Renacer
María contempla su vida desde hace mucho tiempo, hoy desde una perspectiva más amplia, basta decir que está casada y aunque se resiste a olvidar que la condujo al matrimonio, contempla sus nupcias desde hace siglos como una fatiga sin sentido.
Soy conciente de que está historia puede ser demasiado cruel, pero es la realidad, una realidad que viven muchas en silencio, reitero sepan disculpar mis errores narrativos y por sobre todo, está historia... quizás me he excedido un poco y puede sonar hasta cursi,
Pero soñar a ser feliz no cuesta mucho y se hace en silencio, por eso estoy aquí...
Dedicado a esas mujeres invisibles, a las que nadie conoce, ni piensa en ellas.
María contempla su vida desde hace mucho tiempo, hoy desde una perspectiva más amplia, basta decir que está casada y aunque se resiste a olvidar que la condujo al matrimonio, contempla sus nupcias desde hace siglos como una fatiga sin sentido, como el comenzar todos los días sin el final que tanto desea, María es de un temperamento nostálgico, quebradizo, nunca fue demasiado religiosa, pero la falsa moral le impone aguantar a su marido poco flexible que es su castigo, la situación que padece Maria es la de muchas mujeres que prefieren soportar su penosa realidad, realidad que en muchas desemboca en un drama convulso de esos que estremece la carne y eriza el pelo, pero estas cosas abundan demasiado y ya no causan sorpresa, ellas son de las que sufren con paciencia.
Maria se tulle, se paraliza, se mutila, es prisionera de convencionalismos sociales que asumió desde muy niña, siente nostalgia porque un día quiso trabajar y decidió dejarlo por su marido, él lo exigió, él es muy celoso, posesivo, él tiene el control absoluto de su vida, su marido ni siquiera sabe que ella existe porque solo existe él, porque es incapaz de aceptar su realidad, aceptar que es violento y agresivo, que justifica sus acciones cargándola de culpas, desacreditándola ante todos, él ha creado un mundo donde la obliga a vivir; María tiene infinidad de cosas que decir pero un día concluyo que a nadie le interesa su realidad, su padecimiento, su dolor, ¿a quien contarlo? un día tuvo que abandonar hasta los pocos amigos que le quedaban.
Cada vez que él llega a casa y siente el sonido de sus pisadas tambaleándose por el alcohol, ella siente el calor de la muerte que arde en su mente y quema sus lagrimas, puede oler su ira, su mirada brutal, y ella como siempre cargada de terror, intentado esquivar los golpazos certeros que se propagan en su cuerpo, aunque ya le perdió el miedo a los golpes, la verdad no obstante, es que le tiemblan las rodillas cuando él entra y se pone a ofenderla, a gritarle insultos, a pegarle y noche tras noche está ahí, a veces desesperado de sexo, algunas tranquilo cuando están los hijos, Maria quiere abandonar su casa ¿Pero y sus hijos? no puede, ni quiere dejar a sus hijos, nunca lo hizo y nunca lo hará, pero en fin donde va a ir una mujer de 40 años, divorciada, sin trabajo, con qué vivirá, Maria tiene miedo a la sociedad que la olvidado, la sociedad que nunca la conoció, la sociedad que la juzga, porque esa sociedad es su familia, tiene miedo porque cree que su marido la quiere pero ella es torpe.
Y hoy entró como tantas otras veces gritando enardecido, puta mugrienta has estado provocando a los hombres, eres una guarra, una asquerosa, te voy a reventar... Maria intenta no oír, no mirarle a los ojos vidriosos, sigue intentando calentar la comida sin acercarse mucho, aunque espera la bofetada sinistra, quiere preguntar algo, cuando de pronto su boca fue cerrada de un certero golpe que la atonta por completo, una mano violenta paralizo su respiración y calló al piso mareada, en un momento todo se desdibujo, se difuminaron las paredes de su cocina y su cuerpo se mostró carente de energía, le dio una contundente patada en el estomago que la hizo clamar de dolor, unas manos ásperas arrancaron sus ropas forcejeando con ella, la tiro del pelo con fuerza para abofetearla, sus dedos violentos rompieron sus bragas, mientras el miembro rígido penetraba y laceraba con fuerza su vagina, violándola en su dolor, desgarrando su carne, busco los senos aun turgentes y los mordió ensañándose en sus pezones, manoseándolos como garras que se hincaban en la carne, la pellizcaba con ferviente cólera, la mordía dejando marcas sangrantes de sus dientes sobre su piel, sus embates era tan violentos que parecía como si la quisiera partir en dos, Maria no lucha, ni siquiera se movía, el dolor le impedía seguir el cuerpo áspero y brusco que la cabalgaba asfixiándola, Maria no recuerda a ver disfrutado a plenitud del sexo, lo siente como algo sucio que le duele, unos puños la golpearon con gesto compulsivo en sus costillas obligándola a moverse, sacándola de su frialdad y arrancándole un grito de dolor, la muerde con fuerza, le duele el cuerpo, la vida, cada vez que era violada por el demonio en que se convertía su marido al sembrar la duda en su mente y le ponía amantes en todo el vencidarió, pero ese día fue trágico y distinto, ese día su hijo vivió su vergüenza, su miedo, su verdad; su hijo estaba en casa y ni ella lo sabía, el chico ya un hombre lo había oído todo y la rabia segó sus pupilas, lo agarro por el cuello, lo arrastro, lo golpeó, lo pateó.
