Revenge
Historia de como mitigue mis cuernos, con un desconocido. Con el olvide no solo el dolor,sino casi hasta mi nombre.
Llevaba cinco años casada cuando mi marido se quedó sin trabajo, entre mi trabajo y su desempleo íbamos tirando, aunque nuestra relación distaba de la que nos llevó al altar, íbamos llevando la relación, con más penas que glorias.
A veces me quedaba al mediodía a hacer horas extras, pero ese día en concreto se rompió el ordenador y no pude trabajar, en el último momento decidí no avisar a Luis y salir a comer algo rápido, tenía ganas de pasear y me fui alejando de la zona, compre un bocadillo sobre la marcha y me dirigí a un parque, busque una zona algo apartada, donde comer y beber mi refresco. Mientras comía una pareja llamo mi atención, aunque estaban muy lejos se notaba como se comían a besos, se abrazaban y buscaban un sitio donde esconderse a seguir con lo suyo. Sentí envidia sana al verlos, no podía dejar de mirarlos, se apartaron del camino, los veía mal, solo se distinguían por sus ropas que eran chico y chica.
Desaparecieron en un recoveco, donde antes había visto un banco, supuse que a seguir besándose y tocándose, hasta quizás algo más si eran arriesgados.
Media hora después, yo estaba leyendo cuando intuí movimientos en los arbustos donde ellos habían desaparecido y salieron los dos, aun de la mano. Por sus ropas movidas intuí que habían hecho algo más que besarse, siguieron andando en mi dirección y avergonzada me gire poniéndome las gafas de sol e intentando que no notaran que había sido testigo de cómo se escondían me escondí tras mi libro fingiendo leer.
Casi doy un grito cuando al pasar cerca de donde yo estaba, pude verles bien. La impresión me dejo clavada en el sitio. Conocía a esa pareja de amantes; eran Luis, mi marido y Ana mi compañera de trabajo y mejor amiga.
Los vi volver a besarse y los oí despedirse.
-nos vemos mañana cielo, hasta entonces recordare la humedad de tu coñito y reviviré tus caricias mil veces.
-hasta mañana Luis, me voy que llego tarde. Me ha encantado notar como te corrías en mi mano.
Casi vomite de los nervios y el asco al oírles, mi marido y mi mejor amiga. No podía creer como no había notado nada.
-espero que mañana podamos vernos más tiempo y en nuestro hotelito. Me muero por volver a hacerte el amor Ana
-yo también
Como no note nada, pensaba mientras recordaba las cenas, las juergas, las fiestas y hasta un fin de semana de viaje, entonces rememore varios momentos y recordé lo contento que estaba en esas salidas mi marido y lo mucho que le gustaba planearlas a ella.
Camine lentamente saliendo del parque, no me vi con fuerzas para verla en el trabajo y montar allí un espectáculo, tampoco quería verle a él.
Rápidamente me organice, llame a mi jefa diciéndole que mi madre se había puesto mala, esta me dijo que me cogiera el tiempo que necesitara, era una buena trabajadora y jamás había faltado.
Luego intentando sacar fuerzas de no sé dónde le llame, el falso me dijo que había salido a comprar, le explique que había comido en la cafetería del trabajo y que me iba a casa de mis padres, le conté lo mismo que a mi jefa y colgué.
Llame a mama y le dije que me apoyara que ya le contaría, por si llamaba Luis.
Necesitaba pensar, cogí una habitación en un pequeño hotel cerca del trabajo y pensé el resto del día lo que hacer, pasada la primera impresión la rabia se apodero de mí, decidí desenmascararlos a los dos, tenía que planear como devolverles la gracia.
Mi cabeza no paraba, le llame diciéndole que no iría a dormir, que mi madre estaba bien y que me quedaba un día con ella, luego le conté lo mismo a mi jefa y me dispuse a urdir el plan para hundirlos.
Ya por la noche baje al restaurante del hotel, me senté en una mesa sola por primera vez en años, pedí la cena y necesitaba desconectar del tema.
Me fije en dos mesas después de la mía, en ella había un hombre, algo más mayor que yo. Leía unos papeles y en mi afán por distraerme del tema empecé a mirar al desconocido.
