Relatos Eróticos

Jon tendrá que verselas ante su recién llegada prima, Sara, que viene a estudiar a la universidad.

Mi primita Sara estaba sentada dándome la espalda, el brazo derecho haciendo rápidos movimientos. Me fijé en la pantalla. Fotos de tías desnudas en poses lascivas, en el centro un texto. Se volvió mi prima y la vi la cara. Estaba algo sonrojada

Buenos días queridos lectores. Me llamo Jon, tengo 24 años y vivo en Logroño con mis padres y con mi hermanita. La verdad, hasta ahora he tenido una cómoda y tranquila existencia. Trabajo desde los dieciocho años como albañil, principalmente haciendo reparaciones en casas (trabajo para una importante compañía de seguros). Mi padre se llama Rigoberto, un nombre un tanto antiguo pero es que tiene la friolera de sesenta años. Es el director de una pequeña sucursal de un pueblo del sur de Navarra, por lo que tiene que desplazarse todos los días a sesenta o setenta kilómetros. Pero gana un buen jornal y, a cinco años de la jubilación, se puede decir que es el mejor trabajo que podría tener. Mi madre, Ana, es una mujer muy activa. Nuestra desahogada situación económica la permite no trabajar, por lo que tiene mucho tiempo libre. Hace ejercicio habitualmente, esta algo entrada en carnes pero aparenta varios años menos de los que en realidad tiene, que son 42. La gran diferencia de edad entre mis padres se ha saldado con alguno problemas en el vivir cotidiano pero, finalmente, mi madre consiguió suficiente divertimento en la compra a domicilio y las discusiones entre mis padres cesaron. Ciertamente, la encanta compran. Tenemos máquinas de hacer ejercicio, una gran tele, un buen ordenador (que esta en mi cuarto), una bici estática (el pasatiempo favorito de mi hermana) y demás gilipolleces.

He mencionado a mi hermana. Mari (se llama María de las encarnaciones) es mi hermana menor. Tiene 15 años y aún va al instituto. Como ya he dicho, su pasatiempo favorito es pedalear en la bici estática, lo que ha provocado un culo de impresión. Pero bueno, no me extenderé más con ella. Está historia comienza en septiembre del año pasado. Resulta que el hermano de mi padre (mi tío) tiene una hija (mi prima). Ellos viven en Badalona, así pues, no les vemos muy a menudo y mi contacto con mi prima era reducido. En realidad, sólo la recuerdo de algunas navidades cuando éramos unos críos. Ahora tendría la ocasión de remediarlo. Mi tío siempre a sido un fervoroso anticatalanista, aunque se casó con una catalana (socia del Barça para más Inri) y viva en Cataluña, pero no estaba dispuesto a consentir que su hija fuera a una universidad catalana, donde tendría que aprender el catalán. No. No lo consentiría. Y, como nosotros teníamos sitio de sobra, mi padre y mi tío decidieron que la prima de Badalona vendría a vivir a casa, con el fin de estudiar en la Universidad de Logroño. Así fue como Sara, mi prima, se instaló en septiembre del año pasado.

Bueno, la primera impresión dicen que es la más importante. Sara era espectacular. Yo la recordaba como una niña pequeñita con coletas y pecas. Ahora era una joven de 20 años, pelo negro como el carbón y liso, muy brillante y con aroma a flores por las mañanas. Sus ojos oscuros tienen tonalidades verdosas y sus mejillas están salpicadas por graciosas pequitas. Su pecho firme y su culito no me pasaron inadvertidos, pero caray que era mi prima y tampoco la mire demasiado. Eso sí, me percaté rápidamente de que mi prima era un pibón, con los problemas que trae convivir con un pibón. Ciertamente, las primeras semanas de septiembre fueron bastante tranquilas (ella aún no había empezado la universidad pero yo ya estaba trabajando).

