Reventada con ganas en un partido de fútbol.

Patricia se desasata tras una discusión de pareja y un partido encendido.

Era un sábado por la tarde normal y corriente de finales de mayo. Nos tocaba partido de fútbol 7 de tierra de la típica liguilla intranscendente pero que tanto nos gusta a los hombres. No nos jugamos nada pero a veces parece que nos pagan por la intensidad que le ponemos.

Ese día jugábamos contra un equipo que me encantaba enfrentarnos y cuyo nombre no es relevante. Ya llevábamos un par de años jugando contra ellos, ida y vuelta, asique esta era la cuarta vez que nos cruzábamos en el campo de fútbol. Siempre esperaba ansioso este partido porque cuando jugaban, les acompañaba la novia de uno de ellos. Una chica muy atractiva que ponía un montón. Se llamaba Patricia. Y cada vez que nos cruzábamos en el campo ambos equipos, yo estaba mirándola intensamente. De vez en cuando se cruzaban nuestras miradas y tenía la sensación de que también la ponía a ella.

Patricia era alta, más o menos de mi altura que son 1´84. Era rubia, de pelo corto, con un buen par de melones y estaba en forma. Se la veía bien entrenada. Cuando pensaba en ella pensaba que tirarse a semejante hembra debía ser el mayor placer de mi vida y que tendría que poner toda mi fuerza e intensidad. Como debe ser por otra parte. Pero ella me excitaba sobremanera.

El partido fue transcurriendo con los pormenores típicos de estos enfrentamientos. Algunos goles, algunas faltas pasadas de fuerza, algún rifirrafe. Lo típico. La verdad es que les estábamos ganando con claridad, 3-0 o 3-1, pero no era por mi aportación sin duda. Estaba más concentrado en mirarla a ella y deseando salirme del campo para charlar algo, que en mirar si ganábamos o perdíamos.

En uno de esos cambios me puse de pie al lago de ella y aproveché para saludarla y presentarme. Una charla muy inocente, dado que su novio estaba en el campo, pero lo suficiente para saber su nombre, mirarla de arriba abajo con cara de vicio, ver su sonrisa pícara, y poder darla dos besos tocando sutilmente su espalda baja rozando el culo. Charlamos un poco y volví al campo. Pero mi intención de darme a conocer y que viera que ella me atraía mucho ya la había conseguido y no me pareció disgustarla.

Durante la parte final del partido pude ver como discutía con su novio y ponía mala cara. Nunca supe la causa. Quizás porque el partido lo estaban perdiendo, o porque me había visto hablando con ella, o las típicas cosas de pareja. La verdad es que me daba igual. Aunque si pensaba que tenía que hacerme con el teléfono de esa chica por si la bronca iba a más, dejaban la relación, y pudiera ofrecer mi hombro para consolarla. Todos sabemos que un clavo saca otro clavo.

Ese día nos tocó jugar a última hora de la tarde, por lo que fuimos el último partido en disputarse ese día. El partido terminó pero su discusión su novio no. Al final el la gritó y se fue, ni siquiera pasó por los vestuarios a ducharse o recoger algo. Ella se quedó allí sentada cabizbaja. No sabría decir si con cara de tristeza o de cabreo, aunque me pareció un poco de cada.

Era una oportunidad perfecta para intentar animarla y ver si quería salir luego a tomar algo para que se le pasara el bajón. Asique aproveché y mientras todos iban a las duchas, yo me acerqué donde estaba ella. No quedaba casi nadie. Al ser el último partido ya era de noche. Los chicos que se duchan en los vestuarios andaban metidos en la caseta, que estaba un poco alejada del campo. Y los que se duchan en sus casas más acompañantes pues ya se habían ido.

Me senté al lado de ella y la dije que había visto que había discutido con su pareja.

  • hola de nuevo Patricia. He visto que has discutido con tu novio, y sólo quería decirte que a veces estar con un desconocido es lo mejor para poder liberarte y desconectar de los problemas. Si necesitas hablar de ello o salir luego cuando me duche a tomar algo, por mi encantado.

  • muchas gracias, aunque la verdad no hay mucho que hablar, mi novio es a veces un cretino y así será siempre.

  • vaya, lo siento Patricia, con lo atractiva que eres te mereces que te traten como una diosa.

