Renacer

¿qué? ¡un mes! Tú definitivamente estás loca, no haré lo que quieras por un mes entero – protestaba mientras Verónica solamente sonreía.

II

No lo puedo creer – chilló Verónica al ver a Emma.

¿Qué tiene de malo lo que me puse? – miró asustada a su amiga.

La verdad es que nada, sólo que por un momento pensé que eras un zombie y bueno pues solo te faltaba una buena ducha – rio, contagiando la risa a Emma.

Ja ja ja, que chistosa eres Verónica, mira la gracia que me hace tu comentario – miró su reloj – es mejor que vayamos saliendo porque ya se hace tarde.

Tienes razón ex amiga zombie, si llegamos tarde Emmanuel nos odiará y de paso nos ganaremos un reto descomunal por haberle hecho perder de su precioso tiempo

No me digas que Emmanuel sigue igual de engreído - suspiró y en su cara se dibujó una semi sonrisa al recordar la última vez que había visto a su estilista personal, el grandísimo Emmanuel. Hace más de siete meses que no lo veía debido a que él antes del casi matrimonio de Emma se fue de viaje por el mar mediterráneo acompañado de su “asistente”, un chico bastante buenmozo con quien siempre se pensó que tenía un tipo de amorío pseudo secreto – Y dime finalmente aceptó su relación con Alfonso – preguntó divertida a su amiga.

¿Emmanuel y Alfonso? Es un secreto a voces, pero siguen sin confirmar el romance, no entiendo cómo es que Emmanuel piensa que pasan desapercibidas las miradas que ambos se regalan – mientras ambas amigas hablaban se dirigían al jeep de Verónica, el cual era el último regalo que le había hecho su padre por no poder asistir a su cumpleaños número 23.

¿Y este jeep? – preguntó Emma al ver el nuevo carro de su amiga.

Pues mi padre me lo ha regalado para que yo olvide su última cagada – rio – debo admitir que cada año se supera más, ahora este es mi regalón – lo decía mientras abrazaba el manubrio – la verdad es que me encantan los regalos que me hace mi padre cada vez que se olvida de mi cumpleaños, no me mires con esa cara Emma.

Okey, no te diré nada, supongo que cada quien es libre de aceptar los regalos que quiera y más si se tratan por querer enmendar un error o un descuido – le brindó una sonrisa a su amiga y se sumergió en sus pensamientos al ver el paisaje que le brindaba el trayecto casa – peluquería, se perdió tanto cayó en un sueño profundo que fue interrumpido por una voz chillona que la llamaba y sacudía.

Hey dormilona despierta, ya llegamos y Emmanuel está impaciente y con ganas de matarte por hacerlo esperar.

Ay no, no me digas que me quedé dormida – miró apenada a su amiga mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad y se miraba rápidamente por el espejo retrovisor para ver en qué estado se encontraba su cara – ok, estoy lista para los regaños del grandioso – rio por su último comentario.

¿Pero que ven mis ojos? – dijo espantado Emmanuel al ver el aspecto que traía Emma, ella antes se caracterizaba por ser una chica sencilla, linda y con clase, ahora sólo era un cadáver viviente con ojeras enormes, pelo enmarañado y mal cuidado, pálida, bastante delgada – Claudia, Perla – gritó a sus asistentes – las necesito urgentes, cancelen todas mis citas del día, creo que tendré muchísimo trabajo para el día de hoy – ambas asistentes sólo lo miraron y asintieron, mientras Emma sólo quería volver a su casa y se regañaba mentalmente por haber aceptado la idea de renovarse de Verónica.

Gracias Emmanuel por querer trabajar en esta muchacha, espero que puedas volver a pulir a este diamante.

El aclamado estilista estuvo trabajando con Emma por alrededor de tres largas horas, digo largas y fastidiosas horas si es que se le preguntaba a Emma, quien entendió que sólo debía dejarse llevar por aquellas manos que tantas veces le habían salvado de cometer un auto suicidio ante la sociedad.

Cuando Emma volvió los ojos hacia el espejo que estaba enfrente de ella sus mejillas se encendieron al percatarse de lo guapa que había quedado, se ruborizaba por haber perdido tanto tiempo, por haber dejado que la mujer guapa que llevaba dentro desapareciera todo por culpa de un factor externo, o más bien por un dolor en el culo, como solía llamarle Verónica al imbécil que la dejó plantada en el altar. Emma vio que su cabello platinado volvía a tener el brillo que tenía meses atrás, se percató de lo bellos que eran sus ojos cuando estaban delineados, contempló sus facciones y entendió que algo en ella había muerto y sólo supo sonreírse a sí misma con tal satisfacción que la gente que estaba alrededor de ella era capaz de percibir como una energía positiva desprendía de su sonrisa.

