habían lagrimas en sus ojos, pero su semblante era totalmente diferente, por algún motivo parecía feliz todo lo contrario de hace unos momentos atrás. Después de un rato de verme sonrió y hablo.

-Me hiciste esperar mucho tiempo para conocerte.- dijo, mis sentidos despertaron y reconocieron esa voz de algún lugar, pero parecía imposible porque estaba casi segura que era la primera vez que veía a esta chica. –Me llamo Andrea y estoy feliz de conocerte finalmente. –termino y beso mi frente, luego una sensación extraña recorrió todo mi cuerpo y todos los aparatos que estaban junto a mi comenzaron a sonar.

Andrea que aun sostenía mis manos las soltó alarmada, por el ruido de los aparatos, se veía muy graciosa mientras decidía si tocarme a mi o a las maquinas que estaban conectadas a mi cuerpo, tanto que por primera vez en mucho tiempo solté una sonrisa espontanea, no recordaba la sensación de sonreír solo porque te dieron ganas y no porque sentías que debías hacerlo y tu cerebro mecánicamente te decía sigue fingiendo ahora sonríe.

-Aurora se que debes estar confundida, pero será mejor que traiga a Miriam, te prometo explicarte todo. –dijo, y después de eso salió a toda prisa de la habitación.

No me había sentido confundida hasta el momento en que se fue, quería saber cómo llegue aquí, cuánto tiempo había pasado, y porque me llamaba Aurora, intentaba recordar pero solo lograba que me doliera la cabeza.

Luego de un rato entro una enfermera y cerró la puerta tras ella, sentí un poco de decepción ya que la chica con carita de ángel no había entrado.

-¿Dónde está la chica que estaba aquí? –pregunte a la enfermera.

-Andrea tiene que esperar afuera mientras te revisamos. –respondió.

-yo estoy bien.-dije en tono firme.

Ella me miro con ojo crítico y me dijo: -Bueno Aurora ya lo veremos, tuviste mucho tiempo inconsciente. –siguió revisando los aparatos.

-¿Cuánto tiempo?

-Casi dos meses, siempre bromeaba y le decía a Andrea que tendríamos que buscarte un príncipe que te besara y te sacara de tu letargo. –dijo sonriendo.

Instantáneamente lleve mis manos a mis labios, cerré mis ojos e imagine una sensación eléctrica que se generaba en ellos y recorría todo mi cuerpo.

-Esa chica, Andrea ¿viene seguido aquí?

-Viene a diario a visitarte, te trae una de estas cada día. –dijo, colocando una orquídea dentro de una cajita de cristal en mis manos.

La enfermera salió y yo seguía contemplando mi orquídea.

-¿Te gusta? –levante mis ojos sobresaltada y ahí estaba esa chica con carita de ángel mirándome intensamente.

-Pues sí. –dije. –De hecho amo las orquídeas, son muy lindas y delicadas.

-También son mis flores favoritas. -dijo ella, mientras seguía observándome, lo que me hacía sentir un poco incomoda.

-¿Te conozco de algún lado? –pregunte. –es que tu rostro y tu voz me parecen familiares, pero no logro identificar de donde.

Ella me sonrió y dijo: -Lo dudo, nunca te había visto antes de arroyarte con mi carro. –su sonrisa titubeo y bajo la mirada claramente avergonzada. –lo siento. – continuo. –Esa noche estaba mal, estaba muy alterada, no prestaba atención por donde iba y luego tú estabas en medio de la calle y para cuando quise frenar ya era tarde.

-Luego te lleve al hospital, y te hicieron todo tipo de pruebas, aparte de tu fractura de rodilla no tenias nada grave, se supone que tenias que despertar pronto, pero no lo hiciste, el médico dijo que tal vez tu no querías despertar. –hizo una pausa y me dio una mirada acusadora.

-Por casi dos meses he venido a verte a diario, esperando que despertaras de tu sueño, pero tú no lo hacías hasta hoy, que abriste tus ojos después que yo… -guardo silencio y sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso.

-¿Después que tú qué? –pregunte intrigada.

Ella continúo callada y luego me miro a los ojos y dijo: -Después que me despidiera de ti.

-Te cansaste de esperar que volviera a la vida. –mi voz estaba impregnada de amargura, me afecto saber que esta desconocida con cara de ángel ya no se preocupara por mí.

-No, no nunca me cansaría de esperarte. –dijo, y el rubor de sus mejillas se extendió hasta su cuello, se veía muy adorable avergonzada. –Es solo que verte en ese estado me hacía sentir mal, porque yo era la única responsable de que estuvieras así.

Me producía mucha ternura esta chica, y aunque ella dijera que nunca nos habíamos visto yo sigo pensando que la conozco de alguna parte, solo que no podía recordar de donde.