Aun así, pronto descubrimos que nuestra primita Sara era bastante peculiar. Y es que, cual Dr. Jekyll y Mr. Hayde, tenía unos terribles cambios de humor según el día. La mayor parte de los días se levantaba temprano, a las siete y media. Por entonces la casa era un hervidero. Salvo mi padre, que va a trabajar muy temprano, todos estamos levantados, tratando de arreglarnos en el único baño (cierto es que yo apenas si lo uso para las necesidades… vitales) comiendo cualquier cosa en la cocina y saliendo disparados a nuestros diferentes cometidos. Yo, al tajo; mi hermanita, al tuto; y mi madre, a la parroquia (No se que demonios le ha dado con ir temprano a la parroquia, si nosotros no somos muy de rezar)

Y en estas apoteósicas mañanas es cuando descubrimos el variable humor de Sara. Algunas mañanas, las más, se despertaba y, sin siquiera levantarse de la cama, se ponía a leer algún libro (generalmente unos tochos de agárrate los machos). Después, cuando el jaleo se acababa, se levantaba, hacía su cama y recogía la casa. Luego se marchaba a dar una vuelta (Dios sabe donde) y volvía a comer. Otras mañanas, las de mal humor, se levantaba hecha un diablo, corriendo de un lado a otro, increpando, metiendo prisa, vistiéndose aceleradamente, desperdigando su pijama por entre los recovecos de su cuarto y, sin siquiera hacer su cama o recoger la taza de café, salir pitando dando un portazo de un grave mal humor. Al principio estos ataques de celeridad e irritabilidad nos sorprendieron, pero, como el hábito hace al monje, no tardamos en acostumbrarnos. Cuando empezó la universidad, los días de mal humor se la multiplicaron. Pero a cada cual con sus penas y que cada palo agarre su vela.

Para primeros de octubre me sucedió una cosa que, por lo que luego entraña este relato, creo merecedora de figurar aquí. Por entonces mi prima no ocupaba apenas una parte de mi subconsciente. Como he dicho, trabajo en la albañilería, arreglando cosas por aquí y por allá. Aquella soleada mañana de mediados de octubre la empresa me llamó para dar parte en un pisito cerca del parque de San Miguel. Llamé al timbre y me abrió una chica inmigrante, una rumana por el acento. Me indicó la ventana que se les había roto. Empecé a trabajar absorto en la ventana y en el boquete que había que reparar. A las dos horas ya había acabado el asunto.

¡Señorita! ¡Esto ya está!- le grité. Se acercó contoneándose- Esto ya está. Bueno. Marcho pues.

Adiós y gracias.

Me extendió un billete de cinco euros, como propina, y me despidió. Cogí la caja de la herramienta y fui hasta la salida. Ni siquiera me acompaño a la puerta. Justo antes de salir me percaté de que olvidaba el teléfono móvil. Volví sobre mis pasos con la caja a cuestas y volví a entrar en la habitación. Allí estaba, apoyado junto a la pared tal y como lo había dejado. Entonces sonó un portazo.

¡Ya me he escapado del curro conejita!- vociferó una voz masculina. Era una voz ronca y seca. Típica de un fumador empedernido- ¡Ven aquí que voy a joderte bien!

Sucedió entonces una de las situaciones más embarazosas de mi vida. En apenas unos segundos empezaron a sonar risitas y chilliditos. Joder. A los pocos minutos escuche los inconfundibles golpes del entrechocar de las carnes, acompañados de unos delatores gemidos femeninos. Joder. ¡Se estaban follando a la rumana! Yo me había quedado paralizado, sin saber que hacer. Coño. Estaba en una habitación al final del pasillo y para llegar a la salida tenía que atravesar todo el pasillo, pasando por delante de todas las habitaciones. Estaba atrapado. Pensé por un momento en salir corriendo, pero me contuve. Los chillidos llegaban cada vez más eróticos "Sí, Sí, dámelo todo, ¡MÉTEMELA!" "¿Te gusta? Puta zorra rumana. Puta zorra" Aquellos sonidos, aquel olor de sexo… aquellas voces. Leñes, me estaba excitando. Había que poner fin cuanto antes. Arrastré el carrito de la herramienta sin hacer ruido. En la segunda habitación, la de matrimonio, les vi. La rumana que me había abierto estaba en pelotas salvo por unas medias de encaje y unos tacones. Su acompañante estaba totalmente desnudo. Era viejo, como mi padre más o menos. Enjuto al igual que él y calvo como una pelota, a diferencia suya. Estaban sudando y las gotas perlaban las enormes tetas de la rumana. Mi polla apuntó al cielo, me dolía de tan fuerte la tenía.

Bueno yo ya me voy- les dije- Disculpen las molestias.