Verónica: Wow amiga, estás bellísima – dijo esto mirando con emoción y aparentes lágrimas en los ojos a su amiga – por fin vuelves a ser tú – le sonrió mientras se acercaba a ella para abrazarla.

Emma: recibiendo el abrazo con gusto – ya no soy yo amiga, tras esto lo único que puedo decir es que la antigua Emma murió hoy – sonrió y le giñó un ojo a su estilista quien miraba maravillado su obra maestra.

Emmanuel: ¡eso hay que celebrarlo! – decía entusiasmado mientras se retiraba hacia su oficina para solucionar asuntos pendientes.

Verónica: Creo que nuestro adorado Emmanuel tiene razón ¡este renacer merece ser celebrado! – decía eufórica mientras pensaba en el sinfín de lugares a los que quería llevar a su amiga, puesto que tras esos largos meses de encierro por voluntad, se habían abierto pubs y discoteques en la ciudad.

Emma: riendo – Si no te conociera tan bien como te conozco, me atrevería a decir que estas planeando algo – levantando una ceja.

Verónica: Sí, me has pillado – riendo – la verdad es que estaba pensando en qué lugar sería el más apropiado para llevarte a celebrar.

Emma: Supongo que no me darás tregua ¿no? – dijo esto agachando los hombros en sentido de derrota pues sabía que cuando a su amiga/hermana se le cruzaba una idea por la cabeza era casi imposible llevarle la contra.

Verónica: Me encanta que estés así de obediente, te prometo que este será el mejor mes de tu vida querida amiga mía.

Emma: sorprendida - ¿qué? ¡un mes! Tú definitivamente estás loca, no haré lo que quieras por un mes entero – protestaba mientras Verónica solamente sonreía.

Verónica: Es lo mínimo que puedes hacer después de desaparecer de la faz de la tierra, además, no te estoy preguntando Emma Benoit, te lo estoy informando – la miraba amenazadora – ahora nos iremos a donde tus padres – dijo tajante.

Emma: Está bien – dijo esto levantando las manos en señal de derrota y de paz – sí, quiero darles una sorpresa a mis padres, los he extrañado tanto y no me había dado cuenta de eso – dijo mientras cancelaba su nuevo look a una de las asistentes de Emmanuel.

Verónica: así es mi pequeña, iremos  a donde tus padres y luego de eso nos volveremos a ver en la noche, pasaré por ti e iremos a un lugar nuevo.

(En otro lado de la ciudad)

Francisca: Amiga ¿a qué se debe esta sorpresa? Tu jamás me llamas – dijo esto último en un tono un tanto dramático y agregó – lo olvidaba, sólo me llamas cuando necesitas algo.

Camila: riendo - ¿sabías que eres mi mejor amiga y que te amo, cierto?

Francisca: Claro que lo sé, si soy una de las únicas personas que te aguanta – reía al saber que lo que había dicho era mentira.

Camila: ja ja ja, que chistosa María Francisca, en fin, te llamaba para contarte que mis padres me dejan la casa sola por el fin de semana.

Francisca: Ay ¡carrete (fiesta) en tu casa! – dijo esto casi gritando por el teléfono.

Camila: Más bien estaba pensando que podríamos hacer la previa acá y luego irnos a bailar a algún lugar, no me apetece estar toda la noche en casa.

Francisca: Mm, sí, tienes razón es mejor hacer la previa y luego ir a bailar, le avisaré a las niñas y como a las nueve estaremos por allá ¿ok?

Camila: Me parece perfecto, adiós – Y colgó, Francisca era la mejor amiga de Camila, eran más que amigas, su relación era de hermanas separadas al nacer y una de las cosas que más adoraba de su amiga es que era una muy buen organizadora de eventos, por lo que sólo necesitaba llamarla para que ella le armara un panorama en cuestión de minutos.

WhatsApp Francisca: iremos todo el grupo de siempre más la hermana de la Ale que va con una amiga.

WhatsApp Camila: ¿No que a la hermana de Ale le carga salir con nosotros? – Alejandra era la hermana menor de Verónica, sólo se llevaban por cuatro años pero jamás salían juntas, a decir verdad no eran tan hermanables puesto que siempre peleaban por todo, Camila sólo había visto un par de veces a Verónica, pero jamás había hablado con ella.

