Respuesta a -Carta a una esclava-
Esta podría ser la posible vivencia de una sumisa leyendo la "Carta a una esclava" publicada por escorpio62001.
He leído la carta dos veces. La primera he pensado que debía ser un broma. Aún no he entendido que me ha llevado a leerla una segunda vez.
Ni siquiera entiendo porqué he entrado en esa categoría..." Dominación " y he escogido precisamente ese relato.
Además...¿ Qué me está pasando ? ¿ Porqué siento esa humedad que tan bien conozco en mi entrepierna ? ¿ Me he excitado al leer eso ?
A cualquier pregunta que me hago ahora mismo, la respuesta es la misma..."No lo se".
Por el momento, permanezco muy quieta, mirando la pantalla.
¿ Acaso me ha gustado lo que he leído ? ¿ Por qué me tiemblan las piernas ? ¿ Por qué me estoy imaginando a mi misma cumpliendo las instrucciones ?
Creo que voy a apagar el ordenador...
He pasado dos días resistiéndome en entrar en a página, pero el recuerdo de lo que he leído no me ha abandonado.
Anoche he soñado, con ello, imágenes de mi misma pinzada, azotada y penetrada. Me he despertado muy excitada y me he masturbado.
Y mis pensamientos al hacerlo, de repente abandonaron las fantasías comunes que suelo tener y comenzaron a vagar por escenas en que un hombre me ataba y me sometía a las cosas que había leído.
He descubierto que me atrae, que me excita, pero...¿sólo me da morbo leerlo o de verdad disfrutaría con las sensaciones.
Sólo hay una forma de saberlo y es no evitar el relato, leerlo, seguir las instrucciones y ver que siente mi cuerpo.
Antes de hacer clic en el link, una duda pasa por mi cabeza... " ¿ De verdad seré capaz de hacerlo? "
Estoy sola, nadie va a saber lo que estoy haciendo. Y si no soy capaz de llegar hasta el final, tampoco tiene que enterarse nadie.
Cuando dirijo de nuevo el ratón al link otra idea se me pasa por la cabeza..."Debería traer todo lo necesario antes de empezar, para no tener que interrumpirme después".
Me levanto de la silla haciendo memoria de las cosas que ese Amo exige usar en el relato y recorro la casa en busca de ellas.
Ya lo tengo todo. De nuevo me siento y esta vez si que pincho el link de "carta a una esclava"...
http://www.todorelatos.com/relato/23154/
Me desabrocho los botones de la camisa y deslizo las copas del sujetador hacia abajo pues bien se cual es la primera orden.
La mano que coge la primera pinza tiembla un poco. Lo que voy a hacer debe doler. Sujeto el pecho derecho con la mano izquierda y coloco la pinza sin cerrarla. Cierro los ojos y poco a poco dejo de apretarla para que capture su presa.
Si, duele, pero no es tan terrible como había imaginado. Así que cojo la segunda pinza y la coloco con un poco más de decisión.
Respiro un momento antes de leer el segundo párrafo.
Esta orden es más fácil. Sin dudarlo me bajo los pantalones de chándal que llevo y las bragas a la vez y me siento sobre la silla.
Si, ya lo sabía, no debía llevar pantalones, pero los llevo, no se si me ha traicionado el subconsciente o me he los he puesto adrede a sabiendas de que conllevaba castigo...tal vez un poco de las dos cosas. ¿Acaso es que realmente tengo espíritu masoquista y sumiso?
El hecho de pensar que tengo que darme seis azotes a mi misma hace que me sentía ridícula y el calor que me sube a las mejillas lo demuestra.
Bueno...nadie me ve, así que...¿ Qué más da ?
Me levanto y con la mano derecha me doy tres azotes en mi nalga derecha y con la mano izquierda otros tres en mi otra nalga.
Han sido bastante flojos, pero creo que la vergüenza que siento en ese momento es peor que todos los azotes del mundo juntos.
