Reunión de amigos

Yo, una amiga calenturienta y un amigo borracho.

Después de mi primer encuentro aquella noche me vendrían más sorpresas del lado femenino. Raquel, mi hermana y mejor amiga era heterosexual según ella. Evadía el tema de una posible bisexualidad u homosexualidad. Por otro lado, Marcela nos escuchó toda la noche y aceptó que tenía dudas de para dónde tiraba. Yo por mi parte, comprobé que bateo para los dos lados, pero mi novio ganó mi corazón desde hace mucho tiempo ya y estar mis amigas a veces en posiciones extrañas provoca en mi culpabilidad, así que me limito a observarlas, evitando participar lo más posible, aunque algunos días la calentura me gana por completo.

Recuerdo que después de aquel primer encuentro, tardamos unos meses en volvernos a juntar por las noches. Tenemos un amigo que siempre está con nosotras exceptuando las noches de chicas de nombre Javier. Él empezó a notarnos raras pero no dijo nada. Era su cumpleaños, así que le hicimos una pequeña cena con varios amigos en casa de Raquel.

Yo esa noche vestía una blusa negra y jeans. El escote en V y zapatos de tacón medio. Como siempre termino cocinando o haciendo las "tareas pesadas" traté de ir algo cómoda pero elegante. Por otra parte, Marcela llevaba una camisa a cuadros entallada, pantalón de mezclilla y para variar, Raquel portaba una blusa morada, de escote pronunciado, el cabello suelto y planchado, un short blanco a medio muslo y tacones altos.

Después de las 11, los invitados comenzaron a retirarse. La situación de inseguridad no es para menos en donde vivo, por lo que optamos por hacer reuniones desde temprano (1 o 2 de la tarde) o como en mi caso, quedarnos a dormir con el dueño de la casa. Ya para la media noche sólo quedábamos los cuatro amigos habituales. Comenzamos a recoger todo, con excepción de Javier que había tomado hasta el tope y ni sostenerse podía. Terminando iríamos a regresarlo a su casa.

Pasaron unos 10 minutos y empezaba una balacera como ya es costumbre en el lugar donde vivimos. Cerramos la puerta rápidamente y nos fuimos al sótano donde anteriormente era la fiesta.

En la casa sólo estaba la mamá de Raquel en el piso de arriba y nadie nos molestaba ahí. Además de que era más seguro el sótano por los balazos en la calle. Javier se tumbó en un sillón y se quedó dormido. Raquel y Marcela se sentaron junto a él y comprobaron estaba perdido completamente ebrio. Al verlo dormido y tranquilo nos relajamos un poco y Marcela, por algún motivo rompió su habitual silencio diciendo que sería lindo ver a Raquel como enfermera cuidando de alguien. Por supuesto que les eché carrilla, que si eran pareja o qué. Raquel se enojó porque dijo que ella no quería nada con Marcela y me tiró un beso bromeando. Marcela se enojó y se fue a sentar a las escalerillas. Yo sólo por jugar, y porque me gusta hacerla enojar, empecé con mis frases de alabanza a Raquel.

-"Amor, me tienes muy descuidada…" – Acercándome a ella de forma posesiva hasta tenerla entre el sillón con mi amigo dormido y yo.

-"Es que te la pasas con ese mono que ni bueno está…" – Me empujó un poco pero sin mucha fuerza.

-"Si está bueno… ¿de dónde voy a sacar a alguien como él? ¿No lo viste en la alberca la otra vez? Está todo marcado…" – Empecé a divagar sobre lo mucho que me gusta mi novio y ella se enojó.

-"Si tanto te gusta ve con él…"

-"¡Ándale! Y que me den los narcos en la frente… Ni modo que salga así…" - Le dije haciéndome la sentida.

-"Ya pues, yo te puedo consolar" – Se volteó a ver a Marcela quien me veía a mí con odio puro. Al ver sus caras, me asusté un poco. Otra vez esa situación incómoda empezaba a surgir. Ya no quería decir nada pero ella siguió – "Kiss me…" – Me tomó del cuello de la blusa que llevaba. Quedamos cerca, muy cerca

Ella estaba sentada en la orilla del sillón, con los pies de Javier compartía el asiento. Al acercarme a la fuerza lo aplastó un poco, fue cuando recordamos que nuestra escena lésbica podría ser vista por alguien más. Me miró y me besó tiernamente sólo con los labios para separarse unos 5 segundos después.

-"Oye, ¿tu ya hiciste todo con Raúl verdad?" – Me miró intrigada.

-"Pues… todo lo que se dice todo no, pero por esos rumbos vamos…" – Me sonrojé bastante al pensar en eso.