-¿Por qué en todo este tiempo nadie ha venido por ti? –Me pregunto sacándome de mis pensamientos.

-Es fácil, no tengo a nadie que me extrañe, no tengo familia, no tengo amigos, solo soy yo, sola en este mundo. –respondí quitándole importancia a lo que decía.

Ella se quedo callada, en su rostro se notaba la inquietud por lo que le acababa de decir, por lo que decidí sacarla de cualquiera que sea el pensamiento que tuviese en ese momento.

-Andrea, ¿Sabes de donde viene tu nombre? –Sonreí mientras le preguntaba.

Ella parecía confundida pero respondió con una gran sonrisa a la mía y dijo: -No, no lo sé, pero apuesto a que tú me lo dirás.

-Andrea, es un nombre de origen griego, significa bella y valiente. –en ese momento bufo y me miro con cara de incrédula y me reí, era muy fácil sonreír con ella y le dije. –Es cierto, mira las Andreas son personas son muy sensibles, y tienden a ser muy perseverantes, son reservadas pero muchas veces sacan a relucir su personalidad chispeante, son afectuosas, leales y buscan a una persona en quien confiar, cuando sienten que la encuentran dan todo de ellas, por eso muchas veces pueden salir lastimadas.

-Que interesante. –Dijo obsequiándome una hermosa sonrisa, que no puede evitar corresponderle. -¿Cómo sabes eso?, ¿Cuál es el significado de Aurora?

-Pues lo sé porque me gusta leer sobre muchas cosas. –Dije. –Aurora, es de origen latín y significa aurora, ya sabes el alba.

Al escuchar mis palabras soltó una pequeña carcajada. –Bueno esa era muy fácil, te di un lindo nombre. –Dijo.

-Es cierto ¿Por qué todo me llaman Aurora?

-Te llaman así debido que cuando te encontré no tenias ningún documento, nada que te identificara, nadie vino por ti, y bueno yo decidí llamarte así ya sabes por la princesa Aurora, la bella durmiente. –Dijo guiñándome el ojo. -Pero hay algo que me muero por saber ¿Cuál es tu verdadero nombre?

-Mi nombre es Raven. –Dije, su expresión cambio y sonreí.-¿No te gusta? crees que es muy extraño.

-¡Que nombre tan raro! –exclamo. –Pero sabes algo me encanta es muy original.

Cuando pronuncio esas palabras sentí como si me hubiesen dado un fuerte golpe en el pecho que me corto la respiración, esas fueron las palabras justas que uso Tylor cuando se refirió a mi nombre hace ya tantos años, y eso me hizo recordar que ya no la tenía conmigo y que nunca más la tendría, las lagrimas amenazaban con salir por mis ojos, por los que los cerré muy fuerte y me repetía en mi mente: - ok Raven, cálmate, no llores respira profundo, no empieces a llorar, solo respira.

-¿Te sientes bien? ¿Te llamo a un medico? –pregunto Andrea parecía alarmada por mi reacción, creo que había decidido salir a buscar ayuda cuando yo la tome por el brazo.

-Estoy bien. –Susurre. –No es nada, es solo que recordé a alguien que ya no está aquí, pero ya paso. –dije tratando se sonreír, sabía que tenía que calmarme Andrea aun me miraba preocupada por lo que me apresure a preguntar.

-Dices que tengo casi dos meses aquí, pero exactamente ¿Cuando tiempo estuve inconsciente?

Ella que aun tenía esa mirada de preocupación en sus ojos y me dijo. –Estuviste durmiendo cincuenta y cuatro días, hoy es veintitrés de abril.

-Wow. –Dije, y no pude evitar soltar una carcajada, parece que esta chica me llenaba de su aura y no podía evitar sonreír, ni siquiera después de haber recordado a Tylor.

-¿Qué paso? ¿Qué te causo tanta gracia? –Pregunto intrigada, aunque aun me miraba con perspicacia.

-Nada, es solo que si hoy es veintitrés de abril, bueno hoy es mi cumpleaños. –Dije quitándole importancia.

Lo que sucedió en ese momento era algo para lo que no estaba preparada, Andrea prácticamente se lanzo sobre mí a abrazarme, y me dio un beso en mi mejilla, sentir el calor que emanaba su cuerpo hizo que mi cabeza diera vueltas, y mi corazón palpitara rápidamente, no entendía porque esa mujer me hacía sentir de esta manera si ni siquiera la conocía.

-¡No puedo creer que hoy sea tu cumpleaños! –Exclamo. –Qué bueno que vengo preparada. –Saco una cajita blanca y la puso en mis manos que comenzaron a temblar, esa cajita era muy parecida a una que Tylor me había regalado hace muchos años.