¿Pero quien es ese? Eh, tú. Vuelve. ¡NI SE TE OCURRA DECIRLE NADA A MI MUJER!

Joder. Ahí iba a volver. Agarré el carrito de la herramienta y salí escopetado de esa casa. Cuando llegué abajo mi corazón latía con fuerza, mi pene aprisionado me dolía. Tarde unos minutos en calmarme. La verdad, creo que es el día que mejor recuerdo de mi trabajo. Aún puedo oler aquella casa, aquel olor a polvo, humedad y ese toque de canela.

Contada esta pequeña historia, a modo de aperitivo, debo decir que, poco después, hubo un suceso mucho más crucial en mi existencia. Mi novia me dejó. Fue repentino, premeditado y ruin. Apenas si me lo esperaba. Cierto es que últimamente no nos veíamos tanto. Cierto que teníamos pequeños problemas de comunicación (nuestra conversación más larga fue sin duda una noche en un cine erótico). Cierto que ambos empezábamos a pasar de la relación. Pero nunca me esperaba que me fuera o fuese a dejar de aquella manera. Un mensaje en el maldito móvil. Lo estampé contra la pared cuando lo leí: "T Djo" No te jode. No son formas. Eran últimos de octubre cuando me dejó, cuando me envió aquel mensaje de cuatro letras. Y mentiría si dijera que no me afectó. Nunca, nunca antes me había dejado una chica. Había sido yo siempre el rompecorazones. Las cosas duelen más cuando no se las espera. Pero bueno, la historia debe continuar.

El frío invernal se abría paso a primeros de noviembre cuando pasó lo que ahora voy a relatar. Las tardes de los sábados solía emplearlas en pasear con mi novia, ira al cine con mi novia o ir de marcha con mi novia. Como ya no había novia ya no había tanto entretenimiento por las tardes del sábado. Hombre, solía ir con mis amigos a alguna que otra discoteca, pero pronto me cansé. Era, pues, tarde de sábado cuando me sucedió lo que ahora narro. Mi primita Sara estaba ocupando mi ordenador, en mi habitación. Con la excusa de que lo usaba para estudiar la muy jodida se pasaba horas enteras en mi cuarto, usando mi ordenador… y me condenaba a la TV del salón juntó a mis padres. Mi hermanita Mari estaba en la cocina haciendo algún tipo de repostería. La encanta hacer repostería.

Como digo, estaba en el salón discutiendo con mi padre de fútbol mientras mi madre hacía punto de cruz frunciendo el ceño. Yo aseguraba que Higüaín tenía 25 años, mi padre decía que no pasaba de los 20. La verdad, una tonta discusión. Como ninguno parecía convencer al otro, decidí ir a mi cuarto a buscar la Guía de la Liga, ese libro indispensable que había que comprar para resolver disputas tales como la edad de Higüaín. Abrí la puerta de mi habitación. Mi primita Sara estaba sentada dándome la espalda. Su mano izquierda sobre el ratón, atravesada. El brazo derecho haciendo rápidos movimientos. Me fijé en la pantalla. Fotos de tías desnudas en poses lascivas, en el centro un texto. Se volvió mi prima y la vi la cara. Estaba algo sonrojada, al verme se sonrojó más abriendo la boquita graciosamente. "Primo" exclamó. Cerre la puerta y volví al salón. No. Al salón no.

He de reconocer que ver a mi casi desconocida prima masturbándose en mi propio cuarto me había excitado de sobremanera. Vamos, que tenía la verga más dura que un palo y más alta que nunca. Pasé por el salón. "¿y la guía?" preguntó mi padre. "Tienes razón. Tiene 19 años" le dije escurriendo el bulto. Me metí a la cocina con mi hermanita Mari. Estaba haciendo tarta de chocolate con cobertura de mermelada de naranja e interior de nata. Una exquisitez. A pesar del frío de la estación estaba en una camisetita de tirantes y unos shorts, descalza. El calor de la cocina.

Jon. ¿Bienes a ayudarme?- me preguntó mientras batía a todo trapo la masa de harina, huevos y azúcar.

Claro.

