Retomando el sexo y vida con un maduro de ensueño

Tras una aciaga etapa de mi vida, aquel dios sacado del olimpo para satisfacer a las mujeres cayó en mis brazos, dándome placer y amor en tal proporciones que difícilmente puedo explicar.

Después de una nefasta etapa de mi vida, en la que por desgracia perdí a mi padre y mi marido, uno por enfermedad y otro tras accidente de tráfico, retomo con cautela mi vida no por falta de apoyo, que por cierto fue mucha la ayuda recibida de esos grandes amigos que no solo eran de cama, aunque alguno aparte de ayuda psíquica también me ofreció de la que me tenía acostumbrada, y con este relato de homenaje a mi Paco quiero cerrar este perfil que ya poco sentido tiene, con este relato vivencia que encauza de nuevo mi vida.

Tras los tristes sucesos y aconsejada por mis amigos vendí con mi casa, pues los recuerdos eran muchos y necesitaba dar otro aire que no me hiciera caer más en esa depresión que llevaba sufriendo meses, por lo que compre un Ático maravilloso frente a la playa en Benidorm y me traslade a él.

Con tranquilidad fui mudando mis pertenencias y arreglándolo para ponerlo coqueto pues era muy espacioso por dentro como por su enorme terraza, que compartía divida por un muro a media altura con el ático de al lado, los únicos del alto edificio que enfocaban a la playa.

Observe que este estaba muy arreglado con plantas y una pérgola que se recogía para disfrutar del sol pues las hamacas y la toalla sobre esta indicaban que estaba habitado, aunque no había visto aun a los vecinos.

Al tercer día de llevar mis pertenencias decidí ya habitarlo y quedarme en él, justo a salir a la terraza dispuesta a limpiarla y ordenarla, me encontré al que era mi vecino que andaba igualmente limpiando, y por supuesto surgió una rápida conversación presentándonos, pues el desconocía estaba habitado el ático.

Me presente le dije soy Tere, su nueva vecina, él me dijo era Paul, en un perfecto castellano, pero con un pequeño acento extranjero, me dijo era de Irlanda y que llevaba viviendo un año allí, tras quedarse viudo, por lo que decidió jubilarse anticipadamente y venirse a España, me quede un poco cortada al oír hablar de viudedad pues me recordó mi marido, y él lo noto rápidamente, diciéndome que me sucedía.

Le conté mi pequeña historia y amablemente me invito a tomar un té helado para reanimar mi espíritu,.. Les diré que “ por cierto aún no dije nada de el” …. Que al verlo me había quedado casi petrificada de aquel tremendo hombre maduro, que calcule rondaba los 58 o 60 años, alto sobre 1.80, corpulento y tremendamente guapo, fue algo que me hizo tilín nada más verlo, era volver a sentir mi cuerpo vivo, me fije, en su pectoral poblado que era una de mis debilidades, pues llevaba unas bermudas y una camisa abierta, y esta mostraba un torso poblado de bello blanco y negro en proporciones tan equilibradas que parecía puesto así a conciencia.

Sus piernas fuertes y pobladas resaltaban más con el moreno que lucía, al igual que su bonito culo que en concordancia con esas fuertes piernas lo mostraba fuerte y duro, haciéndome temblar solo de mirarlo…¡ volvía a revivir mi calor y fuego interior con aquel hombre!.

Pase a su casa y no pude evitar, cuando nos sentamos en su terraza a tomar el té, mirar su tremendo bulto que resaltaba al sentarse con aquellas bermudas… allí casi me desmayo pensando lo que ocultaba debajo… estaba sorprendentemente caliente y cachonda como hacía tiempo no me pasaba.

Para no cansarles les cuento que las visitas y amistad fueron más frecuentes en los días siguientes, tanto en su casa como en la mía, hablando de todo de formas más distendida y afable, por lo que note afloraba ya algo más que amistad, si bien no iba buscándolo.

Una noche me invito a cenar en su terraza y tras una bonita velada donde tomamos quizás alguna copa de más de vino, me tomo por la cintura y me beso.. Quede algo cortada y perpleja por la rapidez, pero en el fondo estaba deseosa de que lo hiciera, me miro y como no dije nada, volvió a besarme con más profundidad y calor mayor , abrazándome fuertemente..

El beso fue largo y caliente y sirvió para notar mis buenos augurios, y estos eran que aquel bulto que ahora rozaba mi sexo era colosal y duro.... mis piernas flojeaban ante lo que me imaginaba iba a suceder mientras el no cejaba con sus besos a la vez que sus manos ya iban a otras partes de mi cuerpo.

Lo primero que toque al bajar mis manos por su espalda fuer su trasero, duro y terso del deporte que seguro había practicado, apretándolo hacia mí para sentir más su enorme rabo que pedía agritos salir de aquel pantalón.

Tomo la iniciativa como experto en la materia, y a la vez me besaba el cuello me quito mi blusa y sujetador, siendo mis pechos pasto de sus sabias manos que los sobaban con una delicadeza exquisita.

Bajo agachándose a comerlos mientras sus manos ya soltaron mi falta y entrelazando sus dedos con mis bragas, me las bajo igualmente.

Miro mi sexo que días atrás me había arreglado, afeitándolo casi al completo , dejando un pequeño huerto de brotes de pelo negro para que su instrumento rozara y jugara en él.

Siguió bajando a la vez que besaba todos los centímetros de mi cuerpo, mientras yo gemía de placer contorneando mi espalda por el exquisito trato que estaba recibiendo.