Te gusta animal, verdad que duele hijo de puta; pues a ella también le duele, te voy a matar como un perro cuando le vuelvas a levantarle la mano, levántasela si de verdad eres hombre, cretino. Que te mato, te mato, te juro que te mato sin que me tiemble la mano, el hombre se sintió perturbado por un momento, acostumbraba a humillar a su mujer delante de todos pero de un tiempo a esta parte sabía que sus hijos no lo aprobaban, sus miradas pavorosas, de total desaprobación, él diría que de odio, pero nunca le había pegado delante de ellos y aunque a ellos los maltrato de pequeños, ahora se cuidaba, se vio perdido sentía los puñetazos del muchacho desmoronándolo, sintió miedo por primera vez ante una realidad que evito de alguna manera con la complicidad de su mujer.
Aquel escándalo fue absoluto, los vecinos llamaron alarmados a la guardia civil, todos se preguntaba, siempre fueron una pareja rara..., nunca se le escuchaba a ella, pero a él si,... se sentía sobre todo cuando le daba al alcohol... y ante la comisaría se hizo una demanda por maltratos, ¿Pero, por qué lo aguantas mamá?, fue la interrogante, ¿Por qué nunca has dicho nada?, pero María había perdido el contacto con la realidad, no sabía que responder a su mentira, no quería responder y estuvo como ausente de si misma, estuvo inmersa en una especie de sopor que no la dejaba despertar de su aturdimiento, ¿Cómo había podido verla Alejandro? Cómo no se dio cuenta de su presencia?, ella que había guardado ese secreto por tantos años, ella aparentaba una vida, pero sus hijos captaban en su interior un sufrimiento inexplicable, una angustia que empezaron a imaginar a medida que crecían pero que entendieron crudamente hoy.
Pasan los días cansados, cargados, molestos, pasan días en los juzgados, entre demandas y amenazas, discusiones entre hijos y padre, no se atreven a dejarla sola, desacato a la autoridad en una u otra borrachera del marido, se ha interpuesto una demanda de separación por malos tratos que se ha visto obligada a firmar, hay una orden de alejamiento que su marido se pasa constantemente por el Arco del triunfo y continúan sus ofensas, María teme por sus hijos, necesita separarse pero eso es algo impensable para una familia tan moralista, tan religiosa, eso nunca se ha visto en nuestra familia, eso es un desprestigio para todos, él siempre ha sido violento tu lo aceptaste así, ahora no lo puedes dejar, que dirá la gente, Maria está forzada, siente una verdad aplastante, ella tiene la culpa, sus hijo tienen a la familia encontra, ella tenía que seguir ocultando su dolor, Pusiste a mis hijos en mi contra, vociferaba aturdido y rabioso , el pobre... decía, el me quiere..., lo que pasa es que es violento pero ya se le pasa..., él me a dicho que quiere cambiar..., pero no es así, él nunca cambiara, aunque sabe que ya nada será igual, tiene miedo, y su arma es la amenaza, ahora tiene un miedo aterrador e insoportable, miedo a la soledad que le espera, no puede permitirle que se valla, ella no es nadie sin el, dónde vas ir, idiota..., no trabajas..., dependes de mi..., sin mi no eres nadie..., estas vieja y fea, no hay quién te mire, no deberías ni pensar en irte y tu tienes una obligación, tienes que atenderme.
