Reshna

Primera parte

Capitulo 1: Pienso, luego existo; siento, luego soy.

La misma casita tipo chalet, en el mismo barrio bien, bajo el mismo sol abrasador, con el mismo olor a primavera y la misma ropa. No es que fuera muy original, pero tampoco le importaba. El morbo de mirarse en el espejo y verse con ese peinado rubio tipo pin-up de los años 50, vestida con un vestido no muy largo de ama de casa encantadora y a la vez sugerente y ese cuerpazo casi perfecto inundaba por completo su ser, fundiendo su voluntad en una especie de dejadez complaciente.

Aquello si que era un cuerpo. Uno de esos cuerpos que, habiendo alcanzado ya su madurez, se resisten todavía a presentar los primeros signos de deterioro propiciados por el paso del tiempo y el desgaste propio de un cuerpo real. Nada había en él que no fuera estrictamente natural. Una altura de 168 cms, unos pechos bien puestos, con un tamaño y una forma envidiables, pero sin un ápice de artificialidad quirúrgica, una cintura estrecha, si, pero realista, que desembocaba en unas caderas bien formadas y un culito respingón, que reproducía a la perfección el estereotipo de cuerpo 90-60-90. Estaba realmente preciosa. Preciosamente natural. Naturalmente real.

De pronto, el timbre la saco de aquella ensoñación narcisista. Emily, que hasí se llamaba entonces, cerro la puerta del armario vacío en cuyo espejo se reflejaba y, tranquilamente, como quien no sabe quien llama, fue desde lo que suponía era su habitación hasta la puerta de entrada. Entreabrió la puerta lo suficiente, como para ver al visitante pero sin llegar a parecer groseramente desconfiada. Los mismos 185 cms, el mismo tupé negro, la misma cara despreocupada de eterno adolescente, la misma chupa de cuero y los mismos vaqueros, que dejaban entrever el mismo cuerpo atlético aunque realista, y el mismo bulto exagerado en la entrepierna. No todo tenia que ser tan realista...

-Buenos días jovencito. ¿Puedo ayudarte en algo?

Sin mediar palabra, Kevin, que hasí se llamaba entonces, pego un fortísimo empujón a la puerta, abriéndola por completo y haciendo que Emily perdiera el equilibrio y cayera al suelo, quedando allí tirada, apoyada sobre su brazo derecho.

-Calla perra, que hoy tengo prisa.

Emily intento reincorporarse, pero antes de que pudiera ponerse de pie Kevin la cogió de los pelos y empezó a arrastrarla hacia el salón, deshaciendo por completo el precioso peinado pin-up cincuentero de Emily y convirtiéndolo en una maraña de pelo desaliñado pero recogido.

-¡Limbud, joder! ¡Tenias que haberme avisado de que vendrías en este plan para que desactivara el dolor!

-¿Y perderme esa carita de obediente ama de casa dolorida? Es parte del juego zorrita. Si no te doliera, no tendría ninguna gracia. Ademas, el único momento en el que estas mas guapa que cuando lloras por dolor es cuando lo haces por las arcadas y la sensación de asfixia que te produce mi polla en tu garganta.

Kevin empezó a reír sin dejar de arrastrarla por el suelo, mientras Emily seguía intentando liberarse, casi mas por inercia que por otra cosa. Sabía que no podría hacerlo.

Siguió arrastrándola por el pasillo hasta que llegaron al salón. Iluminado por la luz solar que entraba a través del gran ventanal que ocupaba casi la totalidad de la pared del fondo, devilmente atenuada por las finísimas cortinas blancas que apenas impedían ver lo que sucedía dentro de la casa, era la habitación mas espaciosa de toda la inmueble. A un lado de la habitación se encontraba un mueble lleno de libros, en el centro del cual estaba situado una televisión muy antigua, con un horroroso estampado de madera y una pantalla abombada que deformaba la imagen. Al otro lado, un gran sofá blanco y un sillón a juego. El centro de la habitación lo ocupaba una mesita baja, de esas que no servían para otra cosa que para poyar los pies.

Aliviada, Emily sintió como Kevin la soltaba al fin, cayendo sobre el cálido suelo de parqué iluminado por el sol. Todavía en el suelo, jadeante por el dolor y el cansancio, vio como Kevin se tiraba en el sofá, sentándose con las piernas bien abiertas y dejando ver el gran bulto que tenia en la entrepierna. Definitivamente, era una guarra. Después de que la arrojara al suelo y la arrastrara hasta el salón, la visión de aquel paquete enfundado en los pantalones vaqueros de Kevin hacia que algo en su interior se pusiera en marcha, desbordando su imaginación y haciendo que aquel cuerpo casi perfecto reaccionara de forma descontrolada. Los pelos se le erizaban, se le ponía la piel de gallina, los pezones se le empitonaban y su coño empezaba a soltar jugos casi como si de una fuente se tratara. Era humana, se sentía humana, un animal real. Y como animal reaccionaba ante la visión de aquel paquete sobre dimensionado. De pronto, su expresión cambio completamente. Ya no era una pobre mujer asustada, sino toda una guarra en celo con ansias de polla. Sintió como se le hacia la boca agua.