Me tomo y me llevo a su cama, me poso sobre ella desnuda como estaba y abriéndome las piernas con cuidado y sumo tacto, me beso y comió mi sexo, haciéndome estremecer y gemir como hacía tiempo no me sucedía.

MI mano buscaba su enorme bulto con desesperación, y viendo el mis deseos, soltó una pequeña sonrisa y poniéndose de pies se quitó la camisa y por supuesto los pantalones y slips, ahí fue donde me quede perpleja, anonadada y por supuesto asustada…. Un enorme pollon de unos 20 o más centímetros, enfilaba al frente con un grosor y dureza que aterraba al mirarlo, a la vez que causaba deseo y pasión de comerse y ser destrozada por aquello…. El grosor como digo era espectacular, jamás vi una con ese calibre, colgaban de aquel palo duro, dos enormes bolsas recubierta por fino vello negro y blanco, con dos bolas dentro que parecían dibujadas a conciencia, la punta descubierta y gorda con forma de un hongo, enfilaba a mi cuerpo pidiendo ser devorada, aunque dudaba aquello pudiera yo meter en mi boca o incluso en mi asustado conejo que se había contraído al ver semejante armamento.

Me dijo si le gustaba, y yo apenas podía aun pronunciar palabra viendo aquello a escasos centímetros de mí, lo cogí con mis manos para testarlo, y aun me asuste más de la tremenda dureza que tenía, lo solté, balanceándose provocativamente… media asustada como estaba ,lo enfilo a mi boca para que lo besara.

Le dije, espera, y lo tumbe de espaldas sobre la cama para recrearme viéndolo mejor, me agache y comencé a besarlo y comerlo como podía, mientras mis manos no paraban de sobar ese par de enormes y jugosas pelotas que eran la delicia de cualquier mujer que prestara a jugar con ellas.

Le gustaba pues gemía a la vez que su enorme polla palpitaba con mis juegos de manos y lengua mientras intentaba meterme parte a la boca, dilatando está a un extremo que pensé me abría los labios por la comisura de ellos…

Jugamos un buen rato con nuestras bocas y yo le regale un orgasmo de lujo, que aún lo puso más caliente, a la vez que veía que pronto iba a ser ensartada por aquel mástil colosal, y más cuando vi que un pequeño cojín que andaba por allí entre nosotros, fue puesto debajo mi pelvis, para levantarme y ofrecer mi abierto y mojado sexo al mejor postor.

Se posiciono de rodillas abriendo mis muslos y mirándome con pasión y deseo, enfilo su tremendo rabo a mi agujero temeroso y a la vez deseoso, y con juego de meter saca y rozo y froto, fue calentando mi sexo y dilatándolo hasta que se dejó caer sobre mí, clavándome como nunca me había sentido por aquel grosor que disponía semejante rabo.

Volví a correrme rápidamente y más con los movimientos tan cuidados y armoniosos que Paul repetía con su cadera, haciendo que mi sexo explotara en placer y gusto como hacía tiempo no sentía.

Mientras me besaba y susurraba palabras, una veces en español y otras en inglés, pero sin cejar en el asunto que le tenía ocupado, de repente tras un largo y grado espacio de tiempo, me sujeto y la cara y mirándome casi desencajado acelero el ritmo sintiendo que se estaba corriendo… y esto sí que fue divino, pues su pastosa y jugosa crema se mezclaron con mis jugos que en ese momento fluían tras mi tercera corrida.. o cuarta… ya había perdido la cuenta…

Poco a poco aflojo la intensidad con la que me penetraba, quedando relajado unos segundos sobre mí, pero al notar su enorme peso me presionaba mucho, se dejó caer al lado de la cama, sacando aquel tentáculo de dentro de mí, a la vez que vi aun afloraba por su enorme cabezón unas gotas de esa jugosa crema que más tarde cataría.

Quede satisfecha y agradecida por haber podido disfrutar de semejante semental, y más viendo que él también había disfrutado mucho, por lo que tras un descanso y aunque estaba rendida pues había perdido la forma de antaño, decidí regalarle o más bien me regale una mamada de aquella exquisita protuberancia que lucia semi rígida, por el agotamiento del trabajo anterior, pero que despertó con una rapidez endiablada al sentir mi boca sobre su piel, recorriendo desde la cabeza hasta su base con lametones y pequeños mordiscos cariñosos que hicieron mostrara su enorme dureza..

Acompañada y ayudada de mis manos, aquel enorme pitón volvió a vomitar jugo blanco a borbones mientras mi boca intentaba acaparar la mayoría de lo que allí brotaba, dejándolo ya rendido y fundido para el resto de la noche, y no menos esta yo, que medio fundida apenas me tenía en pie, sintiendo aun los gratos escozores del paso de aquel enorme reptil por mi interior.

La noche discurrió ya placida durmiendo los dos de un tirón, si bien el amanecer y la brisa que entraba por el balcón semi abierto nos hizo apretujarnos los dos en un abrazo debajo de las calientes sabanas, que por supuesto acabo en otra monta de solera, donde termino de enamorarme y donde dije,,, “este hombre es para mí para siempre, no se me escapa…”,, y de momento así es, llevamos viviendo juntos un mes y les puedo decir que cada día disfruto más, y aunque no olvido mi reciente pasado, la vida hay que seguir viviéndola y seguro que mi Paco hubiera deseado esto para mí y habría dado su consentimiento.