Pero algo cambiado para siempre, sus hijos la han convencido de dar un viaje, que se fuera un tiempo de casa, que descansara, que tomara aires renovados, diferentes, le buscan unas montañas lejanas y perdidas, casi incomunicadas, casi obsoletas, no hay dinero para otra cosa, algo perdido en la montaña, diríamos despoblado, han consultado amigos que conocen de casas rurales en los cerros, en las montañas, quizás puedes trabajar allí, estarás fuera unos meses, te regresas después de un tiempo, pero vete mamá, sabemos que estarás mejor. No te preocupes por nosotros, de hecho vivimos en otro sitio; nos ocuparemos de todo el tema judicial, queremos que vivas mamá.
Nunca había viajado mucho apenas recuerda la última vez, los niños tenían entre 5 y 7 años, ella acaba de cumplir 24 y creía poder cambiar el mundo, pero como siempre los celos de su marido pudieron más que él y que ella; después de más de 14 horas de viaje, por fin llego a aquel lugar apacible, perdido entre los valles montañosos, aquello era un lugar para no darse prisa, estaba prácticamente vació el pueblo cuando el coche lo atravesó, unos 18 km. más adelante el coche se de tubo ante una gran casa, rodeada por un jardín hermoso, llego a la casa y una pareja de ancianos les esperaban desde hace días Alicia una señora pequeña, gordita, de cara redonda y mofletes colorados, campechana y bonachona, nos recibió, Alicia era una anciana dispuesta y alegre como su marido les dieron las buenas tardes, le mostraron complacidos su habitación y José acomodó el poco equipaje que trajo consigo, su hijo hablaba con la pareja como si la conociera de toda la vida, era los abuelos de una amiga con la que compartió piso y algo más, hablamos largo y tendido esa noche, pero el cansancio nos venció, muy temprano partiría Alejandro, lo despedí rogándole que se cuidara él y su hermano, no te preocupes mamá Manuel está estudiando lejos de él, y sabes que tu pequeño solo se preocupa por ti y yo vivo con Ana, está solo como se merece, no hables así es tu padre, es un maltratador y un cabrón, y dándome un beso en la frente se fue, yo lo sentía como aliviado y tuve el presentimiento que mis hijos sufría por mi y yo de ilusa creyendo que lo ocultaba todo.
Con Alicia y José ajuste después de mucho rogarles y amenazarles con irme si no me dejaban ayudarles, que yo me ocuparía de las tareas del mercado y de la limpieza de las habitaciones, mientras ellos de cocinar; en su casa se alquilaban a montañistas, grupos de esquí y según ellos todas las localidades y urbes cercanas cuando querían estar en contacto con la naturaleza, despejados del mundanal ruido de la ciudad y era cierto aquella pareja nunca estaba sola, tenía 5 hijos, 2 de ellos mantenían el negocio, el resto que vivía en los alrededor.
María no se impaciento dilucidando su incierta realidad y quiso dejar que el transcurso de los días le diera respuestas; se sentía bien, por primera vez tranquila en aquella casa escondida en los cerros pero las noches se poblaban de interrogantes, de culpas y de una incertidumbre dolorosa que la transfiguraba, solo cuando sus hijos la llamaban que era casi todos los día, la tranquilizaba.
Esa mañana salió a caminar con la misma letanía con que miraba su futuro, anduvo mucho sin darse apenas cuenta, disipada en sus pensamientos, hasta que sintió perdida si saber regresar cuando quiso retroceder, no sabía por donde ir, se empezó a poner nerviosa, irritada y corrió sin rumbo, cuando vio a lo lejos la silueta de una persona en bicicleta salió a toda carrera detrás, casi gritando, llego agitada hasta la bici que se detuvo en seco, cuando vio aquella mujer se paró respiro hondo y se hecho a llorar, la mujer la miro asombrada no entendía nada, pero la abrazó, la dejo llorar, hasta que Maria se calmo por fin y logro mirar la cara de su improvisado paño de lagrimas, aquella mujer cuyo nombre no sabía le dijo cosas agradables, y clavo unos expresivos ojos oscuros que le penetraron hasta el alma, no sabe bien por qué, pero casi le contó su vida en el camino de regreso, talvez porque sabía escuchar, sabía reconfortar, la invito a un té en su casa y lo acepto, después del susto lo necesitaba, aparte del bien que le hacía hablar con ella, desahogarse. La casa era rustica, mucho más pequeña comparada con la de Alicia, tenía dos pisos y una guardilla, se sentía acogedora y estaba decorada con un gusto exquisito, hablamos largo y tendido y supe que Arantxa era Bióloga y que le gustaba escapar a esta casa, me invito a comer siempre que yo la ayudara a cocinar y conversamos largo y tendido, me decía cosas que despertaban en mi algo placer, como un confort extraño y placentero la tarde empezó a caer y me vi en la obligación de marcharme si no quería aburrir a mi inexplicable amiga. Solo necesito que me digas el camino de regreso a casa... Es muy fácil..., ves esa casa de allí, es la de Alicia.., ¿Pero estas segura que es esa, está tan... ? Cerca..., Si, Alicia y yo somos vecinas de toda la vida... Dijo sonriendo y me miro profundamente al tiempo que apartaba un mecho de pelo de mi frente, me ruborice toda, volvió a sonreír y poso dos besos en mis mejillas colorada, un suspiro intenso recorrió mi cuerpo y salí.
