Relatos “morbos” - 1: el pasivo dominante

Serie de pequeños relatos sobre distintos morbos sexuales. Capítulo 1. Sexo gay, con dominación y humillación ejercidos por un pasivo.

Relato que contiene sexo gay con dominación y humillación entre dominante y sumiso. Si no te suelen gustar estas prácticas está en tu mano seguir leyendo o no. Gracias.


No entendía qué hacíamos, Simón y yo, en el piso de aquel chico. Se llamaba Adrián, y no pegaba nada con Simón. Simón era bajito, delgado, fuerte y era de esos chicos a los que les gustaba cuidarse. Vestía bien y hacía mucho ejercicio, y a pesar de ser totalmente pasivo, tenía un carácter muy dominante. Sin embargo, Adrián era alto, regordete, y muy tranquilo. No parecía cuidarse mucho, pero, según me dijo Simón guiñándome un ojo cuando íbamos de camino, tenía una polla grande.

Adrián nos preparó la cena en su piso, y compartimos una charla animada. Era muy atento con Simón. No sabía si tenían una relación, o solo una amistad especial. Adrián nos había ofrecido su piso para cenar antes de salir de fiesta.

Al terminar de cenar Adrián llevó no solo su plato, si no también mi plato y el de Simón a la cocina. Mientras Simón sonreía divertido y se fumaba un cigarro. Yo alucinaba con la situación. Mientras yo miraba la televisión Simón salió de la sala de estar para ir junto a Adrián. Supongo que a hablar de sus cosas. Sin embargo, noté que tardaban mucho.

Cuando me cansé de esperar fui a ver qué estaban haciendo. La luz de la cocina estaba encendida, pero estaba vacía. Entonces noté unas voces suaves en un dormitorio cercano. Me acerqué con cuidado y miré por la puerta entreabierta.

Adrián estaba sentado en una silla de escritorio, mientras Simón estaba desnudo, solo con los calcetines de deportes, blancos y largos, puestos, sentado con las piernas abiertas encima del regazo de Adrián, y sí, todo indicaba que se estaba penetrando el culo con la polla de Adrián. El redondo y fuerte culo de Simón bajaba y subía, metiéndose la gruesa polla de Adrián. Su polla era lo único que salía del pantalón del grueso chico, porque seguía vestido. Las fibrosas y depiladas piernas de futbolista de Simón se apoyaban en el asiento de la silla, mientras se agarraba a los hombros de Adrián para no caerse. Aunque hablaban y gemían en bajo, la habitación era pequeña, y se les escuchaba.

-          Adrián: “¿Te gustó la cena? .. oooooh… ooh”

-          Simón: “No estuvo mal jajaja, un poco básica… mmmmm” dijo sonriendo con malicia, mientras gemía, bajando lentamente el culo penetrándose poco a poco con la gruesa polla de Adrián “Menos mal que tienes buena polla.. así igual te puedo perdonar jaja”.

-          Adrián: “Jajaja... gracias... AAAH..”. Adrián lo agradecía colorado, excitado, sudando y sonriendo tímidamente.

-          Simón: “De hecho es muy posible que te tenga que castigar jajaja ... OOOH... cuando te falte poco para correrte, avísame”.

-          Adrián: “Sí … ooooooh... como tu digas”.

Yo alucinaba viendo el espectáculo desde la oscuridad del pasillo. Tenía la polla como una piedra, viendo el culazo de Simón devorar aquel pollón, y hacerlo con aquella actitud de chulería y desprecio. Lo cierto es que no pude evitar sobarme mi polla viendo como el musculado cuerpito de Simón rebotaba encima del barrigón del buenazo de Adrián, y utilizaba su polla como quien usa un consolador.

Adrián no tardó en avisar de que no aguantaba más.

-          Adrián: “Me voy a correr, no aguanto más…”, dijo jadeando sumiso.

Simón fue perdiendo velocidad en su cabalgar la polla de aquel chico, y se la fue quitando, poco a poco, de su agujero. Supongo que ya muy abierto. Se bajó con cuidado de la silla de Adrián, y le miró, con gesto de burla, como estaba colorado, sudoroso y con la polla a punto de reventar. Con los huevos llenos de leche. Adrián no podía parar de sonreír a su adorado Simón, mientras este se volvió a vestir.

-          Simón: “Me vas a tener que dar dinero para salir, porque no tengo”.

-          Adrián: “Sí claro, lo que necesites”.

Mientras Adrián se volvía a meter su dolorida e inflada polla dentro de sus calzones, con ansiedad y frustración por no haber podido correrse, le acercó 30 euros a Simón, mientras este se vestía. Adrián notó que Simón se ponía toda la ropa menos sus modernos boxers de colores.

-          Simón: “Muy bien”, dijo todo seco, sin mirarle a la cara, mientras cogía los billetes.

Una vez terminó de vestirse cogió sus boxers usados, del suelo, y se los acerco a Adrián a la cara.

-          Simón: “Abre la boca”, ordenó.

