Relatos de Pepín: El inicio
José Inocencio García, Pepín para los amigos, siempre ha sido un imán para los conflictos por culpa de las faldas. Este relato nos cuenta como y cuando comenzaron.
Pepín desde que alcanzo la adolescencia sabia que era diferente a sus amigos y compañeros, no solo por ser mas alto, con casi 1,90 de estatura, ni por ser rubio, muy rubio; había algo mas, y tenia que ver con su apodo El caballo , era por su polla, cuando se excitaba el tamaño superaba a los 25 centímetros de largo y los 5 centímetros de grosor, era con diferencia el que la tenia más grande de todos sus amigos. Además tenia una facilidad asombrosa para excitarse, se fijaba en una mujer, su imaginación hacia el resto, su polla comenzara a endurecerse. Era abrir una revista en la que una mujer apareciera semi-desnuda tenia que correr al lavabo, y que decir de una película.
Una tarde al volver del instituto, cuando más revueltas tenia las hormonas, en el ascensor del piso coincidieron la vecina del quinto Asunción (Asun); Juan, el hermano mayor de Pepín; Sebas, un compañero de clase de Juan y el propio Pepín.
- Buenas tardes – saludo Asun, dirigiéndose a los tres chicos.
- Buenas tardes – contestaron los tres, Pepín, Juan y Sebas.
- ¡Pepín! ¿Pasaras después por casa? Os he comprado algo de fruta para la cena – pregunto Asun.
Asun a parte de ser la vecina del quinto, desde que se murió la madre de Pepín y Juan, se había portado como una madre para ellos. Asun era una mujer de 34 años, casada y sin hijos.
- Claro Asun – respondió Pepín.
Pepín, Juan y Sebas se quedaron en el tercero mientras que Asun siguió hasta el quinto piso. Ya en el piso los tres chicos se pusieron a mirar la televisión.
- Esa señora, Asun ¿no? – dijo Sebas.
- Si Asunción, es una vecina del quinto – replico Juan.
- Tiene un polvo – dijo Sebas.
- ¡Uno! Tiene unos cuantos, su marido esta siempre fuera es comercial o algo así – dijo Juan.
- Seria cuestión de proponérselo – dijo Sebas
Pepín dejo hablando a los dos, subió a recoger la fruta de Asun, pero lo que había escuchado de ella lo dejo pensativo. Llamo a la puerta de Asun, como tardaba volvió a llamar, esta abrió la puerta estaba en bata en bata.
- ¡Eres tu, Pepín! Me iba a duchar.
Pepín se imagino que Asun debajo de aquella bata estaría desnuda, sintió que algo pasaba en su cuerpo, su polla comenzaba a crecer. Asun había pasado de ser una mujer de treinta y muchos, sexualmente insignificante para Pepín, a ser una mujer de treinta y pocos años deseable.
- Pasa, no quieres tomar algo, ¿Te preparo un batido de cacao?
Pepín asintió con la cabeza, cada palabra de ella, cada gesto lo excitaba más. Asun atenta siempre al muchacho le preparo un batido y le puso un par de pastas.
- Mientras te tomas el batido, yo me voy a duchar, ya sabes si llaman no abras sin saber quien es.
Asun seguía tratando a Pepín como un niño, esto disgustaba a Pepín, que sabedor de lo que tenia entre las piernas.
Asun marcho por el pasillo directa al baño, Pepín la siguió con la mirada, vio como se alejaba contorneando las caderas. Su polla estaba como nunca. Escucho correr el agua de la ducha, se levanto y se acerco al baño, logro entreabrir la puerta y mirar dentro. Entre la traslucidez de la mampara de la ducha y el vaho del agua caliente, solo veía la silueta de Asun, pero para Pepín eso le bastaba.
Salió nuevamente al comedor y recogió la fruta.
- Asun, Asun ya he terminado, me voy.
Desde el interior le contesto Asun.
- Vale, adiós cariño.
Para Pepín aquel cariño, que lo había escuchado innumerable de veces en boca de Asun le sonó diferente. Aquella noche durmió poco y mal pensando en Asun, recordándola en la ducha. Desde ese día cada vez que la veía se excitaba.
