Relatos de Terror: Nuria
Aprovechando la proximidad de Halloween, algunos autores de TR hemos decidido escribir una serie de relatos de terror. "Nuria" por PABICOL.
Nuria abrió los ojos, al principio no sabía donde estaba. Le dolía mucho la cabeza. Estaba oscuro, muy oscuro. Y hacía frío. Tenía las piernas dormidas, los brazos entumecidos y apenas podía moverse. Empezó a turbarse.
Notó la helada brisa en su rostro, fría, cortante. Intento incorporarse un poco pero su mano se posó sobre un vidrio roto y se corto, haciéndola soltar un quejido sordo. Se asustó.
Apenas distinguía la figura de su madre un metro delante de ella. Estaba quieta, inerte.
La llamó, pero ella no contestó. La llamó más fuerte, casi gritando, pero nada. Silencio. El miedo comenzaba a invadirla.
Trató de recordar lo sucedido, de ordenar su pequeña mente de 6 años. No entendía nada, comenzó a llorar. Ahora el miedo estaba ya instalado en su ser.
Recordaba que viajaba en el coche con su madre a través del bosque, recordó que estaba muy cansada y que el sueño la vencía. Recordó que su madre canturreaba, cada vez mas bajo, su nana favorita. Se durmió.
Soltó el cinturón que le sujetaba a la silleta del coche y se acercó a su madre. Podría parecer dormida de no ser por un hilo de sangre que atravesaba su rostro desde la frente hasta la barbilla. No se movía. ¿Estaría muerta? La tocó nada. Volvió a hacerlo, esta vez con más fuerza. Con la mano empujo su cabeza, que casi se desprendió del cuello dejando a la vista un profundo corte que hizo que Nuria chillara despavorida. Un grito que traspaso la noche como un relámpago.
Volvió a su silla aterrada, sollozando. Temblaba descontroladamente, los mocos caía de su nariz hacia su boca y su rostro estaba enrojecido por el esfuerzo del lloro.
El aullido de un lejano lobo la devolvió a la cruda realidad. ¡¡¡Estaba sola!!! De pronto, todo lo que parecía silencio en el bosque, le pareció que se convertía en ruido, sospechosos ruidos. En su imaginación, imagino mil males. Mil muertes.
Trató de bajar del coche, pero cuando abrió la puerta esta cayó al suelo haciendo un terrible ruido. Demasiado ruido. Nuria miró fuera y se dio cuenta que el coche estaba suspendido en el aire, sujeto solo por las ramas entrelazadas de dos enormes árboles. A unos 3 metros de altura. Asustada volvió a su silla, lloró angustiada hasta que vomitó.
Vencida de miedo y sueño casi se durmió, entro en un duermevela quejicoso, en el que no paraba de musitar palabras irreconocibles. Inquieta, no paraba de retorcerse en el asiento: Estaba teniendo una pesadilla.
La despertó brutalmente el tremendo golpe que dio el coche contra el suelo al desprenderse de las ramas. Se hizo mucho daño, un cristal le cortó en la pierna.
Salió del coche despacio, le pareció que todo el bosque retumbo cuando puso su pie el suelo sobre unas crujientes ramitas. Tenía miedo. Anduvo despacio buscando alguna luz. La carretera no debía de estar lejos, pero no vio nada.
Se mareó, se tambaleo, todo parecía dar vueltas. Empezó a ver sombras, terribles espectros detrás de los árboles. Moviéndose a su alrededor, buscando la oportunidad de abalanzarse sobre ella. Grito despavorida mientras comenzaba a correr.
Corrió, tropezó, cayó. Volvió a levantarse y siguió corriendo, magullada, desquiciada, fuera de si, gritando sin sentido. Las veía, las sombras avanzaban hacia allí. Implacables, rápidas. Siguió corriendo mirando hacia atrás hasta que un gran árbol caído interrumpió su camino. Se dio la vuelta, ya estaban casi encima de ella. Pudo ver sus ojos anaranjados en el último instante, sus colmillos goteantes de saliva Eran lobos, se desmayó.
Cuando se despertó estaba en una cama, su cama. Había amanecido y ya se oía a su madre trajinando por la cocina con el desayuno.
-¡¡¡¡Dios!!! A partir de ahora no volveré a cenar la pizza con tanto pepperonni. Que luego tengo unos sueños - Se dijo a si misma.