Revisando nuestra amistad
Mi compañera me sorprende masturbándome en la oficina.... y todo cambia para los dos
Mi nombre, aunque es lo de menos, bien podría ser Peter. Ya he cumplido los 40, y no me conservo mal.
En la editorial donde trabajo, comparto despacho con Susana, una compañera de edad similar con la que tengo gran amistad, y he de confesar que siempre me ha gustado… es una mujer atractiva, tiene un cuello largo, que en combinación con sus hombros le confieren una pose elegante, felina diría yo… sin saberlo, ha sido la protagonista de muchas de mis fantasías… si no fuera porque quiero a mi esposa y porque conozco a su pareja… quien sabe si no le habría tirado ya los trastos…
El trabajo de mi esposa no le permite almorzar en casa, así que, al medio día, me quedo comer por la zona, a veces, me compro un bocata y me quedo en la oficina para adelantar trabajo… casi siempre estoy solo… y más de una vez he aprovechado para ver algo de porno y masturbarme antes de empezar la jornada de tarde…
Con la llegada del buen tiempo, también llegan los escotes, y Susana no es la excepción, a veces, mientras está sentada en su escritorio, aprovecho alguna excusa para acercarme a ella, y busco un ángulo desde donde colarme en su escote y acariciar su tersa piel con mi vista… tiene unos pechos deliciosos en lo que puede adivinarse, pero hasta que no ves como se coronan, no se puede decir oficialmente hayas visto los pechos de una mujer… cuántas veces he tratado de imaginarlos mientras me masturbo…
Cierto día, siguiendo mi rutina, me comí un bocadillo en la oficina… me lo terminé pronto y me quedé tranquilo bebiendo una lata de refresco… no tenía mucho que hacer, y como la cabra siempre tira al monte… empecé a curiosear algunas de mis webs de sexo favoritas… pero mi pensamiento esa tarde estaba con Susana; me gusta buscar entre las chicas de las webs, pechos que sean como yo imagino que serán los suyos…
Me acordé de las fotos de la última fiesta de empresa, Susana estaba arrebatadora, con un traje tipo japonés que realzaba su figura, y que me obligó a masturbarme allí mismo, en los servicios… recordé que esas fotos debían estar en el pc de Susana, me levanté con una erección en su máximo apogeo y fui a su ordenador, hice una búsqueda de imágenes… encontré una carpeta “personal” su pc, curioseando fotos, pude verla con distintos vestuarios, me puse muy caliente, me provocaba mucho morbo aquel acto voyeur, comencé a acarciármela por encima den pantalón mientras seguía curioseando, y aunque no localizaba las de la fiesta, iba viendo otras; de cuando en cuando, alguna me llamaba la atención, la abría y la ampliaba para fijarme en sus pechos, Susana me tenía a 100… entonces apareció una carpeta de fotos de la playa con su marido ¡En biquini!…
Mi corazón me golpeaba el pecho como un tambor, no podía con aquello… desabroché el pantalón y el cinturón, me bajé la cremallera y, no sin dificultad, liberé mi erección de la presión de mis calzoncillos, amplié la foto y comencé a masturbarme, los pezones se marcaban bajo la tela del biquini… mi pulso estaba disparado por la adrenalina… y entonces sucedió… oí el ruido de la puerta de la oficina abrirse, apenas tuve tiempo de mal colocarme los pantalones y sentarme en mi sitio antes de que asomara la cabeza de Susana por la puerta; sólo la mesa ocultaba mi pantalón abierto y la mitad de mi pene que asomaba aún fuera de mis pantalones, mi cara debía ser un poema…
-¿Qué haces aquí tan pronto?- Pude por fin decir, tratando de aparentar normalidad.
Susana dejó unas carpetas en su mesa… y miró la pantalla de su pc…¡Joder! las fotos de la playa! ¡Qué vergüenza! ¡Me quería morir!.
-Susana: Voy al baño, que llevo todo el camino aguantando…
Tal y como salió por la puerta, di un salto, guardé mi pene, que empezaba a languidecer del susto, recompuse mi ropa y cerré rápidamente todas las ventanas de su ordenador….
