Revisión de examenes (I)

Una alumna no esta contenta con una nota y se deja caer por el dapartamento.

Las ventajas de ser un profesor joven son evidentes. Tienes un grado de conexión mayor con tus alumnos y entiendes mejor un mundo del que no hace tanto que saliste. Además, siempre hay alguna alumna dispuesta a ciertas cosas para que su nota final brille un poco más.

Aquella era una tarde de viernes a final de curso. El departamento estaba casi vacío, sólo quedábamos un par de colegas recogiendo sus cosas para irse a casa y yo que, por mis horarios lectivos tenía atención de alumnos entre las siete y las nueve. Los alumnos que querían venir tenían que escribir sus nombres en una lista en mi puerta para que pudiera preparar sus expedientes y para evitar que se masificaran las visitas unos días y no viniera nadie otros. Aquella tarde sólo habían escrito dos nombres en la lista, Vladislav, un alumno de intercambio, y Bea, una alumna de 4º curso que tenía problemas con una de mis asignaturas.

Pasaron los primeros quince minutos y no hubo señal de Vladislav, seguramente habría decidido no venir. A las siete y veinte llamaron a la puerta, pensé que sería Bea paro era uno de mis colegas que venía a pedirme una grapadora. Al ir a salir me dijo "creo que aquí tienes una alumna" mientras me guiñaba un ojo. No entendí su guiño hasta que vi aparecer por la puerta a Bea. Llevaba unos pantalones vaqueros cortados que dejaban ver el inicio de su precioso culito y que marcaban su coño con claridad.

Una camiseta blanca recortada bajo la que se adivinaba con facilidad que sólo ocultaba un par de tetas con dos pezones pequeños y duros. Y una zapatillas de deporte sin calcetines. Era de mediana estatura, uno sesenta más o menos y tenía el pelo tintado de rubio oscuro con una gran raya negra. Sus ojos me miraron y pidió permiso para entrar. "Adelante, pasa" le dije y entró mientras el otro profesor cerraba la puerta no sin antes acariciarse la polla sobre el pantalón poniendo cara de salido y riéndose de mí.

Bea se acercó y se sentó en la silla frente a mi mesa. Sus pezones se endurecieron aún más por el aire acondicionado del despacho. Comenzó a decirme algo de que su nota no aparecía correcta en las actas, que según esas actas estaba suspendida pero que si yo miraba con más atención el examen vería que estaba aprobada. Mientras me lo decía comenzó a acariciarse muy suavemente uno de sus pezones sobre la fina tela blanca. Sin poder evitarlo mi polla comenzó a inquietarse y tuve que revolverme en la silla para acomodarla. Le dije que le iba a enseñar el examen para que viera que no sólo estaba suspendida sino que su nota era ridícula. Lo saqué de su expediente y levantándome me acerqué a ella con una erección que intentaba disimular tras ponerme el rabo hacia arriba y cogérmelo con la goma del calzoncillo. Sus ojos se fijaron en el bulto que se marcaba y su boquita no pudo evitar chuparse el labio inferior. Me senté al otro lado de la mesa y comencé a leer una de las preguntas sabiendo que poniéndome delante de ella podía pasar cualquier cosa. Sin prestar la más mínima atención a lo que leía, y mientras yo mantenía mi vista en el papel, Bea se quitó esa camiseta y antes de que pudiera decir nada me puso una mano sobre el paquete. Aparté el examen y la miré a los ojos y por supuesto a sus tetitas.

Eran unos pechos medianos, con unos pezones pequeñitos muy duros, que se balanceaban al acariciarme el rabo. Entonces la muy zorra me dijo: "Se te ha puesto la polla muy dura. Me hubiera gustado mucho hacerte esto en clase delante de todo el mundo". Acercó la otra mano, me desabrochó el cinturón del traje y me soltó el botón. "¿Me dejas que te chupe ese capullo que asoma?" dijo Bea bajándome la bragueta. Yo no podía decir nada, así que interpretó mi silencio como una afirmación. Se arrodilló en el suelo, me bajó los pantalones hasta la rodilla, apartó los calzoncillos y acarició mi tranca en toda su extensión.

