Relatos Morbosos IV
Hola, me llamo Sandra, y finalmente me decidí a comunicarme con ustedes. Pero acá estoy a punto de contarles mi experiencia.
Hola finalmente me decidí a comunicarme con ustedes. Pero acá estoy a punto de contarles mi experiencia. A diferencia de lo que leo siempre yo no me siento nada bien con lo que ha pasado y si bien no quiero negarles que fue muy excitante estoy muy avergonzada y me ha traído consecuencias problemáticas. Esto va a ser entonces una especie de catarsis para mí ya que no le conté a nadie lo sucedido, ni siquiera a mi amiga con la cual suelo confesar y charlar mis temas referidos a la sexualidad. Supongo igual que muchos de los lectores no van a creer esto que me sucedió. Voy a presentarme, soy una chica felizmente casada hace poco más de 7 año; actualmente de 35 años y me llamo Sandra. Además tengo una hermosa niña de 5 años.
Físicamente soy media gordita, mido 1.68, peso 65 k, tengo el pelo negro y rizado hasta la media espalda, ojos café oscuro y labios carnosos, tengo el busto algo grande (103cm), un buen trasero y unas piernas un buen trasero y unas piernas bien formadas, las cuales son mi mayor orgullo. A pesar de todo ello generalmente me visto tranqui, nada provocativa, muestro poco mis senos, ya que me da un poco de pudor. Mi rostro no es tan bonito, además uso lentes. Yo me pondría un 7.
Soy una chica fiel, mi esposo espero que también, a lo largo de mi vida me han pasado muchas cosas, pero a partir de esto que me sucedió todo cambió, al menos a lo que a sexo se refiere.
Trabajo en una empresa de servicios que lleva a cabo proyectos para firmas muy conocidas, mi relación es a través de contratos renovables, es decir los llamados contratos basura. Estoy contenta pues mis compañeros son amables y el ambiente de trabajo es bueno.
Para celebrar la finalización del año laboral, como en muchos lados sucede, la firma organizo una fiesta, a la cual asistimos la totalidad de los trabajadores sin nuestras respectivas parejas. La reunión se llevó a cabo en un lugar de las afueras de la ciudad y para llegar fuimos varias personas en la camioneta de mi jefe, con el fin de ir juntos.
Como les dije, generalmente me visto tranquila, nada provocativa, por esa noche me produci un poco de más de lo común. Debo decir que estaba bonita. Llevaba una camisa blanca ajustada que se me marcaba bien mis senos y una faldita negra con botones hasta mis rodillas, zapatos al tono, bien maquillada, sin exagerar. Nada del otro mundo. Me despedí de mi esposo rogándole que no me esperara despierto ya que estimaba iba a llegar tarde.
La fiesta estuvo muy buena, la empresa suele ser generosa en estas ocasiones, sobre todo había muchísimas bebidas, tragos, champagne de todas las marcas que yo conozco. La música, de verdad, muy buena. El lugar muy bien armado. Me encontré con un muchacho - llamado Federico - de otra sección, profesional él. Muy atractivo, que desde siempre ha tenido onda conmigo, charlamos nos reímos brindamos mucho y bailamos. Supuse que tal vez aprovecharía la ocasión para tirarme onda pero no me preocupe por que mi jefe estaba siempre con nosotros tomando y riéndonos los tres. Mi jefe es un hombre grande de unos cincuenta años casi cincuenta, alto, con barba. Sinceramente me divertí mucho, yo no bailo muy bien pero ellos dos si, entonces me hacían bailar todos los temas. Bailaba un tema con cada uno mientras tomamos tragos de todo tipo que nos servían en la pista.