-Bueno, ábrelo. –Dijo sonriendo. –Seguro te gustara, estoy feliz de haberla recuperado y evitado que se extraviara.

Cuando abrí la caja que me dio, no pude evitar que las lágrimas salieran por mis ojos, era la pulsera que Tylor me regalo cuando cumplí quince años, el día que me hizo suya por primera vez; empecé a temblar no me gustaba pensar en ese día, no me gustaba recordar que ella ya no está a mi lado y  que nunca más lo estará, es muy doloroso, es insoportable pensar que nunca volveré a ver el brillo de sus ojitos achinados cuando sonreía, nunca volveré a sentir la suavidad de su cabello rojo, había dejado avanzar mucho mi dolor y sentía que en ese momento no lo podría detener, solo podía llorar para sacar todo lo que sentía en ese momento.

Cerré mis ojos, sentí lo brazos de Andrea que me envolvían. –¿Por qué lloras? –Pregunto susurrándome al oído.

Tarde unos momentos en responder, pero al final le dije con voz ahogada: -Esa pulsera me la dio alguien muy especial para mí, pero alguien que ya no está más en este mundo. –Suspire. -Y que al partir, me dejo completamente sola con una tristeza muy grande.

Sentí que su abrazo se hacía más fuerte, me brindaba mucha seguridad, quería quedarme así con ella brindándome su protección, porque me hacia olvidar que estaba totalmente sola, después de unos minutos que parecieron eternos abrazándome, y yo llorando en sus hombros ella se separo de mí y me miro a los ojos por mucho tiempo. Sus ojos eran profundos y cálidos, como un mar invitándome a ahogarme en el.

-No importa que ha pasado en tu vida, no sé porque estás sola, o porque nadie se preocupa por ti, pero puedes estar absolutamente segura que nunca más estarás sola, ahora me tienes a mí; y seré para ti lo que necesites. –Dijo, yo solo miraba sus ojos que me llenaban de paz, beso mi frente y me envolvió de nuevo en sus brazos.

Duramos así abrazadas mucho tiempo, hasta que llego una enfermera y nos separamos rápidamente, traía una especie de sopa que intento hacerme comer, pero no pude el sabor y el olor de la comida me dio nauseas; Andrea intento que comiera unas cucharadas mas, pero no pude hacerlo.

-Bueno, Aurora creo que necesitas descansar te daremos un sedante y así puedes dormir un rato. –Dijo la enfermera.

-Su nombre es Raven. –Dijo Andrea. –Así que ya puedes dejar de llamarla Aurora, su nombre real es mucho más lindo.

La enfermera me sonrió y dijo: -Esta bien Raven, es hora de dormir un poco.

-No pienso dormir. –Dije frunciendo el ceño. –Ya dormí mucho tiempo y no tomare nada que me dope. –Cruce los brazos en mi pecho.

Andrea me regalo una media sonrisa y dijo: -Raven no creo que nadie te de nada para beber. –Señalo el suero que estaba conectado a mi brazo.

-Pero no es justo. –Dije. –No quiero dormir.

-Lo necesitas. –Dijo la enfermera. –Serán solo unas horas y ya mañana tempranito despertaras.

-Yo me quedare contigo hasta que te duermas. –Prometió Andrea.

La enfermera ya había inyectado los medicamentos a mi suero, Andrea acerco una silla hasta mi cama y me tomo de la mano, ella me hacía sentir unas cosas extrañas, no la conocía pero sentía que no era la primera vez que estábamos en el mismo lugar, aunque era una desconocida me gustaba que se preocupara por mí, me gustaba sentirla cerca de mí, es como si lo necesitara. Cerré mis ojos a esperar que me hiciera efecto lo que me pusieron.

-Raven… -Susurro Andrea.

-Hmm.

-¿Te dormiste? –Pregunto.

-No, aun no. –Dije. -¿Por qué quieres irte y dejarme ya?

-No, no quiero dejarte, y estaré aquí antes de que despiertes. –Dijo.

-¿Lo prometes? –Pregunte.

-Totalmente lo prometo. –Respondió.

-Entonces está bien. –Dije en un susurro tratando de mantenerme despierta y no sumergirme en la inconsciencia.

Escuche la carcajada de Andrea, que sonaba como un melodía divina. –Duerme ya. –Dijo. Y lo último que sentí fue como sus labios se posaban en mi frente.

Disculpen la tardanza de este relato, pero estos meses no fueron los mejores de mi vida, creo que estaba en una especie de mundo obscuro, y era dificl para mi escribir algo, igual ya retome mi historia y la terminare.....

Muchas gracias! por su apoyo con hacia mis otras historia, espero poder seguir subiendo mis relatos mucho mas seguido, les envio un beso a tod@s...