Revelaciones: El primer amor

Esteban… Un chico algo inseguro de sus gustos… Pero una vez que los descubra, no habrá nada ni nadie que lo detenga de conseguir lo que quiere...

Las gotas de sudor me recorrían desde la frente hasta las mejillas, bajando, desprendiéndose de mi rostro para luego estrellarse contra su espalda. Deslizaba mis dedos suavemente por su cadera subiendo por su espina, pasando por sus omoplatos hasta llegar a su brazo y levantarlo, deslizando mi lengua por su axila, saboreando la fina capa de sudor que lo recubría, su brazo pasó por encima de mi cabeza quedando sobre mi hombro, se dio la vuelta mirándome de frente y pasó la mano que tenía detrás de mí cuello por mi pelo y poniendo mi cabeza hacia un lado comenzó a lamer desde mis clavículas mientras su otra mano ayudada por mi sudor se deslizaba fácilmente sobre mi abdomen repasando cada pequeño surco que se hacía. Sin duda ya era un experto en esto…

[18/11/2004]

La respiración entrecortada, el calor que nos sofocaba…

-Dale-

-¡Espera, ya falta poco!-

-Aaah, está cerca…

-Shhh, no hagas ruido- coloqué una mano sobre su boca mientras con la otra seguía tratando de introducir la llave, pero gracias a la oscuridad, típica de los estacionamientos en sótanos, no podía ver bien -Listo- empujé la puerta y tirando de su camisa entramos los dos al maletero de mi casa.

-Aquí nunca nos van a encontrar- dijo con algo de excitación en sus ojos mientras me miraba fijamente.

-Eso es lo que queremos ¿no?- le respondí pasándome un dedo por la frente quitándome el sudor y luego secándome del pantalón.

-Cierto.

-¿Nadie conoce esta escondite?

-¡Habla más bajito que nos van a escuchar!- coloqué una mano sobre su boca, su respiración pareció haberse cortado. Quité la mano lentamente y sólo asintió con la cabeza.

-Disculpa- me susurró.

-No, nadie más lo conoce, así que espero sea nuestro secreto.

Levantó la mano y pasando sus dedos pulgar e índice entre sus labios hizo como que pasaba una cremallera, cerraba con candado y botaba la llave.

Me reí entrecerrando los ojos y negando con la cabeza.

Él sonrío mostrándome una sonrisa que acababa marcada en sus mejillas como dos hoyuelos, haciendo juego con sus mejillas rellenitas, cosa que de algún modo se me hacía tierna.

Abrí un poco la puerta y miré de reojo.

-Está ahí- le alerté.

Caminaba despacio por el estacionamiento, de seguro prestando atención a cada ruido.

-Creo que es ahora o nunca.

-Te sigo- respondió.

Levanté la mano izquierda, contando hasta tres con los dedos, los dos salimos caminando de puntillas tratando de no hacer ruido.

-Aaah… ahh…- Gabriel comenzó a aspirar aire rápidamente.

Pelé los ojos mirándole y comencé a mover la cabeza de lado a lado diciéndole que no lo hiciera.

-¡¡Ahh shuuuu!!-

-Un, dos tres por Gabriel y Esteban.

-¡CORREEEEE!- le tomé por la mano corriendo por el estacionamiento hacia lo que habíamos colocado de casa para librarnos mientras uno de nuestros amigos nos perseguía.

-No puedo, no corro tanto- sin soltarle la mano prácticamente iba a comenzar a arrastrar a Gabriel, mientras que Manuel, corriendo a toda velocidad cada vez estaba más cerca de ambos.

-Aaaaaah- grité a pocos metros de la pared donde nos libraría a los dos, donde ya se encontraban varios de nuestros amigos que ya se habían librado o que habían sido atrapados, al parecer, éramos los últimos.

-Un dos tres por tod…- perdí el control de mis pies al enredarme con los de Gabriel, caímos dando vueltas ambos sobre el pavimento raspándome las rodillas y un poco los codos y quedando yo sobre Gabriel…

-¿Estás bien?- le pregunté apoyándome con los brazos para levantarme un poco, mientras que mi cuerpo quedaba encima del suyo.

Manuel llegó a la pared, tocándola, haciendo que perdiéramos Gabriel y yo, y que a uno de los dos le tocara contar.