Adrián obedeció y Simón se los metió, a presión, dentro de la boca. Casi parecía que quería ahogarlo.

-          Simón: “Ahora bajaremos de fiesta, mientras tu recoges todo esto. Quiero que no te masturbes hasta que yo lo diga. Te mandaré un WhatsApp. Cuando lo hagas, vas a usar mis boxers para correrte en ellos. Los quiero llenos de tu leche, ¿has entendido?”.

-          Adrián: “Sí, claro... como tu quieras”, dijo el chico, muy excitado y aturtido.

Entendí que aquello iba a terminar pronto, así que me fui rápido de vuelta a la sala sin que se diesen cuenta. Adrián nos despidió más tarde en la puerta de la calle, muy nervioso y colorado, y Simón no paraba de mirarme sonriéndome como un diablillo.

Salimos de fiesta por un conocido local de ambiente. Después de unas cuantas copas noté que Simón salía hacia un callejón cercano acompañado de un chico mucho más alto que él, joven, y bastante guapo.

Simón se dirigió a un muro cercano, mal iluminado, y empezó a liarse con aquel chico. Cuando ya tuvo aquel chico a mil, se bajó lentamente los pantalones, y dejó que aquel chico comprobara que no llevaba ropa interior. El chico empezó a acariciar el suave culo de Simón, y este le preguntó si podía grabar como le magreaba el culo con el móvil. El chico aceptó siempre que no se vieran las caras. El chico se echó saliva en tres dedos, y mientras morreaba con pasión a Simón, empezó a abrirle el culo con furia penetrándole con los dedos. Simón sacó su móvil y escribió a Adrián:

-          Simón: “Me está follando un chico más guapo que tu jajaja, espera que te lo enseño para que veas como disfruta de mi culo”.

Simón empezó una videollamada y dirigió la cámara del móvil a su culo, follado salvajemente por la manaza de aquel chico. Adrián pudo ver en la oscuridad de su habitación como a su adorado Simón le daba placer un joven desconocido, penetrando aquel precioso culo, y miraba frustrado la escena, con su polla a punto de reventar, acariciando el sudado boxer de su amado Simón con una mano, pero siempre obediente, luchó contra sus instintos para no tocarse.

Una vez que el chico estaba a punto de reventar, Simón se puso de rodillas, sacó la polla durísima del chico y se puso a mamársela, en pleno callejón, mientras le pasaba su móvil:

-          Simón: “Porfa, ¿te importa enfocarme con mi móvil mientras te saco la leche?”

-          Joven: “No hay problema jajajaj… qué guarra eres”.

Simón respondió con una sonrisa y se puso a mamar con furia la polla de aquel chico, que bufaba como un toro en celo. Simón miraba, sonriente y divertido, fijamente al móvil, sabiendo que al otro lado un frustrado Adrián veía como estaba a punto de beberse la leche de otro chico en plena calle. No tardó en suceder. El chico no aguantaba más, así que agarró la cabeza de Simón con una mano, y empezó a follarle la boca con brutalidad, mientras le enfocaba con su propio móvil. A Simón le empezaron a salir lágrimas pero siguió chupando con devoción, hasta que un largo rio de semen caliente le inundó la boca.

Simón empezó a tragar con intensidad mientras miraba con sus ojos llorosos pero felices directamente a la cámara de su móvil. Una vez que le hubo limpiado toda la polla a aquel chico, se puso de pie, y el chico le devolvió su móvil. Después de darle un par de besos y dejarse magrear más el culo, le pidió al joven un momento para ir al baño.

Mientras Simón volvía dentro del local sonrió maléficamente a la cámara y cortó la videollamada, pasando al chat.

-          Simón: “Hola feo ¿Qué te pareció la lefada que me acabó de comer?, joder que bueno está el chico ¿eh? Jajajaja”

-          Adrián: “Bien... qué suerte tiene jeje”.

-          Simón: “Eso es, mucha suerte jaja.. bueno, para que no olvides mi culo, te permito ahora sí correrte en mi boxer, para que veas que soy bueno contigo, ¿ok? Jajaja. Yo me voy a quedar un rato más con este chico. Le invitaré a una copa con tu dinero, que se lo merece, ¿no crees? Jaja”.

-          Adrián: “Sí… claro, haces bien”, contestó mientras empezó a restregarse el boxer de colores usado de su adorado Simón por la polla, ya humedecida de líquido preseminal.

-          Simón: “Así me gusta, que sepas cual es tu lugar jeje, bueno feo, te dejo por hoy, disfruta de mis restos, Un besito”.

Adrián se arrodilló en la oscuridad de su dormitorio y se masturbo con fuerza, envolviendo su polla con el boxer de colores de su adorado dominante, no tardando en inundarlo de lefa caliente, que se desbordó por los laterales de la tela, mientras soñaba con el duro y suave cuerpo de Simón, ahora siendo disfrutado por un desconocido. A Adrián no le importaba, porque su felicidad era la felicidad de su adorado dominante, y eso, era suficiente para él.