-"Es que mira, pobre Javier… si supiera que lo puedes violar…"

-"¡No! ¿Yo porqué?"

-"Porque yo soy virgen aún…"

-"Pero… yo no, acuérdate de que tengo novio"

-"Sí, como sea…"

Se acercó a Javier que estaba perdido en sueños y comenzó a acariciarle las piernas y el paquete. Como es evidente, empezó a crecer poco a poco hasta formar un bulto que resaltaba fácilmente de sus pantalones. Raquel lo acariciaba con cierta ternura y yo veía con pánico. ¿Estaba loca o qué?

-"Marce, ¿por qué no lo besas?" – Raquel estaba feliz sobándole la entrepierna a mi amigo que creo que ya no estaba en sus cabales.

-"Pero… que asco, es como un hermano… además es niño…" – Dijo Marcela acercándose un poco, pero con cara de repulsión.

-"Entonces ¿por eso no te gusta? ¿Por qué tiene pene o qué?" – Raquel se recostó en la entrepierna de Javier que ya estaba excitado y dormido.

Marcela se enojó otra vez con nosotras. En ese entonces era un tema delicado que ella no aceptara su homosexualidad, pero más le molestaba que Raquel quisiera con todos menos con ella. Tomó sus lentes oscuros, se los puso y se sentó al otro lado del cuarto viéndonos pero fingiendo que no.

Finalmente Raquel se separó de Javier y me miró con ojos de deseo. Lo admito, tuve mucho miedo porque ella cuando se deja llevar, lo hace de una forma en que no hay fuerza sobre el mundo que la detenga. Caminó hacia mí y simplemente empecé a retroceder hasta la pared, donde me tomó de las mejillas y comenzó a besarme y a replegar su cuerpo contra mí.

Al tenerme en esa posición fue directamente al grano, introdujo su lengua en mi boca retorciéndola lujuriosamente e intentando que yo hiciera movimiento alguno con la mía. Tomó mis manos y las llevó hasta sus caderas. Al no obtener respuesta mía, ella guió mis manos a sus glúteos, sobándose con ellas.

Terminé por dejarme llevar, apretando su culo fuertemente con mis dedos, acción que se que le encanta. Por fin mi lengua salió de mi boca para llevarla a la suya. Feliz succionaba como aquella noche, me mordía suavemente y luego volvía a chupar. Nos olvidamos por completo de nuestros amigos, ella se detenía de la pared mientras yo amasaba su enorme trasero, firme y suave. Seguí con mis movimientos hasta su cadera, por su costado hasta el borde de sus senos.

Como lo imaginaba, estaban duros por la fricción entre nuestros cuerpos y la excitación los puso así. Moví mi mano derecha hacia su seno un poco más, de forma lenta y tímida. Yo la veía mordiéndome el labio con una sonrisa, se quedó estática sintiendo como mi mano hacía su recorrido. Al llegar a su pezón sentí como su cuerpo entero se estremeció y su mordida era más fuerte. Pellizqué sus pezones por encima de la ropa pero al parecer para ella no fue suficiente porque de un momento a otro se había quitado el brasiere que llevaba (sin tirantes, negro de encaje y seda en la copa), así que el tacto era directamente sobre su piel.

Pellizqué nuevamente su pezón y ella gimió. Llevé mi otra mano hacia su otro seno, ahora los tenía a ambos en mis manos. Dejó de besarme y se dedicó a sentir mi manoseo. Los pellizqué al mismo tiempo, retorciéndolos un poco y luego moviendo completamente sus senos en círculos una y otra vez. Manoseaba descaradamente bajo su blusa, le gustaba y me lo hacía notar con sus gemidos y de vez en cuando podía encontrar entre su desenfreno mi oreja y la mordisqueaba.

Un movimiento brusco me hizo reaccionar, Marcela había abandonado el cuarto. A Raquel le valió un comino y me besó el cuello. Yo empecé nuevamente con mis sentimientos de culpa, pero ella quería guerra completa. Había dos sillones largos al lado de Javier sin ocupar y un par de sillas en donde estaba Marcela con anterioridad. La posibilidad de las sillas era bastante incómoda por lo que los sillones era la mejor opción así que fui casi arrastrada por Raquel y la calentura hacía un sillón.

Vi a Javier dormido, seguro tendría una cruda horrible en la mañana. Recordé que yo casi no había bebido nada, es frecuente que pase pues yo soy quien los cuida a todos. En ese instante también pensé en Marcela, ella sí que había tomado, pero no tanto como para caerse como él. Traía su camioneta y hacía un par de minutos se había ido. Le dije a Raquel (a quien no sabía qué tanto había tomado) que tenía que quitarle sus llaves a Marcela y salí corriendo.