-Yo… Lo siento- comenzó a lloriquear Gabriel mirándome aún debajo mío, voltee un poco los ojos y levantándome del suelo le tendí la mano para ayudarlo a pararse.

-Tranquilo, anda a esconderte, yo cuento.

-¿Seguro?

-Andaa, antes de que me arrepienta.

-Vooy- salió corriendo de la casa para ir a esconderse, imaginé que sería en el maletero de donde acabábamos de salir.

-Jajaja, si te escondes con él vas a perder siempre- decía Félix.

-Colle, si nadie lo hace-

-No te juntes con alguien solo porque te da lástima, si ni su hermano le hace caso- le apoyaba Manuel.

-Ya pues, yo quiero ayudarlo.

-Ya, si él quiere ayudarlo porque es pequeño, pues que lo ayude- me defendía Marcos.

-1… 2… 3…- comenzaba la cuenta, haciendo que automáticamente se callaran y fueran corriendo a buscar donde esconderse.

Como casi todas las tardes, luego de llegar del colegio y almorzar, bajaba a la planta baja de mi bloque para encontrarme con mi grupo de amigos vecinos, entre ellos Gabriel.

Gabriel era el menor de todos, y por el mismo motivo si jugábamos futbol, nadie lo quería en su equipo, si jugábamos la ere, siempre lo tocaban, al escondite, él siempre se escondía en lugares tontos y lo encontraban fácilmente, y cosas así… Su hermano en vez de ayudarle lo dejaba de las suyas, así que siempre que podía yo lo ayudaba, aunque muchas veces me costara y hasta terminara perdiendo, cosa que odiaba.

-Un dos tres por Gabriel- dije apenas volteaba dejando de contar al verle escondido tras un auto, al acercarse le pregunté por qué no se había escondido en el sitio que le había mostrado antes.

-Dijiste que era nuestro lugar secreto… y no quiero que nadie más lo descubra.

No pude evitar sonreír mientras comenzaba a caminar buscando al resto de los muchachos…

Su lengua se paseaba por mi cuello, mis manos hacían lo propio con su cuerpo, recorrí el camino que marcaba su columna, creándole un escalofrío que pude sentir fácilmente por el contacto de nuestras pieles, por acto reflejo, no pudo evitar estirarse un poco cuando llegué a la parte alta de su espalda, dejando su cuello estirada solo me incliné un poco hacia él y comencé a darle un chupetón hasta dejarle marca, no pudo contenerse y un gemido entrecortado escapó de sus labios.

Su mano que había caído a mi espalda volvió a subir a mi cabeza estiró mi cuello tirándome del pelo y esta vez hizo lo mismo en mi cuello que yo con el suyo, dando un chupetón dejando un fino hilo de baba al separarse.

[14/10/2006]

-¡Halcón dorado a Águila de Hierro! ¡Halcón dorado a Águila de hierro! ¿Me escuchas?

-Si

-Nojombre Marcos, di cambio cuando termines una frase- le pedí por el intercomunicador, cosa que no aprendía a usar aún.

-Halcón Dorado, 2 ladrones se dirigen a la cárcel, seguro intentarán rescatar a sus compañeros… Cambio.

-Nombre y posición.

-Camarón sofrito, estoy tras el capó del Ford fiesta naranja en el sótano 1, cambio.

-Águila de Hierro, eso trataba de decir, pendiente, resguarden la cárcel, no permitan que rescaten a nadie, estoy en el sótano dos, voy subiendo allá, cambio.

-Halcón dorado… Uno de los ladrones que queda libre es Silversurfer. Cambio.

-Rayos… Voy rápido, cambio.

-Hay un fugitivo, necesitamos refuerzos Águila y yo

no podemos con esto-

-Alga Marina, ubicación.

-Disculpen chicos, me estaba orinando y tuve que subir a mi casa ya bajo.

-¡Diablos! Por eso no me gustan chicas en mi equipo...- corrí subiendo las escaleras para llegar al sótano 1,  Marcos, “Águila de hierro”, trataba de que ninguno de los 2 prisioneros que teníamos se escaparan, mientras que Félix, “Camarón Sofrito” perseguía a los restantes.