Creo que ya estaba muy alegre porque todo lo que decía este muchacho me causaba risa y empezaba a pensar que tal vez un besito con este chico no fuera nada malo. Para mi tranquilidad mi jefe no se despegaba de nosotros y eso evitaba que yo fuera a cometer cualquier estupidez. Seguimos bailando, conversando y tomando y las bromas que me hacían iban subiendo de tono y pasaban a insinuaciones y provocaciones, llegando a usar algunas expresiones que podían llegar a ser ofensivas. Yo me reía de todo como una tonta y me divertía con ellos, bailando salsa las insinuaciones dejaron paso a algún que otro toqueteo, y las expresiones eran cada vez más de tipo sexual, incluso durante un baile note en ambos que apoyaban su bulto contra mí y sentí en alguno de ellos el paquete bastante duro fruto de una erección que no pusieron ninguna gana en disimular. Como ya me sentía muy alegre y Federico, entre cosas y cosas que me decía al oído me había dado un par de besos.
Le dije a mi jefe, que era quien me había llevado, si no le parecía que nos fuéramos yendo. El acepto caballerosamente y pareció hacerle un gesto de victoria o burla al muchacho que me causo mucha gracia. Mi admirador realmente se quedó derrotado, me sentí bien de irme a tiempo porque estaba bastante alborotada en mis sensaciones.
Nos despedimos de los más conocidos y fuimos hacia el playón de estacionamiento que estaba completamente oscuro. Se engancho con nosotros otra compañera, yo me di cuenta que ya no podía caminar derecho y me tome de ellos para llegar a la camioneta. Me subieron, hablaron algo abajo que por mi estado ni trate de entender y la otra chica se fue en otro auto creo, quedándome sola en la camioneta con mi jefe, que en apariencia estaba más calmado.
Encendió la radio, me hablo un rato sobre lo bonita y seductora que estaba esa noche y como un galán me acariciaba el cabello y el cuello. Sonriendo intentando entender las cosas que decía le pedí que me llevara rápido a casa porque me esperaba mi esposo y me sentía muy borracha. El en tono de broma me dijo que cuando estaba bailando parecía que estaba para cualquier cosa y yo le respondí que sí, que hoy estaba para cualquier cosa. Fue entonces que me sorprendió besándome el cuello, mientras yo intentaba sacármelo de encima. Sin más preámbulos volvió al ataque, diciéndome lo mucho que lo había excitado durante la fiesta y el baile, lo buena que estaba, que le había puesto cachondo y me pregunto si yo lo había notado a través de sus pantalones.
Estaba asustada al oír todo esto, sola con él y sin posibilidad de pedir ayuda. Mi jefe no parecía dispuesto a dejar pasar esta oportunidad y acariciándome me pidió directamente que le mamara la pija. Yo le pregunte si estaba loco y me respondió que yo tenía la culpa de su excitación, que no podía llegar a su casa en ese estado, ya que estaba casado, que necesitaba desahogar su calentura. Yo no daba crédito a esto, estaba siendo acosada por mi jefe y no veía la posibilidad de evadir la situación.
Me pregunto varias veces si había sentido la dureza de su erección y le dije mientras trataba de controlar sus manos que sí, que lo había notado realmente pero que era una mujer casada y fiel. El respondió que siendo yo tan joven y bonita no contaba como un engaño. Mi estado no me permitía pensar rápidamente. Lo siguiente aún fue más impactante ya que empezó a desabrocharse el pantalón y sacó su pija afuera, totalmente erecta, si bien yo estaba muy tomada, me pareció un miembro realmente grande, colorado y muy grueso, mucho más grande que la de mi esposo. Me estremecí realmente al vérsela esa pija que me llamaba mucho la atención a escasa distancia. Esto termino por darle confianza a mi jefe que continuaba animándome a comerme su pene toqueteándoselo con una mano y a mí con la otra. Ni que decir que tuve toda clase de pensamientos en tan poco tiempo, y uno de los que se me cruzó por la mente fue el de mis contratos temporales, que no podía darme el lujo de perder y hasta se me paso por la cabeza que era una manera de mantener mi puesto de trabajo. No tenía más fuerzas físicas para evitar sus caricias que ya estaban cerca de mis pechos y mis muslos, no me salían ya más palabras de la boca y no me venían más pensamientos a la cabeza. Me odie por haber tomado tanto esa noche.
