Relatos de Pepín: Las holandesas.

La calentura de Pepín siempre le mete en líos.

A petición de una lectora de mis relatos, Carmen, que le explique lo sucedido a un amigo mío, Pepín, me he decidido escribir este relato.

Somos cuadrilla de 8 amigos, que nos conocemos desde pequeños, con el tiempo no fuimos separando, pero en contadas ocasiones nos seguimos juntando, y pasamos unos días juntos, aunque rara vez nos juntamos los ocho.

Hace ya unos cuantos años, bastantes años, teníamos 19 años, nos juntamos 5 de los 8 amigos, era verano y nos fuimos de vacaciones a una población de la costa mediterránea, en aquella época íbamos cortos de dinero, para gastar lo mínimo íbamos de camping, solíamos llevar dos tiendas de campaña aunque una era una simple tela atada a los arboles, la cuestión era ligar con extranjeras que nos facilitaran vivir en sus apartamentos (a ser posible en sus camas), aquel primer día Pepín y Yo no conseguimos ligar nada, los otros tres habían conseguido como decía Pepín, tres coñitos.

Nos volvimos al camping, cerca de las tiendas había un matrimonio holandés con un chico, que tenían una caravana, nos invitaron a tomar algo y jugar a las cartas, aun siendo holandeses se defendían bastante bien en castellano, el padre se llamaba Art, la madre Gerti y el hijo Sebastian (Bas).

Art tendría entre 55 y 60 años, era delgado, muy delgado, Gerti debía tener entre 50 y 55 años, era una matrona, cercana a los 100 kilos, el hijo tendría 12 años. Cuando nos fuimos a dormir comentábamos la pareja tan dispar que eran, en la cama ella tenia que chafarlo.

Por la mañana fue Bas el que vino a despertarnos, si queríamos desayunar, nos miramos Pepín y yo y aceptamos, la sorpresa fue ver a dos muchachas mas, resultaron ser las hijas del matrimonio, Aaltje de 19 -20 años y Greetje de 22 años, eran dos pibones, la más pequeña era rubia casi albina, la otra también rubia pero algo más oscura, con cuerpos que quitaban el hipo, tal vez por poner un pero, no eran muy guapas, más bien normales.

Desayunamos juntos y nos fuimos a la playa, las dos chicas y nosotros. En bikini estaban para comérselas, Aaltje era más abierta y desde el principio se acerco a Pepín, y este no le importo es mas conociéndolo se que estaba deseándolo. Fuimos a comer al camping con los padres, durante la comida nos enteramos que Greetje tenía novio, y que las dos chicas tenían alquilado un piso en el pueblo. Al terminar decidimos ir a dormir la siesta, las chicas nos invitaron a ir a su apartamento.

Nada más llegar Pepín se metió en la habitación con Aaltje, en el salón nos quedamos Geetje y yo, me contaba que se llevaba muy bien con su novio, y que en un año se irían a vivir juntos, cuando desde la habitación se escucho un grito, Geetje se sobresalto y se dirigió a la habitación, aunque yo suponía lo que había pasado, Pepín era rubio y medía 1,90 metros, por eso solía ligar el primero, pero le apodábamos El Caballo , su polla era descomunal cuando se empalmaba media cerca de algo más de 25 centímetros de largo y un grosor aproximado de 5 centímetros de diámetro, un pollón.

Abrimos la puerta y Aaltje tenía la polla de Pepín entre las dos manos intentando metérsela en la boca, Greetje se quedo embobada, tuve que tirar de ella para que saliera de allí. Una vez fuera.

-          “Has visto eso” dijo Greetje

-          “No hace falta que la vea, lo sé”

-          “Y eso como…”

-          “Tu hermana te lo contara”

-          “Tú la tienes como el”

-          “La mía es más pequeña, pero no está mal”

Quiso comprobarlo, me bajo el bañador, me miro la polla que la tenia tiesa, me la cogió la acaricio.

-          “No es tan grande, pero promete”

-          “Sigue así veras si promete”

Me la chupo durante unos minutos, se fue al sofá, se desnudo.