Todos nos habíamos puesto de acuerdo en el edificio. Para las navidades pediríamos un Walkie-Talkie, que pudiéramos ajustar a un canal, de modo que antes de empezar a jugar cada equipo elegía el canal que usaría, cada uno hasta tenía sus propios nombres claves. Unos por elección propia, mientras a otros se lo elegían los demás y si les gustaba se lo quedaban.

Éramos 4 contra 5, sin embargo los del equipo contrario decían que no había ventaja alguna porque yo era muy bueno, cosa que no dudaba, sabía dirigir a mi equipo, y cuando lideraba casi siempre terminábamos las partidas de policías y ladrones en unos pocos minutos que atrapábamos a todos… Aunque una de nuestras amigas había tenido que ir al baño y por el momento solo éramos tres contra 5.

-Tengo uno más, sólo faltan tres, cambio- dijo Camarón Sofrito.

-Uno de ellos es Silversurfer, cambio- Agregó Águila de Hierro.

Silversurfer, Gabriel… Había cambiado… ahora era escurridizo como él sólo, hasta el momento nadie lo había atrapado, nadie… excepto yo.

-Posición Silversurfer.

-Se dirigía a la esquina pipí, cambio.

-Uhh… voy hacia allá-

Por alguna razón, Gabriel era imposible de atrapar excepto para mí, por eso por lo general estábamos en el mismo equipo, sin embargo como habían bajado amigas esta vez nos separamos de otra forma.

Caminando a paso sigiloso me asome debajo de un auto cercano a la esquina pipí… llamada así desde que éramos más chicos por el hecho de que alguien había dibujado un pipí enorme en una de las paredes.

Volví a agacharme bajo una de las camionetas que estaba cercana a la esquina.

-Halcón dorado, ya tenemos al otro, sólo falta silversurfer…  nos quedan solo 50 segundos, cambio.

-Suficiente.

Me asomé bajo el automóvil más cercano a la esquina y por unos segundos sus ojos se clavaron en los míos… quizás por la sorpresa de que lo había encontrado o no sé, pero se abrieron más de la cuenta sin dejar de mirarme nunca, era como si su mirada buscara algo más en mí…

Me levanté del suelo y corrí hacia donde estaba.

-Te tengo- lo tomé por la muñeca y aplicando una llave que me habían enseñado unos amigos del Hapkido lo pegué contra la pared recostándome de él.

-Te tengo- dije con la respiración algo entrecortada –Vamos ladronzuelo- le llevé sujetando ambos brazos por detrás de sus caderas.

-Yo no sé por qué dicen que es tan difícil atraparlo… ¡Si miren como lo tengo dominado!- le grité a los chicos de mi grupo ya cerca de nuestra cárcel.

-Faltan 20- me gritó Marcos.

Gabriel en ese momento forcejeo un poco con sus brazos, sin embargo me moví rápidamente rodeándolo con mis brazos como abrazándolo, pegándolo contra mi cuerpo.

-¡Ahora no tienes escapatoria! ¡Vamos! ¡Criminal de pacotilla!- lo llevé hasta la cárcel, dándole otra victoria a mi equipo.

-¡Trampa! Gabriel siempre se deja atrapar por Esteban y todos lo saben- dijo uno de los chicos del equipo contrario.

-¡Pero que trampa! ¡Estamos jugando con las reglas! Esteban atrapó a Gabriel- replicó Marcos.

-Pero él no trató de huir- dijo el hermano de Gabriel… -¡Pendejo!- le dio un coquito (lepe, sape).

-Si lo hice- contestó Gabriel mientras se sobaba.

-Si lo hizo- dije también yo.

-¡Claro que no mongólico!

-¡Bueno, se repite!- dijo Marcos para tratar de calmarnos a todos, con las manos nos separaba a mí y a Miguel.

-Se Repite- dijo uno de los del otro equipo, apoyando a Marcos.

-Mañana, porque tengo que hacer tarea… pero ya verán- dijo uno de los integrantes del equipo contrario.

-Yo también tengo que hacer tarea… o mi mamá me matará- dijo una de las chicas.

-Yo igual me tengo que ir- agregó Félix- tengo que hacer una tarea de lenguaje para mañana-

-Y yo tengo una de matemáticas… ¡y tú también Esteban! ¿¡No la harás!?- preguntó Marcos preocupado –Primer año no es lo mismo que sexto grado- terminó por decir.