-Muy bien guarra, ya sabes lo que tienes que hacer. ¡Y rápido, que hoy tengo prisa!

Sin pensárselo dos veces, Emily se abalanzo sobre el sofá. Acerco su cara a la entrepierna de Kevin, como si quisiera olerlo, como si quisiera sentir aquel gran bulto contra su cara. Empezó a besarlo a través del pantalón, a hacerle caricias con sus mejillas, como una gatita, hasta que sintió una bofetada en su mejilla izquierda, haciéndola retroceder un poco.

-¿Es que ademas de guarra, también eres tonta? ¿No sabes sacar una polla de unos pantalones o que te pasa?

Sin decir una palabra, Emily volvió a su posición anterior, y desabrocho los pantalones, esperando encontrar los mismos slips rojos abultados de siempre. Si, no tenia ningún sentido en aquella situación, pero más increíble era lo que aquellos slips escondían dentro. Nada mas bajarlos, sintió como la enorme polla de Kevin le pegaba de lleno en un ojo. Por mucho que la viera, aquella cosa no dejaba de excitar sobremanera a Emily. Una polla de 30 cms de largo por 7 de diámetro. La aparto de su ojo derecho. Kevin no paraba de reír, y lo cómico de la situación hizo que ella también empezara a reírse, hasta que de pronto sintió como una mano la agarraba por la nuca y la tranca imposible de Kevin entraba de golpe hasta su garganta. Aquello le producía arcadas, pero no por ello dejaba de lamer la parte del tronco que podía lamer con su lengua dentro de su boca.

A cada arcada que reprimía, más lagrimas empezaban a brotar de sus ojos llorosos, haciendo que el rimel que adornaba su lasciva mirada se corriera junto a ellas, embelleciendo aun mas su ya de por si precioso rostro, y haciendo que la libido de Kevin se disparara hasta limites insospechados.

-Si Emily, así es como estas mas guapa, acariciándome la tranca con tu garganta cada vez que intentas reprimir una arcada, ensuciándote las mejillas con rimel y con la barbilla llena de babas. ¡Oh, que espectáculo, por dios!

Emily empezaba a notar como le faltaba el aire. Con aquella polla metida hasta la garganta, no podía respirar de ninguna de las maneras, puesto que ocupaba toda su garganta.

-Sonríe puta, quiero verte feliz de sentir mi polla dentro de tu garganta. ¿Eres feliz sintiendo mi polla dentro de tu garganta?

Intento decir que si, pero las arcadas, que cada vez eran mas continuas, le impidieron siquiera hacer ningún ruido que no fuera puramente gutural. Intentaba sonreír, pero aquello era prácticamente imposible. Entonces, sin previo aviso, noto como la mano que sujetaba su nuca la soltaba, haciendo que a causa de la fuerza que estaba ejerciendo casi involuntariamente contra esa mano que la aprisionaba cayera hacia atrás con bastante fuerza, sacando así aquella polla de su garganta. Tumbada en el suelo, boca arriba, intentaba respirar profundamente, pues había estado a nada de ahogarse. Se sentía incapaz de levantarse. Se dio cuenta de que el techo era blanco, con adornos de escayola en las esquinas. Entonces volvió a sentir como le volvían a tirar del pelo, esta vez para volver a ponerla de rodillas.

-Seras tonta, ¡casi te pegas un ostión tremendo contra la mesilla!

Emily, entre tos y tos, acertó a murmurar un leve “lo siento Kevin”, a lo que él respondió agarrando su vestido y arrancándoselo, rompiéndolo completamente. Emily se quedo desnuda, ya que, como siempre, no llevaba ropa interior alguna.

-Ponte a cuatro patas puta, que hoy no voy a poderte follar la boca antes de darte por culo porque tengo prisa. Y como ya me la has lubricado bastante con todas las babas que has soltado mientras sentías mi polla en tu garganta, voy a metértela directamente. ¡Vamos!

Emily se puso a cuatro patas en el suelo, con el culo en pompa, esperando la brutal embestida que la rompiera por dentro. En lugar de ello, sintió como Kevin la agarraba de la cintura y la subía, tal cual estaba, sobre la mesilla, dejándola en la misma postura.

-Apoya tu cara contra la mesa y abre tu culo con ambas manos, que necesitaras dios y ayuda para encajar todo esto de golpe.

