Revelaciones

Entre mis nalgas tengo un clitoris, golozo y hambriento.

Revelaciones

Tengo que admitir que los altísimos grados de mi libido han sido la causa y motor de mi eterna búsqueda por satisfacciones sexuales gay, llevándome a extremos en donde la urgencia por aplacar mis ansias siempre se tornan desesperantes y enloquecedoras la gran mayoría de las veces, empezando por la fijación y obsesión que siento por mis nalgas, hasta mi área anal de la que estoy convencido hace las veces de un clítoris para mi, toda llena de sensaciones y placeres insaciables, que me induce a buscar satisfacciones en cualquier lugar y de la forma que sea, con tal de saciarlas a toda costa, pero que solo logran objetivos parciales y momentáneos, ya que estas ansias vuelven una y otra vez, manteniéndome continuamente en un torbellino sexual interminable y que son la razón de este relato.

Nunca he podido descifrar del porque de muchos aspectos de mi personalidad, solo sé que en mis veinte años de vida los deseos inmensos por la verga de hombre siempre han estado allí, al igual que en el centro de mi lujuria están mis bien torneadas nalgas, por las cuales siempre he sentido una fascinación morbosa, manteniéndolas siempre paradas con ejercicios, afeitadas y listas para mis encuentros sexuales, ya fueran reales o imaginarios con penes o vibradores.

Me acuerdo perfectamente que a los doce años a escondidas de mis padres les cogía el vibrador y corriendo me metía al baño y desnudándome lleno de placer y miedo a ser descubierto, me apresuraba a meterlo entre las nalgas lubricándolo primero con jabón, que me quemaba por dentro al principio pero que termine por acostumbrarme, pero era tanto el placer y gusto que sentía, que no me importaba la irritación y masturbándome lleno de lujuria, me Coria sintiéndome todo lleno dentro de mi.

El descubrir ese vibrador termino por abrir un mundo de sensaciones y placeres insospechados para mi edad y que me empujo a mi primera relación con un hombre, ya que buscando siempre nuevas experiencias, fue la primera vez que gocé hasta el delirio al ver la totalidad de mis nalgas reflejadas en un espejo en el piso entre mis piernas y todo enjabonado, me metía con una mano el vibrador mientras con la otra me masturbaba, completamente extasiado de placer al ver ese vibrador desaparecer y aparecer entre mis nalgas, me venia a chorros interminables.