-Si si… -me rasqué la cabeza- En un rato la voy a hacer.

-Bueno, nos vemos, hasta mañana-

Se despidieron varios de los chicos, hasta que al final quedamos Gabriel, su hermano y Sogui, otra vecina, los dos últimos al parecer últimamente se habían vuelto más que amigos.

-Vamos subiendo- le dijo a Gabriel con algo de mal humor en su voz.

-Ya va… Migue ¿puedo jugar un rato en casa de Esteban?

-Hey ¡yo no te dije que podía jugar!...- le reclamé, más en son de broma que nada.

-Ay, tu siempre puedes- me sonrió.

-Bueno- Dijo Migue, quien luego miró a Sogui,  esta de un momento a otro se coloró un poco y luego me vio a mí –Dale-

-¡Si!... ¡Vamos! Vi unos trucos de Vice City que te tengo que enseñar.

-Vamos pues…- Nos fuimos juntos del estacionamiento hasta la recepción del edificio, separándonos  Gabriel y yo de su hermano y Sogui quienes subieron en el ascensor, para luego dirigirnos al edificio donde yo vivía.

...

Coloqué un dedo sobre sus labios y fui deslizándolo suavemente bajando por su cuello, paseándome por el valle que se hacía entre sus pectorales… deleitándome con el surco de cada abdominal hasta que mi dedo se enredó en los vellos que rodeaban su verga.

Rodee cerca de la cabeza con mi mano y con el pulgar juguetee con el huequito de su glande. Su pene era bastante grueso y largo, sin poder resistirme me arrodillé frente a él sin dejar de juguetear con el dedo hasta que coloqué mi nariz en su pubis, aspirando el aroma viril de su sudor… Parecía llevaba largo rato sin bañarse… pero el olor me encantaba así… me gustaba mucho más que esas aromas de los jabones que no hacían más que quitar el olor a macho que tanto me ponía.

Sus manos tiraron de mi pelo y sin decir palabra alguna me puso frente a su tranca, aspiré el olor de su preseminal… ese olor que tanto me encantaba, mi lengua escapó de mi boca por acto reflejo y fue hacia su uretra, con los dientes hacía como si tratara de morderla pero de forma suave haciendo que tirara más fuerte de mi pelo, de una vez tiró de ellos llevando su verga por completo dentro de mi boca, haciéndola chocar contra mi campanilla, aguanté como todo un campeón las ganas de vomitar que me dieron, el aspirar el olor de su vello púbico lo neutralizaba, tomé sus  bolas con una mano y comencé a apretarlos haciéndolo retorcerse en la pared tirándome del pelo para alejarme de su verga.

-No resistes nada- le dije, a lo que me respondió haciendo chocar su verga nuevamente contra mi campanilla.

Apreté con la mano su testículo derecho hasta que este se deslizara entre mis dedos, escapando del apretón, sus piernas flaquearon. Saqué su verga entera de mi boca y comencé a morder por los lados, comenzando por su base subiendo por el tronco puse la boca en su glande y con una mano empecé a masturbarlo lentamente, poniendo mi lengua como esperando a salir las gotas de semen, viendo sus ojos clavados en los míos. No podía ocultar en su mirada la sorpresa que tenía por lo que le estaba haciendo, y eso que… apenas comenzaba.

[14/10/2006]

-Ay... Me provocó comer helado… ¿Quieres?- dejé el control de la Play a un lado.

-¡Cómo no!

-Vamos-

Fuimos hasta la cocina y una vez allí busqué el helado en el refri, Gabriel buscó los vasos y comencé a servirlo, después que llené las tazas le entregué la suya y vi que había quedado un poco en la cuchara con que lo había servido.

-Toma- pasé la cuchara por su nariz, Gabriel solo río mientras estiraba su lengua como tratando de alcanzarlo pero no le llegaba.

-¿No puedes tocarte la nariz con la lengua?

-No… ¿Tú sí?

-Mira- saqué la lengua y alcancé a tocarme.

-Uuh, es asqueroso… pero genial...

Me reí un poco, Gabriel terminó por limpiarse con el dedo y luego pasarlo por mi cara.

-¡Ja-ja!- reí sarcásticamente a lo que él hizo una morisqueta para luego salir corriendo por la sala hasta llegar al balcón donde se asomó mirando la vista que ofrecía mi casa. Me limpié donde me había llenado de helado con la manga de mi camisa y caminé hacia él.