Pasaron varias semanas, un sábado por la mañana había ido a jugar al fútbol con los amigos, pero por un problema técnico no habían podido jugar, volvió antes a casa.
Sobre la mesa vio una nota de su padre: “Hoy comerás en casa de Asun, he tenido que salir de viaje y tu hermano comerá en casa de un amigo y se quedara a dormir allí, yo volveré mañana, ya sabes si necesitas algo pídeselo a Asun”. No era la primera vez que sucedía algo parecido, el padre de Pepín confiaba mucho en Asun.
Pepín dejo la bolsa de deporte en su habitación, cuando escucho cierto ruido en la habitación de su hermano. Miro sigilosamente por la ranura de la puerta entreabierta de su hermano. Escucho la voz de su hermano.
- Vamos no seas tímida, estamos solos, mi padre se ha ido de viaje y mi hermano esta en el fútbol.
- Así que vamos a estar los dos solos.
Pepín reconoció la voz de Carmen la casi novia de su hermano.
- Si, te prometo que seré muy bueno.
Pepín vio como su hermano se abrazaba a Carmen, le besaba en los labios y le acariciaba todo el cuerpo, se tumbaron en la cama, y se fueron desnudando, Juan le chupaba los pezones, la excitación de Pepín fue mayúscula, se acaricio la polla por encima de del pantalón, siguió espiando a su hermano, que unos minutos después terminaba de desnudar a Carmen y se desnudaba el mismo, Carmen le acariciaba la polla, Juan que estaba lanzado quiso meterse entre las piernas de Carmen, pero esta empujo a Juan.
- No seas bruto, ponte la goma.
- Aquí no tengo, te prometo que...
- Nada de prometer, espera en mi bolso llevo unos cuantos.
Pepín tuvo que recular casi corriendo hacia el comedor, aunque sin parar, se escondió en la cocina. Vio a Carmen desnuda rebuscando en su bolso saco varios preservativos, cogió uno y dejo el resto en el bolso.
Cuando se marcho Carmen, Pepín hurgó en el bolso y saco un preservativo, era la primera vez que tenia uno en la mano, instintivamente se lo metió en el bolsillo. Lentamente sin hacer ruido se marcho, era temprano para ir a casa de Asun, pero pensó que seguro que tendría que salir a comprar y le podría echar una mano. Pensando en lo que había visto, con la polla tiesa aun, llamo a la puerta de Asun, esta le abrió, para su desgracia, Asun iba en bata, nuevamente le vino a la cabeza el día de la ducha.
- ¡Pepín! ¿Qué haces aquí? no deberías estar en el fútbol.
- Si pero se ha suspendido el partido.
- ¡Ah! Vale, supongo que has estado en casa, tu padre me dijo que te dejaría una nota.
- Si la he visto, por eso estoy aquí, por si hay que ir a comprar algo.
- Que galante, no te preocupes dentro un rato me visto y vamos a comprar, ¿Quieres tomar algo?
- Bueno.
- ¿Batido fresquito?
Pepín pensó lo mejor para bajar lo que tenia entre la pierna era tomar algo fresco.
- Si.
Pepín se sentó en el sofá, frente a la televisión que daban un programa de cocina, mientras Asun fue a la nevera y preparo el batido. Al volver de la cocina, Asun tropezó y casi se cae, logro conservar el equilibrio, pero el batido cayó sobre Pepín.
- Lo siento, un día me matare con estas zapatillas.
Cogió el trapo y comenzó a limpiar el batido caído sobre los pantalones de Pepín, sin dar importancia, paso un par de veces el trapo sobre el paquete de Pepín, que estaba muy abultado, Pepín se contuvo como pudo, la primera vez Asun se sorprendió de lo que bahía tocado, por eso paso la mano por segunda vez pero en esta ocasión con mas cuidado, la sorpresa se había convertido en curiosidad, intento disimular. Pero no se podía quedar con la duda.
- Será mejor que te quites los pantalones, para lavarlos.