Cogí el batidor y me puse dale que te pego. Ella se inclinó para mirar dentro del horno, dejándome una gran panorámica de su culo. Eso no ayudaba a bajar mi erección. Traté de concentrarme en el batido, pero caray, que movimiento hay que hacer para batir. El chocolate que estaba cociendo en el puchero esparramaba un efluvio dulzón. Dicen que el chocolate es un afrodisíaco. Joder, cada vez la tenía más empalmada. Entonces mi hermanita se dio la vuelta bruscamente y me golpeó en el brazo. Tiré toda la masa por la mesa. Ella rápidamente se puso a recogerla. Con las prisas me abalancé sobre ella y choqué mi paquete contra su culo perfecto. Joder. Se dio la vuelta, con los ojos muy abiertos. "Jon" me dijo, entre asustada y asombrada. Coño, todo estaba saliendo muy mal. Salí de la cocina, cogí mi chaqueta y me fui de casa. Necesitaba respirar aire puro.


Lo cierto es que aquel día salto la chispa, fue el detonante de las relaciones incestuosas que pronto iban a suceder. Desde aquel día empecé a interesarme mucho más por mi primita. Ella hacía como que no había pasado nada. ¡Qué bien disimulan las mujeres! En vista de que seguía utilizando durante largos ratos mi ordenador (Dios sabrá para que) resolví espiarla. Cierto, no es algo demasiado caballeroso, pero poder ver como mi primita se masturba era algo que me quitaba el sueño. Conseguí una cámara de seguridad, de esas que graban ininterrumpidamente, y la truqué para poder activarla a control remoto. Una vez instalada la cámara me dispuse a esperar.

Voy a usar tu ordenador ¿Va Jonny?- me dijo la guarra.

Esa era mi oportunidad. Le di a grabar la cámara. Transcurridas dos horas salió de mi habitación. Rápidamente la ocupé yo. Estaba nervioso como no había estado en mucho tiempo. Esperé unos minutos mientras la cinta se rebobinaba y luego le di al play. Allí estaba ella, sentada a la mesa, tecleando. No había nada. Le di a acelerar. Las imágenes desfilaban rápidamente, tecleaba, escuchaba música tumbada en mi cama, veía un video en youtube, etc… Nada. Las imágenes pasaban y pasaban. Cuando ya había pasado de la hora y media empecé a desilusionarme. Maldita sea. Nada pasaba. Una hora y cuarenta y cinco… y cincuenta ESPERA. Había algo, una mano que bajaba a la entrepierna. Rápidamente le di para atrás y lo pasé a velocidad normal. Nada, sólo se estaba arrascando algo. Vaya mierda.

La verdad sea dicha, esperaba mucho más de aquella primera sesión de video vigilancia. ¡Por Dios! ¿Me estaba convirtiendo en un mirón? La vida siguió en mi casa, mi monótono trabajo seguía igual de aburrido que siempre. Mi primita, con la llegada de abril, empezaba a mostrar más carne y eso me revitalizó un tanto. Ahora llevaba unos shorts y una camiseta larga para andar por casa. Era muy excitante. Eso hizo que me animara a volver a espiarla. No se, con el calorcito apetece ¿No? Volví a enchufar la cámara un mediodía. Mi padre y yo estábamos viendo la carrera de la F1 cuando mi hermana salió de mi cuarto (a mi hermanita también le gusta el Internet) Inmediatamente después entró mi primita. VAYA ADELANTAMIENTO DE ALONSO. Joder, por fuera que pasó a Kovalainen. Coño, con la emoción casi se me olvida darle al REC del mando.

Una vez acabada la carrera, entré a mi cubículo. Como la otra vez, rebobine la cinta y luego: play. Como la otra vez, le di a pasar rápido. Como la otra vez, nada. Mucho Messenger, mucho correo, mucho pascual y demás pero nada de lo interesante. No no. Espera. A partir del minuto veinte… sí. HABÍA ABIERTO UNA PÁGINA DE RELATOS ERÓTICOS Y SE MASTURBABA MIENTRAS LEÍA. Joder. ¡Qué fuerte! ¿Qué tipo de persona se la casca con una página de relatos X? Ningún tío. Bueno, el caso es que ahí estaba ella, metiéndose la mano en su pantaloncito. Coño, que pena que sólo se viera de espaldas. A los pocos minutos comenzó a moverse un poco más rápido, arqueó la espalda y dio un par de sacudidas con las piernas. Luego, se levantó y se tiró sobre la cama. Sobre mi cama. Allí parecía volver a su quehacer. Otra vez se metía la manita por entre el pantalón. La otra mano empezó a rozarle sus tetas, esto se ponía cada vez mejor. Se levantaba un poco la camiseta y se veía su tripita. Y… ahí se acabó. Tan pronto como empezó se levantó de la cama y salió de la habitación. Volví a pasar la cinta rápido. Ella volvía (habría ido al baño) pero no pasaba nada más. Bueno… algo es algo.