-Tengo flojera de hacer mi tarea…

-Uuh, no me lo recuerdes, yo ando en la misma- me coloqué al lado suyo en el balcón apoyado mirando hacia abajo. Los dos estuvimos un rato mirando por el balcón en silencio mientras nos comíamos el helado. Le ofrecí una de las sillas y me senté yo en otra al acabar el helado puse la taza a un lado y seguí mirando hacia abajo.

-Esteban…- tomó una cucharada de helado - ¿Qué haces tú si yo consigo novia? – se comió el helado que tenía en la cuchara.

Era una pregunta un tanto extraña... Me rasqué un poco el pelo pensando la respuesta.

-Bueno, que voy a hacer, alegrarme por ti- le sonreí.

-Ah…- siguió comiendo su helado por  unos segundos.

-Sabes… creo que si tu consigues novia… yo me pondría un poco celoso.

-Ehmm… ¿Por qué?...

-Es que…

-¿Es que…?- le invité a continuar.

-Bueno… lo más seguro es que me hicieras a un lado… y tú… ¡Eres como el hermano que nunca tuve!

Reí un poco…

-Pero si tú tienes un hermano.

-Si… pero es distinto.

-¿Por qué?...

-Me gusta más estar contigo…- se cruzó de brazos y apoyó los pies en una reja que hacía de barra.

Reí un poco y también me crucé de brazos y coloqué los pies sobre la reja del balcón.

-Sabes Gabriel… tú para mí si eres como el hermanito que siempre quise…

Gabriel se sonrojó. Ya le había contado que mi mamá no podía volver a salir en estado por un problema que había tenido que terminó en una extracción del útero.

-Así que tengo mucha suerte de conocerte- le rasqué la cabeza.

-¡GABRIEEEL!-

Escuchamos un grito entre los edificios, como quedaban cerca, veía el balcón de Gabriel desde mi casa, y desde allí su mamá muchas veces le llamaba para que ya volviera.

-Ay… ya me tengo que ir.

-Si…y yo me pondré a hacer la tarea…

-Jejeje… pero que sea en serio eh- me golpeó en el hombro mientras íbamos de camino a la entrada.

-Claro… si yo siempre hago mis tareas.

-Ajaaa… Por eso es que cada vez en la escuela te andaban llamando al representante ¿no!?-

-¡Shhhhh!

-Jajajaja- volvió a reír, mientras que yo abrí la puerta de la salida y lo acompañé hasta el ascensor.

-Si pero ahora en el liceo es diferente, soy bien estudioso- le dije una vez ya estábamos adentro.

-Siii claroooo…. Si acaso llevaras buenas notas en educación física-

-Ah… con que estás en contra no- le coloqué una mano en el pecho y con la otra mano lo amenacé como si fuera a golpearle, él como algo más chico, era bien escurridizo así que se hizo a un lado rápidamente.

-Ya ya, no te muevas tanto que me da miedo- me pidió colocándose en una esquina del ascensor.

-Verdaaad que te dan miedo los ascensores- le miré con la cara más macabra que sabía poner.

-Nooo- dijo con cara de espanto, pero no podía ocultar que le causaba algo de risa -¡Estebaan!

-Gabrieeel- comencé a saltar en el ascensor haciendo que se moviera un poco, Gabriel aterrado se sujetaba a las barandas que tenía.

-Noo, por favooor.

-Ya pues- me detuve –miedoso-

-Malo- me respondió, para entonces ya habíamos llegado a la planta baja. Caminamos hasta la puerta de salida la abrí y me puse a un lado sosteniéndola para qué él saliera.

-Chao esteban.

Y sin darme tiempo a responderle se acercó rápidamente hacia mí dándome un beso en el cachete para después salir corriendo hacia la residencia donde vivía.

Me llevé una mano hasta la mejilla y deslicé mis dedos por el mismo lugar donde me había besado, tuve un espasmo en todo el cuerpo.

-Chao Gabriel…

Como quien no quien no quiere la cosa me fui separando de su miembro no sin antes despedirme con unos cuantos besos, continúe hacia su abdomen, sentí el sabor saladito de su sudor, me entretuve con cada uno de los vellos que marcaban el camino hacia su verga con la que acababa de deleitarme, pasé mis manos por su espalda y subí hasta llegar a sus hombros donde comencé a besar, desde sus clavículas hasta su cuello, llegando hasta su oreja.