De todas formas, ya que he llegado ahí, seguiré...
Vuelvo a sentarme y leo el tercer párrafo. Botar en la silla. Eso tampoco es difícil y comienzo a hacerlo, pero enseguida me detengo. Mis pechos son grandes y su movimiento hace que las pinzas tiren de los pezones. Eso si que duele y mucho.
Bueno, ya he saltado y ya se lo que se siente. No indica cuanto tiempo hay que hacerlo, así que doy por terminada la tarea.
Paso al siguiente párrafo, sintiendo ya como mis pezones comienzan a arder. ¿ seré capaz de aguantarlo mucho más ?
Debo cambiar la posición de las pinzas. Las tenía puestas horizontales, así que tendré que ponerlas en vertical. Quito la pinza del pezón derecho con decisión. De mi boca sale un grito que acompaña a lo que acabo de sentir en el pezón.
¡ Joder ! Esto si que no me lo esperaba. El dolor al quitarla ha sido mucho mayor que tenerla puesta.
Masajeo mi pecho dolorido, pensando en que tengo que quitar la izquierda. Trago saliva y llevo la mano a la pinza. Empiezo a aflojarla con cuidado pero aún así tengo que apretar los dientes para no gritar de nuevo.
Masajeo también mi pecho izquierdo mientras me planteo seguir o dejarlo. Sólo de pensar en volver a ponerme esas cosas y saber que tendré que quitarlas, me entran muchas ganas de abandonar.
Pero...¿ De verdad soy tan débil ? ¡ Vamos sólo serán unos minutos y habrá pasado todo! Si, verdaderamente debo tener algo de alma de sumisa.
Mi cabeza va a mil por hora mientras cierro los ojos, aprieto los dientes de nuevo y coloco las pinzas en su sitio esta vez en vertical.
Mientras hago lo posible para que una lágrima no se me escape de los ojos, leo el siguiente párrafo.
Tocarme el coño y ver si está mojado. Llevo una mano a la entrepierna y paso dos dedos por la entrada de mi vagina. ¡Están completamente empapados! Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba excitada.
¿ De verdad soy una guarra como dice él? De todas formas eso no es lo que más me preocupa ahora mismo. Peor son las dos situaciones que él plantea, y yo me encuentro en la primera.
De nuevo las dudas...mis pezones arden, pinchan, me duelen como nunca, no creo ser capaz de soportar el castigo impuesto por estar húmeda. Hubiese preferido no estarlo y tener que usar el secador.
Lo más parecido que tengo a una vara es una regla. La cojo dudando y decido tantear un poco...
Doy un golpecito suave en la base de la pinza. Ha sido tan suave que no he sentido nada. Doy otro golpe un poco más fuerte. Eso ya me ha dolido. Me doy cuenta de que para soltar la pinza hace falta un golpe rápido y seco. No me siento capaz de hacerlo.
Por un momento pienso en la posibilidad de hacer trampa, diciéndome a mi misma que eso sólo es un juego, que soy yo la que quiere saber lo que se siente y repitiéndome que nadie sabrá si lo hago o no lo hago, pero...si de verdad quiero saber que siento, no lo sabré haciendo trampas.
Cierro los ojos aprieto un puño, levanto la regla y sacudo el golpe. La fortuna ha sido la que ha hecho que caiga en el punto exacto y que la pinza salte.
Salto de la silla, grito, se me caen las lágrimas, me sujeto el pecho con la mano intentando relajar el pezón. El dolor ha sido horrible. Se que no podré repetirlo con la segunda pinza, así que cuando me tranquilizo un poco me la quito directamente con la mano.
Duele mucho, pero no es nada comparado con lo otro.
Si, lo siento, al final he hecho trampa, pero no puedo hacerlo, es demasiado. Quería saber lo que se siente y ya lo se.
