Relatos guarros para tiempos difíciles

Una pequeña fábula-relato de un caballero que es la polla en busca de su destino.

El camino era muy empedrado, rocas rosadas, poca vegetación y negra como el azabache a todo mi alrededor, mi polla se arrastraba por aquel valle de la soledad con la única esperanza de encontrar al gran sábio culo del que tanto me habían hablado y tantas leyendas había escuchado, sesenta y nueve cachondos días me separaban de aquella aventura que emprendí solo, mi polla necesitaba a alguién que la escuchara y le diera consejo, cada vez era mas grande y gorda, los antiguos habitantes de la zona habían escuchado por habladurias que existia una cebolla que hacía que te creciera la polla si la comías, fruto de esa duda salí en busca de ayuda y destapar esta conspiración que yo temía que me hubieran hecho, porque mi polla no paraba de engordar y crecer, os preguntaréis que es lo que he hecho para merecer este colosal castígo, pues verdaderamente no lo sé.

Yo soy, o era enculador, me dedicaba a castigar a las doncellas y caballeros del reino, cuando no tenían ganas de practicar arte follador, por orden suprema yo era el encargado de machacar culos hasta devolver la ilusión a las personas faltas de cariño sexual, pero con tanto empujón yo acababa aturdido, mi polla creo que necesitaba un respiro y en una de estas me quede sumamente dormido, al despertar en la boca me notaba un sabor muy raro y el estomago lo tenía muy revuelto y con ardor, la aldea estaba desolada y en mi polla había una nota que decia: ve hacía el ora-culo y sabrás quién eres en realidad, hasta entonces tu polla crecerá y crecerá y tu gusto caerá.

Fué entonces cuando salí de allí para de algúna manera encontrar la forma de parar esto, fuera cierto o no tenía que hacer algo, no perdia nada por intentarlo y así es como al principio de esta história os contaba, de camino por aquel empedrado camíno llego por fín a un lugar donde acaba el camíno y esculpido en la roca delante mío se haya el ora-culo, un culo imponente que desafía la lógica, a mis pies hay una baldosa que pone: Aquí empieza tu camino, si eres puro no te escupiré mierda, si te encuentro maldad te lanzaré un cuesco muy apestoso y te robaré la energía de tu rabo y si eres de buen follar te conectarás a mi a traves de tu polla.

En esos momentos no sabía que hacer, todo duró muy poco, a los pocos segundos empiezo a notar en mi pito un cosquilleo como nunca y la polla empieza a empinarse y ha engordar, el ora-culo con sus sábias palabras me hace entender que soy buena persona y accedo a meter mi increible polla en su duro agujero de piedra, al conectarlo noto como a través de mi rabo me habla y me dice que la profecía era cierta, un día un enculador comerá cebolla gracías al pueblo y la polla crecerá y engordará para poder ser metida en el ora-culo y devolver la follada y el gusto por toda la tierra, ahora entendía el ardor de estomago que tenía, me habían atracado de cebolla para que me creciera la polla, los muy cabrónes, entonces se produce un pequeño cataclismo, el oráculo entre los temblores del suelo se hunde bajo la tierra mostrando un gran agujero y yo consigo sacar la polla de su interior y escupo todo el gusto por el valle de la soledad, la corrida empieza a notarse por todos los lados, antes desolado y ahora todo fértil, el gusto llega hasta el ora-culo y empieza a entrar en su interior, lo que antes parecía un camino con piedras rosadas y vegetación negra, se convertiría en un auténtico coñazo, enorme!, a los pocos momentos empieza a florecer campos enteros y valles, esto llega hasta la aldea y en todos esos campos empiezan a crecer pollas y culos de todos los tamaños y colores, la gente de la aldea ya no tendrá excusas, tendrán un buen repertorio de todas esas frutas de la pasión.

Yo en cambío mi trabajo había acabado, al llegar a la aldea me recibieron como a un heroe, pero con el paso de los días allí no me comía una mierda, por cada esquina veías a gente con sus pollas y culos follándoselos y compartiéndolos con los demás, era abrumador para mi, se respiraba gusto y guarreo por todos los lados, la gente follaba a todas horas y en todos los sitios, pero yo era el único que sacaba mi polla a paser y sin resultado, instintivamente volví a mi santuario, mi polla era feliz con el ora-culo y nuevamente los valles eran fértiles, así año tras año, hasta que un buen día el ora-culo me acogió entre sus nalgas y la gente me erigió un monumento a mi honor con un gran obelisco en forma de polla en todo su centro convirtiéndose en lugar de culo (no de culto) para todos sus fieles, ese lugar estaba justo en la quinta polla, por si alguien le apetece ir, las otras cuatro estan...bueno, eso es otra história.