La cogió un una mano y se golpeó suavemente en la cara. Abrió la boca y pude notar su saliva caliente y su lengua de zorra chupándome el capullo. Su cabeza comenzó a moverse mientras se agarraba con las dos manos a mi rabo. Comenzó una mamada increíble. Sin duda Bea había chupado muchas pollas antes y le gustaba hacerlo por los gemidos que daba cada vez que intentaba tragarse entero mi pollón. Tras unos instantes me cogió una mano y me la puso en su nuca para que le diera a su cabeza el ritmo que más me gustara. En realidad no tuve que cambiar mucho el que llevaba, pero me gustó mucho cogerle a esa zorrita la cabeza con las dos manos y follarle la cara como ella quería. Mientras acariciaba su nuca para que siguiera mamando me desabrochó los zapatos, me los quitó y me quitó los pantalones del traje y los calzoncillos. Al bajar los brazos para esto empezó a chuparme los huevos y llenármelos de saliva caliente. Le vi la cara mientras lo hacía y tenía los ojos entornados, estaba disfrutando de comerme los huevos.

Siguió chupando desde los huevos hasta la punta del capullo hasta que alguien llamó a la puerta. Yo me quedé helado y Bea miró hacia la puerta mientras con una mano seguía pajeándome. Permanecimos así unos segundos esperando que quien fuera decidiera irse, pero insistieron y vimos como el pomo bajaba y la puerta comenzaba a abrirse. Bea comenzó a chuparme el rabo de nuevo, no sé si por la excitación de ser sorprendida así o por evitar que quien fuera le viera la cara al entrar.

Una cabeza asomó por la puerta, era Vladislav que finalmente decidía venir a hablar conmigo. Se quedó parado pero al no oír ningún reproche entró y cerró la puerta tras de si. Bea le miró y volvió a la faena con mi polla que chorreaba saliva. Vladis dejó la bolsa en el suelo, se acercó y sin mediar palabra se bajó los pantalones y se puso a jugar con la polla junto a la puta que estaba mamando la mía. Bea volvió a mirarle y sonrió. Alargó una mano y le cogió la polla masturbándole suavemente. Fue a acercarse a su rabo para metérselo en la boca, pero se detuvo, se levantó y nos dijo secándose la boca: "Por qué no os quitáis toda la ropa y me folláis encima de la mesa". Mientras me quitaba la corbata y la camisa Bea ayudaba a Vladis a quitarse los pantalones aprovechando para magrear su rabo, de unos diecisiete centímetros de dura carne con un grosor considerable. Finalmente se inclinó hacia delante y le chupó el capullo unos instantes mientras se desabrochaba el pantaloncito y se lo bajaba dejándome a la vista su coñito y un culo que daban ganas de follárselo.

Me acerqué y comencé a golpear su culo con mi polla mientras oía el inconfundible sonido de la mamada que Bea le hacía a Vladis. Acaricié su chochito y comprobé que estaba muy húmedo así que decidí meterle la polla allí mismo. Apoyé mi capullo hinchado en su rajita y ella se abrió ligeramente de piernas, se sacó la polla de la boca y me dijo "fóllame profe, quiero sentir ese rabo abriéndome el coño". Comencé a deslizar mi rabo por su húmedo agujero mientras Vladis comenzaba a gemir con la lengua de aquella chupapollas. Se la fui metiendo poco a poco hasta que ella misma culeó y se la metió hasta el fondo comenzando a follarme sin dejar de chupar aquella polla y a gemir entrecortadamente. La aferré de las caderas y decidí tomar la iniciativa. "Quieta zorra, aquí el que te folla soy yo" le dije, y ella obedeció. Me la follé a mi ritmo mirando por los lados para ver como le entraba y le salía el rabo de Vladis de la boca. Pronto mi alumno comenzó a temblar, era el preludio a una buena corrida.