Llegue a casa y luego de un saludo entusiasta como hace mucho no daba, me senté a cenar con Alicia y José la charla giro entorno a sus huéspedes, al negocio del turismo rural, a lo felices que se sentían en mi compañía, y yo pregunte por la vecina. Ah... Arantxa es una chica estupenda, la queremos mucho; si, llego está mañana de la ciudad a saludarnos pero ya te habías ido, ¿la has conocido...? Pues mira que bien es un encanto de chica... A lo lejos se escuchaba el sonido de un piano que disipo el silencio de aquellas montañas, es el Claro de Luna de Debussy.., comento Alicia, Arantxa lo taca al piano como nadie; Maria se quedo asombrada disfrutando de la lejana melodía y de los conocimientos de música clásicas de Alicia. La canción ceso y Alicia puso sus clásicos preferidos. Maria miro por la ventana y vivió un cielo estrellado, la hermosura de la noche, el olor a hierba fresca a roció, solo entonces se dio cuenta que era luna llena, y que no se había detenido ni un instante a mirar tan maravilloso lugar y reconoció que ese sitio era sumamente romántico... y se vio deseando compartirlo con alguien... una figura lleno su mente Arantxa... no puede ser... que en qué estoy pensando..., estas tonta..., volvió a escuchar un violín que poco a poco impregno todo de un deleite irresistible... y pensó que era la noche estrellada.., la luna llena..., la música y acaso las ganas, el deseo, le gustaría definitivamente estar con...instintivamente levanto la vista y vio a Arantxa que charlaba con Alicia y José y por unos segundo se le había quedado mirando, talvez las mirada chocaron por intuición, o acaso Arantxa sentía lo mismo que yo en este instante y rió del disparate de que las dos pensaran lo mismo y que sus miradas las hubieran sorprendido. María se puso colorada de sus pensamientos y sintió que lo mejor era irse a su habitación pero volvió a mirar y se encontró con aquellos oscurísimos ojos, calvados en los ella. Maria aparto la vista perturbada y se marchó corriendo al dormitorio, la noche fue de insomnios como muchas de las que había tenido, pero este era un insomnio distinto, pensando en la tarde que paso con Arantxa, en su mirada, en esas cosas interesantes que le dijo; pero estas loca Maria quien va a notar el gris opaco de tus ojos y además con esa fealdad obligada de tu gesto adusto y triste nadie se fija en ti, pero bueno como se va a fijar en mi una mujer ¿pero en qué estoy pensando?, cómo puedo estar pensando en...una mujer?
Pero la realidad era que sentían muy bien ambas, se habían encontrado dos persona capaz de escucharse y de crear algo parecido a la felicidad, postergo en su memoria a su marido y el dolor que le causaba recordarlo y sin darse apenas cuenta se olvido que tenía otra vida. Una noche de tantas antes de cenar pasearon juntas sin alejarse mucho, la luna era nueva y la noche estaba iluminada como nunca, la brisa tímidamente tocaba sus cuerpos y ambas reían divertidas en su charla, en un soplo de aire detuvo el tiempo y ella rozo suavemente sus mejillas, Maria se volvió y fijo su mirada en aquellos oscurísimos ojos que le hablaban con una ternura exquisita y en ese instante la vida cambio, como cambian las cosas que adquieren otro sentido y resucito de pronto una sonrisa en sus rostro y conocí el sabor cálido y sensual de los labios de mujer, y así, estremecida bajo el temblor de sus caricias, me acune entre sus brazos, a la inocencia de mi cuerpo recién explorado, sucumbí a una armoniosa danza desconocida para mi, y se encendió en mi interior una llama desconocida, pretendí que no era cierto, que lo estaba soñando, pero antes de que me diera cuenta besaba sus labios con el candor de una adolescente, había algo en ella, algo que me sedujo, algo que silenció el dolor de mi vida, no entendí jamás porque sucedían estas cosas, ni porque quería estar en sus brazos, no quise hurgar en mi interior para extraer razones. Mi mundo se había detenido, se perdió en un sendero confuso de esta noche sin tiempo.