Me vuelvo a sentar ante la pantalla, pero durante unos segundos no leo lo que pone. Los pezones aún me palpitan e intento recordar antes de seguir si hay alguna orden que tenga que ver con ellos. Si, la hay. Y creo que es un castigo por algo aunque no recuerdo por qué. Bueno, seguiré leyendo y ya lo averiguaré.
Leo el siguiente párrafo entero y su respectivo castigo por incumplimiento antes de hacer nada.
Respiro aliviada, no creo que tenga ningún problema con esta orden, tengo buena forma física. Esos abdominales no son nada para mi.
Cojo el consolador. Es de jelly, color azul y de veintidós centímetros sin contar el mango. Me tumbo en el suelo, tal y como estoy, con los pantalones en los tobillos (tratando de no caerme ), la blusa desabrochada y los torturados pechos sobresaliendo por encima de las copas del sujetador.
Comienzo la primera serie de abdominales. Cada vez que estoy arriba introduzco el consolador en mi boca. Las primeras veces me lo meto sin más, pero por romper la monotonía poco a poco voy cambiando; unas veces lo lamo, otras lo muerdo suavemente, otras me lo introduzco por completo, otras solo lamo la punta...
Descanso un minuto, tal como indican las instrucciones. En ese minuto mi cabeza da vueltas sobre lo que estoy haciendo, pero al final me encojo de hombros y continúo. Otros veinticuatro abdominales chupando el falo de plástico y otro minuto de descanso.
En este nuevo minuto, lo único en lo que pienso es en lo mucho que me apetece tocarme el clítoris y tener un orgasmo.
No entiendo porqué estoy excitada, si todo lo que he sentido hasta ahora ha sido vergüenza o dolor, pero el caso es que lo estoy y mucho...
Tercera serie de abdominales. Por un momento considero que tres series son demasiado tediosas, que con dos habrían bastado. ¿ Que diría un Amo ante esta objeción mía ? ¿ Que no soy quien para opinar ? ¿ O acaso habría sido castigada por ello ? Pensar en esa posibilidad hace que una convulsión recorra mi coño. Vuelvo a pensar en mi posible faceta masoquista mientras lamo el consolador por última vez.
Me levanto y vuelvo ante el ordenador. Esta vez me he salvado de la pena impuesta por el Amo de la carta.
Leo seguidos unos cuantos párrafos, puesto que todos tratan sobre mi "estrecho culito". ¿ Es estrecho? He practicado el sexo anal unas diez u once veces. ¿ Cómo debo considerarlo entonces ? ¿ Cómo lo consideraría él ? Intento ponerme en el lugar de un Amo y pensar que decidiría yo en su lugar. Decido que no, no lo es. ¿ Es empatía por la parte dominante o es que deseo probar el castigo impuesto por no tenerlo estrecho ? No importa, una pequeña voz interna me dice que debo ser castigada, y el coño me palpita a pensarlo.
Vuelvo a coger el consolador y me pongo a cuatro patas en el suelo. El pantalón y las bragas, hechos un lío en los tobillos me molestan para abrir las piernas, así que me deshago de ellos.
De pronto pienso en volver a hacer trampa y usar un poco de crema para lubricar el consolador, pero al final decido hacerlo solo con saliva.
Y de todas formas aún debo ser castigada, así que alargo la mano hasta la mesa sin moverme de mi posición y cojo la regla.
Abro bien las piernas y alargo el brazo hacia atrás. Descargo un primer golpe no muy fuerte y me doy cuenta de que no llega donde indican las instrucciones..." si tu culito no es estrecho te vas a dar como castigo 6 varazos desde el ojete al chocho para que aprendas a no ser tan guarra"
Me vuelvo a tumbar de espaladas y abro todo lo que puedo las piernas. Compruebo que en esa postura, en la cual estoy completamente expuesta, la regla si que llega a su destino.
A cada golpe, la fuerza con la que los aplico aumenta un poco más, hasta que el último me resulta realmente doloroso.
A pesar de todo siento mi coño a punto de explotar.
¡ Quiero masturbarme ! ¡ Lo necesito !