Dije esa palabra "diosa" con sutileza y lentamente, mirando sus labios. No sé como pero me salió así sin pensar. Se quedó mirándome fijamente y se acercó los labios hasta los míos. Momento en que no dudé y abrí la boca para recibir esa deliciosa lengua.

No me lo podía creer. La estaba comiendo la boca y su novio se había ido hacía unos minutos. La agarré por el cuello y nos besamos como si no hubiera mañana.

Estuvimos poco tiempo magreándonos cuando me metió su mano debajo de mi pantalón corto.

Esto iba muy rápido y me encantaba. La miré a ella. Miramos a nuestro alrededor y entre la oscuridad de la noche y que habían apagado casi todos los focos del campo, allí no se veía a nadie.

La empecé a comer las tetas por encima de su camiseta, a bocado limpio, mientras ella me pajeaba.

  • no aguantó más, te tengo que follar aquí mismo la dije

  • fóllame donde quieras,

La agarré de la mano y la lleve a la parte más alejada del campo, donde estaba aún más oscuro, la empotré contra la valla y la quité la camiseta y el sujetador. La comía los pezones, se los pellizcaba con una  mano mientras con la otra la metía los dedos en la boca. Estaban deliciosas sus grandes tetas.

Me sujetó un momento y me dijo:

-al final sí que vas a poder ayudarme a desconectar de los problemas

Y se puso de rodillas delante de mi polla, que llevaba dura como una piedra un buen rato, me bajó los pantalones y empezó a sobarla primero con su cara, luego con sus manos, vuelta a pasar sus labios por mi capullo pero sin lamerlo. Me estaba volviendo loco. Estaba jugando con mi rabo y ya no aguantaba más. Sujeté fuerte su cabeza con mis dos manos y la dije que abriera la boca. Me miró con carita de viciosa, y abrió bien para metérsela hasta el fondo y follarla la boca.

Estuvimos así unos un rato y que gustazo, que manera de chupar. Entre follarme su boca y recibir su mamada, jugando con su piercing en la lengua con mi capullo me estaba subiendo por las paredes y quería metérsela allí mismo como fuera.

  • levántate, te voy follar como sea

  • y si alguien nos ve?

  • está muy oscuro, lo veo difícil, y a estas alturas de la película y lo cachondo que me tienes me da igual. Si nos ven que disfruten y se la casquen.

La levanté, y como estábamos cerca de la portería, la llevé hasta allí,

  • polvazo, sujétate contra el palo de la portería que te voy a reventar

Se agarró como pudo al palo lateral de la portería, y empecé a follármela. Me hubiese gustazo empezar despacito e ir in crescendo la intensidad y la potencia, pero estaba tan cachondo por la situación, que directamente la di un buen pollazo duro y contundente para empezar. La entraba de maravilla.

Con una mano sujetaba su cadera bien fuerte, con la otra la agarré del pelo y tiraba hacía mi con ganas, mientras la castigaba bien duro y sin piedad. Alternando con unos buenos azotes de vez en cuando que rompían el silencio del campo. Ese ruido con mi palma castigando su culazo, y sus gemidos, nos iban a delatar en unos minutos.

No paraba de gemir, se estaba corriendo como una buena perra,

  • no pares, sigue follándome cabrón, más duro, más duro

  • joder, que cachonda eres Patri, lo que se está perdiendo tu novio

  • calla y fóllame más.

Mis huevos iban a explotar de tanto chocar contra su culo, cada vez con más violencia, cada vez más excitado y con más fuerza. Toda la portería retumbaba con cada embestida. Me encantaba oírla como jadeaba y se entrecortaba su voz pidiendo más polla. Así estaba ella. Apoyada contra un palo siendo follada como una buena cachonda. Mientras seguía empotrándola, la sobada el clítoris y la metía el dedo en su boca el cual chupaba con gusto, se relamía, y volvía a metérselo para dárselo de nuevo.

Seguía a lo mío cuando veo a unos metros unas figuras en la sombra, que se acercaban lentamente y para mi asombro llevaban sus pollas en las manos y se la estaban cascando. Eran dos de mis compañeros de equipo. Me paro un segundo, cortado, sin saber que hacer, cuando Patricia suelta:

-no os quedéis ahí mirando como pasmarotes con la polla fuera, traedlas aquí ahora mismo!