En balacera y borracha, no era seguro irse a su casa aunque quisiera, y como es muy extraña, no podía evitar pensar en esa posibilidad. Me la encontré en la sala de la casa durmiendo apaciblemente. Di un respiro y sin que me notara le quité las llaves de la bolsa y las dejé en la cocina. Regresé de inmediato al sótano. La luz estaba apagada y casi me tropiezo con la mesa de póquer hasta el interruptor. Al prender la luz vi a Raquel con la cabeza entre las piernas de Javier, que más dormido que despierto susurraba no se qué.

En el instante pensé en irme a la sala o a algún otro lado de la casa pero ya había prendido la luz y Raquel me había visto. Me indicó con la mano que fuera y yo aunque con miedo así lo hice. Me sentí aliviada de ver que solo estaba sobándolo otra vez.

-"Mira, se le para…" – Poniendo su mano en la entrepierna de mi amigo.

-"Obviamente, es hombre… ¡¡siente más ahí que tú!!" - Algo entre desesperada y aliviada.

Entonces me di cuenta de que ella no tenía más el short. Estaba en tacones, sin ropa interior y con una blusa que no dejaba mucho a la imaginación. Vi una botella de tequila y limones en la mesa de póquer, fui, me tomé un trago grande. Terminé y me llevé la botella al sillón.

-"Deja al pobre de Javier, no tiene la culpa de tu calentura" – Intenté convencerla

-"No, pero bien que le gusta, mira como tiene la verga…" – Desabrochando el pantalón de Javier.

-"Pero ni se va a acordar de que le gusta." – Seguí con mi labor de convencimiento pero ya sin tanto empeño.

Ella me ignoró y bajó la bragueta. Traía bóxers y se le notaba por completo la excitación. En algún momento él intentó hablar o balbuceó algo que yo interpreté como "qué rayos pasa" pero su aspecto era más de borracho que de excitado.

-"Valla que si cuesta trabajo desvestirlo" – Raquel estaba empeñada en bajarle los pantalones.

Cuando finalmente lo logró, no me dijo nada, sólo me veía y hacía. Siguió con el bóxer y al bajarlo, surgió un miembro semi-erecto. Las dos nos le quedamos viendo. Yo recordé a mi novio, era evidentemente mejor dotado, pero no estaba mal.

-"Nunca había visto uno… ¿así son todos?" – Ella preguntó pero no le contesté, giré mi cuerpo recostándome en el sillón y tomando un otro shot de tequila.

Me perdí un rato en mis pensamientos hasta que ella se puso sobre mí. Se sentó en mi vientre con las piernas en mis costados, quitó su blusa, se inclinó a besarme, su boca sabía a tequila también, me sonrió y llevó sus senos hacia mi cara.

-"Si no ayudas de perdida termina lo que empezaste" – Me ordenó.

Abrí la boca más por obedecer que por querer y ella misma llevó su seno izquierdo hacia mi boca. Mordí el pezón un poco fuerte y lo jalé. Renegó un poco pero no se quitó, así que seguí mordiendo y succionando su pezón duro una y otra vez. Puse mis manos en su cintura mientras seguía lamiéndola, alternaba sus pezones ahora de forma más tierna, sin lastimarla. Su mano libre se masturbaba mientras que con la otra se detenía. Gemía de una forma suave, pero me excitaban esos soniditos que hacía.

Perdí noción de cuánto tiempo estuvo así, hasta que se sentó con la espalda recta y ella sola amasaba sus enormes tetas y con su otra mano masajeaba su clítoris. Era una vista muy particular, con los ojos cerrados y la cabeza ligeramente hacia atrás, la boca entreabierta mostrando un poco su lengua y un poco de saliva escurría por la comisura de los labios, los ojos entrecerrados y simulando que cabalgaba sobre mí. Giré mi cabeza hacia Javier, estaba borracho pero no por eso dejaba de ser alguien más en la habitación. Raquel se detuvo y me miró.

-"Descuida, está dormido…" – Se bajó de mi y se acercó a él, tomando su miembro entre sus manos empezó a pajearlo. – "Ni se inmuta, no creo que sepa que está caliente por mi culpa"- Movía el miembro de Javier arriba para abajo de una manera muy natural, hasta que consiguió despertarlo. – "¿Sabrá muy feo?" - Acto seguido se inclinó a lamer la punta.