Pero debo acabar el texto. Me pongo de nuevo a cuatro patas y mojo uno de mis dedos con saliva con la cual intento lubricar mi ano, para poder dar paso al consolador.
Me cuesta hacerle entrar, pero no hay permiso ni indicación de dilatarlo antes, así que me tengo que conformar con hacerlo poco a poco para que me moleste lo menos posible.
Tardo casi diez minutos en conseguir que la verga se deslice dentro de mi. Entonces comienzo a moverla poco a poco follándome a mi misma con ella.
Me da la impresión que si lo hiciese el hombre de la carta, ya me estaría sodomizando con fuerza, pero yo voy despacio y con suavidad.
No se muy bien cuanto tiempo he de permanecer haciendo esto, así que lo dejo cuando se me cansa la mano, además mi cuerpo se resiente por la postura.
Vuelvo a la silla con el culo ligeramente dolorido y sintiéndolo muy abierto dispuesta a cumplir lo que siga.
Ya hace un buen rato que he dejado de plantearme cosas. Lo único que quiero hacer es correrme, sin importar lo que tenga que hacer.
Me doy cuenta de que olvide coger la percha y un hilo, y que como encima antes fui castigada a quitarme las pinzas con la vara, se me impone un nuevo castigo por ello. Me parece bastante irónico e injusto...¡ Vaya trampa maquiavélica! Y lo peor es que no me acordaba de ella.
Me toco los pezones y noto que están aún resentidos. Sólo de pensar que tengo que volver a torturarlos me estremezco.
Prefiero no pensar mucho en ello y acabar rápido. Cómo dice "seis varazos en los pezones" supongo que se refiere a tres en cada uno.
Vuelvo a coger la regla y aplico el castigo de forma rápida. Los golpes no son suaves, pero los doy seguidos, pues cuanto antes acabe mejor.
Dejo la regla aliviada, sabiendo que no tengo que volver a usarla y cojo la percha. No se que será peor...
Regulo la anchura de las pinzas de la percha hasta que quedan a la altura de mis pezones y las coloco en ellos.
Esto es peor que las pinzas. Oprime mucho más, el dolor es más intenso, pero intento aguantarlo, total...ya queda poco. Y aunque intento convencerme a mi misma, las lágrimas que empiezan a caer desde mis ojos contradicen mis pensamientos.
Ato el hilo al gancho de la percha y al hilo ato un bolígrafo. Cojo el papel pero no se muy que escribir. Sólo quiero terminar y correrme, así que simplemente pongo "Puedes Correrte".
Acerco el papel a mi coño, para utilizar mi clítoris como sello. La sensación de presionar mi botón de placer con la hoja hace que mi deseo llegue al máximo.
¡ Tengo que correrme ! ¡ Y tengo que hacerlo ya !
Dejo caer el papel al suelo y comienzo a acariciarme el clítoris en circulos como una loca.
Cuando me falta poco para correrme, paro un momento para desengachar la percha de mis pezones, porque así lo dicen las órdenes y porque me molesta mucho al tener que sujetarla con la otra mano para que no se mueva al ritmo de mi mastubación.
Dolor, dolor y más dolor, pero mezclado con la excitación de mi coño el cual parece enloquecer.
Vuelvo a masturbarme con más fuerza que antes, mientras con la mano que me sobra pellizco mis torturados pezones pensando que son sus dedos los que lo hacen.
Me sobreviene el orgasmo, largo e intenso como pocos entre todos los que he tenido en mi vida. Ni siquiera la incomodidad de hacerlo sobre una silla me resta placer.
Me levanto con paso vacilante y me echo en mi cama intentando calmar mi cuerpo tras haberme corrido. Cierro los ojos y mi ultimo pensamiento antes de quedarme dormida es si alguna vez seré capaz de llevar lo que acabo de hacer a la realidad y que sea un Amo real el que se encargue de mi cuerpo.
Para cualquier comentario podéis escribirme a estadovirgen@yahoo.es