Resurgir: capítulo 6
Ruleta rusa...
Amara, es de esas personas que dejan huella por donde pasan el problema es que las huellas que deja no son algo bueno, esto lo digo desde la experiencia que tuve con ella, tal vez haya otra persona de su entorno que opine lo contrario para gustos se hicieron los colores. Bueno la cuestión es que allí estaba ella tan imponente como siempre, lo único reseñable ésta vez es que me miraba como si hubiese visto un fantasma.
Está claro que Dios los cría y ellos se junta, seguro que la sensación de estar en un nido serpientes es parecida a la que tenía yo en aquel momento si le quitas el miedo.
Amara: Ho…hola Uriel cuanto tiempo sin saber de ti, ¿Qué haces aquí?, no me digas que trabajas en aquí.
Estefanía: No me digas que conoces a mi hermanito, ¿de qué os conocéis?, porque dudo mucho que tu frecuentes los mismos lugares por los que anda Uriel.
Yo: eso Amara cuéntales de que me conoces, es verdad a paso mucho tiempo concretamente dos largos años en los que pensé que nunca volvería a tener la desgracia de verte la cara.
Amara: Uriel y yo coincidimos en la misma universidad, estuvimos saliendo durante un tiempo, pero la cosa no funcionó, bueno Uriel estoy al tanto de tus éxitos, me fascina la forma en la que has revolucionado el mundo de la ciencia, espera, ¿Estefanía es tu hermana?, sí que es verdad que le mundo es un pañuelo.
- Vaya manera más sencilla de resumir lo que pasó en realidad
Yo: No, Estefanía no es mi hermana, ella era mi verdugo cuando era un crio. Así que has seguido mi vida profesional, déjame dudarlo, tú no seguías mi vida profesional lo que seguías era otra cosa ¿verdad?
Amara: Entiendo que no me perdones, es más entiendo que tengas ésta percepción de mí, pero déjame decirte que he cambiado.
Yo: Si es verdad que has cambiado ha sido para peor, la gente como tú no cambia, tu forma de ser está grabado a fuego en tu código genético, por lo que me resulta imposible creerte y bien ¿de qué conoces tú a esta gente?
- No sé si es porque a lo largo de éstos últimos años Amara ha perfeccionado sus dotes de interpretación, pero percibía arrepentimiento en su cara y en sus palabras, o tal vez mi subconsciente me la estaba intentando jugar.
Amara: Me merezco cada una de tus palabras, a ellos les conozco por Estefanía, es mi amiga, también es porque trabajo aquí, pero todavía no has respondido a mi pregunta ¿Qué haces aquí?
Estefanía: Querida lo quiere Uriel es destrozar ésta empresa y arrebatarnos todo lo que le pertenece a mi familia.
Amara: No es posible, Uriel no es así, no es un ser cruel, todo lo contrario, siempre ha sido una persona buena y cariñosa. ¿Verdad Uriel?
- Mirándome fijamente a los ojos como si esperaras vislumbrar a aquel chico que fui en el pasado, cosa que no sucedió, aquel chico que ella quería ver estaba muerto y enterrado en lo más hondo de mi ser, solo se encontró con una mirada fría y carente de emociones.
Yo: No, ese Uriel que conocías, ese Uriel al que simulabas querer, ese Uriel cariñoso que te quería y que siempre encontraba el lado bueno de todas las cosas está muy muerto. Tengo pensado hacer lo que dice Estefanía y más ahora que sé que mataré varios pájaros de un tiro.
- Dicho esto, me dispuse a salir de allí, no quería que me vieran dolido, Amara me seguía con insistencia hablando sin cesar ni la estaba escuchando ni quería hacerlo hasta que me agarró del brazo impidiendo mi marcha.
Amara: Uriel no puedes hacer algo así, es muy cruel e impropio de tu persona, no sé qué te hicieron Estefanía y sus padres, pero no puedes castigar al resto de las personas solo por vengarte de mí, eso es perverso e insano, Uriel tú no eres así, dices que me odias, solo te diré que si ejecutas tu venganza de esta manera te convertirás en lo más odias, te convertirás en mí.
Yo: puedo hacerlo y lo haré, lo demás no me importa, parece que te empeñas en ver en mi a un chico que está muerto, salvo que no lo esté los muertos no resucitan, así que deja de aferrarte a ese chico, y lo de convertirme en ti tal vez no sea mala idea, ya que solo siendo como tú podré entenderte y tal vez perdonarte ¿no es eso lo quieres?
- Allí estaba esa Amara la que nunca tuve oportunidad de conocer, esa Amara indefensa que hasta parecía humana después de todo, por un momento llegó a darme pena, deseché ese sentimiento de inmediato.
Amara: no es verdad, no vuelvas a decir algo así, ese chico tierno, cariñoso y alegre que me hizo sentir como una princesa sigue vivo, estoy segura de que está muy vivo solo que está envuelto en una espiral de dolor, sufrimiento y con ganas de venganza, algo que yo misma provoqué es su día. Quiero tu perdón más que a nada en este mundo, pero no a cualquier precio, no permitiré que te conviertas en oscuridad, en alguien que destruye todo lo que encuentra, porque Uriel eso soy yo y pienso luchar para evitarlo, aunque tenga que enfrentarme a todo el odio que con razón albergas en tu corazón.
Yo: ¿por qué?, ¿Por qué luchas por una causa perdida?, ¿por qué empiezas una pelea en la que las posibilidades de ganar son prácticamente nulas?