Tendría unos cincuenta años, distinguido, sin ser guapo, parecía al menos a esa distancia un hombre atractivo, de esos que cuidan su aspecto, de hecho parecía impoluto, impecable…
En ese instante levanto la vista y me vio, me cazo inspeccionándole. Me sonrió levemente y siguió con lo suyo, sin prestar demasiada atención, eso me molesto un poco.
Al momento volvió a levantar la vista y me miro, su penetrante mirada me recorrió completamente y note endurecerse mis pezones en su inspección, él sonrió de nuevo y siguió de nuevo en sus papeles.
El que pasara de mí, hacía que necesitara llamar su atención, no sé qué me estaba pasando esa noche.
Cruce las piernas haciendo que mi falda subiera un poco más y desde donde estaba tuviera plena visión de ellas.
Su mirada esta vez no busco la mía esta vez, sin cortarse miro mis piernas, el cruce de las mismas y solo luego me miro, sus ojos ahora eran más oscuros, esta vez había deseo en ellos. Mis braguitas se mojaron ante la promesa implícita en su mirada, de repente me imagine que sería dejarse acariciar por él. De repente se me quedaron los labios secos y pase por ellos mi lengua, el siguió el recorrido y sonrió. Me trajeron el postre y él se levantó, pasó por mi lado y me dijo:
-si te atreves estoy en la doscientos tres. Te esperare toda la noche.
Dicho eso abandono el restaurante y mi cabeza bullía con mil imágenes de ese hombre y yo desnudos en la cama.
Cuando fui a pagar me dijo el camarero que había pagado el señor. Sonreí y me fui a mi habitación, por supuesto que no fui a la doscientos tres.
Ya en la cama, mi mente sustituyo las imágenes de ese hombre con las de ese mismo día, volví a verles besarse, esconderse y salir con las ropas movidas, llore amargamente al saber que ya nada volvería ser lo mismo.
A las tres de la mañana, harta de llorar recordando a esos dos desgraciados, me vestí y decidí hacer algo que jamás creí ser capaz de hacer. Salí de mi habitación y baje a la doscientos tres. Ante la puerta aun dude pero finalmente e instándome a mí misma toque con los nudillos.
Nada, la puerta no se abrió y un minuto después, decidí volver a mi habitación, cuando había recorrido medio pasillo, oí la puerta, el salió a mirar y nuestros ojos se encontraron, gire sobre mi misma y me dedique a mirarle sin moverme del sitio.
El me miro recorriéndome con su cálida mirada, lentamente, desde mis pies hasta mi cabeza, temblaba por dentro y entonces entro, no cerró la puerta.
Dos segundos después recorría de nuevo el camino que me llevaba a la doscientos tres. Cogí el pomo y entre, cerré la puerta y me apoye en ella.
Lo primero que note fue la oscuridad, luego mire hacia el balcón y el aire movía la cortina, entrando la brisa de la noche, lo segundo que note fue su olor. Mis ojos ya adaptados a la oscuridad le buscaron, estaba sentado en el sillón.
-si te quedas quiero que sepas que lo quiero todo, si no estás dispuesta a eso aun puedes salir corriendo.
Su voz era dura y envolvente, no me moví.
-veo que te quedas, desnúdate.
Empecé por mi blusa, desabroche cada botón despacio, tras sacarla de mi falda. Sin abrirla me desabroche la falda y la deje caer al suelo. Luego me abrí la camisa y también la tire al suelo.
Notaba su mirada, pendiente de cada movimiento de mis manos, luego recorrió de nuevo mi cuerpo provocándome un escalofrió.
-todo
Me quite el sujetador y luego las braguitas, quedándome completamente desnuda ante ese desconocido. Jamás había estado tan excitada.
-vas a dejar que disfrute de tu cuerpo y al mismo tiempo te proporcione placer?
-si
-ven
Abrí un poco más la cortina, para vernos entre penumbras, abrió sus piernas y me puso entre ellas de pie, el sentado se inclinó hacia adelante y se acercó a mí, lo primero que sentí fueron sus labios en mi estómago, su lengua trazaba círculos en mi ombligo y sus manos empezaron a acariciar mis muslos, toda la piel que tocaban sus manos, sus labios y su lengua me ardía.