Pero Asun no espero a que se quitara los pantalones, le quito las zapatillas de deporte, le desabrocho el botón y bajo la cremallera, y tiro de los pantalones. Pepín quedo en bóxer, un bóxer que difícilmente tapaba lo que tenia debajo.
- Dios ¿Que es lo que tienes ahí?
Pregunta a la que Pepín no le dio tiempo a contestar, porque Asun no dejo, tiro del bóxer dejando la polla al aire.
- Dios mío, es increíble.
Asun solo había visto aquel pedazo de rabo en las películas porno que alguna vez utilizaba para excitarse, ahora lo tenia delante, y nunca mejor dicho al alcance de sus manos. La acaricio, una mano sola no la abarcaba, así que la cogió con las dos manos, dejando libre la punta de la polla.
- ¿Te duele?
Pepín se había dejado caer hacia tras, recostado su cabeza en la parte superior del sofá, simplemente negó con la cabeza. Asun mientras seguía acariciando la polla, y se atrevió a acariciarle los testículos que también eran algo mayor de lo normal. La boca se le estaba resecando, mientras que sentía como su entrepierna se humedecía.
- ¿Te gusta?
Era una pregunta retórica, era evidente que a Pepín le gustaba, sin esperar respuesta Asun entro en acción, acerco su boca al pollón, primero lo beso un par de veces como quien besa algo valioso, con la punta de la lengua toco la polla, para seguídamente dar lametazos a toda la polla desde los testículos a la punta. En el pensamiento de Asun solo había cabida para aquel trozo de carne, intento metérsela en la boca, pero no cabía entera así que se dedico a chupar la punta.
- ¿Has..., ya sabes, ...follado antes? – pregunto algo nerviosa Asun, la duda le asaltaba, aquella polla cabria en su vagina.
Pepín nuevamente negó con la cabeza.
- Pero sabes lo que es follar.
- Si, lo he visto en películas – dijo Pepín asintiendo con la cabeza.
- No se como saldrá esto, es la primera vez que lo hago con un muchacho virgen, y menos con una verga como la tuya. Ven acompáñame.
Pepín la siguió con dificultad, Asun miraba de reojo, y veía como aquel badajo se movía. Sonreía al pensar que parecía una trompa de elefante. Llegaron a la habitación.
- Desnúdate y túmbate en la cama.
Pepín obedeció.
Asun miraba a Pepín, en unos minutos había dejado de verlo como un niño, aquella polla la tenia como hipnotizada. Se quito la bata dejándola caer al suelo, quedando en ropa interior. Aunque el cuerpo de Asun no era el de una modelo, Pepín tenia que reconocer que estaba muy bien, mejor cuando se quito el sujetador dejando libres las tetas, la polla de Pepín se parecía una tranca clavada en el suelo, tiesa. Cuando Asun se quito las bragas, Pepín se fijo en el vello púbico de Asun, en las revistas la mayoría de las mujeres lo tenían depilado, unas totalmente otras casi entero, pero Asun no, era una mata de pelo negro.
- Habías visto alguna vez a una mujer desnuda.
Pepín asintió con la cabeza
- Supongo que en revistas y películas.
Nuevamente Pepín asintió con la cabeza.
- Pero así en vivo – dijo Asun pasándose la mano por su cuerpo.
- ¡Nooo!
Asun sonrió, se acaricio los pezones, se metió el dedo en la boca se lo lubrico con saliva y se lo llevo a la entrepierna.
- Sabes que tu polla tiene que entrar en mi vagina – dijo Asun, pensando si realmente podría entrar – por eso tienes que hacer que este muy lubricada ¿Lo comprendes?.
Pepín lo comprendía, era virgen pero no tonto, en clase de biología había dado las partes de los órganos reproductores masculinos y femeninos. Su amigo Manuel le había dicho que el clítoris cuando se acariciaba hacia que las mujeres alcanzasen el cielo.
Asun se acostó junto a Pepín, hizo que sus muslos rozaran la polla de Pepín, le cogió una mano y la puso sobre un pezón.
- Acarícialo, pellízcalo con delicadeza.
Pepín siguió las instrucciones, Asun emitió un gemido, seguido de un grito.