-¿Qué esperas para cojerme...?- le pregunté sin miramiento alguno.

-¿Qué espero?- se quedó quieto por un momento, luego me fijé que más que una pregunta parecía que afirmaba algo.

Rápidamente se colocó atrás de mí empujándome contra una pared, mordiéndome el cuello y poniendo un dedo en la entrada de mi culo deslizándolo.

-Estoy esperando que me lo pidas a gritos- introdujo su dedo en mi interior, haciéndome llenar de gemidos nuestra improvisada habitación.

...

[07/02/2008]

¿Qué sentía por él? Siempre lo había considerado el hermano menor que nunca tuve, siempre lo quería a mi lado, quería protegerlo, que lo incluyeran en los juegos y no que lo tratarán mal como lo hacía su hermano.

Pero estaba comenzando a mirar a Gabriel de otra forma… De hecho, fue hasta ese momento que comencé a darme cuenta que era un niño hermoso. Con los hoyuelos que se le hacían al reírse y tan cachetón que era cuando pequeño, ahora que estaba creciendo su cara seguía siendo redonda, pero iba dejando de lado un poco más los rasgos de niño. Con el pelo naturalmente puntiagudo y los ojos castaño claros, bastante expresivos. El cuerpo que antes era algo rellenito, comenzaba a hacerse más delgado y definido, además de su tez blanca y su nariz rechonchita, de algún modo me hacían verlo de manera tierna.

Nuestros besos se hicieron más constantes, en un principio, para cada despedida, luego también Gabriel me comenzó a saludar con un beso en la mejilla, aunque siempre y cuando no estuvieran ninguno de los demás chicos…

-Estuviste genial, por un momento pensé que ese tipo te iba a vencer, pero entonces pareció como si hubieras sacado energía de no sé dónde y se volteó la tortilla y pff, punto para Esteban ¡Es el ganador de esta pelea! ¡Felicidades!- Me rascó un poco el pelo.

Íbamos en la parte trasera del auto de mis padres, como era fin de semana ambos habían ido a un torneo que había tenido de Hapkido y yo había invitado a Gabriel con nosotros.

-¿Ahora podrás subir de cinta no?

-Si, ahora seré cinta Azul…

-¡Que genial! ¿Cuántas te faltan para la negra?

-Sólo tres…

-Guauu.

Le sonreí, él me correspondió mirándome fijamente por unos segundos hasta que de pronto se giró hacia la ventana, mirando hacía los autos que pasaban a nuestro lado. Yo hice lo mismo y mientras veía por la ventana seguía pensando qué era lo que en realidad sentía.

Una vez llegamos a la urbanización pedí a mis padres se adelantaran mientras yo acompañaba a Gabriel al edificio donde vivía. Una vez que estuvimos en la planta baja de este, Gabriel seguía sin exclamar palabra alguna desde que estábamos en el auto.

-¿Qué te pasa?- pregunté sin recibir respuesta alguna -¡Hey! ¿Qué te pasa?- le tomé del brazo y lo zarandeé un poco.

Sólo negó con la cabeza. Le pregunté por última vez pero al no recibir respuesta me resigne a sólo despedirme.

-Ya que al parecer no vas a decir nada...

-Chao esteban- dijo antes de moverse rápidamente para juntar sus labios con los míos en un fugaz beso que parecía haber alcanzado a despejar todas mis dudas.

Gabriel se dio la vuelta para entrar en el ascensor que acababa de avisar que había llegado y estaba por abrirse.

Pero no lo permitiría.

Lo tomé por el brazo y tire de él pegándolo a mí para besarle, y aunque chocamos un poco fuerte, no nos importó, no separe mis labios de los suyos en ningún momento...

El sonido de varios aplausos llenó la recepción del edificio

-Con que así eran las cosas- Era su hermano...

-¿¡¡¡QUE COÑO CREES QUE ESTÁS HACIENDO!!!?- se interpuso entre los dos empujándome hacia una pared.