Ya era demasiado, Javier se había levantado aunque balbuceaba aún. Miró sin poder reconocer muy bien a Raquel y hacía un esfuerzo por adaptarse a la luz. Raquel sólo alcanzó a decir "la luz" y yo salí disparada a apagarla. Casi no se veía nada, aún así distinguía las siluetas con la luz que bajaba por las escalerillas. La curiosidad me mataba, Raquel siempre había dicho que le daba asco el sexo oral con los hombres (¿con las mujeres no?) y estaba ahí lamiéndole la polla a Javier.

Busqué el celular y encendí la pequeña lámpara que tiene integrada, enfocándola directamente a donde sabía que estaría Raquel. Ella lamía con dedicación y casi devoción el miembro de mi mejor amigo, podría describirlo con el típico "como si fuera una paleta". Noté que Javier tenía la mano derecha sobre la cabeza de mi amiga, empujándola hacia él. Borracho y adormecido, pero ahí estaba con la polla dura y disfrutando.

Raquel se empezó a subir a él como cuando hace un momento lo había hecho conmigo. Colocó el miembro en medio de sus senos y lo aprisionó. Agachó un poco su cabeza, capturó la punta y la introdujo en su boca. Yo no creía lo que veía, no podía apartar la lámpara de esa zona ni dejar de ver como se movía. Era una experta al parecer y lo caliente le salía nato. Conforme a sus movimientos, movía también su pelvis frotándose contra él.

Javier empezó a gruñir o gemir, no estoy segura, pero al poco rato expulsó una bocanada de semen espeso que hizo que Raquel casi vomitara. Escupió al suelo y empezó a toser. Él por su parte quedó desparramado y no tardó mucho en quedarse dormido nuevamente.

-"Este sí que rinde" – Enojada un poco. En ese momento apagué la luz del celular. Recé por qué no viniera a mí. No soy de palo y verlos me calentó bastante pero una parte de mi no quería volver a aquella noche – "No te escondas mi amor…" – Me quedé sentada en el sillón y ella se sentó junto a mí, pasando sus piernas por sobre las mías, como si yo fuera a cargarla. Rodeó mi cuello con sus brazos y empezó a besar mi cuello. Una de sus manos, buscó la mía y la llevó a su entrepierna, presionando sus labios íntimos. –"Anda, tu sabes cómo me gusta…" - Y lo hice, me sentí culpable, tanto que podría decir que no lo disfruté mucho.

Presionaba al principio nada más por encima de sus labios, luego de que mis labios quedaron empapados por excitación, busqué su clítoris, con un dedo lo masajeaba y con el otro recorría lentamente el borde de sus labios. Ella besaba mi cuello, mi oreja y gemía suavemente. Saqué mi mano de ese lugar, lamió mis dedos un instante y los volví a llevas hasta su intimidad. No estaba muy concentrada así que en un momento me descuidé y le dejé ir casi todo mi dedo. Ella gruñó y se quejó, recordé que ella no había estado con ningún hombre y al parecer no estaba acostumbrada a sentir nada ahí dentro. Dejé dentro la mitad de mi dedo y comencé meterlo y sacarlo suavemente hasta que se acostumbrara. Las quejas se intercambiaron por gemidos nuevamente, empecé a utilizar ahora dos dedos son la misma suavidad y ritmo anteriores, dejándole ir poquito a poquito más.

Pronto, ella se encontraba al borde del orgasmo, con una mano seguía detenida de mi cuello y con la otra pellizcaba sus pezones. Su cadera se movía un poco sobre mi mano hasta ese entonces pero ya quería que terminara. Le dije "quiero que te vengas" y sus movimientos comenzaron a hacer más marcados, sus gemidos más fuertes y arqueando su espada sentí como sus jugos llenaban mis dedos por completo y los absorbían hacia su interior. Se había corrido a mi orden y ahora cansada y encima de mí se recuperaba, temblando levemente.

Me puse de pie y ella se quedó rendida en el sillón. Me fijé en Javier, seguía dormido. Prendí la luz… Encontré toda la ropa de Raquel y la puse junto a ella. Me senté junto a ella y le dije que no podía volver a hacerlo. Ella sólo me besó y me abrazó. Comenzó a vestirse y entre las dos arreglamos a Javier. Lo dejamos en el sótano durmiendo. Nos fijamos que Marcela estuviera dormida y finalmente subimos a su cuarto. Me dormí en el suelo a pesar de su negativa a que así lo hiciera y ella en su cama.

Javier no recuerda bien si fue un sueño o no pues al platicar con él mientras lo llevaba por la mañana a su casa me dijo que tuvo un sueño medio raro con Raquel y conmigo, pero que sería imposible que hubiera pasado. Luego expresó su interés por nuestra amiga. Le dije que no le diera importancia y seguimos rumbo a nuestro camino.