Relatos de Terror: El nivel verde

Aprovechando la proximidad de Halloween, algunos autores de TR hemos decidido escribir una serie de relatos de terror. "El nivel verde" por ORNELLA.

Son casi las ocho de la noche. Debo apurarme o me cerrarán todas las tiendas del centro comercial. ¡Maldición! ¿Cómo he olvidado que hoy es nuestro aniversario de bodas? Menos mal que Lucy me lo recordó. Sí, qué atenta y servicial es ella, tan buena secretaria. Sí, lo mejor que hice fue haberla contratado... Pero, ¡Qué estúpido soy! Cómo no lo recordé, si Ana ha estado las dos últimas semanas dejándome recordatorios "sutiles" por toda la casa; un papelito en la puerta de la nevera, una revista sobre la cama abierta "al descuido" en la página donde aparece un lindo collar, un suspiro imperceptible (para ella, porque para mí, se oye muy bien) cuando en el televisor pasan la propaganda de ese perfume de Carolina Herrera que tanto le gusta... ¡Estúpido, estúpido, estúpido! Es que no tienes otro nombre. Por eso ahora te toca correr hasta el centro comercial, rogándole a Dios que no hayan cerrado todavía todas las tiendas y comprar lo primero que consigas. ¡Ay! Coño, ahí está llamando por enésima vez... " Aló, sí mi amor. No, cariño, estoy en la oficina. Sí, un trabajo horrible. Sí, espérame que no llego tarde. Por supuesto que no, mi cielo. Sí, en una hora más o menos estoy en la casa. Sí, yo también te quiero, adiós" ... ¡Buf! Claro, ella no es tonta, debe saber perfectamente que se me olvidó el aniversario pero ni loca se le ocurre armarme una bronca hoy, porque ahí sí es verdad que de regalo ¡nada! Ya llegué, por fin. Pero lo que faltaba, en este estacionamiento nunca hay donde estacionarse. ¿Pero es que la gente no tiene más nada qué hacer? ¿No tienen familia, amigos, novios, amantes que estar atendiendo en vez de pasear en un centro comercial? Dale, una, dos, tres vueltas y nada. Bajo un nivel. Nada. El segundo nivel. Nada. Tercer nivel. Nada. ¿Pero será posible? Uhmm, esta rampa nunca la había visto. Bajaré, no me queda alternativa, este nivel está lleno también. ¡Bingo! Aquí sí que hay puestos libres. Bien, me estacionaré en ese, cerquita de las escaleras mecánicas no vaya a ser que me pierda luego como un imbécil y pase la noche buscando el carro. Sería lo que me falta para terminar el día, perdido en un estacionamiento buscando el carro, y eso Ana no me lo va a creer. Listo, cierro el carro... y... ¿En qué nivel estoy? Ajá, nivel verde, recuérdalo, nivel verde. Y ahora Luis, a correr hacia alguna tienda de perfumes.

Como se nota que este nivel casi no lo usan, las escaleras ni funcionan. Piensa que es un buen ejercicio. Pero, vaya, que hasta sucias están. Tan caro que venden estas tiendas, deberían de hacerle un mantenimiento a todo el centro comercial. Es un abuso esto; claro, pero si nadie se queja. En fin, que hoy no tengo tiempo para estar discutiendo por escaleras que no funcionan, será otro día.

Bien ya estoy aquí… ahora… a ver, perfumes… perfumes… uuff! Me estoy poniendo viejo, estas carreras ya me cansan demasiado. ¡Sí! ¡Eso es! Allá hay una perfumería.

Buenas noches, señor ¿puedo ayudarlo?

Sí, quiero el perfume de Carolina Herrera. Ése que tiene bolas negras en el estuche.

Por supuesto, señor. ¿Desea probarlo?

¿Qué? No, no. ¡Que es para mi mujer no para mí!

Perfecto. Se lo envuelvo para regalo supongo.

Sí, sí, niña. Pero hazlo rápido, por favor

Por supuesto, señor. Pero si quiere puede ir cancelando en la caja, mientras se lo envuelvo.

Claro, claro.

Tan tarde que es y esta loca pretende envolver el perfume como si de un Picasso se tratase. Dios mío! Por eso es que nunca salgo. El año próximo le diré a Luisito que compre el regalo por mí.

¿Eh? A sí, mi tarjeta de crédito. Tome. – ¿Será que ya está listo? Son las 8:45. Ana debe estar por llamar… nuevamente. – Sí, perfecto, está perfecto. Gracias. Buenas noches.