Incentivada por él se la agarre con la mano y comencé a pajearlo, pensé que una paja tampoco era nada tan grave y si lograba calmarlo así todo quedaría en una anécdota. Realmente confieso que me gusto tenerla en mi mano, era grande y dura, mi mano comenzó a hacer el trabajo ya conocido. Lo masturbe con ganas, creí que si lo hacía acabar rápido se calmaría, pero él sabía bien lo que hacíamos, me amasaba las tetas muy bien por encima de la camisa, como si imaginara que eso es una de las cosas que más me gusta y me besaba el cuello pidiéndome que se la chupara. Finalmente llego a acariciar mi tanga con mucha habilidad. Así que ya se pueden imaginar la escena comiendo la pija de mi jefe dentro del coche a eso de las 4 de la madrugada. El no perdía el tiempo y lo aprovecho para desprender mi camisa y tocar a su gusto mis tetas, para luego introducirme los dedos por el borde de la tanga llegando a mi sexo, ya húmedo por la excitación del momento. Creo que por tener una pija así en la boca, perdí el sentido literalmente ya que los dedos de él hicieron un trabajo muy bueno, ahora chupaba su pija con ganas, mientras sentía latigazos de placer en mi entrepierna. Quería llegar de una vez al orgasmo pero él no aceleraba sus masajes, yo se la chupaba más rápido para ver si el aceleraba sus dedos, pero no, él la tenía muy clara. Y piensen lo que paso: me desprendió la botones de mi falda, me corrió la tanga y me metió la pija, con todo su grosor y su dureza acabó dentro de mi vagina, fui cogida por ella sin pausa, con el encima mío sobre el asiento del acompañante. Acabe gimiendo un montón, pero entonces me di cuenta que estaba como para alcanzar un orgasmo más.
Luego me levanto, se sentó en su butaca y me hizo subirme encima de él. Cabalgando agarrada al volante mientras él seguía entretenido con mis tetas, ya libre de corpiño. Pasaban gente frente de la camioneta, unos muchachos nos gritaron cosas, incluso creo que me vio Federico babeándome sobre el tablero. ¡Solo espero que no me hayan reconocido¡ Yo en ese momento no pensaba en nada, ni en la gente que me veía las tetas por la camisa toda abierta saltando sobre esa pija, ni en mi esposo que me esperaba durmiendo en casa, solo lo sentía a él martillándome y diciendo cosas: ¡Me encanta que sea tan gatona, sos una tremenda culiadora¡ Hasta el punto que se vino dentro de mí, inundándome literalmente de semen espeso y muy caliente. Yo acabe como una loca al sentir el contacto de la leche en mi interior.
Después de eso nos quedamos callados un rato, luego nos reacomodamos la ropa en silencio y me llevo a mi casa. Yo no dije nada solo quería llegar y bajarme de la camioneta para ver a mi esposo. El me pidió disculpas por el trato pero me dijo que se había calentado mucho conmigo, que no podía dejar pasar la oportunidad clara que vio de estar conmigo y que yo era la mejor mujer que se había cogido en años. ¡Ambos nos juramos de no repetir nunca más hecho¡
Llegue a casa fundida y satisfecha, pero cuando llegue al dormitorio vi a mi esposo durmiendo en la cama y me sentí muy culpable. Me desvestí, me metí en la cama y comencé a chuparle la pija lo mejor que a esa altura podía. El apenas se despertó y diciendo algunas palabras como: parece que te gusto la fiesta, viniste con todas las ganas medio dormido me hizo el amor. Así que me cojio sobre la cogida que me habían dado, estaba empapada, no sé si porque me calenté devuelta o debido al polvazo que me había pegado con mi jefe, su pija bailaba dentro de mí, pero le gustó, le encantó dármela estando tan empapada, acabe devuelta y nos quedamos dormidos abrazados.
