Relatos en la oficina
En homenaje a Todorelatos, por los grandes momentos de placer que he tenido con ellos.
Relatos en la oficina
Hola antes que nada comentaros que me llamo Irene, Me encanta esta web de Todorelatos, porque con estos relatos tan buenos siempre me caliento y me masturbo mucho, imaginándome en esas situaciones. Normalmente los leo en mi oficina, cuando acaba mi jornada de trabajo y me quedo sola.
Pero uno de estos días, creyéndome sola, me puse a leer y releer los relatos, sobre todos los lésbicos de Egarasal y Marta Vallet, con la blusa un poco desabotonada y la falda subida hasta casi la cintura. Estaba súper caliente, con una mano manejaba ratón del ordenador y con la otra me acariciaba el clítoris, que estaba húmedo y caliente como nunca. El caso es que sin darme cuenta, entró mi jefa a buscar unas llaves y me descubrió en semejante situación; sin que yo la viese. Ella no dijo nada, yo estaba a punto de terminar y no podía parar.
Silenciosamente se puso detrás de mío y me empezó acariciar los pechos con sus manos. Yo sorprendida empecé a ver estrellas, ¿pero qué pasa? ¡Era real, no un relato! La miré, y ella me preguntó -¿Te molesta?- No hubo contestación por mi parte. Caliente como estaba, y por primera vez el poder tener una relación con otra mujer, muy atractiva por cierto, hizo que mi impulso sexual siguiera adelante.
No aguanté más, giré mi silla giratoria y me encontré justo enfrente de su cintura. Inés llevaba puesto un pantalón, le desabotoné y le bajé la cremallera, y ante mi visión aparecieron unas divertidas braguitas. Deslice éstas y me encontré un triangulo maravilloso, el me lo metí a la boca y empecé a succionar. Chupé y chupé esa delicia que tenía entre las piernas. Me levanté de la silla, hice que ella se sentara y yo de frente me agaché, le lamía los labios vaginales y a su vez le acariciaba el clítoris con los dedos. Esta era la escena que yo me había imaginado con una mujer estaba siendo de maravilla. Enseguida Inés llegó a un orgasmo bestial.
Luego ella me subió a mi escritorio, me chupaba los senos como un bebé, me acariciaba toda y me empezó a lamer por toco el cuerpo. Fue introduciendo por mi sexo, lentamente, sus dedos. Uno de estos, con una maestría increíble se recreaba en mi clítoris. Nos pusimos en posición de 69 y nos comíamos mutuamente nuestro felpudo. ¡Cómo gozamos!
Ahora, todos los días, cuando accedo para leer los relatos de Todorelatos, mi jefa está conmigo por alguna excusa y hacemos el amor, cada vez más erótico, pornográfico y delicioso. Ya no podemos prescindir de los relatos.