Cuando regresó, me pidió disculpas…
-Tenía que haberte avisado de que hoy vendría antes… disculpa…
-Qué va mujer! ni que esto fuera mío…
El resto de la tarde transcurrió con una extraña calma tensa y silenciosa, que pretendía ser normalidad por parte de ambos… y que por mi parte se prolongó durante dos semanas… era incapaz de superar la vergüenza y recuperar la normalidad; ella de vez en cuando me preguntaba si me pasaba algo y comentaba que me notaba muy serio…
Hasta que una mañana me comentó que se quedaba repasar informes… que comería conmigo… si no me importaba…
Pasé la mañana intranquilo, y llegó el medio día. Todos marcharon a comer… y quedamos solos.
-Susana, voy a comprar un bocata ¿te traigo algo?
-No seas tonto, siéntate…
Sacó fiambreras con comida para dos: empanadillas, ensalada de pasta y dos tenedores… comimos casi en silencio, ella trataba de conversar, pero se seguía notando lo raro del ambiente… hasta que al de terminar de comer, mientras recogía me dijo:
- Mira Peter, sabes que te tengo mucho aprecio, eres un amigo, más que un compañero, así que vamos a hablar y terminar con esto…
Yo me escurría en la silla tras mi escritorio…
-Sé que te masturbas a veces cuando te quedas solo en la oficina… ¿crees que no he visto el historial?
-Lo siento Susana, me siento muy avergonzado, no sé qué decir…
-No seas tonto, soy yo la que lo siente, tenía que haber llamado… sólo quiero que vuelvas a comportarte con normalidad.
Sentí que me quitaba un gran peso de encima… Susana salió a por café a la máquina del pasillo, momento que aproveché para mirarle el culo…
Volvió con los cafés y los puso sobre mi escritorio, momento que aproveché para mirar su escote… (jejeje, ya estoy normal… pensé…) y se sentó al otro lado de la mesa…
-Hay algo más que quiero preguntarte Peter…
Mi sistema de alerta volvió a ponerme en guardia, la respiración se me aceleró de pronto, temía por donde podría ir la cosa…
-El día del “incidente”, cuando llegué, vi que en mi ordenador estaba abierta mi carpeta de fotos… personales…
Había llegado el momento que tanto temía… no sabía cómo explicar aquello.
-ahh ¿si?- acerté a decir con poco convencimiento… - ni idea…
-Peter, pareces un crío, he visto mil veces cómo me miras las tetas en la oficina… y aquel día tenías mis fotos de la playa en pantalla…
-Te juro que no estaba haciendo nada…
Susana se echó hacia atrás dejándose caer en el respaldo de su silla…
-Peter… ¿te gustan mis tetas?
Mis ojos se posaron automáticamente en ellas, pero retiré inmediatamente la vista… no me podía creer que esto estuviera sucediendo… estaba mudo… pero empezaba a tener contra mi voluntad una gran erección tras la mesa…
-Te voy a decir cómo veo yo esta situación Peter… podemos aprovechar esta situación, para ser sinceros y estrechar nuestra amistad, o bien, puedes soltarme ahora mismo una excusa, que explique que hacían mis fotos de la playa abiertas en mi pc y seguimos como si no hubiera sucedido nunca nada… tu eliges ¿Qué me dices?
Mi compañera me estaba pidiendo una confesión en toda regla … ¿era buena idea? ¿cómo reaccionaría? ¿qué esperaba escuchar exactamente? ¿acaso es tan raro que me excite una amiga? no es malo ¿no? ¿cómo afectaría esto a nuestra amistad?… mil preguntas inundaban mi cabeza, pero lo cierto es, que Susana me excitaba mucho, y desde hace mucho, la situación me provocaba una terrible erección… me daba cuenta de que deseaba confesarlo, que me excitaba la idea de complicidad que me estaba proponiendo, y todo empezaría si yo, simplemente confesaba que me encantan sus tetas y que miraba sus fotos de la playa… era un precio asumible…
-Si… - dije con un hilo de voz
-Si ¿Qué?…
-Me gustan tus tetas Susana- oír mi propia voz pronunciando aquellas palabras delante de ella, tuvieron un efecto liberador … la vergüenza había comenzado a ceder en favor de la excitación…
-¿Alguna vez te has masturbado pensando en mi?
Mi excitación iba aumentando en la medida que Susana aumentaba la presión de su “interrogatorio”…
-El otro día te masturbaste con mis fotos de la playa ¿verdad?