"¿Cuánta leche me cabrá en la boca?", me pregunté cuando Vladis, mi compañero de pupitre, comenzó a agitarse. Esperaba con ansia que me escupiera su leche por toda mi cara en una explosión de placer, que llenara mi lengua y mi rostro con su semen dulcemente turbio. Entonces, mientras mi letrado profesor me metía su polla tan hondamente que la notaba en mi estómago, Vladis apartó bruscamente mi boca de su polla con su mano izquierda mientras que con la otra se la apretaba a unos centímetro de mi cara para correrse, triunfalmente, delante de mí. Vi como su leche brotaba ferozmente de su capullo y mojaba toda mi cara penetrando parte en mi boca.

Saboreé su gusto en unos instantes que se me hicieron eternos de tanto placer... notaba una corrida en mi boca mientras una polla inmensa y robusta desgarraba mi coñito. Pero ese estado hipnótico se cerró rápidamente cuando, atónita, descubrí que ya no éramos sólo tres en el despacho, si no que ahora se habían unido como por arte de magia tres profesores más, colegas del primer profesor, Domingo, los cuales habían observado todo el espectáculo sexual desde el otro lado de la ventana.

"Venid y disfrutad de esta zorra, se merece una buena nota" exclamó Domingo. "Si es así, primero hay que examinarla", pronunció entre tímidas risas Ben, el profesor del despacho contiguo.

Alcé la mirada y observé como los nuevos participantes se acariciaban por encima de sus pantalones como exhibiendo el potencial masculino que ocultaban bajo la ropa. Noté como la pasión se apoderaba de mí. Quería pollas y más pollas cerca de mi, de mi cuerpo, quería saber cómo eran, a qué sabían, que me golpearan en la cara, que me las metieran por donde la indecencia lo dictamina... me sentía sucia, me sentía extasiada, me sentía bien. Entonces Larry, el tercero, me cogió de la cara y me preguntó, "¿estás dispuesta a chupar la polla más grande y dura que jamás hayas chupado?". "Adelante, demuéstrame que así es y yo te demostraré lo que es una buena mamada" contesté yo.

"Mira que chula nos ha salido" dijo Domingo. "Te has ganado que ahora te folle por el culo, así vas a notar como te clavo mi polla sin contemplaciones". Lo que me acababa de decir me estremeció morbosamente pero, al mismo tiempo, estaba contemplando que efectivamente la polla de Larry era inmensa, era tan grande que dudaba sobre si me iba a caber en la boca. Al principio comencé a chupársela suavemente, mi lengua se confundía con su piel, notaba su capullo brillante y comencé a oír unos gemidos de placer. A los pocos minutos Ben decidió unirse, muy excitado después de haber acariciado mi cuerpo con su polla; se notaba que estaba caliente, la sangre de su polla ardía y su capullo gigantesco intentaba penetrar en mi boca junto al de Larry.

Mi éxtasis era delirante: tenía una polla que me estaba atravesando mi culito y dos pollas robustas en mi boca. Estaba impregnada de leche y mi boca salivaba más de lo normal.

"Venga chicos, vamos a cambiar las posiciones" propuso Domingo. Yo no sabía a que se refería pero la duda duró poco. Me hicieron ponerme en el suelo a cuatro patas, Ben se puso debajo de mí, así podía observar su lasciva mirada clavada en mis ojos entrecerrados. "Te vamos a follar como nunca, nena". Domingo se arrodilló y me cogió la cabeza. "Ahora me la vas a chupar hasta que me corra en esa boquita de zorra". Larry detrás mía exclamó "Joder, Domingo, que bien preparado me has dejado este culito, mmm qué ganas tengo de follármelo!". Entonces siendo complaciente comencé a comerle el rabo a Domingo, el profesor por el cual tenía más curiosidad por saber cómo tenía la polla, y en todos los sentidos había superado mis expectativas. Su polla radiante y húmeda al haberme follado parecía una roca dura y fuerte.