He de decir que durante todo abril estuve grabando a mi primita mientras estaba en mi ordenador. Asimismo anoté la página de relatos a la que era asidua www.todorelatos.com. La visité, por curiosidad, pero eso no era lo mío. Cuando quería cascármela simplemente ponía youporn y fuera. Nada de relatos ni tonterías. Bueno, he de decir que las sesiones de mi primita eran fantásticas. Vaya si lo eran. Una incluso se quitó los shorts y pude contemplara su coño, su coño perfecto estrechito caliente y depilado. Joder, ni que decir tiene que usaba más de un video para masturbarme. Un día, ya a finales de abril, sucedió una cosa extraña. Estaba mi primita allí sentada, haciéndose un dedo cuando de pronto se da la vuelta y mira a la cámara. COÑO QUÉ ME HA PILLADO. No. Era a la puerta a la que miró. Se asentó un poco y apagó el monitor. Mi hermana entró en el plano. Tras unos instantes hablando se marcha mi prima. Mi hermana parece que la va a seguir, pero no. Espera unos segundos y enciende el monitor. La página de relatos, aún cargada salé a escena. Puedo ver como mi hermanita mira a la puerta por donde acaba de salir mi prima. Luego, vuelve a mirar la pantalla. La veo con la boca abierta con esa graciosa mueca que adopta cuando se sorprende. Después, sale del cuarto y se acaba el video.

Vaya tela. Después de eso estuve ojo avizor para ver cualquier conducta extraña en mi hermana. Nada. Parecía que no hubiera visto la página… o que lo hubiera dejado correr. Bueno, una cosa si que cambió. Desde aquel día, las visitas de mi hermana al ordenador de mi cuarto se triplicaron. ¿Eso quería decir que se había abonado a la web de relatos? Sólo había una forma de comprobarlo. Preparé la cámara en su sitio y esperé a que mi hermana fuera al ordenador. Siempre lo hacía una hora antes de cenar. Cuando entró le di al REC. Luego, le di al PAUSE. ¿En qué clase de degenerado me convertiría si espiaba a mi hermana? No. Ni hablar. Era producto de su intimidad.

Así pues, decidido a no espiar a mi hermana, redoblé Sara. Y conseguí un gran premio. El premio gordo. O eso creía yo. Era una tarde calurosa de mediados de Mayo. Mis padres se habían ido junto con mi hermana al pueblo de mi padre, allá por Zamora, y no volverían hasta el día siguiente. Mi primita y yo nos quedábamos solos en casa por esa noche. Era de tarde, como digo, las seis y poco. Mi prima estaba en mi cuarto, con la puerta abierta viendo una película bajada de la mula. Era una de esas chorradas americanas: Pie americano o no se que. Bueno, como era viernes, decidí ir a dar una vuelta con algunos amigos. Antes de salir entré a mi cuarto.

Sara me voy. Vendré a cenar, sobre las nueve y pico diez.

OK. Informare al senado, haber si consiente el presidente del estado

Vale Vale. Tuyo argumento captado. Adiós.

Lo cierto es que mi primita también pude ser muy desagradable, pero cuando vi el video de aquella tarde todo quedó olvidado. Volví tal y como prometí a las diez de la noche. Ella no estaba. Había al menos media pizza de esas de entrega a domicilio. Pizza tropical, mi favorita. La recalenté y me la comí. Mi primita me había dejado una nota donde me informaba de que había salido y volvería tarde. "Informaré al senado" pensé. Después de cenar me puse un rato la tele, hasta que recordé lo del vídeo. Aprisa fui a mi cuarto, con un poco de suerte la primita se habría estado entreteniendo un rato. Rebobine, como de costumbre, y le di al play. Allí estaba ella. A los cinco minutos de mi marcha paró la película y se metió a su web favorita. Empezó a buscar como una loca entre los relatos que tenía marcados. Pulsó uno llamado "Desafío al lector". Qué título más intrigante.