Eres preciosa cuando sonríes..., susurro y busco mis ojos aun cerrados para dirigir sus palabras y desperté, desperté sintiéndola, estremeciéndome, estimulando apenas mi intimo letargo, desperté del éxtasis en mi interior como un glorioso devenir de pronto iluminado para sentirme plena en esta aventura que me enriquecía y llenaba.
Llegamos a la cena aturdidas, yo aun colorada, me sentía volar, flotar, me sentía vivía, había mucha gente, la ausencia no se hizo notar, cenamos inapetentes, mi ojos no dejaban de buscarla, pero se apartaban con cierto temor quizás porque no esta bien, después charlamos un rato, escuchamos música y me fui a la cama, debía dormir, pero no podía, no quería, el recuerdo de sus labios me perseguía, no me dejo en toda la noche, me levante de madruga, aun era de noche cuando desde mi ventana, mire aquella luz encendida en su habitación me dio fuerzas para llamar. Y al abrir la puerta solo pudo decir quería reencontrarme en tu regazo.
No hacía falta decir una sola palabra más para saber que ambas estallaban en deseos y en la quietud solo se escucharon los labios en contacto con la piel, las manos sedientas, por fin el beso anhelado y sus cuerpos se tensaron más allá del placer de sentirse unidas, la ropa ya estorbaba y en un juego de manos huía de sus cuerpos, un juego erótico, en el que retozaban con ansias sin importarles el tiempo, desnudas ya, ninguna pensó en la cama, siguieron besándose, tocándose, juntaban sus labios y jugaban en vueltas en un duelo de lenguas, se abrazaban con fuerza, con desesperación, ardían sus cuerpos en ese espacio de tiempo, ese preámbulo erótico, se sentían los pezones duros y suaves, ya sudorosas, deseando ser tocadas, acariciadas una y otra vez en todas partes, sus dedos tocaron cada parte de su cuerpo, cada curva redentora, para llenar de placer el más mínimo rincón y abrazadas saborearon el más dulce de los beso, unos labios bajaron por el vientre de Maria que suspiraba fuera de toda realidad para rastrear su sexo, ese territorio inexplorado, sediento de placer y una afilada lengua hurgo entre sus labios más íntimos posándose anhelante en un alterado botoncito rígido de ardor y su vientre se torno en una danza frenética y violenta, se quedo inmóvil, el corazón bombeo con fuerza, dio tumbos desbocados en vuelta en la pasión, sus manos se aferraban con fuerza, con desesperación, basto una simple caricia para que algo en su vientre explotara sin piedad y dejarla si aliento, la respiración de Maria era acompasada, ruidosa, jadeaba y dos lagrimas rodaron por sus mejillas hasta desaparecer en los ansiosos labios de Arantxa que la mimaba entonces con una ternura excepcional y llenas de emoción hicieron el amor sin decir una palabra... una y otra vez hasta el amanecer.
Empezaba a despertar la mañana, Maria se acerco a la ventana, desnuda y observo al ambiente, el olor, el paisaje, corría el viento y comparó todo esa belleza con la fortuna de vivir el amor sin mas peguntas y sin respuestas y al retornar a la vista hacia aquellos ojos que la envolvía, Arantxa se atrevió a preguntar...no quería saber la respuesta pero se atrevió a preguntar.
¿te quedaras...?
Maria sintió que al despertar su mirada la hacia feliz, y vio salir el sol y el cielo ahora se tornaba azul, pero ella no está, no quiere oír y un derrumbe insufribles de sentimientos se agolpan en su pecho y dunas de temores apagados se vierte en su mente y se da cuenta que ya no puede morir más porque muerta estuvo siempre...
Sin saberlo muy bien la realidad cimentó en su vida un fugaz proceso del olvido y la desintoxicación de la violencia domestica renovó en un mundo diferente y destrozo las ligaduras que anularon durante tanto tiempo su fuego en la piel y se sintió renacer otra vez apreciándose bella y mujer.
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