Estaba jugando con ella cuando, de repente, noté cómo Larry comenzó a follarme por mi culito mientras que Ben lo hacía por mi coño. No pude aguantar el exclamar un grito de placer y dejar de chuparle la polla a Domingo al estar tan extenuada, pero él no me dejó que gimiera más y me ordenó que siguiera chupándosela. Mi placer iba en aumento y no sabía cuánto tiempo más iba a tardar sin desmayarme. Me estaban follando sin cesar y casi no era dueña de mis actos, simplemente me dejaba guiar por la placentera brusquedad del sexo, de aquellos salvajes que me estaban follando como locos con sus inmensas pollas.

Entonces Domingo, gimiendo entrecortadamente, me preguntó "¿quieres beberte mi leche, zorra?" "Dámela, dámela. Córrete encima de mí, quiero saborearla". Domingo agarró su polla dirigiéndola hacia mí y dejó salir su leche que cayó en mi cara mojándome todo el rostro mientras yo gemía de entusiasmo.

Domingo acababa de correrse en la cara de Bea y yo tenia mi polla a punto de explotar en su coño, desde mi posición podía ver con perfección cómo aquella zorrita se tragaba cuanta leche pudo de la ahora morcillona polla de mi colega. Con los dedos recogía el semen de su cara y se lo llevaba a la boca sin dejar de culear para clavarse mi polla y la de Larry que seguía metida en su culito y que yo mismo podía notar frotándose con la mía a través del cuerpo de esta estudiante tan aplicada. Aún se metió el capullo de Domingo en la boca un par de veces para chupar cualquier resto de leche que hubiera quedado antes de mirarme con ojos de lascivia y recostarse sobre mi pecho para descansar un poco sin impedir a Larry seguir abriéndole su culito de puta. Me besó en la boca con ternura y pude disfrutar del sabor de la leche que acababa de mamar. Gotas de semen que llevaba por sus redondas tetitas se esparcieron por mi pecho mientras acariciaba cuanto podía de su cuerpo tembloroso.

Agarré su culito y lo abrí con fuerza mientras intentaba penetrarla más a despecho del inmenso miembro de Larry que casi no me dejaba sitio y seguí follándola intentando no correrme demasiado pronto. Larry, por fin, sacó su tranca del culito reventado de Bea y se levantó apretándose la polla para correrse también en la cara de nuestra zorra. Bea se incorporó con los ojos entrecerrados y abrió cuanto pudo la boca sacando la lengua mientras yo seguía follándola muy excitado por lo que iba a acontacer. Larry se soltó el capullo y un descomunal chorro de leche blanca y caliente bañó toda la cara de Bea. Chorros cubrieron sus pechos e incluso alguno llegó a su espalda. La niña se estremeció al sentirse tan cubierta de leche e intentó volver a tragar todo lo que caía cerca de su boca o de sus dedos.

Vladislav, que hasta ese momento había permanecido fuera del juego se acercó de nuevo al cuerpo lechoso y arrodillándose tras él comenzó a lamer su culo, aún abierto con un tamaño desproporcionado. Larry estaba golpeando sonoramente la cara de Bea con su pollazo y esta gemía cada vez más fuerte mientras sacaba la lengua para acariciar a cada golpe aquel inmenso capullo cuyo dueño, satisfecho, exclamaba "a esta zorra me la tengo que llevar de fiesta con algunos amigos, ¿te apetece cariño?". Sólo gemidos había por respuesta. "Toma sigue chupando, ¿no notas el sabor caliente de tu culo en mi polla? A ver si ahora sí que te cabe toda en la boca", y diciendo esto empujó contra su cara mientras la agarraba del cuello metiéndole un buen trozo de su tranca e impidiendo a Bea respirar.