Eche la cabeza hacia atrás y el metió la mano entre mis piernas, acaricio la cara interna de mis muslos y subió por el frontal de mi pubis recorriendo mi torso, hasta llegar a mis pechos, los toco con ambas manos. Luego se centró en uno lo cogió y mientras lo sobaba, con la otra mano friccionaba el pezón, de uno a otro, hasta endurecerlos tanto que me dolían.
Volvió a bajar por mi torso y por mi pubis, evitando tocar donde deseaba a gritos ser acariciada. Ronronee y me queje.
-mujer, no hagas eso. Tranquila todo a su tiempo. Date la vuelta.
Me gire y mi culo quedo ante sus ojos.
-precioso
Dijo antes de masajearlo, pellizcarlo y entonces deje de sentirlo. Note que se estiraba a coger algo.
-ahora abre las piernas
Las abrí ante él y el cerro las suyas entre las mías, me ayudo indicándome que quería que me sentara sobre él.
Lo hice, en ese momento ya habría hecho cualquier cosa que me hubiera pedido, sus caricias me habían encendido, mi mente necesitaba olvidar y con él era libre, solo esclava de esas manos, de esa boca y de lo que estuviera dispuesto a darme.
Notaba su polla en mi sexo, solo su pantalón de pijama nos separaba, estaba dura, caliente y la deseaba dentro de mí ya, estaba preparada para él.
Metió la mano entre los dos y me dijo
-voy a penetrarte ya, lo necesito ahora
Note su polla rozando mi carne inflamada y la cabeza pugnando por entrar, empujaba, ganaba centímetros poseyéndome lentamente hasta estar completamente dentro de mí.
-me encanta tu coño, es caliente como tú. Te desee desde que entraste con esos ojitos llorosos.
-pensé que no me hacías caso
-desde que entraste mi polla se puso dura y tuve que sacar unos papeles para no hacer el ridículo
-no me había dado cuenta
-por eso eres tan excitante, porque ni tu sabes lo caliente que eres
-tu si lo sabes?
-si lo creo y te lo demostrare
Me agarro del culo y me instaba a balancearme con su polla dentro, jamás me había sentido tan llena, ni había sentido una polla tan dentro de mí, rozaba partes que nunca habían sido rozadas, jadeaba desde que su cabeza me rozo, entre esa enorme polla, el morbo de su voz y de la situación me corrí enseguida.
-no lo cortes, lo quiero todo ya te lo dije, grita, no te raciones.
Entonces empujo más y poniéndose de lado me dejo caer y al momento sin salir de mi estaba encima perforándome con fuerza, bombeándome, abriéndome el coñito sin piedad y yo gritaba, me retorcía de placer y volví a correrme, sin bajar de la nube salió de mí y me la metió de golpe, así varias veces hasta que volvió a conseguir que gritara otro orgasmo.
-nos van a echar v-le dije-
-me da igual, te follare en la calle o donde sea. Me vuelves loco cuando te corres, eres un volcan en erupción, noto tu lava en mi capullo
No paraba de follarme, entraba, salía, entraba, más, más y de repente se puso rígido y note su semen fuera de mi coñito, en mi tripa, tres grandes chorros salieron repartidos por todo mi torso.
Se sentó en el suelo a mi lado ya descansamos varios minutos sin hablar, disfrutando del momento.
Cinco minutos después se levantó desapareció en el baño y volvió, sentí el frio de la toallita limpiándome, luego me seco y dándome la mano me dijo.
-ven
Yo le hubiera seguido al fin del mundo, me llevo a la cama, me tumbo en ella y de rodillas a mi lado, subió mis manos por encima de mi cabeza, las junto y note que las ataba con su corbata. Se retiró y encendió la lamparita.
-estas preciosa, no te muevas
Se puso a mis pies de rodillas en la cama, agarro uno y llevándoselo a los labios, empezó a besarlos, a pasar su lengua por el empeine, se metió los dedos en la boca y chupo.
Note la humedad y el calor de su boca y jadee. Que placer, hizo lo mismo con los dos, lamia mis pies mientras acariciaba mis piernas. Las abrió y por fin su boca descendió situándose entre mis piernas, si no hubiera tenido las manos atadas lo hubiera atraído donde le quería, pero no podía y eso me daba aún más placer, esperaba con ansia sentir su lengua en mi rajita y el la evitaba, lamia alrededor.
-por favor
-que quieres cielo?