Podía responderle, podía contratacar, podía no permitirle golpearme, pero de algún modo, sentí que lo merecía, que aceptaría cada uno de sus golpes, sabía que lo que acababa de hacer estaba mal y esa sería la forma de pagarlo... Lo merecía, merecía eso y más...

-Ni se te ocurra volver a tocarlo- se atravesó Gabriel en medio de ambos, abriendo sus brazos, su hermano quedó paralizado mirándole.

-¿Y qué me piensas hacer?-

-Sabes que conozco cosas de ti de las que mamá no debería enterarse jamás.

-Ah gran vaina-

-¡Como lo que haces cada que te vas con ese lucho y sus amigos!

-¡Ni se te ocurra!- colocó una mano en su cuello apretándolo y llevándolo contra una pared.

-¿¡Qué coño te pasa!?- lo empujé alejándolo de su hermano y colocándome delante de él poniendo una mano sobre pecho -Creo que es mejor que aceptes las cosas como son... O eres tú quien saldrá perdiendo.

Sentí como hinchaba su pecho y luego su garganta para lanzar un escupitajo directo a mi cara.

Me dio toda la ira del mundo, sin embargo, si Gabriel estaba ahí... Debía contenerme.

-Me las vas a pagar esteban... Me las vas a pagar- se liberó de mi mano y salió del edificio dejándonos a los dos en planta baja. Me limpié la saliva de la cara y vi como Gabriel se me quedaba mirando por unos segundos para luego acercarse y abrazarme fuertemente.

-Te amo Esteban-

Los ojos se me aguaron un poco y no hice más que colocar mi mentón sobre su cabello mientras le rascaba el pelo y le correspondía abrazándole.

Muchas amigas en el liceo me habían abrazado miles de veces... Pero nunca me había sentido tan reconfortado... Me acababa de dar cuenta de lo que realmente quería.

...

[12/03/2009]

-¡Métemelo y déjate de rodeos coño!

-¿Lo quieres?

-Si

-¿Quieres que te reviente ese culito y te lo deje llenito de leche?

-Uy, si papi, quiero que me hagas tuyo y me dejes marcado.

-Eres una perrita en el cuerpo de un macho, y te voy a dar lo que las perritas como tú se merecen- susurro en mi oído.

Todo era tan sub realista, estando allí pegado contra la pared me sentía dominado y me gustaba sentirme así, que fuera él quien llevara el mando…

Las cosas luego de algo más de un año con Gabriel se me estaban haciendo un poco monótonas, sin embargo ahora veía como que lo nuestro podía mantenerse por más.

-Aaaahg no pude evitar quejarme del dolor al sentir como su verga se abría paso dentro de mí.

-Uff que apretado está eso.

-¡Sácalo por favor!- le pedía, sentía como quemaba, más que causarme placer, me estaba lastimando.

-Sácalo coño- coloque mis manos tras de mí y empuje de su cadera para sacar su verga.

-Ahora te aguantas perrita- embistió de una manera tan bestial contra mi culo que no pude contener las lágrimas. Me estaba matando ¡Me estaba matando por el culo coño!

Ahogaba mis gritos de dolor contra la pared, trataba de contenerlos pero me era imposible.

-No querías que te diera huevo bien duro. Anda perrita sabes que los estas disfrutando- tiro del pelo de mi nuca hacia abajo como para meterse más dentro de mí.

Sentí como si a su paso mi culo se iba abriendo, como a cada centímetro y mientras más entraba el dolor se hacía más atorrante.

Pero pasó...

Al cabo de unos minutos el dolor había desaparecido, sentía como ciertas ganas de cagar, pero al mismo tiempo, sentir como su pene subía y bajaba dentro de mí me estaba dando un placer indescriptible, me sentía sumiso, y eso me encantaba.

-Dame más papi, mételo hasta el fondo...

-Yo sabía que te iba a gustar... Después de todo se te ve lo puta que eres.

-¿Si?- le pregunté entre gemidos. Él no contestó, sólo volvió a embestir duro contra mi culo, haciéndome gritar de placer y algo de dolor.

-¿ESTEBAN?- escuche que golpeaban a la puerta del maletero. -¡ESTEBAN! ¿QUÉ ESTAS HACÍENDO?- seguía gritando sin dejar de golpear la puerta rápidamente.

No cesaron las embestidas, tampoco pude parar mis gemidos.