Después de unos segundos Bea comenzó a forcejear y a moverse lo que hizo que me corriera en su coño sin dejar de follarla al mismo tiempo que Vladis se decidía a follarle el culo. Larry seguía sujetándola hasta que decidió sacar su miembro de la boca de aquella puta casi inconsciente que cayó sobre mí desvanecida y respirando con dificultad, impregnándome de más leche. Estaba agotada pero Vladis la follaba con fuerza y sin compasión por el trasero. Le saqué la polla chorreante de flujos y leche y logré quitarme de debajo dejando que Vladis la follara contra el suelo mientras ella seguía en su estado de semi-inconsciencia.

El espectáculo era digno de verse. Domingo sentado en su sillón, sudado y tocándose la polla . Larry apoyado en la ventana fumando un cigarro con su tranca fláccida descansando de la salvaje enculada, yo tumbado en un pequeño sofá y disfrutando de los distintos olores que aquella pequeña furcia me había dejado encima, Vladis follándose a gusto el cuerpo de Bea, y Jon, que hasta ese momento había permanecido al margen, disfrutando del espectáculo mientras se meneaba el rabo.

Vladis agarraba las nalgas de Bea con fuerza y la penetraba con violencia intentando no perder de vista el agujero del culo de su compañera de clase. De vez en cuando le sacaba la tranca y le metía los dedos como disfrutando de la cálida y húmeda mezcla de sudor, flujos de los varios agujeros de Bea, leche que resbalaba desde su coñito y su espalda y sangre que venía de pequeños desgarrones que la polla de Larry había producido. Le metía los dedos y la follaba con cara extasiada mientras intentaba abarcar el resto del cuerpo con su boca y su otra mano. Luego volvía a abrirle la nalgas y le volvía a clavar la polla para follarla, estirándole a veces del pelo para meterle más a fondo su miembro.

El cuerpo de Bea se movía sin voluntad a cada empujón de Vladis, a cada palmada en su culo, a cada estirón de pelo. Jon miraba con placer y seguía masturbándose con calma. Finalmente Valdis culeó con fuerza y llenó el culo de Bea de leche caliente que le embadurnaba el rabo a cada nueva embestida. Le sacó la polla y desde mi sitio vi cómo la lefa de Vladis borboteaba desde el culo de nuestra zorra.

Fue entonces cuando Domingo le preguntó a Jon si no le apetecía follarse a aquella tía. "Esta zorrita ha venido con ganas de fiesta, no creo que le importe que se la follen más. Yo mismo quiero chuparle esos piececitos, me chiflan los pies. Y si me la pone dura…". "Por qué no la subimos a tu mesa y así la reanimamos un poco? Yo también quiero acariciar ese cuerpito de putita, pero me he follado a mi mujer antes de venir y no sé si podré follarme a ésta". Mientras Domingo quitaba las cosas de su escritorio Jon cogía con cuidado a Bea del suelo en brazos y la sujetaba contra su cuerpo. La visión era preciosa, Bea descansaba sobre el fornido pecho de Jon como dormida, con sus tetitas húmedas y las piernas cruzadas balanceando esos pies que Domingo quería comerse. El miembro de Jon era de considerable tamaño y estaba en posición de semierección, y sus brazos musculosos se marcaban por el esfuerzo. Finalmente la dejó igual de suavemente sobre la mesa.

Ambos profesores comenzaron a acariciarla, pellizcaban sus pezones, agarraban los pechos para disfrutar de su consistencia, esparcían la escasa leche que aún no se había secado por su vientre, mesaban sus cabellos, jugueteaban con los labios entumecidos de su coñito… Domingo se sentó en su silla comenzó a acariciar con ternura sus pies, los masajeó, se los llevó a la cara, los olió, los limpió del poco polvo que habían cogido de la moqueta y comenzó a chuparlos. Sacaba la lengua y poco a poco los llenaba de saliva.

