Resfrescando un caluroso dia de verano

Como jugar de una forma diferente con un hilo.

REFESCANDO UN CALUROSO DIA DE VERANO

Una mañana muy calurosa de verano, mi marido y yo estábamos en casa solos (ya que los niños estaban con sus abuelos).

De repente noté su mirada clavada en mí y como comenzaba a desnudarme con el pensamiento y eso me excitó mucho. Se acercó lentamente hacia mi y nos empezamos a besar con pasión, al mismo tiempo que nos acariciamos.

Me dijo que me dirigiera a la habitación y que lo esperara allí. Él es muy novedoso en esto de probar cosas nuevas en la cama (a mi me encanta que sea así). Mientras esperaba me puse a imaginar que se le podía estar pasando por sus morbosos pensamientos. Todo ello me hizo que comenzara a humedecerme por momentos. Cuando llegó al cuarto, traía una manta de viaje que extendió en el suelo.

Comenzó a desnudarme, quitándome la pinza del pelo, dejándolo suelto, y poco a poco fué desbrochando uno a uno los botones del vestido que llevaba puesto, cuando terminó con ellos deslizó sus manos hacia mis hombros obligando así al vestido a caer por mi espalda. Seguidamente llevó sus manos a mis pechos desnudos acariciándolos lenta y delicadamente para luego seguir bajando hacia mi vientre y de ahí a mi sexo humedeciéndolo aun más de lo que ya estaba.

Agarrándome de la cintura me tendió sobre la manta. Él comenzó quitándose la camiseta que lleva con lo que dejó su torso desnudo al descubierto, luego bajó sus pantalones por lo que puedo adivinar que su polla estaba ya empalmada. Ya totalmente desnudo se arrodilló junto a mi cara y cogiéndome con firmeza del pelo me obligó a chupársela, con lentitud al principio y con violencia después. Con cada tirón de pelo que me daba hacia él, me obligaba a metérmela más y más adentro cada, vez hasta llegar a examinar lo más profundo de mi garganta. En seguida noté como su miembro se hinchaba y que estaba a punto de eyacular en mi boca, pero antes de llegar a su orgasmo se retiró de mi boca diciéndome que lo volviera a esperar.

Yo estaba muy caliente y esperé impaciente y con incertidumbre su regreso. Todo ello me llevó a no poder evitar comenzar a acariciarme el clítoris, llegando rápidamente a mi primer orgasmo.

Cuando aun me estaba reponiendo del orgasmo que acababa de proporcionarme yo misma, apareció mi marido con algo en la mano, al abrirla pude observar que se trataba de un hielo.

Ahora diréis, que típico. Pues si, puede ser, ya que comenzó a acariciarme con él mi pecho, pezones, ombligo, barriga e incluso el clítoris (haciéndome soltar gemidos de placer y dolor por el frío).

Pero lo especial llegó cuando comenzó a meterme el hielo en la vagina. Seguidamente y sin perder tiempo colocó su miembro en la entrada de mi sexo y de una sola embestida me penetró hasta el fondo, entregándomela toda.

Mientras él me follaba yo notaba como el hielo recorría todo mi interior a la vez que se derretía rápidamente por a su calor y el mió. Debido a esto comencé a sentir un orgasmo que nunca antes había experimentado. Cuando el notó que yo me había corrido se aparto de mi y de mi coño salió una gran cantidad de flujo junto con el agua del hielo ya derretido.

Yo seguía muy excitada por el placer de la nueva experiencia. Él me miró a los ojos y rápidamente adivinó lo que pasaba por mi pensamiento, siiiii de nuevo me apetecía repetir, por lo que él volvió a la cocina a por otro hielo.

En esta segunda ocasión no existieron juegos preliminares, directamente me lo introdujo ayudándose de sus dedos para depositarlo lo más adentro posible. De nuevo me penetró con su polla y tras varias embestidas consiguió llegar al orgasmo, llenándome de su leche caliente que mezclada con el frío del hielo me hizo sentir en esta ocasión un escalofrío (nunca mejor dicho) que hizo que llegara a mi tercer orgasmo.

P.D. Para todo aquella mujer que no lo haya probado aun se lo recomiendo sin duda alguna.

Desde ese día lo repetimos de vez en cuando y me resulta aun más y más excitante.