Y fue en unos de esos momentos de placer, fui sorprendido por el jardinero de mi casa que se asomo por la ventana de mi cuarto, infructuosamente trate de ocultarme pero no tuve donde esconderme, muerto de susto y angustia lo mire y con una sonrisa en sus labios me saludo y se fue, yo quede hecho un mar de nervios, sin saber que hacer me vestí y no salí de mi cuarto en todo el día, esperando que mis padres me llamaran a regañarme por mis actos, cosa que no ocurrió, al día siguiente me fui para el colegio y al volver me lo encontré regando el jardín, muerto de angustia trate de evadirlo, pero me vio y saludándome primero, me pregunto como estaba, yo no alcance a decirle nada pero tampoco podía moverme de allí, estaba como clavado en el suelo, él siguió hablándome como si nada, quería saber si después que terminara sus labores podíamos jugar, le dije que si y me fui a hacer mis tareas con la cabeza hecho un lió, al rato se volvió a asomar por la ventana diciéndome que ya había terminado, todavía nervioso pero ahora muy curioso recogí mi balón y salí al patio a jugar con el, después de jugar un rato, nos sentamos a descansar, entonces el me pregunto si quería ver un agujero de hormigas que había salido en el callejón detrás de la casa, sin poder negarme lo seguí a ese lado de la casa que estaba en una parte de la casa que nadie utilizaba, nos metimos allí y agachándonos me mostró el agujero, de pronto me dijo que había visto lo que estaba haciendo en mi cuarto pero que me no preocupara que no se lo diría a nadie, seria nuestro secreto, susurrando le hice que me jurara que no se lo diría nadie, sintiéndome un poco más relajado, entonces me pregunto si quería verle su pené, sin esperar mi respuesta se bajo sus pantalones y me lo mostró, me quede paralizado mirándoselo, ya lo tenia medio parado, me pareció mucho mas grande y largo que el mío, claro que el era cinco años mayor que yo, se lo agarro con la mano y ofreciéndomelo me convido a que se lo tocara, temblando se lo agarre, sintiéndolo caliente y duro, entonces guiando mi mano me puso a masturbarlo, después me dijo si quería que me la metiera, sin decir nada me baje mis pantalones a las rodillas y me voltee y abriendo las piernas lo mas que me permitían mis pantalones en los tobillos, me abrí las nalgas con las manos, ofreciéndole mis nalgas temblando de excitación y muerto de miedo que alguien nos sorprendieran, se coloco detrás de mi y trato de metermela pero no pudo, entonces echándose saliva en la mano se lubrico su verga y volvió a metermela, esta ves la saliva ayudo porque un dolor intenso me hizo gritar un poco al sentir la cabeza de su miembro abrirse camino en mi ano, pero que no se detuvo sino hasta sentir sus caderas en mis nalgas, el dolor era tremendo pero al mismo tiempo y de una forma inexplicable era tan delicioso y placentero, revelándome el gusto incontrolable e irracional por siempre, de entregarme completamente a otro, de igual forma la sensación tan maravillosa al sentir su pené en mi ano, ahora tan receptivo y goloso, hacia que me retorciera de placer en oleadas interminables; después él empezó a sacarla y meterla cada vez mas deprisa y no demoro mucho hasta que sentí de pronto una algo caliente me invadía por dentro y que afortunadamente suavizo las ultimas embestidas, después al sacármela sentí como su esperma me corría por las piernas, me toco quitarme el calzoncillo para secarme, me subí el pantalón y ambos con miedo salimos corriendo del callejón, enseguida me fui al baño a lavarme para que nadie pudiera sospechar nada.

Al día siguiente nos volvimos a encontrar en el callejón, esta vez él me pedio que me desnudara, todo nervioso pero fuera de control, le obedecí enseguida quitándome toda la ropa, descubriendo en ese momento, la sensación tan excitante que siento al desnudarme ante otros, hasta tal grado que no pude evitar sentir escalofríos por todo mi cuerpo, el no se desnudo sino que se bajo el cierre y sacándose su verga que ya estaba parada, me pedio que se la chupara, muerto de susto y excitación y agarrandosela me la metí a la boca, mientras con una mano el me agarraba por la cabeza y me la empujaba y con la otra me acariciaba las nalgas, su pené tenia un sabor un poco ácido pero que no me desanimo al sentir su pené en mi boca, todo caliente y lleno de vida, se lo chupe lo mejor que pude, quejándose varias veces que le hacia daño con mis dientes, después me dijo que me pusiera en cuatro en el suelo, entonces todavía temblando me arrodille en el suelo apartando lo mejor que pude algunas piedras y apoyado en mis manos, muy excitado separe mis piernas, abriendo completamente mis nalgas, al mismo tiempo que le pedía que se echara mucha saliva para que no me doliera tanto, sintiéndome en ese momento de una forma agradable, todo vulnerable e indefenso, el termino arrodillo detrás de mi y escupiéndose varias veces en la mano, se unto su pené y agarrandome por las caderas, me metió la verga entre las nalgas, sintiéndola caliente y dura, enseguida volví a sentir dolor al penetrarme pero esta vez fue menos que la primera vez y su miembro continuo su camino despacio y sin resistencia hasta el fondo, mientras un inmenso placer me invadía todo mi ser, me abandone a su voluntad, él empezó a embestirme, dándome estocadas largas y cada vez mas deprisa, que me estremecían todo, raspándome las rodillas con el piso, pero tan excitado estaba que no me importaba y reprimiendo gemidos de placer, sentí entonces sus manos agarrarme fuertemente por las caderas al tiempo que me la metía hasta final y me inundaba con su leche caliente y abundante, enseguida me la saco, se la metió de vuelta en el pantalón y salió rápido del callejón para evitar que nos agarraran, yo me viste deprisa pero espere un rato en salir, mientras sentía una humedad creciente entre mis nalgas, lo que me obligo a salir corriendo a cambiarme.

