Reunión de sábado (frente a mi esposo)
Como lo hemos expresado en otras ocasiones, somos un matrimonio de mente muy liberal, como casi todos los sabados, el pasado 12 de noviembre, invitamos a un amigo a nuestro apartamento.
Quiero recordarles, que soy una mujer de 47 años, que sin ser una reina de belleza si hago que en la calle me lancen piropos y volteen a verme los hombres.
Hoy mi esposo había concertado una cita con Jaime un amigo con quien nos reunimos de vez en cuando, para encontrarnos en el apto en la noche, en esta ocasión, me había puesto una falda mas o menos corta y una blusa semi transparente, pero a pesar de verme muy bonita y sexy, mi marido me pidió que me pusiera algo más provocativo, incluso que estuviera desnuda, por lo cual me cambié de ropa colocándome una malla blanca muy corta sobre mi cuerpo totalmente desnudo, sobra decir que con este atuendo no queda nada oculto y que se me ven los senos y pezones perfectamente al igual que mis nalgas y vulva, se me salen los pezones por los huecos de la malla, cuando están erectos; mi marido se puso a mil con solo verme así, por lo cual en forma coqueta me acerqué pegando mis senos y pelvis a su cuerpo y tomando su mano la coloqué en mi entrepierna al tiempo que le decía:"esta conchita, que es tuya, hoy recibirá una entrega muy especial por lo ancho y húmedo que Jaime tiene su viril miembro, el cual me enloquece cuando lo tengo dentro"
Él llegó puntual, lo recibí en la puerta con un beso en la boca durante el cual nuestras se entrelazaron y buscaron con frenesí, me estaba exponiendo a que mis vecinos me vieran no solamente besando apasionadamente a otro que no es mi marido, sino a formar un escándalo porque estaba casi desnuda.
Jaime se sentó en el sofá, mientras mi esposo lo hizo en una silla frente a mi y yo en un sofá lateral; en la sala nos pusimos a conversar y tomarnos unos tragos por un largo rato, Jaime no quitaba sus ojos de mi cuerpo, deseándome con lujuria, sentía que su mirada quemaba mi piel, yo por otra parte posaba mis ojos en el bulto formado por el pene aprisionado en su pantalón; pasaban las horas en esto, conversando animadamente, observándonos con deseo, calientes por el ambiente, tratando de prolongar el momento inicial para calentarnos más sin que ninguno de los tres se atreviera a romper el encanto. No resistí mucho tiempo más y me levanté de mi lugar para acercarme a Jaime y me senté en el brazo de la poltrona donde él se encontraba y comencé a acariciarle el cuello y poco después con mi mano le froté el bulto de su entrepierna sobre el pantalón, no trascurrió mucho tiempo para que le bajara la cremallera y cogiera con mi mano el miembro palpitante y caliente.
Cuando se puso duro el pene por la masturbada manual que le estaba haciendo, le pedi que se desnudara, lo cual hizo rápidamente, luego me tomó en sus brazos y levantándome me cargó hasta el sofá, entonces Jaime tomando con sus manos mi cabeza, la fue acercando hasta su verga, la cual temblaba y palpitaba, abrí mis labios para recibir su intimidad en mi boca, lo introduje iniciando una mamada sensacional, mientras tanto él fue bajando su mano hasta mi pubis y metió un dedo en mi húmeda vagina haciendo que tuviera un par de orgasmos, ambos gemíamos de pasión y yo movía mis caderas para que el dedo de Jaime entrara más en la vagina, al mismo tiempo que en forma sincronizada él ondulaba su pelvis para follarme por la boca; entre tanto mi marido que estaba sentado aun en la silla lateral, abrió su pantalón y tomó con su mano su pene para acariciarlo con la mano mientras observaba como su caliente esposa era seducida una vez más en su presencia a mi amante con mis juegos sexuales, le tenía la polla en mi boca a punto de explotar toda húmeda y dura.