-          “Veamos de lo que es capaz”

Tenía unos pechos bonitos, algo más grandes que los que le había visto a su hermana, y a ellos me dedique a mordisquear y chupar, mientras con los dedos acariciaba su rajita, los gritos de Aaltje, hacia que Greetje y yo nos excitara mas y no llegue a penetrarla cuando llego al primer orgasmo, hice que pusiera sus piernas en mis hombros y lentamente se la metí, los jadeos de Greetje se mezclaban con gemidos en cada embestida mía, alcanzo otro orgasmo, me senté en el sofá y fue ella la que sentó encima y cabalgo, cuando estaba llegando nuevamente al orgasmo ella, me corrí, en la puerta estaba Pepín con su badajo caído, y Aaltje sonriendo al vernos.

Yo estuve durante 9 días, en los que Greetje me dejo claro que aquello era simplemente sexo, pues ella quería a su novio. Pepín se quedo un día más, supongo que ese día de más sirvió para que Greetje comprobara la polla de Pepín.

Parece ser que al padre Art, le gusto desde un principio Pepín, por lo que le pareció bien que se cartease con su hija.

Desde aquí lo que sucedió lo sé por boca del propio Pepín.

Durante meses se estuvieron carteando Pepín y Aaltje, al final Pepín decidió ir a Holanda, a Leiden la ciudad donde vivían Aaltje y su familia.

Pepín, la idea era quedarse unos días, mantener su propia filosofía, tener un lugar donde comer, dormir y meter la polla. Pero encontró trabajo a los pocos días, de camarero, y se quedo allí.

Todo fue bien durante bastante tiempo, un día Pepín volvió del trabajo, allí dos jovencitas holandesas le habían puesto a cien, aunque a Pepín para ponerlo a cien no hacía falta mucho. Como estaba solo en el piso, se sentó en el sofá se saco la minga y comenzó a pelársela, tan concentrado estaba que no se dio cuenta que entro Gertie, la madre, esta cuando vio el aparato de Pepín, se tiro encima se lo quería comer, como Pepín estaba muy caliente no le importo, se desnudo la mujer y se sentó encima, le impresiono debido al tamaño de su polla rara vez conseguía meterla por completo, pero aquella mujer de casi 100 kilos le entro entera, las tetas eran grandes según contaba había veces que parecía se iba a ahogar, los movimientos rítmicos le excitaban mas. Además le aguanto todas las embestidas, alcanzando orgasmo tras orgasmo, estuvieron follando hasta quedar exhaustos.

Después de aquello pensó que se tendría que ir, pero la Gertie no dijo nada, es mas a partir de aquel día Pepín tenía que dividirse entre Aaltje y la madre Gertie, y puede que también con Greetje.

Pasaron los meses, según cuenta Pepín le gustaba hacerlo con la madre sobre todo en lo referente al sexo bucal, siempre ha dicho que no ha habido mujer que la mamara mejor que Gertie.

Un día, el cumpleaños de Gertie, 55 años, volvió Pepín del trabajo al medio día, y Gertie estaba en la cocina, como no había nadie más, ni se esperaba que volvieran hasta mucho mas tarde, Pepín se puso detrás de ella, le puso el paquete abultado en su trasero, agarrándole los pechos, ella no lo rechazo, incluso parecía que lo estaba esperando, le bajo las bragas, el se saco la polla, hizo que se abriera de piernas, acaricio su coño, que ya estaba húmedo y se la metió, estaba siendo un polvo bestial, lo compara como el de un caballo, tan bestial que ninguno de los dos se dio cuenta que la familia (Art, Bas, Aaltje y Greetje) había entrado en la casa, le iban a dar una sorpresa a Gertie por su cumpleaños, al sentir los gritos de Gertie corrieron a la cocina, se pararon en la puerta viendo lo que pasaba, se quedaron embobados sin poder reaccionar, Pepín los vio pero en ese momento era un caballo desbocado, y no podía parar, así que siguió hasta que se corrió.

Dos días después estaba de vuelta en España.