-que me chupes
-dilo, recuerda que lo quiero todo, no enmascares nada, dime que quieres
-que me chupes el coño
Una sonrisa curvo sus labios y tras un jadeo hizo lo que le pedía llevándome al paraíso, al cielo, al infierno, me daba igual donde me llevara siempre que me siguiera dando placer.
-que bien sabes
Lamio cara rincón de mi vulva, metió su lengua en mi coño y sorbió mi clítoris, volví a correrme, movía la cabeza entre mis brazos atadas chillando, jadeando y loca de placer.
-date la vuelta
Empezó a lamer mis piernas, mis muslos y llego a mi culo, lo lamio, lo mordió y separando mi carne paso su lengua por mi raja, desde arriba hasta llegar al clítoris desde atrás tiraba de él y lo soltaba para volver a mi culito virgen, lamia alrededor y penetraba en el con su lengua.
-relájate
Note como me mojaba y a continuación mientras mordía mi culo, metió un poco el dedo, solo la mitad y lo saco, varias veces, hasta que lo relaje, entonces empujo su dedo y me penetro por completo mi agujerito virgen.
-que estrecha estas putita, abandónate
Me dijo mientras con la otra mano friccionaba mi clítoris, hasta que volví a correrme, sin sacar su dedo, se puso a mi lado y acerco su polla a mi boca, la puso en mis labios y la metió lentamente entre ellos, yo chupaba lo que podía y el seguía entrando y saliendo de mi culo, añadió un segundo dedo y notaba un escozor y un calor que lejos de desagradarme me ponían a cien.
-si cariño chupa así, que placer estar en tu boca
Su polla se puso aún más dura entre mis labios, a cada golpecito y lamida de mi lengua, estaba tan entregada a la mamada que apenas me escocían sus dedos abriéndome el culo.
-dame tu culo, quiero follártelo
Se puso de pie a lado de la cama y yo me acerque al borde, me levanto bien las piernas, poniendo mis pies en sus hombros y agarrándose la polla, la llevo a mi agujerito, empujo un poco y me dolió
-lo se nena, solo es un momento, confía en mi
Curiosamente confiaba en ese desconocido que solo buscaba darme placer, me puse en sus manos y grite cuando empujo media polla, se paró y me acaricio los muslos, giro la cabeza y volvió a besar mis pies, su lengua se paseaba por mis dedos, el placer era indescriptible y clavo sus dedos en mis muslos, me agarro y con un último empujón me penetro por completo, chille, el dolor era raro, placentero se atenuaba con sus caricias, sus manos acariciaban mi piel y empezó a moverse, a moverme tirando de mis muslos, dos minutos después jadeaba, gemía y agarro mi clítoris lo pellizco y se hundió una vez más provocándome el mejor orgasmo de mi vida, al notar su semen caliente en mi culito. Esta vez también chillo su orgasmo.
Caímos abrazados en la cama, durante media hora nadie dijo nada, nos dormimos y al día siguiente nos duchamos juntos, le mame la polla hasta tragar todo su semen, después de que el me provocara dos orgasmos más con su lengua. Después nos secamos, salimos y nos tumbamos en la cama.
-tengo que ir pensando en irme
-estas casada verdad?
-si
-dejaras que suceda de nuevo?
-si
-entonces me da igual tu estado civil, solo necesito saber que volveré a disfrutar de tu cuerpo, lo demás es relleno.
Si creía que lo del mediodía del dia anterior había cambiado mi vida, me equivocaba. Salí de esa habitación sabiendo que habría un antes y un después a ese hombre.
Me dirigí a casa y acercándome a Luis, le bese en la boca, con los mismos labios que había mamado la polla a mi adorado desconocido. Sentí cosquillas en ellos, que placer produce la venganza.
-hola cariño, has hecho algo para comer? Me muero de hambre.
Mientras me cambiaba de ropa, no dejaba de contar los días que faltaban para volver a verle, para volver a regalarle mi cuerpo para que hiciera lo que quisiera a cambio del placer que me regalaba en la busqueda del suyo propio.
Esa noche empezo mi venganza, folle con Luis. cerre los ojos, visualice a mi desconocido sin nombre aun y deje que Luis se follara un cuerpo que jamas volveria a ser suyo... esa seria mi venganza y un dia le contaria lo puta que era su mujer con cualquiera que no fuera el.