-¡ESTEBAN! ¿¡COMO PUEDES HACERME ESTO COÑO!? ¡Abre esa maldita puerta de una vez!- seguía gritando desesperado. Sentí como los golpes pasaban a ser patadas, haciendo un ruido más estruendoso.

-¡¡ABREME DE UNA PUTA VEZ MALDITO!!-

Porque quizás no era el momento idóneo.

-¡No puedo creer que me hayas prometido que le íbamos a decir a todos de lo nuestro hoy y ahora me sales con esto!- le escuché decir ahora con la voz más gruesa, rompió en llanto.

-¿¡Por qué coño!? ¿¡Que te hice para que me hicieras esto!? O sea, todo este año que pasamos  juntos te valió una mierda- seguía diciendo, sin parar de llorar, sin dejar de patear la puerta… Mientras yo ahogaba contra la pared los gemidos que me producían cada estocada.

Cada mete saca era acompañado por el sonido del llanto de Gabriel tras la puerta… lo que de alguna forma, ahora me producía más morbo.

Un estruendoso ruido invadió el maletero.

-No te lo voy a perdonar nunca… hijo de puta- le siguieron un montón de patadas a la puerta.

-Me vengo... Coño... Coño... Afff... Ahg ah...

Apreté el culo mientras escuchaba como los pasos de Gabriel se alejaban de la puerta, las embestidas cesaron y sentí como si su verga se hinchaba un poco para dejar salir toda la leche que quedó atrapada dentro del condón.

-Oh dios- dejó reposar su cabeza sobre mi nuca. Apenas medio tocarme el pene salieron disparados contra la pared varios chorros de esperma, me sentí completamente relajado, las piernas me flaquearon, hasta sentí caer, y lo hubiera hecho de no ser porque el tipo al que ni siquiera le conocía el nombre me sostenía de la cadera.

Ya que todo había pasado y Gabriel habían terminado por irse me saque su pene de mi interior y di la vuelta para buscar sus labios y continuar besándole. Pero su mano sobre mi pecho me apartó.

-Ya panita, sin mariqueras por favor.

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Para el próximo capítulo…

Internet… Ese lugar en el podemos tener todas las vidas que queramos, ser quien quisiéramos, presumir lo que no tenemos… engañar… burlarnos… y aprovecharnos de los demás… ¿Pero qué sucede cuando nuestras “Vidas” se unen en contra de nuestra voluntad?...

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¿Ha pasado algo de tiempo no?

Muchas gracias a todos y cada uno de ustedes que han leído este relato, en especial a aquellos lectores que se han leído las dos sagas anteriores de “Enamorado Solo” y “Juntos por Siempre”. Sin embargo, quien no lo ha hecho no hay problema con leer esta serie. Cada capitulo contará una historia aparte de la de los demás, aunque siguiendo cierta continuidad (Temporal, más que todo). De todas formas y si alguno se animó, lo invito a leer las dos sagas anteiores, pueden encontrarlas en Mi perfil .

Esta vez nuestro personaje principal no es ni Andrés, ni Marcos… Esteban , un chico con una personalidad -e historia- bastante peculiar y que hasta ahora era desconocida por nosotros. Que ha tenido mucho -mas de lo que creemos- que ver con lo ocurrido en “Juntos por Siempre” y poco a poco lo iremos averiguando. Les recuerdo que los hechos de JxS suceden en el año 2011.

Para mí es todo un placer volver a la acción, y fue gracias a muchos de los mensajes que me hicieron llegar, desde Correos, hasta mensajes y comentarios en Facebook, agradeciéndome y diciendo lo mucho que les había gustado y que esperaban con ansias que continuara con la historia, cosa que nunca pensé dejar de hacer.

Espero les haya gustado, al igual que espero dejen sus comentarios, opiniones, quejas, suposiciones ¡Cualquier cosa! ¿Qué creen que pasará? jajaja.

Les recuerdo que me pueden seguir de forma privada en Facebook o agregarme como amigo, allí coloco adelantos de próximos capítulos y algunas otras cosas…

Y, para los que son un poco más curiosos, y tienen mala memoria, les recomiendo leer “Juntos por Siempre (6): La danza de las luciérnagas” de seguro encuentran algo curioso allí. De notarlo, no duden mencionarlo en los comentarios ;).

¡Nos leemos!