Aquello resultó estar muy por encima de mis mayores imaginaciones. Empezaba el relato dando una serie de instrucciones extrañas:

"Este es un desafío hacia los lectores de todorelatos, un juego, un mero entretenimiento. Espero que os guste, os excite y, sobre todo, espero que cumpláis con el desafío.

NECESITAS:

-Una moneda de 2 euros.

-Un Dado.

-Un Folio y un rotulador.

-Cuatro prendas de vestir: Camiseta, pantalón, bragas/Calzoncillos, sostén/camiseta interior

-Una cámara digital de fotos.

-Nata montada o miel o chocolate líquido o mermelada o similar.

-Ganas de pasártelo bien y, tal vez, un poco de alcohol o leer unos cuantos y buenos relatos X.

INSTRUCCIONES

El juego consta de TRES FASES. Cada fase tiene dos pruebas, la prueba CARA y la prueba CRUZ. Antes de cada fase te quitaras una prenda de tu indumentaria, la prenda en cuestión será la que determine el dado"

Tras leer esta pequeña introducción, mi primita salió de la habitación. "¿No ira a por la nata?" Pensé. No, fue a por una moneda y a por el dado. Caray. Esto se ponía interesante. Sin pensárselo dos veces tiró el dado. Un 3, debía quitarse el pantalón. Ni corta ni perezosa se desembarazó del pantalón. Llevaba unas braguitas azules pálido de encaje. Sus magnificas piernas (cierto que peores que las de mi hermana) se veían perfectamente. Después de quitarse los pantalones, tiró la moneda al aire. Salió cruz. Miré rápidamente al monitor.

"FASE UNO

CRUZ: Deberás bajar a la calle y preguntarle al primer@ que pase la hora. Después te pondrás melos@ y le pedirás su número de teléfono. Es igual si no te lo da."

Vaya. Bajar en bragas a la calle y pedirle el teléfono a uno. O una. Maldita sea, eso no lo vería. La muy guarra de Sara salió de la habitación. ¿Sería capaz de ir a pedirle a una persona el teléfono en bragas? Lo cierto es que se me estaba poniendo dura. Bastante dura. Buff. Pasé rápido hasta que volvió a la habitación. Traía un papelito de la mano. Lo soltó encima de la mesa. Eran unos números.

De nuevo volvió a tirar el dado mi hermanita. Un 6 esta vez. Ahora se quitó la camiseta ajustada quedándose en sujetador y bragas. Sus tetitas se bambolearon un poco al quitarse la camiseta. El tono azul de su sostén era tan pálido. Vaya delantera que tenía mi querida hermanita. Ahora tiraba la moneda, que cayó graciosamente en su mano desnuda. Otra vez cruz. ¿Qué prueba tendría ahora? Vaya mala leche mover la pantalla. Salió de la habitación. Vaya porquería. Así me lo iba a perder todo.

Entonces se encendió la bombilla. ¿Por qué no meterme en la página para saber que iba ha hacer? Así hice. Encendí la computadora. ¿Qué sería lo que iba ha hacer? Entré en todorelatos.com. Chicas desnudas, propaganda en los bordes y demás me salpicaron los ojos. En la esquina superior derecha ponía: "Bienvenido Encarnaciones" Ese era el LogIn. Encarnaciones. JODER, esto me confirmaba que mi hermanita también se metía en esa página. Le dí para ver el perfil. Resulta que mi hermanita había hecho sus pinitos como escritora. ¡Había publicado un relato de cinco estrellas! Luego me fijé en sus relatos favoritos. Caramba, otra sorpresa. La mayoría de sus favoritos eran relatos de amor filial: sexo entre madres e hijos, padres y cuñadas, PRIMOS (me latió con fuerza la polla), entre hermanos y demás cosas. Su favorito era uno llamado "Cuerpos mojado". De un tal Azaghal, vaya depravado.

