Reporte a mi amo

Una fiel sumisa obedece ciegamente las órdenes de su amo. Exhibiéndose primero delante de hombres y mujeres y luego alcanzando la autosatisfacción a partir del fetichismo de un zapato.

En la Zapatería

Macarena Río. macarena_rio@yahoo.com

Como lo había prometido, el relato completo de lo que pasó ayer, y de acuerdo a las instrucciones recibidas por mi Amo con respecto a lo que tendría que hacer después del show Chipendale.

Desde antes de salir de la oficina, mi calentura se había elevado ya por la conversación sostenida con él, y después de unas cuantas copas de vino, esa calentura se elevó.

El show fue muy cachondo, sobre todo al ver la reacción de algunas amigas, que con los bailes sensuales de los chicos las habían puesto cachondas, y las copas, les quitaron las inhibiciones. Entre ellas me encontraba yo, bastante cachonda, pero no participé en el juego, aunque me dí cuenta de que a uno de ellos le hubiera encantado la idea cuando se dio cuenta que estaba usando medias con liguero y que no traía bragas (algo que hice de forma intencional para ver su reacción). No me quitaba los ojos de encima, y eso me gustaba. De alguna forma me sentía sensual. Un vestido entallado y bien amoldado a mi cuerpo, con falda muy corta y gran escote. El cabello totalmente suelto y lacio, y el maquillaje impecable. Me sentía muy atractiva.

El hombre era bastante atractivo he de confesar, y sus movimientos su forma de ofrecerse me excitaron. Seguía viendo mi escote y mis piernas durante todo el show. Mis amigas me insistieron en que me acercara a lo que me negué. El chico terminó su show, y después de vestirse, se acercó a mí, se sentó a mi lado y me quiso hacer charla. Yo seguí su juego durante un rato, es más le permití que acariciara mi pierna para que sintiera la diferencia de texturas entre las medias y mi piel. Me hizo la pregunta directa sobre si era real o se había imaginado si no traía bragas, a lo que contesté que no era imaginación, era real. Quiso alargar su mano, para comprobarlo, cosa que permití a medias. Al momento de sentir que era cierto, me levanté con el pretexto de ir al tocador. Una amiga me acompañó. A pesar de que ella se había dado cuenta del juego que traía no dijo nada. Cuando regresamos a la mesa, el chico seguía ahí. No debería tener más allá de 25 años y con un cuerpo verdaderamente antojable, sobre todo después de darme cuenta lo que escondía detrás del pequeño tanga...

Cuando empezó a insinuarse más descaradamente, lo paré en seco, diciéndole que en ese momento lo único que yo quería era coger con una mujer. Se ha quedado pasmado, creo que nunca esperó esa respuesta. Siento que hasta se enojó. Me preguntó qué hacía una lesbiana en un sitio así. Le dije que no era lesbiana, que me encantaban las pollas, simplemente que era bisexual y que en ese momento, solo me apetecía una mujer. Creo que eso lo encendió más y comencé a notar un bulto que crecía bajo el pantalón. Con los efectos del vino, no me reprimo con nada, así que para que no se sintiera mal, pongo directamente mi mano sobre su bulto entre las piernas. Tomé la suya, la que tenía en mi pierna, y la llevé un poco más dentro, pero sin separar mis piernas ni un milímetro, fue como un detonante, a pesar de su trabajo, siento que mucha experiencia no tiene en otros asuntos. Parecía que tenía un animal vivo debajo del pantalón, eso me calentó más. En ese momento, y como el show ya había terminado, decidimos marcharnos, y me despedí del chico con un tierno beso en la mejilla, y sin más salimos del local.

Me llevaron a casa, y durante todo el trayecto, solo estaba pensando en las instrucciones que me había dado mi Amo. Estaba tan concentrada en mis pensamientos, que ni siquiera me molesté en activar la luz de las escaleras, y conforme iba subiendo, me fui quitando una a una todas las prendas que traía puestas. Cuando llegué a la puerta de casa, solo me quedaba el liguero, las medias y los zapatos.

Sentía la humedad entre mis piernas. Al cerrar la puerta, no soy capaz de llegar hasta mi recamara y me quedo en la estancia, me acomodó en el sofá y me empiezo a acariciar, estoy totalmente empapada, no sólo húmeda, mis dedos se deslizan tan fácil, al simple contacto con mis dedos, mis labios exteriores se abren dejando que mis labios interiores sientan el fresco de la noche. Tengo la luz prendida, ¿Angie está en casa? No lo sé. Las cortinas están abiertas, las luces del vecino de enfrente están encendidas. ¿Me verá? ¿Se dará cuenta de lo que estoy haciendo? No lo sé, debería ir a mi recámara y hacerlo en privado... No, mejor, si alguien me ve, mejor. Acomodo las cosas, de tal forma que si mi vecino es curioso, pueda deleitarse viendo como disfruto siguiendo las instrucciones de Su Alteza. Mis dedos siguen su juego, una mano en mi coño, la otra en mis tetas. Una penetra y acaricia, la otra pellizca y acaricia, sensaciones que se unen como choques eléctricos en mi interior.

Veo mis zapatos, finos tipo zapatilla, de tacón alto, los acaricio, deslizo mis dedos por su piel, suave textura. Me quito uno de los zapatos. Acerco el tacón a mi boca. Recorro mi lengua, lo humedezco, lo acerco a mi coño mojado, lo deslizo a todo lo largo. Me gusta el contacto de la piel con mi coño me excita más. Sigo jugando, me encanta, me quito el otro zapato, lo deslizo por mi cuerpo. Intento introducir el tacón en mi coño, se desliza muy fácil, suave, entra y sale como mantequilla. Es una sensación extraña pero me gusta, lo disfruto, lo hago recorrer toda mi raja, desde el clítoris hasta el culo. Entra, sale, recorre. Se detiene más tiempo en la zona del culo, es tacón fino, está mojado, lubricado, ¿porqué no? Lo intento introducir, se resiste, mientras, con el otro zapato, acaricio mi clítoris, mi coño lo humedezco también, no tiene problemas para entrar en mi coño. Entra y sale. Sigue jugando. Por fín, el otro ha conseguido su objetivo. Los dos tacones dentro. Uno en el coño y otro en el culo. Que sensación tan maravillosa. Tomo ambos zapatos con una mano, para continuar con el mismo ritmo y con la otra acaricio y pellizco mi clítoris.

Sigo así un rato. Siento como a cada segundo mi clítoris crece y se hincha, de pronto, desde el fondo de mis entrañas, sale un gemido de placer ocasionado por una serie de contracciones que tensan mis piernas al momento que espasmos de placer recorren mi cuerpo.

Poco después, cuando he recuperado la conciencia, me quedo mirando mis zapatos, ambos están mojados y pienso. "nunca pensé que unos simples zapatos pudieran provocar tanto placer.