Repartiendo pizzas
Un joven repartidor de pizzas se queda de una pieza al descubrir a su tía con un hombre, en actitud comprometedora.
La historia que voy a exponer es totalmente verídica, por eso he cambiado los nombres de los implicados. Yo soy un chico normal de 19 años , no soy feo pero tampoco soy un guaperas, no voy al gimnasio y el tamaño de mi pene es normalito (aunque curiosamente los que leo habitualmente aquí son los mejores dotados siempre).
Esto pasó hace aproximadamente un año. No se lo he contado a nadie pero creo que este es un buen medio para, digamos, desahogarme.
Yo trabajaba en una de esas pizzerias a distancia que hay en todas las ciudades, trabajando como repartidor. Era mi tercer día y aún no había aprendido a "evitar" las peores horas del día, por lo que siempre era el que llevaba más pizzas. Un día tuve que ir hasta una urbanización de un barrio un poco apartado. Cuando llegué subí las escaleras y llamé al timbre. Un hombre joven envuelto en un albornoz me abrió la puerta, parecía recién salido de la ducha. Le di la pizza y él me fue a pagar, pero no llevaba suelto y parecía no tener muchas ganas de darme propina después del viajecito. Así que se volvió y gritó:- "Cariño, ¿llevas suelto?"a lo que respondió: - "Sí ahora te lo llevo"
Yo en un principio no reconocí la voz, y podéis imaginar mi sorpresa cuando vi, tapada con otro albornoz, a mi tía Noelia.
Ella no me miró hasta después de haberle dado las monedas al hombre y cuando me vio no dijo nada, se quedó quieta y en silencio, mirándome. Yo estuve a punto de saltar la barandilla de las escaleras y esconderme de la impresión. Pero tampoco dije nada, me puse a mirar al hombre haciendo como que no la había visto, pero obviamente se me notaba que no era así. Cuando me dio el dinero salté como un resorte, di media vuelta y me fui. De vuelta casi me caigo 3 veces de lo nervioso que estaba.
Mi tía Noelia es la hermana pequeña de mi madre. Está casada con mi tío, un abogado que pasa más tiempo fuera de casa que en ella y que apenas tiene tiempo libre. Tiene sobre 42 años, sinceramente no lo sé. Siempre me pareció guapa, y tenía un cuerpo seductor, nada espectacular, pero bonito. Desde aquel momento pensé en ella sexualmente por primera vez, y eso que la había visto en bikini y topless en la playa de vacaciones. Por supuesto no pude dejar de pensar en ella metida en ese albornoz todavía mojada.
A los dos días llamó por teléfono a casa y me dijo si podía pasar a verla. Yo intenté evitarlo, pero al final me convenció.
Cuando llegué a su casa estaba nerviosismo por lo que pasaría. Me dejó entrar y fuimos al salón. Apenas me había mirado a los ojos hasta que nos sentamos.
-"Quiero explicarte lo del otro día"- me dijo -"No hace falta no pasa nada.."- vaya que no -"Pero supongo que te harás preguntas, al fin y al cabo es tu tío y esto no te gustará" -"Yo no sé el por qué, pero no creo que sea bueno que yo sepa nada, lo que sea debes decírselo al tío"- dije yo, y además, sonó creíble. -"Mira tu tío y yo estamos distanciados, él siempre viene cansado y sólo lo veo dormido, y necesito compañía.."-"Compañía masculina"--dije-"Sí"
El resto de la conversación os la podéis imaginar. En un momento le dije que si en algún momento necesitaba hablar u otra cosa que me llamara. Al día siguiente lo hizo. Yo no esperaba que fuera tan pronto, pero al parecer estaba muy caliente. Cuando llegué a su casa ya había decidido intentarlo, aunque sólo se me ocurrió una manera muy drástica.
Tras un rato de conversación me ofreció un refresco, acepté y fue a buscarlo a la cocina. En ese momento me quité toda la ropa a toda velocidad y me quedé absolutamente desnudo.
-"¡Raúl!"- Dijo al verme -"¡Pero qué haces!"---Yo había preparado decirle algo como, si necesitas algo yo puedo dártelo ,o, siempre te deseé pero no me atrevía a hacer nada. Pero no me salían las palabras. -"Espera!"- le dije acercándome -"Sólo quiero que sepas que me tienes para cualquier cosa, cualquier cosa"-- La frase no fue literalmente así , pero qué le voy a hacer.
Cuando llegué a su altura solo le dije "Te mereces que alguien se esfuerce por estar contigo y darte lo que necesites". Ella estaba asombrada pero cuando llegué a su altura me abrazó. Me abrazó fuerte y eso me dio confianza. Le cogí la mano y sin dejar de mirarla a los ojos puse su mano en mi pene. Ella empezó a decir:"Pero soy tu tía, si alguien..." la interrumpí besándola en la boca. Ella me respondió el beso y no apartó su mano de mis genitales. La seguí besando con toda la pasión que pude, bajé por su cuello mientras ella se arrimaba a mí. Le quité la blusa y los pantalones mientras mi miembro iba creciendo y creciendo. Ella seguía murmurando que eso no estaba bien y eso me excitaba aún más. Ella empezó a masturbarme mientras yo le acariciaba los pechos y los costados. Cuando mi miembro estaba en su plenitud bajé hacia sus muslos besando con mis labios cada uno de sus rincones. Al llegar a su coño comencé a lamerlo suavemente y lo besaba continuamente. Era delicioso. cuando estuvo bien lubricado introduje mi pene y ella reaccionó arqueándose hacia atrás. La penetré rítmicamente despacio al principio y más rápido según avanzábamos. Mientras follábamos le besaba constantemente. El olor era increíble, te excitaba más aún. Restregamos nuestros cuerpos y ya había aparecido el sudor que se mezclaba. Estaba casi listo para correrme, pero ella me dijo que no, porque no teníamos preservativos, así que se la sacó y empezó de nuevo a masturbarme. Ella movía su mano rápidamente de arriba a abajo por mi pene y me volvía loco. Yo me puse a masturbarla también. Me tumbé y ella se puso a mi lado. Nos masturbábamos mutuamente mientras nos besábamos, y sentía en mi boca los suspiros de gozo que le provocaba mi mano en su clítoris. Según yo le masturbaba más deprisa más deprisa lo hacía ella. sus duros pezones rozaban mi costado y me hacían el masaje más placentero del mundo. Al final no pude contenerme y exploté mientras mi lengua se unía a la suya en un húmedo beso.
Se tumbó al lado mío y estuvimos un rato así. Nunca había tenido una relación tan placentera.
Desde ese momento somos amantes. Nos vemos siempre que podemos y en reuniones familiares y en visitas me cuesta contenerme. No creo que esté enamorado de ella, y no creo que ella lo esté de mí, pero tenemos una relación única, sexual, y sana. Dejé de trabajar en la pizzeria pero nunca olvidaré lo que esa mierda de trabajo me brindó.
Estoy interesado en conocer vuestra opinión, así como la de personas en mi misma situación, para hablar de ello o comentar posibles problemas. Cualquiera que tenga una relación con un familiar o quiera tenerla escribir a: incesmail@yahoo.es