WhatsApp Francisca: Quedé igual de sorprendida que tú al enterarme que ella iba a salir con nosotras pero bueno, tal vez quiere volver a sentirse joven jajaj.

WhatsApp Camila: En fin, nos vemos amiga linda preciosa, tráeme una botella de tequila por favor, me da pereza salir a comprar y hoy me quiero emborrachar.

WhatsApp Francisca: No te preocupes Cami, te llevaré de todo tipo de alcohol ¡hoy promete! Nos vemos preciosa.

Tras esta breve conversación, Camila le informó a sus padres que haría una pequeña reunión con sus amigas en casa para luego irse de rumba. Los padres de Camila siempre fueron muy comprensivos con sus hijos y les daban la libertad de que éstos hicieran lo que quisieran a la casa debido a que siempre dejaban ordenado y respetaban lo que ellos les decían, además, ellos preferían que sus hijos se emborracharan en casa porque de esa forma podían irse a dormir enseguida y porque estaban en un lugar seguro. La casa de los hermanos Stevens era una de las mejores para hacer fiestas por dos cosas; quedaba a las afueras de la ciudad y nadie les alegaba por el volumen de la música y porque tenían un quincho enorme ideal para hacer eventos sociales, todo esto sumado a que la parcela era enorme y contaba con una gran piscina en el patio y porque los papás de Camila y Javier eran muy relajados.

Mientras el tiempo pasaba, Camila tenía un extraño presentimiento al que no le prestaba mayor importancia, no entendía a que se debía que se sintiera tan nerviosa, no era la primera vez que se quedaba sola en casa y tampoco era la primera vez que hacía algo en ella con sus amigos para luego salir a bailar. Ya sus padres se habían ido, dejándola sola con un gran abastecimiento de bebidas alcohólicas en el mini bar del quincho, además tenía mucha comida y ya estaba arreglándose porque faltaba poco para que sus invitados llegaran. La tarde se le había pasado volando entre estar en la piscina y jugando con sus tres amores, dos perros pug y uno chihuahua, quienes según ella eran el amor de su vida.

Emma.

No puedo creer lo que ven mis ojos – dijo una muy emocionada mujer de 50 años, tez clara y cabello rubio casi natural con lágrimas en los ojos – hija mía – dijo mientras corría a los brazos de Emma quien recién salía del jeep de su amiga y la miraba avergonzada.

Mamá – dicho esto su voz se quebró y sus antes fuertes brazos se fusionaron con el cuerpo de su madre – perdóname – susurró afligida mientras trataba de mantener el control de su voz.

Pequeña no hay nada que perdonar – le decía mientras la abrazaba y con una mano le acariciaba el cabello – perdóname tu a mí por no ser una madre suficientemente competente – Verónica miraba de lejos la escena y su corazón se encogía debido a que ella fue testigo de todas las noches en vela que pasó la Señora Helena al entender que su hija no quería estar con nadie, ni mucho menos con su familia.

Mi amor, basta de llantos y vamos adentro que se encuentran unas pequeñas criaturas que estarán dichosas de verte – sonrió mientras le secaba las lágrimas a la más fuerte de sus hijas – hey verónica – grito hacia el jeep que se encontraba a unos metros de distancia - ¿no piensas bajar y entrar a la casa? – decía esto mientras Verónica se bajaba del jeep y caminaba en dirección a donde se encontraba la madre y la hija.

La verdad es que no puedo quedarme Helena, tengo que acompañar a Alejandra por la tarde, seré buena hermana hoy – sonreía y agregó – pero a las nueve vuelvo por su hija, hoy nos vamos de rumba – le guiño un ojo pues Helena sabía que cuando su hija se iba de rumba con Verónica al día siguiente no se podía el dolor de cabeza por culpa de la resaca.

Muchas gracias por esto mi niña – le decía a Verónica por lo bajo mientras le daba un abrazo maternal – me saludas a tu hermana de mi parte.

Por supuesto Helena, hey Emms hoy paso por ti a las nueve así que más te vale que estés arreglada – se despidió de besos de ambas mujeres y camino hacia su gran amor, su jeep nuevo y le habló a su hermana para que le planificara una salida con su amiga hoy en la noche.