Y allí estaba también el que yo buscaba: Desafío al Lector. Lo abrí y me dispuse a leerlo. Busque rápidamente la prueba de la segunda tanda para la CRUZ. Allí estaba:

"CRUZ: Deberás pedir una pizza. Una vez llegué el pizzero agarraras la pizza y le dirás: "La pizza está caliente, pero no tanto como yo""

Vaya por dios. Esta tampoco la vería pero, ha juzgar por mi cena, si que la había realizado. Estaba bobinando la cinta para ver lo que pasaba en la tercera fase cuando me quedé de piedra. Allí estaba mi prima Sara, su larga melena lisa y oscura como el carbón cayendo entre sus pechos sudorosos. Y no estaba sola. EL PIZZERO. El pizzero estaba en la cama, en mi cama, sentado. La guarra de mi prima le masturbaba y le mamaba la polla. No pude contenerme más y empecé yo también a cascármela. Joder. El pizzero debía ir muy acelerado porque en un santiamén se corrió llenándole el pecho a mi prima de su leche.

Pero no quedó ahí la cosa. La jodía se fue del cuarto y regresó con el tarro de la miel y una cuchara. El pizzero seguía ahí sentado. Sara le levantó y acto seguido se tumbo en la cama, desnuda. Ahora por fin la veía a su máximo esplendor. Estaba buenísima. Cabrón de pizzero. Se untó de miel el coño con la cuchara y también le dio a la polla del pizzero (Que no se me olvide tirar el tarro de la miel) luego le chupó hasta que se le puso dura. Comenzó otra mamada que paró casi al instante. Volvió coger la miel y se la untó por las tetas. El pizzero se abalanzó sobre ella chupándole y lamiéndole sus preciosos y suaves senos. Cuando le hubo limpiado bien la parte de arriba empezó con la de abajo, metiendo la lengua por entre sus pliegues. Me corrí. No aguanté más y lo eché todo. Una vez me hube quedado a gusto volví a mirar al video. Allí seguían

Ahora el pizzero estaba tumbado en la cama, mi cama, donde estaba yo sentado, y mi prima Sara encima, cabalgándole a una gran velocidad. Joder, era bestial ver las embestidas, sus tetas bamboleándose graciosamente mientras se metía toda la tranca del pizzero hasta el útero. Se la veía gemir, gritar. Los ojos salidos de las cuencas. En unos minutos el cabrón del pizzero se volvió a correr. Se había follado a mi primita en mi cama.

¿Te ha gustado el show? –me preguntó Sara desde la puerta. No la había oído entrar.

El show- dije tratando de esconder la cámara. Aun así, mi pene flacido descubierto me delataba- ¿Qué show? ¿Cuando has llegado?

Sabes, he estado follando toda la noche con el pizzero. He sacado fotos ¿Eso te excita? Mirón.

¿Pero qué dices Sara?- pregunté. Joder, que pillada.

Te gustaría tener tu un poco, ¿verdad? Por una vez ser el protagonista y no el mirón. EL asqueroso mirón.

Oye Sara- la dije un poco enfadado. Yo mirón y ella puta. No te jode- no te pases.

¿Quieres que te la coma, Jonny? Vamos, seguro que sí. Seguro que sí.

Se acercó y empezó a pajearme y a darme lamidas. En ese momento las palabras estaban de más. Me chupaba el glande y luego se metía toda la polla en la boca. He de reconocer que la tengo bastante… normalita.

Rápidamente se me puso a mil, aquello parecía que iba a reventar. Y eso que me había corrido hacía nada. Aumentó el ritmo de su mamada, me cogía los huevos, los acariciaba. Joder, mi ex novia la chupaba bien, pero esto era el paraíso. Sin labios no hay paraíso. Ni tetas ni leches. Tetas. Allí estaban, al alcance de mi mano. Le acaricié los senos por encima de la tela, podía notar como sus pezones se erguían ante el contacto.

Vamos, vamos, Jonny. ¿Te gusta como te la como? ¿Quieres que me lo coma todo?

Así me hablaba, y luego volvía a chuparmela. Me daba algunos mordisquitos que me erizaban los pelos de la nuca. Estaba sudadando. Estaba a punto de irme. Estaba en la gloria… y me fui. Se lo tragó todo, no dejó ni una gota.

Oh, pequeño Jonny. Guardame el secreto ¿Quieres?

Se marchó dejándome solo en la habitación. Según se iba pude admirar una vez más su hermoso culo, sus preciosas piernas y aquella manera de andar. Me quedé dormido poco después.