Al otro día cuando me desperté me quería morir, no lo podía creer. Y las consecuencias recién ahora empezaron en mi trabajo. Yo me siento mal y culpable.
Pasaron 6 meses de aquella aventura, y la relación con mi jefe era como si no hubiera pasada nada. Evidentemente ambos habíamos cumplido nuestra palabra.
Una noche de invierno, una amiga del trabajo festejaba su cumple en su casa. Por eso me preparé desde temprano para asistir a la fiesta. Me depilé totalmente la vagina, dejando un poco de pelo en la parte de arriba. Después me empecé a vestir: me puse un tanga azul, una medias negras entera y una mini de tela con bolados y unas botas marrones de tacos altos. Arriba un top azul que tenía un escote que dejaba ver mis grandes senos, obvio que no me puse corpiño. Me puse mi lente y partí. Cuando mi marido me vio se queda con la boca abierta. Yo solo le dije que lo despertaría cuando llegara. ¡El solo se rio¡
Los invitados comenzaron a llegar, así que mi amiga - la que cumplía años - me pidió que la ayude a servir la comida. Luego pusimos música para que empezaran a bailar. Como aproximadamente las 22 horas llegó mi jefe con su esposa. Me miro con cara de lujuria, pero trato de disimilar. ¡Gracias a Dios se fue temprano¡
Luego, tipo 23 llego Federico con varios amigos del trabajo. Me dio un abrazo y entraron a la casa. Ahí me di cuenta que el despierta en mí un instinto sexual raro en mí, por eso lo trate de esquivar toda la noche. No obstante se me acerco y me dijo una broma sobre mi vestimenta, que me hizo reír como una loca con sus disparates.
Como llegaba más gente, seguí ayudando a mi amiga para atenderlos a todos sus invitados. No permanecía en un solo lugar, pues tenía que servir tragos y ofrecer los canapés, pero cada vez que pasaba junto a Federico, no dudaba en lanzarle miradas de lujuria debido a la cerveza que había estado tomado.
Haciéndome la tonta le pedí de favor a Federico que me ayudara con la llave del barril de chopp, pues - según yo - se había atorado. Salimos al patio donde había poca gente y me agaché para enseñarle dónde estaba el desperfecto. Al hacerlo, mi medias sobresalían de la mini, y como él estaba detrás de mí retrocedí un paso hasta tocar su aparato con mis nalgas, él pareció darse cuenta de mis intenciones y presionó más hacia donde yo estaba, sentí cómo su pene empezaba a ponerse duro cuando llegaron invitados a pedirme más cerveza, así que nos metimos a la casa. Después de eso, sentí cómo estaba toda mojada por dentro y más caliente aún.
Como a las cuatro de la mañana la gente empezó a irse, y sólo nos quedamos mi amiga, su esposo y otra amiga. Federico estaba con sus amigos. Comenzamos a platicar mil cosas y después saqué una botella de Baraima Citrus que empezamos a tomar con refresco de toronja. Yo me sentía ya algo mareada por las cervezas y el ron, por eso aproveché para ir al baño.
Ya en el baño oí que tocaban la puerta y pregunté quién era. Federico me decía que abriera la puerta; así que acabé de hacer lo que estaba haciendo y salí hacia donde está el lavabo, pensando que él quería entrar al baño. Me di la vuelta para lavarme las manos cuando de repente siento como por detrás me empieza a bajar el top dejando mis tetas al aire, mientras me decía al oído como susurrándome: ¡Así que tenes gana de pija. Me encantan como te vestiste de puta hoy¡ Mi corazón estaba a 100 pues mi mis amigos estaban hablando en la sala. Luego empezó a masajear mis tetas con movimientos circulares suaves, bajó su mano para acariciarme la vagina por encima de las medias. Ahí note que mi tanga estaba toda llena de fluidos por mi excitación. Él se dio cuenta de ello, me subió la mini, me bajo las medias y de un jalón me volteó hacia donde estaba él y me sentó en el lavabo, me dijo: "Abre las piernas porque quiero comerme tu concha" y yo las abrí sin pronunciar nada. El corrió la tanga y sentía cómo se comía todos mis jugos y cómo su lengua me penetraba una y otra vez sin descanso, mientras sus dedos pellizcaban suavemente mi clítoris. Yo trataba de no gritar del placer que me hacía sentir, pero por suerte el estéreo estaba prendido y el volumen tapaba mis respiraciones.