Después nuestros encuentros sexuales escalaron tanto en repeticiones como en osadía, variedad e intensidad, admitiendo que era yo el que más buscaba esos momentos, que hacia que corriera del colegio a la casa y todo nervioso e excitado lo buscaba, convidándolo siempre a jugar con la excusa para nuestros encuentros sexuales, arriesgándonos cada vez mas, quedándome solo en la casa inventando cualquier excusa y tan pronto salían todos, lo invitaba a mi cuarto, recibiéndolo completamente desnudo y con mis nalgas lubricadas con cualquier crema y el haciendo burla de mi excitación, me ponía en cuatro y me cogía en mi cama a su antojo y placer, después disfrutaba muchísimo cuando nos bañábamos juntos y chupandosela de nuevo y con nuestros cuerpos enjabonados y resbaladizos, me ponía de espalda y recostándome contra la pared o en el piso de la ducha, me la metía otra vez entre las nalgas haciendo ruidos deliciosos con nuestros cuerpos, mientras el agua corría por nuestra piel, completamente cegados por la lujuria y el deseo.

Esto desdichadamente llego a su fin un día unos meses mas tarde, cuando se peleo con mi papa y le toco dejar el trabajo, dejándome desolado y triste pero completamente conciente de mis preferencias sexuales, con unas nalgas deseosas e invitadoras y desesperado por una verga grande.

Sin otro camino me volqueé a mis amigos en la búsqueda por aplacar las ansias que me devoraban por dentro, en esa búsqueda me llevo a varias desilusiones, hasta que Pedro reapareció en mi vida después de unos años sin vernos, no puedo recordar si en mi infancia tuvimos algo, pero ahora estamos felices de volver a retomar la amistad que dejamos uno años atrás, volviéndonos inseparables, lo que nos llevo a compartir momentos muy unidos, a mí me gustaba mucho invitarlo a dormir en mi casa frecuentemente, compartiendo mi cama grande con el, en un principio no me atrevía a hacer nada, aunque casi no dormía al sentirlo muy cerca de mi cuerpo, pero poco a poco fui venciendo el miedo, mientras mi excitación se acrecentaba cada vez mas, disfrutando mucho desnudarme ante él inventándome cualquier excusa, después empecé por dejar de usar piyamas cuando el se quedaba en mi casa, durmiendo solo en tanguitas pequeñas y apretadas, que marcaban y dejaban por fuera gran parte de mi trasero y cada vez fingiendo estar dormido, le daba la espalda, pegándole mis nalgas a su cuerpo, esperando alguna reacción de su parte, esto no ocurrió sino hasta que un día que nos escapamos del colegio, nos fuimos a la playa y como no teníamos vestidos de baño, nos bañamos en calzoncillos, primeros nadamos un buen rato y después empezamos a jugar a quien aguantara la respiración mas tiempo por debajo del agua, el primer turno le toco a el y cuando se zambullo de pronto sentí su mano rozarme las nalgas, me quede helado y muerto de excitación, pero me quede callado pensando que había sido un accidente, cuando le volvió a tocar su turno volvió a tocarme, pero esta vez si sentí su mano sobre mis nalgas, acariciándomelas sin equivocación alguna, me quede quieto y temblando no le quite la mano, cuando él salió del agua me busco con la mirada pero yo hice como si nada hubiera ocurrido, a la tercera vez que se sumergió y ya sin ningún impedimento, me agarro las nalgas, introduciendo su mano dentro de mi tanga, me metió los dedos entre las nalgas, en ese momento completamente excitado me abandone a sus caricias y seguro que nadie podía ver su mano acariciarme debajo del agua, después las caricias fueron en aumento hasta que no pudiendo aguantarme mas le toque su miembro debajo del agua, me sorprendí deliciosamente al sentirlo completamente parado y por fuera de su calzoncillo, entonces decidimos bajárnoslos hasta la rodilla y ya con completa libertad continuamos acariciándonos, yo empecé a masturbarlo mientras él me metía el dedo entre las nalgas, casi al instante me dijo que sé venia y entonces sentí su pené palpitar entre mis dedos, él después continuo acariciándome las nalgas por un rato mas, hasta que decidimos salirnos del agua a tomar un refresco y acostarnos en la playa, entonces hablamos de lo que había pasado minutos antes, le confesé que era gay y que él me gustaba muchísimo, todo cortado me dijo que esta había sido la primera vez que había hecho algo parecido con otro hombre, lo tranquilice diciéndole que lo nuestro quedaría entre nosotros y que yo solo disfrutaba y quería siempre que me culearan y no lo contrario.