Comenzó a chupar los pulgares como si fueran dos pollitas, y poco a poco se fue metiendo todos los dedos en la boca. Desde mi posición en el sofá pude ver como Domingo se iba empalmando de nuevo poco a poco. Cada vez le chupaba los pies con más pasión, separándole los muslos para que Jon pudiera meter sus dedos por aquel coño que los demás habíamos disfrutado. Jon se estiraba sobre el joven cuerpo de Bea para follarle delicadamente con sus dedos y dejaba su polla, con el capullo asomando brillante, sobre la cara de su ahora Lolita particular. De vez en cuando acariciaba su cara con aquella polla diciéndole "vamos pequeña, tienes que despertarte, papá tiene algo para ti. Te va a follar esar boquita con cuidadito para que pruebes los flujos de mamá." Todos mirábamos con renovados deseos a aquella furcia que, poco a poco fue recobrando consciencia.

Bea se despertó con la húmeda sensación de la legua de Domingo en sus pies, los dedos de Jon en el coñito, entrando y saliendo con pausa, y la polla del propio Jon acariciando sus mejillas. Gimió un poco y se fue integrando en los nuevos juegos. Comenzó a acariciar con los pies la cara de Domingo, quien apenas podía contener su excitación, y con una mano cogió el rabo cada vez más abultado de Jon y comenzó a masturbarle, con la misma lentitud que él la follaba. "Hola preciosa, te apetece meterte en la boca el pito de papá?" Le dijo Jon. "Me duele todo, y huele mucho a semen por todo mi cuerpo, mmm, os lo habéis pasado bien?" Respondió. Vladis se acercó con su ropa en la mano. "Bea, me ha gustado mucho follarme tu culo. Crees que podré follarte alguna otra vez? Me tengo que ir". "No recuerdo tu polla, así que si me ves por la cafetería podrías llevarme a un baño para que te la vuelva a chupar y me folles un ratito. Me encantaría follaros a todos en la cafetería, pero no puedo follarme a todos mis compañeros, si no esto se desmandaría…" Dijo metiéndose la polla de Jon en la boca y sonriendo a Vladis. "OK, te buscaré la semana que viene, con esos tops de zorrita que llevas y esos pantalones con tanguitas todos quieren echarte un polvo, así que me llevaré algún amigo, pero en secreto…". "Aha" asintió Bea que ya miraba a los ojos de Jon mientras chupaba dulcemente su capullo.

Domingo se había levantado y cogiendo los húmedos pies de Bea había comenzado a masturbarse con ellos. Mientras Jon seguía con su fantasía. "¿Sabes los flujos de mamá?" "Sí, me encanta chupársela a tíos casados, ser vuestra zorrita, que sepáis que os la voy a chupar cuando os apetezca, con la leche fresca de haberos follado a vuestras mujercitas". "Bien, preciosidad, pues chúpasela a papá mientras el tío Domingo juega con esos piececitos". Y Bea siguió chupando y dajando que le follaran los pies. De vez en cuando se sacaba la polla y se acariciaba los pezones con el capullo, o le lamía las pelotas a Jon metiéndose cuanto podía de aquella bolsa grande en la boca. Lo hupaba mirándole a los ojos, y poniendo carita de niña buena, muy creíble de no ser por su mamada y por los restos de leche seca en sus mejillas.

Chupó con gusto sobre la mesa. Chupó sin parar hasta cuando Domingo se corrió culeando sobre los piececitos de Bea y mandando un buen chorro de leche por los muslos, el coñito y el vientre de ésta. Bea gimió de placer, y dejó que Domingo volviera a meterse sus pies en la boca. Miró a Jon y dijo "papi, por qué no recojes con tu polla un poco de esa leche y me la das para que me la coma, crees que la leche del tío Domingo estará buena?". "Seguro" dijo Jon embadurnándose el rabo con la todavía caliente leche. Le acercó la polla a la boca y Bea comenzó a limpiarla mientras gemía con fuerza.

Continuará?