Relatos para Giuseppe El ascensor
Todo empieza en un ascensor...
Relatos para Giuseppe "El ascensor"
Nos habíamos encontrado algunas veces, tal vez cinco o quizás más. Un día sólo se que estaba ahí, al apretar el botón del ascensor y subirme estaba él. No se de que piso viene, yo subo en el noveno cerca de las 7 de la tarde.
Es invierno llevo un chaquetón corto y ajustado sobre un mini vestido de invierno, que deja ver mis piernas, botas altas, el vestido ligero ajustado a mis curvas, con un escote en V que el chaquetón muestra.
Entro al ascensor rápidamente para variar estoy atrasada, se me cae uno de los cuadernos que llevo en la mano, hay un espacio reducido me agacho a recogerlo, no me doy cuenta pero esta él, al incorporarme veo como su vista se ha clavado en mi escote el que con el movimiento dejaba ver mis pechos. Su mirada intensa me causa una súbita emoción, siento como el rubor cubre mis mejillas, bajo la vista sin saber si volver a mirarlo, él no deja de hacerlo. Mientras bajamos por los pisos suben más personas, acortando el espacio, acercándonos. De espalda a él, me parece sentir como, sin que nadie se de cuenta, por detrás y por debajo de mi vestido toma uno de mis muslos subiendo lentamente su mano, sus dedos entre mis piernas, dirigiéndose directamente hacía arriba rozando mi calzón. No sabía si moverme, si alejarme, sólo sentía un intenso calor que recorría mi cuerpo, que erizaba mi piel y me mojaba. En un segundo me acerca a su cuerpo, siento a través de su pantalón su pene erecto, rígido, duro, su respiración en mi cuello se agita, todo mientras las personas junto a nosotros bajan y suben. Súbitamente me aprieta hacia su cuerpo, al mismo tiempo corre mi tanga y con sus dedos toca mi clítoris y baja introduciendo sus dedos en mi vagina, me tapo la boca para no gemir de placer, siento cómo me mojo mientras me estremezco de placer, tanto que se me vuelve a caer el cuaderno, saco su mano, me agacho sólo que esta vez al recogerlo rozo con mis nalgas sus manos y su pene que permanece inmenso tras su pantalón. Sólo faltan un par de pisos para bajar al estacionamiento y yo sólo lo deseo y pienso como su pene se clavaría en mí.
Llegamos, se abre la puerta, camino rápidamente hacia mi auto, no se si viene no puedo pensar, esta oscuro las luces se prenden sólo con el movimiento, sigo caminando ya no lo siento, doblo y al girar una mano toma mi muñeca y me tira hacia una esquina tras un auto, en un segundo me doy cuenta que es él, siento nuevamente esa sensación que me excita, toma mi cintura, besa mi cuello, abre mi chaquetón, desabotona mi vestido, suelta mi sostén, besa mis pechos, busca con su lengua mis pezones erectos, los lame, los chupa, mi deseo por él aumenta, me empuja a la pared, besa mis labios, su lengua busca a la mía, sus besos intensos me excitan mil veces más, abre su cinturón, esta oscuro pero puedo sentir su pene erecto, toma mi mano y la dirige hacia él, siento su rigidez, su dureza metálica, su ardor, siento como se mojan con él la punta de mis dedos, siento su respiración agitada, vuelve a besar mis pechos, toma una de mis piernas y la levanta, me sigue besando intensamente y en ese momento me penetra, clava su pene hasta el fondo de mi vagina, en una vorágine de movimientos, no sólo llega hasta el fondo sino que también frota mi clítoris, volviéndome loca de placer, sin poder dejar de gemir con cada una de sus estocada, se vuelven más y más rápidas, más y más profundas lo que me envuelve en orgasmos sucesivos, hasta que siento como se prepara para explotar, como sus movimientos se vuelven más fuertes, más poderosos, más profundos una y otra vez hasta llenarme con su semen mientras estalla de placer.
El se acerca a mi oído y susurra "soy tuyo dice soy tu amor para siempre".