Cuando Emma ingresó a la casa de sus padres una sensación de bienestar y plenitud se apoderó de ella y de sus pensamientos, sobre todo cuando escuchó una pequeña voz un tanto chillona que decía algo que aún no se entendía al cien por ciento. Cuando sintió que unos pasos se acercaban rápido hacia donde ella se encontraba con su madre, una sonrisa se dibujó en sus labios. Sabía a quién le pertenecía ese andar.

Santiago – gritó de emoción al ver a un pequeño de tres años caminar lo mejor posible cargando un paño en su mano derecha mientras que con la otra trataba de acelerar el paso.

Ita – dijo el pequeño quien la reconoció enseguida y corrió a los brazos de su tía que aún se encontraba en la mampara de la casa.

Precioso – corrió y tomó en brazos a su pequeño sobrino – estás gigante y hermoso mi guatón – le decía mientras lo devoraba a besos y le hacía cariño - ¿dónde está tu hermana?

Ta en el living – apuntaba mientras seguía firme a su tuto y se dejaba consentir por su tía.

Emma apresuraba el paso hasta llegar a donde se escuchaba un balbuceo – no lo puedo creer, Josefina estás enorme – le decía a una pequeña de cuatro meses que se encontraba sentada en el sillón marrón que siempre ocupaba su padre para leer el diario – hola preciosa – le dijo mientras ella se sentaba a su lado con Santiago en sus brazos, la pequeña le respondió con una sonrisa y con un movimiento de brazos.

Está gigante tu sobrina menor – dijo su madre desde la puerta mientras observaba este precioso reencuentro – tu hermana vendrá más tarde a buscarlos, puedes aprovechar este tiempo para regalonear a tus sobrinos.

Eso haré mami – miraba embobada a su pequeña sobrina - ¿dónde está papá?

Ufff, no me digas nada de ese hombre, que estoy enojada con él – miró divertida a su hija.

¿Por qué? ¿Qué hizo esta vez? – preguntó sin dejar de mirar y jugar con sus sobrinos.

Ese hombre no conoce el término vacaciones, se tomó un mes de descanso y va todos los días a la empresa – Emma reía pues sabía que su padre amaba muchísimo su trabajo y su empresa y que jamás dejaba de visitarla pese a que estuviera de vacaciones – tú no te rías Emma Benoit, mira que estoy indignada con tu padre, se supone que nos íbamos de viaje y lo tuvimos que posponer.

Perdón madre, pero me hace gracia que pese a todos los años que llevan de casados, papá siga prefiriendo ir a la empresa antes de descansar.

El tiempo en casa de sus padres pasó igual de rápido como cuando haces lo que más te gusta y apasiona, en un abrir y cerrar de ojos sintió el sonido de su iphone y vio un mensaje de verónica que decía que en media hora pasaría por ella. Emma tenía claro que cuando su amiga le decía media hora era en realidad una hora más, por lo mismo no se preocupó del tiempo que le quedaba y siguió jugando con sus sobrinos hasta la supuesta hora en que llegaría su amiga a recogerla.

Amor, Verónica ya llegó – dijo su madre al ver que su hija seguía tirada en piso con Santiago en su espalda.

No me huebees mamá – dijo esto al ver que Verónica se asomaba por la puerta.

No huebeaba jaja, es mejor que te apresures que teníamos que salir hace media hora – dijo esto mientras se miraba en el espejo que se encontraba en la sala de estar – tienes diez minutos para arreglarte Emma – le lanzó una mirada asesina.

Eh, no tengo nada para ponerme amiga, ¿se te ha olvidado que he estado todo el día fuera de casa? – cuestionó a su amiga mientras bajaba a Santi de su espalda y se levantaba del suelo.

Obvio que no, ridícula, es por lo mismo que pasé al centro comercial y te traje esto – dijo lanzándole tres bolsas de papel que llevaban el logo de grandes tiendas – Te conozco tan bien que sabía que inventarías cualquier excusa para no asistir, por lo que me atreví a comprarte una tenida para hoy en la noche y como ando con el maquillaje en la cartera, yo te puedo maquillar – le sonrió y le sacó la lengua mientras revisaba su celular.

Está bien, está bien, iré a mi cuarto a cambiarme – dijo mientras abría las bolsas que le había entregado su amiga – Vero esto es precioso, se nota tanto que me conoces amiga – sonreía mientras se acercaba a ella para abrazarla.

Hey, exceso de amor, es mejor que vayamos a tu cuarto para arreglarte y dejarte digna – mientras ambas amigas caminaban con rumbo a la habitación que tenía Emma en casa sus padres, Helena miraba todo lo que Verónica hacía por su hija y sentía que estaba en deuda con ella.