Emily apoyo su mojada mejilla derecha contra la mesilla, intentando ponerse lo mas cómoda posible, para acto seguido agarrar sus nalgas e intentar abrir su ano lo máximo posible. Sentía como la cara, al estar mojadísima de negras lagrimas y babas, le resbalaba contra la mesilla, haciendo que la postura, ya de por si molesta, fuera casi imposible de soportar.

-Ahora pídemelo.

Emily, incomodísima como estaba, sin recuperar todavía la respiración, hablo con total sinceridad:

-Kevin, por favor, méteme esa polla hasta las entrañas, sin ningún tipo de compa...

Gritó. Un alarido tremendo producido tanto por el dolor como por la sorpresa de haberlo recibido antes de terminar la frase. Sentía como el gigantesco glande que hace nada había buceado entre babas junto a sus amígdalas no dejaba ahora de golpear, embestida tras embestida, lo que fuera que hubiera allí dentro. Pero lo sentía. Sentía dolor, un inmenso dolor, provocado por el repentino dilatamiento que tubo que hacer su ano para dar cabida a tremenda herramienta, pero sobre todo sentía como aquella polla golpeaba algo en su interior. Algo que estaba dentro de su cuerpo. Algo orgánico. Algo real. Algo vivo.

A cada embestida que sufría, el dolor aumentaba casi de forma exponencial, mientras el placer que sentía Emily se limitaba a la satisfacción personal de sentir aquello dentro de su cuerpo, tocando su interior. Kevin en cambio se sentía en la gloria. Aquel agujerito tan estrecho y sin dilatar era perfecto para ser penetrado por su pollón de 7 cms de grosor. La excitación era tal, que en lugar de aminorar el ritmo por puro cansancio, cada embestida era sucedida por otra mas fuerte y con las rapidez que la anterior. Emily no paraba de gritar, algo que entusiasmaba aun mas a Kevin.

-¡Si puta, así me gusta! ¡Grita, grita como una puta loca!

Los interminables y estruendosos alaridos de Emily se intercalaban con los gemidos de placer cada vez mas continuos de Kevin. De pronto, Emily sintió como todo su ano quedaba completamente vació.

-¡Vente zorra que me corro!

Emily se apoyo con sus manos para incorporarse y miro hacia el sofá. Kevin estaba en el, masturbándose, con cara de estar a punto de correrse. Asique sin perder tiempo, bajo de un salto de la mesilla y se coloco de rodillas frente a la inmensa polla de Kevin. Todo el rostro de Emily estaba sucio entre el maquillaje destrozado, el rimel corrido, los ojos llorosos, y las babas que había soltado.

-Mirame a los ojos, ¡Mirame a los ojos!, ¡MIRAME A LOS OJOS!

De pronto, un torrente de espeso semen blanco a presión empezó a salir de su polla, como si de una manguera de incendios se tratara. La presión con la que salia despedido aquel elixir de la vida era tal que Emily cerro sus ojos e intento apartar su cara, sin darse cuenta de que Kevin le sujetaba la cabeza con una mano mientras con la otra apuntaba a su boca, llenándola por completo y haciendo que rebosara de forma descontrolada. Según donde apuntara, el chorro a presión podía caer sobre la lengua de Emily, que apenas podía saborear aquel regalo de Kevin por el dolor que le producía la imposible presión con la que aquel chorro emergía de su polla, o podía llegar directamente a su garganta, inundándosela por completo y haciendo que se ahogara. Después de unos diez segundos de espesa y dulce tortura blanca, el chorro empezó a perder presión paulatinamente hasta que termino por desaparecer por completo.

Cuando Emily sintió que el caudal de lefa por fin había terminado, trago lo que en aquellos momentos tenia dentro de su boca, y abrió los ojos. Estaba sola. Miro a su alrededor, pero no había ni rastro de Kevin en el salón. Solo ella, arrodillada en medio de un gran charco de lefa en el parqué frente al sofá, empapada de arriba abajo por el mismo espeso semen blanco que ensuciaba la mesa que tenia detrás y el sofá que tenia delante, e iluminada por los intensos rayos de sol que las finas cortinas blancas no alcanzaban casi a debilitar. Toda la habitación estaba perfumada por el irresistible olor que desprendía aquel precioso elixir. De pronto, escucho una voz que no provenía de ninguna parte.

-No me busques, he salido. Pero sigo viéndote, y quiero que tu también te mires.

Emily bajo la cabeza para ver su cuerpo desnudo recubierto de lefa.

-¿Te gusta lo que ves, Reshna?

Emily asintió con la cabeza.

-Sé que tienes la lengua dolorida y que apenas serás capaz de saborear nada, pero quiero que lamas lo que tengas sobre tus tetas mientras te masturbas. No te veré, porque como te he dicho tengo prisa y tengo que salir, pero quiero tener un buen espectáculo cuando vuelva. ¿Entendido?