La rubia que antes se preocupaba por si alguien nos veía ahora estaba más excitada que nunca y no la importaba nada, se había desatado y sacado la auténtica zorrita que llevaba dentro.

A mí se me puso aún más dura, y antes de asimilar lo que acaba de decir, dejó de agarrarse al palo, se inclinó y empezó a comerles la polla a los dos mientras la seguía follando.

No lo veía muy bien pero mientras la castigaba bien duro y tiraba de su pelo hacía atrás oía como las escupía, como alternaba de una polla a otra y ese glu glu glu mezcla de líquido pre seminal y saliva mientras intentaba no atragantarse. Veía las caras de placer de mis amigos. Cuando ya no podía más en esa incómoda postura, la tumbamos en el suelo y fueron mis amigos quién se la clavaban.

Como gemía la cachonda y vaya espectáculo estábamos dando. Tirada en el suelo, llena de arena su espalda y los tres pasando por su coño insaciable.

Mientras uno la partía como se merecía, los otros le comíamos las tetas, le mordíamos los pezones y saboreamos su lengua con saber a rabo, a la vez que la acercábamos la polla a su boca para que siguiera jugando con su excitante lengua. Se debió correr un par de veces por los gritos elevados y como se agarraba su rubia melena.

El tiempo se detuvo, parecía un bucle de sexo maravilloso que nunca debería terminar.

-¿es que nadie me va a lo va a comer como dios manda? Soltó en un momento

Nos miramos con cara de sucios, nos relamimos, se nos puso aún más dura y un servidor se tumbó en el suelo, esa zorrita tan cachonda se sentó en mi boca y me agarró fuerte de la cabeza mientras mi lengua se perdía en su interior. Yo la apretaba en culo contra mí con ansia, lo tenía delicioso.

A pesar de la oscuridad era una imagen única ver sus tetas sobre mí, y su boca chupando sin parar otra vez los rabos. La arena de su espalda caía sobre mi cuerpo con el movimiento. No importaba, nada importaba, en mi mente sólo estaba su lengua y su coño. Y en su mente sólo los dos rabos que se estaba comiendo de nuevo y mi lengua volviéndola loca perdida.

No paraba de moverse y apretar mi cabeza contra su delicioso coño. Debía llevar varios minutos cuando noté sus manos clavarse aún más fuerte en mi cabeza, que gustazo. Sus gemidos más intensos y su fuerza la delataban. Sentir esas manos y uñas queriendo clavarse en mi cráneo, saber que estaba a punto de correrse… Intensifiqué mi penetración con mi lengua, la estaba taladrando lingualmente, metí un par de dedos cuando cogía aire para respirar y la chupaba el clítoris, y volvía a taladrarla con mi lengua hasta que llegó lo inevitable.

Patricia se corría como una auténtica cachonda en mi boca a la vez que seguía comiendo los dos rabos. Me esforcé en no atragantarme, tenía la barbilla chorreando cuando un alarido de uno de mis amigos la llenó a ella la boca de semen. Como tragaba la putita, se veía que tenía ganas de una fiesta así. No dejo ni una gotita.

Aún tenía la boca empapada y se relamía, igual que yo con su corrida en la mía, cuando se tragó todo.

Nos miró y nos soltó:

-no vais a correros vosotros sobre mí?

Sabía cómo espolear a los machos. Menuda hembra. Así que me levanté, la pusimos de rodillas, abrió su boquita y nos empezamos a pajear en su cara hasta que nos corrimos sobre ella, sobre su cara, sobre su pelo, algunas gotas cayeron en sus tetas.

Estaba echa un cromo pero con una sonrisa de oreja, recogió parte de la corrida de su cara y sus tetas con los dedos y se los limpió mientras nos miraba con cara de satisfacción.

Me dio la sensación de que seguía desatada y encendida. Si aparecen otros tres del equipo se los zumba con todas las de la ley y vacía sus huevos en su boca con el mismo gustazo que hizo con nosotros.

Se vistió y se despidió con una mirada de suficiencia diciéndonos que tal vez habría que repetir esa fiesta en un sitio más cómodo y espacioso. Y que la gustaría conocer a más chicos del equipo…

Pero esa es otra historia larga y dura.

Espero que os haya gustado y lo estéis disfrutando aún.

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