- No tan fuerte, primero con suavidad, la otra mano métela entre mis muslos – Asun le cogió la otra mano y la dirigió a su entrepierna, abrió las piernas para facilitar las caricias – con los dedos explora lo que hay, despacito.
Pepín fue acariciando, sintió una cierta viscosidad, su dedo índice lentamente tocaba y acariciaba los pliegues.
- Esos son los labios vaginales, en medio esta la entrada a la vagina, acarícialos despacio, introduce el dedo... – Asun no pudo seguir, Pepín había introducido el dedo.
Pepín siguió acariciando lentamente la entrepierna de Asun, y esta gemía y disfrutaba.
- ¡Ha llegado el momento de la verdad! – dijo entrecortadamente, jadeando – Tienes que introducir tu polla en mi vagina, lo has de hacer despacio, tu polla es muy grande – Asun pensó si con 16 años tenia esa tranca como la tendría cuando terminara de crecer – y me puedes hacer daño, y lo que queremos es disfrutar. ¿Entendido?
Pepín asintió con la cabeza, se situó entre las piernas de Asun (como había visto en alguna película), Asun, para facilitarle la acción, flexiono las piernas y las abrió, y con los dedos de la manos separo los labios vaginales, para que se viera claramente la entrada a la vagina.
- Primero restriega tu polla alrededor de la entrada, para que se lubrique.
Pepín se cogió la polla con una mano mientras con la otra se apoyaba en la cama. restregó su polla por las inmediaciones de la entrada a la vagina, por los labios vaginales, por el clítoris.
- Ahora, como te he dicho despacito métela – acertó a decir Asun entre gemidos.
Pepín apunto bien y comenzó a meterla, al principio sintió cierto dolor, pero no paro siguió metiéndola, Asun jadeaba, eso le excito mucho mas a Pepín, cuando aun no había metido ni la mitad de su polla, la saco un poco para volver a meterla, de pronto sintió que su cuerpo se tensaba, y unos segundos bastaron para que Pepín alcanzase el orgasmo, y eyaculara.
- ¡Lo siento! – dijo entrecortadamente Pepín, levantándose.
- No importa es normal, es tu primera vez, pero a mi me has dejado a medias.
- Es que lo he hecho dentro.
Asun rió ante la inexperiencia de Pepín.
- ¿Qué te preocupa dejarme embarazada?
Pepín asintió con la cabeza. Asun volvió a sonreír.
- ¡Mi niño! Es difícil que de una sola vez me quedase embarazada; pero además uso anticonceptivos. Acuéstate a mi lado.
Pepín que comenzaba a sentir la flacidez de su polla, se tumbo junto a Asun. Esta se cogió un pecho y se lo ofreció a Pepín.
- Chúpame el pezón, utiliza la lengua, y dame mordisquitos. Vuelve a meter tu mano en mi coño. ¡Hazme gozar!
Pepín obedeció, Asun no se quería quedar con las ganas, quería alcanzar un orgasmo como fuera, volvió a acariciar la polla de Pepín, entre gemidos. Esta tardo un poco, pero volvió a ponerse tiesa
- ¡Ooooh! Vuelve a estar dura – dijo Asun, sorprendida y cada vez mas excitada.
En esta ocasión Asun no tuvo que decir nada, Pepín se volvió a situar entre las piernas de Asun, sin dudar, simplemente puso la polla en la entrada de la vagina y se la metió, en esta ocasión mas profundamente, algo así como dos terceras partes de ella, para sacar un trozo y volver a meterla.
- Así, así, mas rápido que estoy a punto – grito Asun para seguidamente alcanzar el orgasmo.
Pepín nuevamente sintió como su cuerpo se estremecía y alcanzaba un nuevo orgasmo, aunque en esta ocasión la eyaculación fue poca. Se dejo caer junto a Asun.
- ¡Uf! Ha estado bien, pero a esa – señalando la polla de Pepín – hay que sacarle mas provecho, no sabes el potencial que tienes entre las piernas, no te preocupes a mi lado lo descubriremos.
Pepín no comprendía bien lo que quería decir Asun, pero con el tiempo llegaría a comprenderlo.