Emily volvió a asentir con la cabeza, y sin decir nada, sujeto su teta izquierda con una mano, mientras acerco la otra ha su coño. Aquello también estaba totalmente empapado de lefa, aunque sus propios jugos hicieran que la espesura se reduciéra considerablemente. Entreabrió dulcemente su boca, sacando la lengua solo lo suficiente como para que un espectador que estuviera muy cerca pudiera notar que la había sacado, en un gesto totalmente sensual. Lentamente, bajo la cabeza hacia su pezón izquierdo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, saco su lengua un poco mas. Y dio el primer lametazo. Un lametazo delicado, frágil, sensual. Al mismo tiempo, empezó a acariciar su coño, escondido detrás de todos aquellos jugos, tanto suyos como de Kevin. Podría haber metido todo el puño de golpe de lo empapado que estaba aquello, pero no lo hizo.

Empezó a masajearlo por fuera, mientras seguía lamiendo suavemente su pezón izquierdo. Linbud tenia razón, no era capaz de percibir el delicioso sabor de la leche que le había echado encima, ya que tenia la lengua totalmente dolorida por la presión con la que se había corrido. Pero podía olerlo, y eso le bastaba. Sin parar de masajearse suavemente el coño ni dejar de lamer no ya el pezón sino su aureola, intentaba respirar lo mas profundamente posible, deleitándose en la inmensidad del perfume a lefa que todo lo inundaba. Sentir como aquel olor humano penetraba por su nariz, y llenaba sus pulmones, dándole el oxigeno que su cuerpo necesitaba la llenaba de satisfacción, y aumentaba su estado de excitación hasta limites insospechados. Era un animal, con instintos animales. Sintió como la piel que lamia en su teta izquierda empezaba a erizarse de nuevo, y como la inmensa humedad que inundaba su coño iba convirtiéndose cada vez menos espeso debido a los jugos que ella misma segregaba sin parar. Metió el primer dedito, y empezó a moverlo en círculos, en la misma dirección que hacia círculos con su lengua alrededor de la aureola todavía empapada en semen.

¿Como podían todos esos perfeccionistas hablar de la pureza neutral? ¿Del pensamiento puro, de la objetividad perfecta, de neutralidad inteligente? Se metió el segundo dedo, entero, de golpe, a la vez que pegaba un lametazo rápido y violento sobre su teta izquierda. ¿Como podían autodenominarse como seres postnaturales, y rehuir de cualquier identificación con la humanidad? Se metió el tercer dedo y empezó a chupar toda su teta con fuerza, con movimientos bruscos de cabeza. ¿Como podían limitarse a pensar, a calcular, a existir, obviando la capacidad sensitiva que toda inteligencia posee? Se metió el cuarto dedo, y empezó a magrear su cara contra su teta, mezclando el semen de su cara con el que tenia sobre sus dos senos, y lamiendo todo lo que su lengua encontrara por delante. ¡Aunque tan solo sea por un morbo en cuyo origen fuera intelectual y no fisiológico! ¿Acaso los sentimientos eran solo señales químicas, reacciones fisiológicas del cuerpos biológicos? Se metió el puño entero y, de rodillas como estaba, empezó a mover sus caderas en un movimiento pendular rápido como si quisiera que su puño entrara mas adentro. Alzo su cara llena de saliva y lefa, y miro al techo, con una expresión de infinito placer. ¿Acaso no estaba ella en estos momentos sintiendo el mas profundo y fuerte de los sentimientos humanos? ¡No quería limitarse a existir! ¡Quería sentir, ver las cosas a través de los sentimientos, huir de la perfección neutral! Empezó a sentir como una oleada de placer orgásmico asomaba dentro de ella, cada vez mas cerca. Acelero el ritmo de su puño, empezó a gemir descontroladamente, a babear con la boca abierta. ¡No quería limitarse a existir, quería ser! Toda su piel se volvió hipersensible, los brazos le empezaron a temblar, se le pusieron los ojos en blanco, y grito mientras la gran ola llegaba a la costa...

-¡SOOOOOOOOOOY!

Entre espasmos incontrolados, se tiro al suelo, sin parar de mover su puño ni por un instante, embadurnándose por completo de semen. Cuando la oleada de placer pasó, estaba tirada sobre el charco de semen de Kevin. Se incorporo, y miro a su alrededor. El sol seguía exactamente donde estaba, y la luz que entraba por la ventana era exactamente la misma. Embadurno bien su dedo indice en aquel charco de semen en el que se encontraba, y se puso a escribir en la mesita del salón:

PIENSO LUEGO EXISTO, SIENTO LUEGO SOY

Salió.

Y otra vez la nada, la perfecta desolación.

Y otra vez Reshna.