Resfrió.

El clima y mi vecino han sido los causantes de mi resfrió.

Desperté excitada después de haberte soñado dentro de mí. La parte buena es que tenía tiempo para verte, la mala, que aún no contestabas si podías o no. De cualquier forma me arregle esperando que la oportunidad se diera, tenía en mente cierto hotel cerca de tu escuela que aún no conocíamos. Escogí un vestido gris pegadito y corto, unas botas negras de tacón, una torera negra para la tarde, y una chamarra más caliente para soportar el frio de la mañana.

Me entretuve en clase acariciándome las piernas, y mirando de reojo las reacciones de mis compañeros que no dejaban de mirarme, pese a eso, me estaba poniendo de mal humor por que no contestabas. Di el día por perdido y me dispuse a regresar a casa. Llovía un tanto fuerte, así que me quite la chamarra para envolver la laptop y asegurarme de que no se mojara. El contacto humano en el metro volvió a recordarme mi calentura matutina, por desgracia, todos los pasajeros hicieron gala de civilidad y decencia, lo que contribuyó a que mi deseo aumentara.

Al salir de la estación, el viento frio me hizo estremecer colándose bajo el vestido. Me quiete la torera dejándole libre acceso para que entrara también por el escote. La lluvia me estaba empapando toda, pero lo disfrutaba. Camine sin prisas, deseando estar desnuda. Gire en la esquina de mi calle justo a tiempo para ver como ella le asestaba una bofetada y se subía a su auto para posteriormente alejarse.

-¿De nuevo se enojó y te dejo con las ganas?- Pregunté riendo, pues no era la primera vez que miraba aquella escena.

-Sí, ya lo intente todo, pero no logro convencerla, sigue aferrada a eso de llegar virgen al matri… ¿Y ahora tú? ¿Es que no conoces los paraguas?

-Ya vez…- me encogí de hombros y sonreí mientras me acercaba para saludarlo - …me mojo de tan solo verte- dije con voz sensual mientras depositaba el beso de rigor en su mejilla. Contrario a mis pronósticos rodeo con sus brazos mi cintura mientras mordía mi oreja -¿Lo dices enserio?- Mis manos subieron por su torso hasta enredarse en su cabello- Desde siempre.

Me empujo contra la pared mientras me besaba, mis manos se colaron bajo su camisa disfrutando la sensación de su cuerpo perfecto, sus manos masajeaban mis pechos, mientras nuestras piernas se acoplaban buscando un mayor contacto. Me alejo un poco, solo lo suficiente para recargarse en la pared y colocarse a mi espalda. Su boca se apodero de mi cuello, su mano izquierda de mis pechos, mientras que con la derecha me asía bien cerca de él.

Algunas gotas de lluvia se filtraban por el follaje del árbol bajo el cual estábamos, haciendo que me estremeciera cada que su frialdad recorría mis pechos desnudos. Su erección se había acomodado entre mis nalgas, y yo disfrutaba como nunca antes lo había hecho. No supe que se había deshecho de mis bragas, hasta que sentí como sus dedos se adentraban en mi sin que se interpusiera ninguna barrera.

-¡Sigue!- ordene cuando dejo de masturbarme -Espera- Chisto él mientras me cargaba, me agarre de su cuello y abrace mis piernas a su cintura mientras él se acomodaba. Perdí todo sentido de la realidad cuando me penetro, solo importaba ese delicioso vaivén y el extasiante sonido de nuestras respiraciones alteradas. Finalmente explotamos, me bajo y nos quedamos quietos hasta recuperarnos.

Rio mientras acomodaba mi vestido -Es lo mejor que puedo hacer, el resto está empapado, así que no creo que te lo quieras poner- Sonreí mientras recogía mi bolsa, agradeciendo inmensamente haber protegido la laptop con mi chamarra, de lo contrario no sobreviviría a haber sido tirada en un charco.

Me despedí mientras lo veía abrir la puerta de su casa.

-Báñate al llegar, de lo contrario cogerás un resfriado.

-¿Un resfriado?, prefiero que lo hagas tú.