Esto es mucho para tus cuarenta y cinco Luis. Estas carreras de último minuto pueden terminar en infarto. ¡Ay! Y ahora ¿dónde están las escaleras? ¿Éstas? No, no son. Encima de viejo, desmemoriado… lo que me faltaba. Por lo menos ya casi ni gente queda… ¡Claro! Que gente va a quedar si ya deben estar cerrando todo. ¡Ahí! Sí, ésas sí son. A ver, eran… cuatro niveles, sí, eso, cuatro niveles fue lo que bajé. ¿Dónde se pagará el ticket? Bueno, no importa. ¡Aaahh! Ya, cuatro niveles. Perfecto, ahí está el carro, jaja, soy un genio. Ni Schumaker, lo habría hecho más rápido, ni una hora me he demorado. Ahora, rumbo a casa

Pero… si baje cuatro niveles… lo lógico es que suba cuatro niveles, ¿no?, digo, ésas son las matemáticas: bajas cuatro, luego subes cuatro. Así de sencillo. ¿Entonces? ¿Dónde diablos está la salida? He subido como seis niveles y… ¡éste es verde también! Pero… ¡No puede ser! Yo me estacioné en el nivel de color verde y el de arriba era… era… azul, si mal no recuerdo. Entonces, ¿Por qué éste es verde también? Vamos, Luis, cálmate y piensa seguro que te has perdido y crees que has subido… ¡Ajá! Ahora sí, subo por esta rampa y el color es… ¡verde! ¡No puede ser! ¿Será que el estrés me volvió daltónico? ¡Bah! Que daltónico ni que nada. Ok, para el carro… respira profundo, inhala, exhala, estira los brazos… aaaahhhh… Bien, ahora vamos otra vez. Doy una vuelta por aquí… cruzo por esta esquina… y… aquí está la rampa… subo, despacio… y… ¡nivel verde!

¿Pero será posible? ¿Dónde estoy metido? ¿Todos los niveles son verdes? ¡No! Estoy seguro que vi todos los colores… bueno, sí, tres… ¡pero son suficientes! ¡Tres niveles, tres colores distintos! ¿Será que no voy a poder salir de este maldito estacionamiento? No, si es que tengo que salir, si no llego a casa hoy Ana celebra mañana mi funeral.

Bien Luis, estaciona el carro y bájate. Creo que será mejor subir al centro comercial y salir por la puerta principal e irme en taxi hasta la casa, ya vendré mañana a buscar el carro. Allí están las escaleras. Tampoco funcionan. ¡Bah! Sube y rápido

¡Ay! ¡Coño! Pero qué diablos… Estás malditas escaleras será que tienen sensores, ¿cómo han comenzado a moverse cuando estaba subiendo? Casi me matan… del golpe y del susto. Bueno, haré como cuando era niño, ¡já! Si que me gustaba subir por las escaleras que bajaban. Allá voy, y… ¡no puedo! Ok, ok, bajo… ¡Se pararon! A ver, vamos otra vez para arriba… ¡Se mueven! ¿Pero no me van a dejar subir?... No, creo que no. Bueno, ascensores… ¿dónde hay ascensores? Corre Luis, que ya son… ¡Por Dios, pero si es casi media noche! ¡No puede ser! No puedo haber estado aquí tres horas. ¿Qué es esto? No… no… no puede… Dios mío… ¿Dónde estoy?... Esto es un maldito estacionamiento de uno de los centros comerciales más visitados de la ciudad… ¿Entonces?... Sí, sí, sólo es eso… un estacionamiento… Ana, ¿estarás esperándome? ¡El perfume! Lo debo haber dejado en el carro. Bueno, de todas formas tengo que salir de aquí en carro. Y… ¡Ahora en dónde estará el carro! ¡Pero si yo me estacioné aquí! ¡No está!

Sueño… sí, debo haberme quedado dormido mientras manejaba y tuve un accidente… sí, eso es, claro. Por eso estoy aquí. Todo esto es producto de un coma intenso en el que estoy inmerso… Pero… ¡auch! No, que coma ni que nada, el pellizco duele. ¡Quiero salir de aquí! ¡QUIERO SALIR DE AQUÍ!

La rampa. Sí. Caminando debo salir… sí… aahhh… esta subida cansa… aaahhh… por fin, otro nivel… ¡verde! ¡NO! ¿Por qué? ¿Por qué estoy encerrado en esto ? ¿Qué es? Dios mío, ¿qué es ?

¡Eh! Allá… ¿alguien? ¿será? ¡Sí! ¡Ah! Corre Luis, alcánzalo

¡Eh! ¡Señor! Por favor, ¡espere! - ¿Será verdad? ¿Parece…? – Oh, señor, gracias a Dios que lo encontré. No puedo salir de aquí. Dígame, por lo que más quiera, ¿dónde está la salida?

¿Salida?

Sí, sí, la salida. Es que tengo más de tres horas dando vueltas por todo el estacionamiento y todos los niveles son verdes y las escaleras mecánicas no me dejan subir y como si fuera poco perdí el carro y mi esposa debe estar preocupada esperándome y no puedo seguir aquí y… Por favor, ayúdeme, tengo que salir… ¡Tengo que salir!

Pero es que no puede salir. ¿No entiende? Nadie sale

¿Cómo? ¡Usted está loco!

Jajaja, no. Nadie sale del nivel verde