Relatos de Fernanda

Como me inicie en el sexo con hombres.

RELATOS DE FERNANDA.(1)

Siempre he disfrutado cuando puedo tener en mis manos una verga. Poder chuparla es lo máximo.

Cuando era niño de primaria, le chupaba el pito a mi compañero de banca. Yo tiraba mi lápiz cuando el se sacaba un pito pequeño y yo lo metía en mi boca en plena clase.

A la hora del recreo, nos quedábamos en el salón 3 o 4 compañeros y me ponía boca abajo y los dejaba que me tocaran las nalgas encima del pantalón.

El más caliente y atrevido me pegaba su pito por atrás, y yo hacia como que me molestaba la manera de jugar conmigo.

En la secundaria me castigaban a la hora de salida y me quedaba en el salón para hacer limpieza. Un par de compañeros se ofrecían a ayudarme, pero la condición era que al terminar de limpiar, me hincara y les mamara su verga en la parte de atrás de la puerta.

Yo ponia cara de molesto, pero cuando los veia sacarla del pantalón, cerraba los ojos y lo disfrutaba enormemente.

Ninguno se vino en mi boca, pues el tiempo era reducido, pero si les lamia la cabeza de su liquido preseminal.

Una tarde de clases, en el baño del segundo piso acepté bajarme los pantalones y los calzones y mi compañero me puso su verga entre las nalgas.

No me abrió el culo, pero mi ano sintió su redonda cabeza caliente, mientras yo detenia con ambas manos la puerta del sanitario.

Ninguno de los dos comentó nada y siempre guardamos la frustración de no haber culminado la penetración.

Por esas fechas ya le robaba alguna pantaleta a mi hermana mayor y me atrevia a ponermelas y masturbarme mientras las olia.

Me gustaba el aroma de ella y el mío.

MI atrevimiento aumentaba semana a semana. Incluso ya iba a la escuela con las pantaletas puestas. Por supuesto abajo del uniforme.

La sensación de caminar con la pantaleta metida me ponia caliente, y no eludia los roces de algunos compañeros que notaban como se iban poniendo redondas mis nalgas.

Hasta esa fecha, solo uno de mis amigos me había puesto su verga directo a las nalgas. El sabia de mi disfrute y aceptó guardar el secreto. Claro, el era el único que lo disfrutaba.

RELATOS DE FERNANDA (2)

Les conté como inicie mi gusto por el sexo con hombres. Ahora les cuento mis primeras experiencias en forma.

En la escuela que estudiaba, muy grande por cierto. Había biblioteca en uno de los edificios y tenia cerca un sanitario, el cual no era muy frecuentado.

En cierta ocasión, un compañero y yo , hicimos una apuesta y el dijo… si pierdes me la mamas!!!

Y perdí la apuesta. Con gesto molesto le dije que fueramos al baño. El sorprendido me preguntó si pagaria la apuesta. Le respondí que sí, pero que no dijera nada a nadie.

Nerviosos nos metimos al baño solitario, y cerramos la puerta por dentro. Le pedí que se lavara su verga. Estaba el sobre el lavabo aseandose a dos manos y yo me bajaba mis pantalones y le dejaba mirar mis pantaletas. Mejor dicho mis nalgas y una tanga entre dos hemisferios.

No la tenia grande, pero a mi me lo parecía. Me sentía seguro con la puerta cerrada. Me agache, y la metí en mi boca. Lento, con deleite, mientras acariciaba sus bolas. Le bajaba su prepucio para que asomara más su redonda y blanca cabeza. Estaba súper excitado.

Tremenda sorpesa para ambos cuando el encargado de limpieza abrió la puerta con su llave.

Que carazos hacen aquí! Nos gritó.

No pude reaccionar cuando se acercó y me detuvo fuertemente del hombro.

MI amigo mas hábil salio corriendo al tiempo que subía sus pantalones y guardaba su deliciosa erección.

Me gritó, me insultó, amenazó con llevarme a la dirección general para ser expulsado.

-Por favor hago lo que quieras pero dejame ir. Le rogaba mientras seguía de rodillas. Me soltó. Se dirigio a la puerta y le hecho llave.

-Vamos a ver, enseñame lo que les estabas haciendo a tú compañero. Bajo su cierre, sacó su verga y no dejó que la enjabonara. La metió completa en mi boca y empecé a chuparla. Esa si era una verga de hombre, enorme, dura, llenas de venas, la cabeza en forma de hongo. La tomaba con ambas manos y mi lengua la pasaba por su cabeza hinchada.

Supongo que se como mamar y dar placer , porque en breves minutos el trabajador se vino en mi boca. Su semen escurrió por mis labios, aunque por la sorpresa, me trague un poco.

Te gusta la verga? Me pregunto. Mi respuesta era afirmativa.

Me levanté, pues las rodillas me dolian. Cuando queria subirme el pantalón, con una mano me lo impidio.

Voltéate, dejame ver tus nalgas, me ordenó.

Así lo hice y con los pantalones en las rodillas y la tanga metida, le enseñe mi hermoso trasero.

LO toco, apretó mis nalgas, y bajo un poco la tanga mientras me colocaba cerca del lavabo.

Su verga seguia dura, y la acerco a mi.

-Deja darte un piquete en tus nalgas. Y lo deje.

Esa tarde mi culo se abrió por primera vez y recibió una verga deliciosa. Cuanto placer y cuanto dolor mientras me la metía, yo con una mano lo detenía para no ser partido por la mitad.

Me decía muchas cosas mientras me tomaba por la cintura. Pero lo que más recuerdo, fueron sus palabras antes de sentir un chorro de semen caliente en mis entrañas.

Eres una puta deliciosa!!!

Y saben, me gusto el piropo.