Amara: porque fuiste tú quien me dijo una vez que “ninguna causa está perdida siempre que haya alguien luchando por ella” y porque Uriel, aunque no me creas te amo, no me di cuenta en el pasado, pero cuando supe que definitivamente te había perdido fue cuando me di cuenta de que te amo y te amaría siempre. Precisamente por eso voy a luchar para traer de vuelta al chico al que amo y si tengo que humillarme ante ti que así sea.
- Todo esto no me estaba gustando, ¿realmente Amara se merece una segunda oportunidad? Y lo más importante ¿podía perdonarla?
Yo: pues que así sea, que no se diga que no te lo advertí.
- Salí de aquel edificio como alma que lleva el diablo, maldita Amara, estaba haciendo florecer sentimientos que creía muertos para mí. Pero ya me encargaría de adormecerlos otra vez.
Me fui directo a la casa de mi madre ya que había quedado con ella en ir a comer con ella. Mi madre era ajena a todo lo que estaba pasando, tenía pensado contárselo cuando haya hecho todo, pero dado el cariz que iba tomando esto y el inesperado encuentro con Amara creía que debía contárselo todo. Mientras comíamos estuve calculando el momento ideal para hacerlo, hasta que decidí que es mejor decírselo de sopetón.
Mamá: Cariño, ¿tienes algo que decirme?
- Mi madre y su endemoniado sexto sentido.
Yo: Yo... mamá verás. he encontrado a mi padre.
- Su copa de vino de quedo suspendida al aire sujetado por su mano, tras unos segundos que se me hicieron eternos, el color volvió a su rostro.
Mamá: ¿Tu padre?, me dijiste que no querías saber nada de él, ¿Por qué le buscaste?
Yo: en realidad no lo estaba buscando vi su nombre en el periódico hace unos días, me enteré de que su empresa estaba en la quiebra y decidí comprar la deuda que tenían en el banco.
Mamá: Hijo, no sé porque harías algo así y no me digas que lo hiciste porque le querías ayudar sé cuánto odio le profesas a ese hombre, solo espero que no sea para lo que estoy pensando si es así me enfadaría mucho.
Yo: mamá, no lo hice para ayudarle precisamente, lo hice para vengarme, aunque sé que a ti no te agrada la idea.
- Mi madre empezó a enfadarse seriamente, pero era un riesgo que iba asumir
Mamá: pues claro que no me agrada la idea hijo, no te das cuenta que te estás metiendo en un pozo sin fondo, hijo no vayas por ese camino, no crees que ese hombre ya tiene suficiente con que su empresa se vaya a la quiebra, mi niño por favor no hagas eso, desiste en tu afán de vengarte de tu padre.
Yo: Mamá si te he contado eso, no lo he hecho para que intentes convencerme de lo contrario, creo que soy capaz de tomar mis propias decisiones.
- en lo más fondo de mi ser quería que mamá de alguna forma intentara persuadirme de no hacerlo, seamos sinceros mi ego puede más que mi sentido común.
Mamá: hijo veo que no te voy a convencer, hubiera preferido que no me dijeras nada, no quiero ver cómo te vas consumiendo, no quiero hablar más de ese tema por ahora ya encontraré algo que te haga cambiar de opinión.
- Lo peor de todo es que tenía razón, iba a encontrar otra manera de hacerme cambiar de opinión emplearía todas sus fuerzas para conseguirlo. Creo que esa determinación lo saqué de ella.
Mamá: hijo te quería comentar algo, te estoy muy agradecida por todo lo que me has dado, nunca soñé con tener una vida así, pero necesito emplear mis esfuerzos en otra cosa, quiero sentirme útil y quiero devolverle a la vida todo lo que me ha dado.
- sospechaba que ahora venía lo de pedirme un favor y de los gordos.
Yo: Mamá, no tienes que agradecerme nada, cualquier hijo que se aprecie haría cualquier cosa por su madre, aunque creo que lo que me vas a pedir me va a costar mi tiempo.
Mamá: no solo tu tiempo hijo, también dinero. Quiero abrir un refugio, para los niños abandonados que no tienen nada. Creo que entenderás por qué lo quiero hacer, no quiero que otros sufran lo que tú en su día.
Yo: me parece una idea fascinante mamá, cuando tengas el presupuesto pásamelo, lo estudiaré y te dejaré al mando.
Mamá: Gracias Uriel.
Estuvimos alrededor de una hora más hablando de nuestras cosas hasta que el cansancio empezaba hacer mella en mí. Pasaron dos semanas desde aquello además dentro de un día tenía que viajar a EE. UU para supervisar las nuevas celdas que le pensaba vender al gobierno y que se podía usar para la industria automovilística.
Ya en mi casa preparándome para el viaje del día siguiente me llegó un mensaje de Jovanna diciéndome que teníamos que hablar urgentemente, la dije que si quería podía encontrarme en casa, no tenía pensado moverme de allí en lo que quedaba de tarde, dos horas más tarde el portero me dijo por el interfono que Jovanna estaba ya en la casa, le dije que hiciera pasar. Ella no traía una cara alegre que digamos, más bien parecía como ida.
Yo: y bien Jovanna ¿qué es eso tan urgente que me querías decir?
- yo notaba que algo no estaba bien, y el estado en que ella se encontraba me ponía a mí nervioso.
Jovanna: bien Uriel sé que esto te va a sorprender lo cierto es que me sorprende hasta a mí, no es algo que tenía planeado tienes que creerme estas cosas pasan es algo natural, pero por favor prométeme que no te vas a enfadar.
- si antes estaba nervioso ahora tenía los huevos de corbata. Porque se ponía en plan misteriosa.
Yo: te prometo lo que quieras, pero habla que me estoy impacientando.
Jovanna: Uriel, est... estoy embarazada, vas a ser papá.
Yo: ¡QUEEEEEEEEEEE!!!
Continuará…