Estaba a 1000 pues tenía a mis amigos en la sala, y él seguía trabajando mi vagina, de repente se paró y sin dejar de sobar mi clítoris me besó en la boca para evitar que gritara al correrme. Su mano estaba llena de jugos cuando me dijo: "Te corriste ¿verdad?, prueba a lo que sabes", y metió sus dedos en mi boca, yo lo chupaba como poseída al saber que eran mis jugos los que estaba chupando. Yo no quería quedarme con las ganas y bajé a mamarle su aparato de unos 18 centímetro, que no era más grande que mi jefe, pero sí de mi esposo (pero eso no es lo que importa, lo que importa es lo bien que lo usa).
Lo chupaba como desesperada, lo tragaba hasta tocar mi campanilla y aún quería más, le mamaba la cabeza mientras le daba trato especial a sus bolas, que en momentos bajaba a mamárselas también. Me excitaba oír sus jadeos mientras acariciaba mi cabello, lamía su punta y la chupaba como si fuera un pequeño pezón, sentía como se contraía su vientre pues estaba a punto de correrse: ¡Sí, así, chupala. Más rápido, más rápido...! De repente paré y le di un beso en la boca. Él me volteó hacia el espejo del baño y sin decirme nada de una estocada me penetró haciéndome dar un grito de placer que por suerte se perdió entre la música de la sala.
Me empezó a bombear y mientras yo me veía en el espejo en una escena digna de película porno. Mis pezones estaban duros y parados como dos pequeñas pasas que Federico no dejaba de pellizcar, mientras me bombeaba por detrás masajeaba mis senos y me susurraba al oído: ¡Me encantas¡ ¿Así te cojio tu jefe? Me sorprendió dicha pregunta, por eso le conteste: ¡Eso no te importa, seguimos cojiendo duro¡ ¡Esperaba este momento desde hace mucho tiempo. Me encanta tus concha y tus tetas¡ agregó el. Yo estaba tan caliente que no tardé en decirle que me corría otra vez. "Me corro, me corro, no pares, sigue, sigue, más, dame más, más rápido, más duro, no pares..." El solo jadeaba y jadeaba y me pedía: "Déjame acabar adentro, por favor déjame acabar adentro...". Obvio que le dije que no. Entonces me volteó y me penetró cara a cara mientras mamaba mis pechos, dejándome marcas rojas. Yo no podía más trataba de no jadear, mis esfuerzos eran grandes, pues el placer que me estaba dando me volvía loca, al darse cuenta con su mano tapó mi boca y con la otra masajeaba mi clítoris. Sus estocadas se hacían cada vez más rápido y más fuertes y me corrí al momento en que mordí su mano y enterré mis uñas en su espalda....
Yo no podía creerlo, ¡¡¡su pene estaba aún erecto!!! El me pido que le hiciera llegar. Yo ya no podía darle batalla, así que se la mamé y se corrió en mi cara. Me tragué toda su leche y me pidió un beso para probar su semen. Cuando estaba vistiéndome me pidió un regalo: Mi tanga y se lo di por haberme hecho gozar tanto.
Cuando llegue a mi casa, hice el amor con el tal como le prometí a mi esposo. Desde esa anoche nunca más fui infiel a mi marido. Besos a todos.