De camino a la ciudad en el carro, me pidió que le tocara la verga, yo dichoso se la saque sin problema del pantalón, ahora sin calzoncillos ya que los habíamos tirado para que no nos mojaran la ropa y nuestros padres no se dieran cuenta que no habíamos estado en clases, la tenia grande y con un glande bello y rozado, inmediatamente empecé a masturbarlo lo mejor que podía, entonces le pedí que me dejara chuparsela mientras manejaba, todo excitado se desabotono el pantalón completamente, dejando su miembro mas libre y accesible, me agache, metiendome su verga en mi boca con desespero y lujuria, tenia un sabor rico y algo salado por el mar, dichoso se la chupe con delicadeza mientras lo oía gemir de placer, fue entonces cuando me sugirió que paráramos en algún lugar que quería metermela, muerto de excitación continué chupandolo hasta que sentí que nos salimos de la carretera y nos adentramos en un camino sin pavimentar por varios minutos hasta que detuvo el carro, entonces los dos igual de excitados, corrimos hasta detrás de un árbol grande, escondiéndonos, con prisa y desesperación me desnude completamente y temblando de placer, me di la vuelta y agarrandome del tronco del árbol, con urgencia me incline un poco y sacando y levantando mis nalgas para provocarlo, separe mis piernas, abriendo mis nalgas al máximo, ofreciéndoselas como un premio, mientras le rogaba que me la metiera toda de una vez, enseguida me escupí mucha saliva en la mano y me la unte entre las nalgas, lubricándome, entonces él muy excitado me volvió a acariciar las nalgas, mientras me decía lo buenas que las tenia, al mismo tiempo que me introducía los dedos entre ellas, después me agarro por la cintura y empezó a metermela con cierta prisa, sintiendo enseguida como su verga caliente y dura se abría camino en mi ano y a pesar del dolor inicial, la lujuria se termino apoderando de mi y metiendo mi mano entre nuestras piernas le agarre sus huevos, acariciándolos, lo que provoco que Pedro me la terminara de meter toda con una embestida fuerte y dolorosa, que no me importo y lleno de placer le pedí que me la dejara toda adentro por un ratito, mientras metiendo mis manos por detrás le acariciaba sus muslos, pero el no pudiendo contenerse mas, me la empezó a sacar y meter con estocadas largas y profundas, mientras me decía lo rico que era cojerme, transportándome al quinto cielo al sentirme culeado y penetrado completamente en medio del monte, al aire libre y deseoso en el fondo que otras personas nos vieran, que me vine a chorros sin tocarme, entonces oí a Pedro gemir de placer mientras me decía que se venia y entonces yo todo fogoso empecé a empujar mis nalgas contra sus caderas, buscando complacerlo al máximo, enseguida sentí como me enterró sus manos en las caderas y metiendomela fuertemente me lleno por dentro con su leche caliente, después me la saco y con prisa nos vestimos, cuando llegue a mi casa me toco sacarme la camisa por fuera porque estaba todo mojado entre las nalgas con su esperma.