-…ehhh… no!… es decir… si no hubieras venido, lo habría hecho, pero te prometo era la primera vez…
-Hazlo ahora…-
No podía creer lo que oía, y ella debió verlo en mi cara…
-Peter, quiero que sigas por donde ibas el otro día… y quizás tengas un premio - desabrochó un botón de su camisa mientras lo decía…
-Vamos… hazlo - dijo en tono a medio caballo entre autoritario y ronroneó… Se notaba el deseo en los ojos de Susana - ya sabes donde están las fotos…
Con mi silla de despacho, me desplacé hasta su pc, me sentí seguro ocultando mi erección tras su escritorio, abrí la carpeta de sus fotos y me fui a las de la playa, elegí unas cuantas y las abrí a la vez, miré a Susana, estaba expectante, radiante diría yo…
Volví a centrarme en las fotos, y desabroche mi cinturón, la respiración de Susana era cada vez más agitada, solté mi botón y bajé la cremallera lo justo para introducir mi mano… no recordaba cuándo fue la última vez que se me ponía tan dura. Hice zoom sobre una de las fotos, en la que podía adivinarse la forma de los pezones de Susana, y comencé a mover mi mano acariciándome ante mi atenta espectadora.
No podía verme tras la mesa, pero me sentía igualmente expuesto, si seguía, me correría en dos segundos, bajé el ritmo y alcé la vista, ella casi no pestañeaba, con la boca entreabierta, permanecía inmóvil sin perder detalle… dejé de mirar las fotos, la miraba a la cara sin ocultar mi placer, entornaba mis ojos y comencé a gemir lento, mi mano seguía su el curso de las caricias recorriendo mi tronco…
Ella desabrochó un segundo botón de su camisa, brindándome la visión del canalillo de sus pechos, hizo rodar su silla unos pasos en mi dirección, yo la imité, saliendo de detrás del escritorio, quería que me viera bien, ella desabrochó los botones que le quedaban y entreabrió la camisa, podía ver la mitad de cada uno de sus pechos, ocultos tras su sujetador, la tela de encaje me dejaba ver su piel, pero la camisa me impedía la visión de sus pezones…
-¿Te excito? - preguntó
Como respuesta, me bajé los pantalones junto con mis boxers y saqué mi polla exponiéndole mi deseo, ella abrió los ojos, yo aumenté las intensidad de mis gemidos, y sin dejar de masturbarme, fui acercando mi silla… hasta que casi nos tocamos, pero ella se retiró un poco, dejando claro que no habría contacto…
-Te deseo Susana…
Acerqué nuevamente mi silla,
-Yo también te deseo…- pero volvió a retroceder… mientras lo decía
-Quiero follarte - y me puse de pie frente a ella, con mi miembro ante su cara… ella lo miraba hipnotizada mientras tragaba saliva…
-Quiero follarte Susana - repetí…
Ella alejó de nuevo un poco su silla, y por debajo de la falda se sacó las bragas, acercó de nuevo la silla y sin levantarse me las ofreció…
-Córrete Peter… - dijo casi en un susurro… - córrete…
Puse la prenda frente a mi falo y aceleré mi ritmo, gimiendo y jadeando; Susana, con las manos sobre las rodillas, apretaba sus piernas, yo miraba desde arriba las tetas de aquella diosa, y ella desde abajo, con su cara a menos de 30 de mi rabo, no perdía detalle de mi paja… miró hacia arriba, y se encontraron nuestras miradas….
-Vamos Peter… córrete…
Juntos, comenzaron a escapar de mi cuerpo, mis gemidos y mi semen… todo mi deseo vertiéndose en aquel trozo de encaje… quería que mi orgasmo fuera eterno… mmmmm, un borbotón sucedía a otro, no sé cuántos fueron, y con cada uno , me iba invadiendo aquella sensación de paz… se me cerraron los ojos, y acabé con un último gemido, coronado por una anchísima sonrisa…
Abrí los ojos; Susana se estaba abrochando la camisa, empezó a invadirme cierta vergüenza, terminé de limpiarme la polla con las bragas, Susana se levantó, terminó de colocarse la camisa y componerse la falda, me quitó las bragas de las manos y comencé a abrocharme el pantalón, ella volvió a sentarse y ante mi atónita mirada, se puso las bragas mojadas de mi semen, me dio un beso en la mejilla, y se fue hasta su mesa…
- … a trabajar compañero. Creo que almorzaremos juntos más veces….
Dos minutos más tarde comenzaron a llegar los demás a la oficina…