(Esposo) Ellos no se cortaban por nada y Carla le chupaba a veces el pene, lo introducía en la boca o le lamía el tronco hasta las pelotas haciéndolo gemir de gusto; a pesar de estar solo a la luz de las velas, se podía ver claramente como la lengua de ella y sus labios recogían la humedad de ese miembro inmenso en lo largo y en lo grueso que tiene Jaime, y que cuando esta erecto se pone muy húmedo por los líquidos preseminales haciendo que cuando se separaba la boca de mi mujer del enorme falo, quedara conectado el glande a sus labios por brillantes hilos de saliva y de la humedad de Jaime; cada vez que Carla introducía en su boca el glande, Jaime comenzaba a mover la pelvis arriba y abajo bombeándola por la boca, sin dejar de emitir fuertes gemidos, que seguramente se podían escuchar desde el pasillo fuera de nuestro apartamento. No se en que momento mi esposa decidió que el se corriera en su boca, porque se dedico a solo chuparlo mientras con su mano le acariciaba los testículos, sus mejillas mostraban los hoyuelos característicos de una fuerte succión como si tratara de exprimirle la verga, haciendo que Jaime aumentara tanto la velocidad de los embates en su boca como sus gemidos hasta que tenso los músculos y emitió un grito mientras se corría en la boca de mi mujer, ella recibió los primeros tres chorros de semen en su lengua y los demás en los labios y mejillas permitiendo que el semen recibido en su boca se deslizara por la barbilla el cuello y los senos, a continuación se levanto de su silla y se acerco para darme un beso con sabor a semen, lo cual hizo que me corriera de inmediato.
(Esposa) Luego de descansar un buen rato, continuaba abrazada a Jaime, con mi cabeza sobre su pecho escuchando las fuertes palpitaciones de su corazón y de su respiración; él se levantó al baño para limpiarse, cuando volvió, comenzó a acariciarme de nuevo y yo una vez mas para que se le pusiera el pene duro volví a mamárselo, cuando lo puse duro de nuevo, y ya próximos a que él me penetrara, oí que mi marido me preguntaba si quería utilizar algún lubricante a lo que respondí afirmativamente y por ello fue hasta nuestro cuarto a buscar la botella de aceite, la cual le entregó a Jaime quien se embadurno el miembro completamente, luego hizo que yo me parara con las piernas abiertas dando la cara al espaldar del sofá y se acercó para penetrarme desde atrás, yo creí que lo haría por la vagina, pero sentí la punta caliente de su glande abriéndose paso en mi ano.
(Esposo) Como me enteré más tarde, se lo había metido de un solo golpe por el ano; ignorando yo que la estaba enculando solo veía como la pelvis de él se movía rápido y fuerte contra las nalgas de mi mujer mientras ella gemía fuertemente con cada bombeada, en un momento gritó de placer mientras obtenía un inmenso orgasmo que la hizo temblar y jadear durante un minuto largo, Carla a la vez como podía, reculaba para clavarse más la verga en su culo (lo cual yo no sabía en ese momento), cuando ella se corrió por segunda vez, le gritó a Jaime que parara un momento porque además de placer había empezado a sentir dolor, con unos segundos de descanso, Carla inició el movimiento de su culo hacia atrás y adelante para volver a follarlo, mientras disfrutaba un orgasmo espectacular, cuando terminó de temblar, le pidió a Jaime que volviera a moverse y nuevamente este con gran velocidad inició un mete y saca fuerte que hacia que sus tetas se bambolearan y sus nalgas vibraran con cada penetración hasta que ella se corrió de nuevo entre bufidos y gemidos fuertes, cayendo a continuación sobre el sofá presa de temblores y exclamaciones de placer, un momento después le pregunte a mi mujer si quería que Jaime la penetrara por detrás y fue cuando ella con su angelical sonrisa picara me dijo: "¿donde crees que me metió su verga todo este rato?"; su respuesta me hizo comprender que había sido enculada en forma bestial y que lo gozó como nunca..
(Esposa) Tras unos minutos de descanso, empecé a frotarsme el clítoris a la vez que pajeaba a Juan y como él aun no había eyaculado, le pedí que ahora quería recibir su mástil de carne caliente en el coño, para lo cual me recosté en la alfombra ofreciéndole con las pierna abiertas mi húmeda vagina para que la clavara contra el piso, lo cual el hizo de inmediato metiendo su tranca de una sola estocada y bombeándola fuertemente entre gritos de ambos, como mi estaba muy excitada le pedía que me follara más rápido y profundo haciendo que tuviera dos orgasmos más en muy poco tiempo, hasta quedar extenuada por la fortaleza de las corridas y las penetraciones que había tenido.
Luego de el haberse marchado Jaime, nos fuimos con mi esposo a la cama donde hicimos el amor muy muy placenteramente mientras recordábamos las sensaciones que nos había producido la visita de mi amante haciéndolo correr por segunda vez en la noche.