Al día siguiente con la excusa que teníamos que estudiar para un examen, Pedro se quedo a dormir en mi casa, esa noche le pedí que me cogiera como le diera la gana, esto lo entusiasmo tanto que me termino culeando en todas las posturas imaginables y le chupe su verga hasta hacerlo venir en mi boca, saboreando y tragándome su esperma con deleite y placer, admitiendo para mis adentros que por un miembro bien dotado entre mis nalgas me convertía en un ser insaciable.

Nuestra relación se enfrió un poco cuando Pedro se consiguió una novia, pero aunque me dolía algunas veces su indiferencia, no podía apartarlo de mi mente y termine aceptando los cortos encuentros que me hacia suyo y que yo aprovechaba al máximo para sacarle hasta la ultima gota de su semen.

Las cosas cambiaron una tarde que Pedro me recogió y para sorpresa y susto mío, en el asiento de atrás del carro estaba un amigo de él y que yo conocía muy poco, entonces propusieron ellos que nos fuéramos a la playa a tomar unas cervezas, muerto de nervios no pude oponerme y termine aceptando, en el camino de pronto Pedro me dijo que se la tocara, yo me quede mudo, el continuo diciéndome que no me preocupara que Luis (su amigo) no le contaría a nadie y todo quedaría entre nosotros, viendo mi indecisión me agarro mi mano y me la puso sobre su verga, temblando y sin poder articular palabra alguna me rendí a su demanda, entonces comencé a tocarle su pené por encima del pantalón, lo sentí crecer enseguida con mis caricias, entonces me pidió que se la sacara y se la chupara como lo había hecho antes, humillado pero en cierto grado también excitado, me agache y me metí su miembro en la boca, chupandolo, mientras Luis nos miraba con deseo, al rato llegamos a un acantilado frente al mar y bajándonos del carro, Pedro me ordeno que me desnudara, mientras le comentaba a Luis que tenia que ver de lo buenas que tenia las nalgas, cuando estuve desnudo me voltio y mostrándole mis nalgas a Luis, me las agarro fuertemente dándome palmadas, en ese momento no pude evitar sentirme humillado, pero curiosamente mi lujuria fue ganando terreno hasta que termino borrando de mi mente cualquiera resistencia, entonces Luis hizo lo mismo que Pedro y como si fuera una mercancía, me acaricio las nalgas también, mientras ambos se sacaban sus vergas de sus pantalones, ofreciéndomelas y no pudiendo controlar mas mis deseos, me arrodille, agarrandoles las vergas a ambos y notando con deleite enseguida que la de Luis era mas grande, comencé a masturbarlos al mismo tiempo, Pedro enseguida me pidió que se la chupara, gustoso le obedecí, metiendome en la boca, pero Luis no queriendo quedar por fuera también me la acerco a la cara, ofreciéndomela, muerto de excitación me la metí en la boca de un tirón y se la empecé a chupar con ahínco y desespero a pesar que no me cabía toda en la boca, después lleno de lujuria empecé a saltar de una verga a la otra con mi boca, hasta que Pedro me ordeno que me pusiera en cuatro, se hecho saliva en su miembro y abriéndome las nalgas, me la metió rápido y con furia, haciéndome gritar de dolor, pero que no lo desanimo para nada, porque me la siguió metiendo hasta el final, en ese momento me abandone a ellos por completo y con una verga taladrándome entre las nalgas y la otra verga en mi boca, me perdí en un torbellino de placer y gozo, entonces entregándome y esforzándome para satisfacerlos a ambos, trate de seguirle el ritmo a las embestidas de Pedro en mi culo y de Luis en mi boca, entonces Pedro se vino dentro de mi con fuertes estocadas, inundándome por dentro con su leche espesa y abundante, al mismo tiempo que Luis me agarraba por la cabeza y me empujaba frenéticamente contra su verga, viniéndose copiosamente en mi boca y cara, después me dejaron para que me limpiara y casi en silencio volvimos a la ciudad, esto lo repetimos varias veces mas, lo que me hacia inmensamente feliz.

Después de un tiempo Pedro se caso con su novia y casi no volví a verlo, pero yo quede aun mas feliz con mi querido Luis que se quedo a mi lado reemplazándolo, chuleándome seguidamente con verga grande y hermosa.